La vida de un yerno en la casa de un militar.VII
Un salto de fé
Martes (Susana)
No sabía nada de Juan desde que le llamó el Lunes por la noche, estaba con Verónica, no le gustaba esa mujer aunque tenía que aguantarla por el bien de todos, era de carácter frágil, aunque su cuerpo la atraía de tal manera que le era imposible estar cerca de ella sin probar su cuerpo, en el fondo era sumisa aunque todavía no lo sabía, el día que Manuel se la presento se dio cuenta que podría hacer con ella lo que quisiera, le vino a la mente el día.
Un año atrás.
Le llamó Manuel un sábado por la mañana.
-Susana ¿Cómo estás?
-¡Manuel! que es de ti. -No se esperaba su llamada hasta la semana próxima, intentaban que sus llamadas tuvieran unos horarios establecidos para no cometer errores.
-Me gustaría verte esta noche, quiero que conozcas a Verónica.
-Ya la conozco.-Dijo riendo.
-No, quiero que la conozcas en profundidad.
-¿Qué quieres decir con "profundidad"?
-Necesito saber si está con nosotros, no puede haber grietas, cuando se ponga en marcha todo tiene que ser como una máquina engrasada, los fallos no están permitidos, sabes lo que nos jugamos "todos".
No conocía mucho a Manuel, pero el hecho que entregara a su mujer sabiendo los riesgos que podría correr le hizo ver la clase de hombre que era, un hijo de puta que en lo único que pensaba era en sus negocios cayera quien cayera.
-Intentare estar a las diez donde la última vez, si no estás me voy y me olvido del tema ¿Esta claro? Y piénsatelo bien, si decido incluirla más vale que no te eches atrás, a ellos no les gusta que me hagan perder el tiempo.
-No te preocupes Susana, lo que tú decidas.
Ese día se escabullo de la oficina, no tenía problemas pues eran las ventajas de ser la amante del jefe, le mando un mensaje diciéndole que tenía unos asuntos privados que atender y estaría fuera unos días, eso acompañado del icono de unos labios era suficiente.
Llego a Barcelona a las ocho de la tarde tenía dos horas por delante para pensar cómo actuar con Verónica, no podía entrarle sin saber cómo reaccionaría, sabía que era de carácter débil, Manuel le contó lo sucedido con su padre y la orgia en la casa de campo, era fácil de manipular pero eso era un arma de doble filo, pues igual que ellos otros la podían usar. Necesitaba acudir con compañía para disimular y que no se sintiera agobiada, alguien que no estuviera implicada, cogió el móvil y empezó a buscar en internet, ya tenía a la chica.
Fue dando una vuelta por las Ramblas sin prisas, había quedado en la estatua de Colón con su cita, todo eran turistas que caminaban en manada sin percatarse que los lobos estaban esperando cualquier descuido para aligerar sus carteras, al llegar a la estatua de Colón vio a su cita, estaba mejor. Era una mujer de unos cuarenta años, pelo rubio y rizado, llevaba un vestido de fiesta con un escote palabra de honor, y unos zapatos de tacón, tendría que comprarle ropa, no podía ir así, se veía que era una puta a un kilometro.
-¿Valentine?
- Si, tú debes ser Susana ¿No?
_Si, te han dicho lo que quiero de ti ¿no? – Le dijo cogiéndola por la cintura, necesitaba saber quién mandaba.
-Sí, estoy a tu disposición.
Se cogieron de la mano como una pareja, y fueron a una tienda de ropa que ella conocía.
Al entrar en el establecimiento se encontró con Rosario, dueña y una buena amiga o quizás una buena amante.
-¡Susana! Cuanto tiempo sin verte.
Rosario, ¿como estas? Necesito que me hagas un favor- le dijo mientras señalaba a Valentine. Ella lo entendió pronto, le había llevado a una puta para que la vistiera.
Que tipo de ropa necesitas.
Elegante pero no hortera ya me entiendes.
OK, Pues préstamela media hora y ya veras, no la vas a conocer, por cierto…
Por supuesto, pero rápido, no tengo mucho tiempo. No la dejo acabar, sabía que su puta iba a empezar a trabajar en menos de diez minutos.
Al salir la entrego vestida para la ocasión, camisa blanca junto a unos tejanos desgastados y unas botas de media caña.
Decidió ir en taxi pues el local quedaba en Tarrasa, apartado de cualquier sitio que los pudieran descubrir.
De camino no se pudo resistir y bajo la mirada atenta del taxista, comenzó a desabrocharle la camisa después levantando el sujetador, aparecieron dos pechos enormes que se decidió a chupar haciendo que la puta soltará gemidos, el taxista estuvo a punto de chocar varias veces por culpa del espectáculo que tenía detrás. Pero a ella le ponían las maduras con buenas tetas, no lo podía evitar, prácticamente le sacó la camisa y el sujetador por completo provocando miradas de los coches vecinos, pero a ella eso no le importaba, quería comérselos y no tenía mucho tiempo, esa puta era para Manuel, así ella se podría dedicar a Verónica. Habían quedado en una discoteca, así era más difícil que alguien pudiera colocar algún tipo de escucha, estaba medio llena, era una discoteca para maduros intentando ligar a alguna separada o viuda.
Vio a Manuel en la barra de pie hablando con una chica de color, ese tío era idiota, no sabía pasar desapercibido, Verónica miraba para todas las partes como preguntándose qué hacía ella allí.
-Hola, Manuel, Verónica.-Dijo deseando que aquella chica se alejara para permitir intimidad entre los cuatro, pero la sorpresa que se llevó fue verla cogida de la cintura por Manuel.
-¿Qué hace esta aquí?- Se había cansado de tanta estupidez.
-Es Calinda, está conmigo.-Dijo apretándola más hacia él.
-Cuando dices que está contigo, ¿dices que te la estás follando o que está al tanto de todo?-Cada vez estaba más enojada, el imbécil no se daba cuenta de la gravedad de la situación, cualquier fallo les podría costar la vida, a ella no le iba a temblar la mano.
-Las dos cosas, Verónica está enterada de todo y no le importa ¿Verdad?-Si las miradas matasen, Manuel estaría muerto por la de Verónica y la mía.
-Vamos al reservado, aclararemos algunas cosas. Y tu puta pide algo de beber para todos. -Le dijo a Calinda, esta miro a Manuel el cual le hizo un gesto con la mano para que hiciera lo que le habían pedido.
Tenían un reservado que usaban para este tipo de reuniones, dos sillones en paralelo y una mesa en medio para dejar las bebidas.
Se sentaron Susana y Verónica en un sillón y Valentina y Manuel en el otro.
Al llegar Calinda con una bandeja llena de bebidas depositándolas en la mesa y cuando se iba a sentar Susana se levanto sujetándola por el brazo.
-Desnúdate enterita.-Le dijo.
-¿A qué viene esto?-Salto Manuel.
-No sé quién es, y no quiero sorpresas, mientras este aquí estará desnuda como una puta, porque eso es lo que es, sino que haces con un hombre casado y encima delante de su mujer. -Con eso ya se había ganado el respeto de Verónica.
Calinda no sabía dónde meterse, estaba claro que aquella mujer tenía el poder sobre Manuel, empezó a desvestirse hasta quedar desnuda por completo.
-Valentine, por favor ¿te podrías llevar esa ropa y dársela al encargado de la barra?-Le dijo sin dejar de mirar a Calinda.
Valentine desapareció con la ropa, mientras Susana comenzó a darle palmetazos en las nalgas a Calinda, sonaban fuerte aunque el sonido de la música se tapaba, al volver Valentine, Susana miro a Calinda.
-Ahora largo de aquí zorra, no te quiero ver más, y te conviene estar calladita, pues como se te escape algo iré a buscarte y más te vale que no te encuentre.-Le dijo soltándole una bofetada que la hizo tambalearse, Calinda buscó ayuda en Manuel, pero este una vez más demostró lo que era, se encogió de hombros y asintió con la cabeza.
Esa noche disfruto de Verónica y también de Valentine, dejando a Manuel de espectador como castigo a su insensatez, ella sabía que Manuel no era más que un peón en una partida de ajedrez, y cuando hubiese cumplido con su tarea sería sacrificado en favor de la dama.
Después de unas copas, se fueron a un hotel ellas tres, Verónica disfruto de ellas, a la mañana siguiente despidió a Valentine con una buena propina y pudo explicarle todo el plan a Verónica, no le costó demasiado entrar en el juego, tenía necesidad de encontrar a alguien que la comprendiera y la ayudara, así que le ofreció un trato, ella le ayudaba a deshacerse de Manuel sacándola del país.
Una tos la saco de sus recuerdos.
Necesitaba más información decidió llamar a Juan para poder sonsacarle, necesitaba saber que estaba pasando.
Hola Susana ¿Cómo estás? -Le notó cierto nerviosismo en la voz
-Eso tú, me tienes abandonada. Dijo quitándole gravedad al tema, últimamente había aprendido a mentir, muchas veces ni se conocía.
-Estoy en Zaragoza. Era la primera mentira y solo había hablado con él dos frases.
- Y qué coño se te a perdido en Zaragoza. Intentó hacerse la asombrada.
-Un futuro cliente, puede ser muy importante, me llamaron esta tarde y no he podido avisarte, tú quédate en Barcelona el tiempo que quieras, nos vemos en Madrid.
-Como quieras, pero no lo entiendo, me podrías haber avisado. ¿Y Verónica, la has devuelto a su marido bien servida?-Intentó sacar información sobre el paradero de Verónica.
-Ahora no puedo hablar, ya te explicaré.- Se notaba que no quería hablar, Juan nunca fue bueno mintiendo, se le notaba enseguida.
-Como quieras, pero te noto un poco raro, ¿Seguro que estás bien?- Intentó estirar un poco más, necesitaba más tiempo, él confiaba en ella, pero necesitaba tenerlo más tiempo al teléfono.
-Sí, no te preocupes, hablamos un beso.- Cortó la llamada de golpe, se le había escapado.
Susana no se quedó tranquila con la conversación de Juan, sin duda era mentira que estaba en Zaragoza, su GPS indicaba que estaba en Segovia, tenía que informar inmediatamente, algo había fallado. Marco un numero en su movil y esperó. Los segundos se le hacían eternos, tenía miedo como reaccionaria, seguramente le echaría a ella la culpa.
-....
-Hola, tenemos un problema.
-.......
-Si, segui el plan, pero no puedo controlarlo todo.
-.......
-No consigo hablar con ella.
-..........
-Esta en Segovia.
-........
-No tengo ni idea de lo que a podido pasar.
-.......
-Saldré mañana, si a las dos, hasta mañana, buenas noches.
Su mano temblaba tanto que le era imposible teclear el teléfono para cortar la llamada. ¿Qué habría pasado con Verónica? Habían quedado en que le tenía que llamar a las dos de la tarde para iniciar el siguiente paso.
No tendrían que haberla puesto en esa posición, Verónica era débil, se le notaba cansada de verse sometida y eso era una bomba de relojería, y sin duda les había explotado. Se dirigió a la habitación y pudo ver como dormían Patricia y Esther sus dos azafatas, habían tenido un día muy largo de sexo, se sorprendió lo putas que le habían salido, pero quien más le sorprendió fue la hija de Esther, apenas dieciocho años y ya era una verdadera puta, no sabía con cual se quedaría, tenía toda la noche para averiguarlo. Esther abrió los ojos mirándola con cierto miedo, le había hecho hacer de todo, su ano le recordaba cómo había sido perforado por aquel inmenso consolador sin darle tiempo a negarse.
Susana se acerco y dándole la mano la invito a seguirla, las dos estaban completamente desnudas, al salir notaron una cierta brisa en sus cuerpos
Susana salió a la terraza, para aclararse las ideas, había sido una semana muy loca, y no sabía cómo iba a acabar todo aquello. Se giró y rodeándola por los hombros se fundieron en un beso.
-Dile a tu hija que mañana os venís las dos conmigo a Madrid ¿Habrá algún problema?
-No ella está de vacaciones, yo puedo pedir unos días libres ¿Pero para qué?-Preguntó Esther.
-Es una sorpresa Putita.-Tenía pensado entregárselas por unos días a ella, seguro que le gustaría el regalo, cogió a Esther por la mano y la llevo a la baranda de la terraza, hacia una noche fantástica, se veían las luces de los barcos, puso una mano sobre la cabeza de Esther, está ya sabía lo que quería decir, se agachó entre las piernas ya abiertas y empezó con su lengua a recorrer los labios vaginales de Susana, esta se apoyó en la baranda arqueando la espalda para que tuviera más ángulo. Le encantaba esa situación, tenía a una madura de cincuenta años comiéndole el coño mientras ella disfrutaba de las vistas, de tanto en tanto le hacía levantar la cara para que la mirara a los ojos, esa sensación no se la podía quitar nadie.
Tenía que aprovechar esa noche de ellas, seguramente ella cuando las conociera pasarían a ser de su propiedad, las marcaría con su sello, ella lo pudo evitar pues para sus planes no podía tener ninguna marca que la identificara, pero ellas eran diferentes, comenzarían con el lavado de cerebro hasta que ellas mismas pidieran ser marcadas, pidiendo ser sus putas, se podían olvidar de su vida, pasarían a los clubs de su propiedad ejerciendo de damas de compañía, Esther seguramente sería ofrecida a algún árabe, pues estos le gustaban maduras, y la hija estaría una temporada con ellos para su uso particular en alguna fiesta con los peces gordos.
No sabía que le pasaba con esa mujer, ella se consideraba una mujer de carácter fuerte, sin miedo a nada, sin embargo con ella era distinto, simplemente su voz hacía que su piel se erizaba, la turbaba haciéndola estremecer, hacia tres años esa mujer le cambio la vida. Ahora le venía a la mente...
Tres años atrás.
El despertador sonó a las 7:30 AM, llevaba dos semanas completas trabajando sin un día de descanso, hoy tenía que hablar con Carlos su supervisor, esto no podía seguir así, no era justo que la tratara de esa manera, sabía lo que le iba a costar, pero ya estaba acostumbrada, ya no le venía de una vez, se duchó y se volvió a poner su segunda piel que era su uniforme, bajo a desayunar al comedor del servicio, a esas horas todo el mundo estaba medio dormido y el comedor parecía un entierro, de vez en cuando se oía una voz más alta que otra.
-Su café y su tostada como cada día y buscando a Belén una niña Magrebí de diecisiete años que estaba en el servicio de limpieza, con la cual se había divertido alguna noche, una sonrisa le vino a la mente el día que la descubrió robando un monedero en la piscina, ella ya la había visto antes, pero espero la ocasión para agarrarla con las manos en la masa, le gustaba esa chica tenía unas tetas de escándalo así como un culo respingón, desde el primer día que la vio quería llevársela a la cama, pero tenía novio y este la venia a buscar después del trabajo cosa que le hacía imposible atacarla, aquel día la vio en acción, estaba pasando la fregona en la zona de piscina cuando disimuladamente hizo desaparecer el monedero de una turista.
La seguí hasta que estuvimos a la altura de los lavabos y agarrándola del brazo la invite a entrar, suerte que no había nadie, ella se quedó mirándome sin saber qué pasaba.
-¿Te gustan las cosas ajenas? Le dijo sujetándola por el cuello.
-No sé a qué se refiere. Decía intentando sacarse la mano del cuello. En ese momento le cayeron dos guantazos que le cruzaron la cara en ambos sentidos.
-Vuelvo a hacerte la pregunta ¿Te gustan las cosas ajenas? Y piénsate la respuesta.
- Solamente ha sido hoy.-Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.
-¿Qué podemos hacer para solucionar esto?-Sabía que era suya, estaba a su merced.
-Por favor, no me delate, haré lo que quiera pero no me delate.
-¿Seguro que lo que quiera? Piénsatelo bien.
-Sí, pero por...-Un dedo en sus labios la hicieron callar.
Susana la agarro por los pelos y la empujo dentro del lavabo cerrando el pestiño. Belén la miraba asustada sin saber qué hacer o qué decir, estaba a su merced, no podía volver a casa sin el dinero que ganaba en el hotel.
Susana empezó a desabrocharle la camisa haciéndole saltar algún botón, se la saco quedando en un sujetador que guardaban dos hermosos pechos, le dio media vuelta y en un segundo desapareció dejando al descubierto dos pezones negros como el tizón y ya algo duros, jugó con ellos mirándole a los ojos, no decían nada simplemente la una se dejaba hacer y la otra la manoseaba a su antojo, de golpe otro guantazo se estrelló contra la cara de Belén.
-Quítate los pantalones y las bragas zorra. No hizo falta más, en un minuto la tenía desnuda por completo delante suyo, su vagina estaba cubierta por una mata de pelo, aunque no le gustaba disfruto de ella así como disfruto de la comida de coño que le obligo a hacerle. A partir de ese día fue propietaria de Belén, la disfrutaba como quería, por supuesto que hizo que se depilara la vagina, incluso saco dinero entregándola a turistas y a algún compañero a cambio de favores, esa noche la había pasado con una pareja de maduros, él era militar y su amante, tenían mucho poder pues al llegar los recibió el gerente del hotel, se había sacado un buen pico por el servicio de Belén.
Al llegar a recepción le pasaron una nota, era del la pareja que estaba con Belén, ponía que fuera a su habitación nada más empezar mi turno, no sabía qué habría pasado, Belén sabía cómo complacer a mis clientes, de todas firmas subiría y saldría de dudas, tenía una suite que daba directamente al mar, solo podían acceder a su planta los clientes vip.
Al llegar a la habitación toco decididamente con los nudillos, unos pasos detrás de la puerta le indicaron que la habían oído, al abrirse la puerta descubrió que el hombre estaba totalmente desnudo, a pesar de tener casi los cincuenta años mantenía un cuerpo bien forjado, apareció todo depilado haciendo que su pene ya de por sí grande aparentara mucho más todavía.
-Hola... ¿Susana? -Dijo repasándola con la mirada.
-Buenos días, ¿Algún problema con el servicio? -Dijo intentándole mirar a los ojos.
-Pasa y cierra la puerta, tenemos que hablar. Dijo dándose la vuelta.
Al entrar en la salida descubrió a la mujer sentada en una silla desnuda, tenía las piernas abiertas y entre ellas estaba Belén intentándola complacer, esta jugaba con su cabello como si de un perro se tratara, habían estado una noche con Belén y seguían con ganas.
-Siéntate. Le dijo indicándole una silla, la voz de la mujer sonó seca y con poder, se le notaba en los ojos el placer que Belén le estaba proporcionando.
Susana iba a hablar cuando la voz del hombre sonó a su espalda.
-Calla, hablaras cuando te digamos. -Pensó que lo mejor era callar, no le gustaba lo que estaba pasando en esa habitación.
La tuvieron diez minutos observando cómo después de correrse la mujer, Belén tuvo que realizarle una relación a él para acabar llena de semen por su cara y pecho, la mandaron a ducharse y que volviera otra vez desnuda.
Susana iba a decirles que ese no era el trato, solo habían pagado por una noche, pero se lo pensó y no puso ninguna objeción, cuanto antes acabara antes podrían salir de esa habitación.
-¿Qué te parece? Le pregunto la mujer.
-Creo que es perfecta. De repente noto que los dos la estaban mirando a ella.
-No se equivoquen, yo no soy ninguna puta. Dijo levantándose de la silla para salir de esa habitación.
-Siéntate y calla. Las manos de él sobre sus hombros hicieron que se volviera a sentar de golpe.
-Dime, ¿sabes con qué está castigado hacer de proxeneta?- Sus palabras sonaban a amenaza más que a una simple pregunta.
-No sé qué quiere decir. - Fue lo único que le vino a la mente, Belén ya había salido de la ducha, ahora estaba sentada sobre las piernas de la mujer como si fuera una niña pequeña. -Pero si es por el dinero, no se preocupe se lo devolveré, tranquilos les doy el dinero y aquí no ha pasado nada.-Intentó que su voz sonará firme.
-Dinero, dinero, mira bonita nos da lo mismo el dinero, empieza a desnudarte quiero verte desnuda. -La orden vino de la mujer que seguía con Belén, le estaba pasando un dedo por en medio de los labios del coño, esta tenía los ojos cerrados.
-Están locos si piensan que me van a chantajear, viejos locos. -Su voz sonó fuerte seguramente si había alguien en el pasillo tuvo que oírla.
El hombre cogió su móvil y empezó a marcar.-
-¿Cómo se llamaba?- Le preguntó a la mujer.
-Sebastián Jerez Armides, creo. Decía mientras tenía dos dedos dentro del coño de Belén.
Susana conoció el nombre, era el presidente de la cadena de hoteles.
-Veamos, primero a Sebastián y después a Pedro Calderón, no te parece cariño.- Volvió a preguntar a la mujer.
-Llama a los dos,
- Por si no lo sabes Pedro Calderón es el comisario en jefe de la policía de Tenerife, ¿con cuál quieres hablar? Piensa que con los dos, digamos que hemos tenido alguna que otra fiesta.-Le dijo enseñándole el teléfono, estaba en manos de esos dos locos.
-Tengo que ir a trabajar o me echaran en falta. Fue lo único que le vino a la mente.
-Tu supervisor e Carlos ¿no?
-Si dijo ella.
-Y el gerente es Marcos ¿Verdad?
-Si, a si es.
-Vale. -Levanto el auricular del teléfono de la mesilla marco y espero.
-Buenos días de la habitación 505, páseme con Marcos Suárez. Si espero.
-Hola Marcos, ¿Qué hay?
-......
-Si todo muy bien gracias, te llamo para decirte que tengo aquí dos empleadas tuyas, Susana de recepción y Belén, creo que está en limpieza.
-........
-Si jajá, te lo digo porque las queremos disfrutar dos días completos, ya sabes que a mi amiga le gustan jovencitas y yo no le hago ascos a nada.
-........
-Jajá, gracias Marcos, dale recuerdos a Begoña. Colgó y mirando a Susana.
-Ves, si lo hubieras Hecho desde un principio nadie se hubiera enterado, ahora todo el mundo sabrá que no eres más que una puta, y ahora ves desnudándote, ya hemos perdido demasiado tiempo.
Pasaron con las dos una semana completa, al final Susana sin darse cuenta se sintió atraída por aquella mujer, el último día le explicaron que tenían un trabajo para ella, estaría bien pagada, vivienda propia en la zona alta de Madrid y apenas trabajo simplemente realizar un par de cosas para ellos
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Martes 23:00 horas el algún punto de Madrid.
-Dime Susana. Algo fallaba, Susana tenía órdenes de no llamar si no sucedía nada fuera del plan.
-Hola, tenemos un problema.
-¿seguiste el plan?
-Sí, seguí el plan, pero no puedo controlarlo todo.
-¿Verónica?
-No consigo hablar con ella.
- Y ¿Juan?
-Está en Segovia.
-¿Qué ha ocurrido?
-No tengo ni idea de lo que ha podido pasar.
-Mañana en tu casa en Madrid a las cinco, no me hagas esperar.-Tenía ganas de estar con su puta favorita, desde que empezó todo el asunto había podido estar con ella, mañana se desquitaría, simplemente con recordar ese cuerpo joven la hacía estremecerse.
-Si como quiera, a las cinco, hasta mañana, buenas noches.
Sentía ira, había dejado que demasiadas personas participarán en el asunto, y eso había traído muchos problemas, tenía que tomar una decisión, no podían dejar a Juan andando solo sin control, primero averiguaría cuanto sabía, y le darían la opción de cooperar o de lo contrario, un cuerpo aparecería en el Manzanares << Un triste accidente>> , mandaría a Eva, era buena sacando información a los hombres, a esas alturas ya no importaba que estuviera marcada, eso le hizo pensar que ya era hora de marcar a Susana, era peligroso que andarán sin la marca, podían querer ser libres, y después del esfuerzo que había hecho eso no era posible.
Miércoles (Verónica)
Eran las doce de la mañana cuando sentía un calor que le subía de su vagina, al abrir los ojos reconoció la cara de Nasha, le sonrió y continuó dándole placer, notaba su lengua entrando por su coño, como si de un dedo se tratará, sin darse cuenta fueron a sus pechos para comenzar asestara sus pezones, un par de dedos estaban dentro de su coño castigándolo, mientras con la otra mano hizo que se girará para poder acceder a su ano, el cual fue lamido antes de introducir tres dedos para empezar a follarselo, al cabo de diez minutos noto como se retiraron de su ano para introducir el dilatador anal, notaba como su ano se abría para dejar paso al intruso, mientras los labios de Nasha volvían a su coño que junto a sus dedos aumentaron la velocidad llevándola a las puertas del orgasmo, de pronto se detuvieron, intento seguir ella misma pero la misma mano que hasta hace un segundo le daba placer le prohibió continuar, fue una orden no hablada, no hizo falta que le dijeran que el orgasmo tenía que esperar, eso querían de ella, sabía que después obtendría su premió, simplemente esperar.
-Hoy vas a ser mi zorra, ¿Verdad que querrás ser mi zorra? Le decía mientras su mano volvía a su coño.-Tatiana me ha ordenado que te ayude a encontrarte, estas perdida y lo sabes. ¿Quieres que te ayude? Confía en mí, juntas descubriremos el verdadero placer.-Los dedos ejercían presión sobre los labios apretándoselos con fuerza, Verónica sentía una mezcla de dolor y placer.
-Dime, te gustaría encontrar el placer conmigo, quieres subir a la ola para planear sobre ella. Solo déjate llevar, siente tu cuerpo, dime ¿que sientes dolor o placer?, está dentro de ti, deja salir a la verdadera Verónica, siente a la puta que llevas dentro, eso eres no te niegues a ti misma el placer de sentirte libre, no hay nada más, simplemente libre.-Las manos de Nasha recorrían su cuerpo, apenas la tocaban pero sentía como una descarga eléctrica recorriera todo su cuerpo. Sentía el éxtasis fluir por cada poro de su piel, -A veces hay que romper con todo nuestro pasado, son pesos que no te dejan avanzar. – Nasha sabia como realizar el trabajo que le había ordenado su ama, Verónica simplemente era para ellos un juguete, un instrumento de placer, necesitaban domarla hasta que ella misma quisiera ser sometida, y bien sabía que no iba a fallarle.
Verónica se encontraba en la cama abierta de piernas dejando que Nasha se apoderara de su cuerpo y mente, no era nadie, y que más le daba, todos los que había conocido simplemente la habían querido para engañarla, ahora tenía la oportunidad de ser ella misma, sin tapujos.
-¿quieres romper con tu yo antiguo? ¿Quieres renacer en tu nueva identidad?- seguía diciendo Nasha.
-Sí, -se escucho decir. -Ayúdame. -Sus palabras parecían ser de otra persona, de aquella que vio en el espejo anoche.
Lo primero que haremos será romper con aquello que te recuerde tu pasado, ven acompáñame.- Le dijo cogiéndola de las manos, Verónica se dejaba llevar, era como una niña pequeña a la cual le fueran a dar un regalo. Se dirigieron a la cala, la hizo sentarse, le vendo los ojos con un pañuelo.- Ahora solo siente, déjame enseñarte.- Se quedo sentada en la arena, escuchando las olas del mar, imaginándoselas mojando la orilla, y retirándose para descubrir nuevas formas en la arena, al rato sintió unas manos fuertes de hombre que recorrían sus pechos, notaba la dureza de sus dedos, sus pezones se pusieron duros recibiendo al invitado, los dedos recorrieron sus labios provocando que se abrieran para permitir que se introdujeran dentro, su lengua jugaba con ellos aspirando su sabor , no se detenían recorriendo toda su boca, cuando tuvo bastante se retiraron dejándola con la boca abierta, mientras sentía unas manos peinando su melena, sintió que algo la golpeaba en su cara, enseguida pudo darse cuenta que era una verga, no movía sus manos pero su boca comenzó a moverse para localizarla y hacerla suya, escucho un ruido como de una maquina y al momento sentía caer mechones de pelo sobre sus hombros, aquella verga se introdujo en su boca sacándole de sus pensamientos, otra vez el sabor a macho la llenaba, mientras más mechones de pelo caían sobre la arena dejando que la brisa se los llevara. Ahora sentía las manos de Nasha directamente sobre su piel cabelluda, un frescor le invadió su cabeza, mientras la verga se hinchaba dentro de ella, podía sentir el líquido preseminal que recogiéndolo con la lengua incrementaba mas sus aromas y sabores, una cuchilla recorría su cabe rasurando todo aquello que la maquina no había podido cortar, un fresco recorría su cabeza, una nueva sensación la invadió, se sintió libre, la verga se le incrusto hasta la garganta dejándola sin aire, para después retirándola para dejarla respirar, las manos de Nashia le rodearon el cuello con un especie de collar, del cual pendían un aro a la altura de la barbilla y tres pequeños cascabeles, sentía que los movimientos que realizaba con su cabeza eran transmitidos por ellos, noto como el macho se contrajo e introduciéndole la verga en su totalidad le descargo el semen prácticamente en las puertas de su estomago. Le aflojo el pañuelo y la luz del sol la cegó por unos segundos, cuando por fin pudo ver, se encontró a Nasha mirándola fijamente, estaban solas, el dueño de la verga había desaparecido.
Nasha le mostró su nuevo estado en un espejo. -Se la veía muy diferente, su cabeza estaba rapada al cero, haciendo que sus ojos verdes destacarán más todavía, se cogió el collar admirándolo.
Ese es tu única posesión, es el que te recuerda lo que eres.
-¿Quién soy? -Dijo Verónica mirándola fijamente.
- Eres una puta, pero esa no es la pregunta. ¿Qué eres para ti? Esa es la pregunta. Dime ¿Eres una puta?-Le decía mientras sus manos le apretaban sus pezones.- Piénsalo bien, todavía no he acabado contigo, necesito saber lo que quieres ser.-La presión sobre sus pezones aumento haciendo aparecer un pequeño gemido en su boca. Realmente hacía tiempo que se sentía una puta, y todos así la trataban, era hora de dar un paso adelante y reconocer lo que siempre supo.
-Soy una puta, enséñame a ser la mejor.-Dijo hinchando sus pulmones.
-De acuerdo- Nasha tomo su telefono y marco, la miraba con una sonrisa de satisfacción esperando a que cogieran su llamada, alguien contesto y en un idioma desconocido dio lo que parecía unas ordenes.- Tengo una sorpresa para ti. Pero quiero que te quede clara una cosa, a partir de ahora tu nombre es "Puta”, olvídate de Verónica, solo atenderás por Puta, salvó que tus amos digan lo contario. ¿Lo has entendido "Puta"?.
- Si. -Una emoción recorrió su cuerpo, no sabia el porque pero se sentía tranquila.
Tomándola de la mano fueron a comer alguna cosa, al cabo de una hora apareció una mujer negra, de unos sesenta años, su piel brillaba bajo su túnica de múltiples colores, se saludaron en su idioma y dirigiéndose a ella le ordenaron desnudarse por completo y tumbarse en la cama. A continuación limpiaron sus pezones con un liquido desinfectante, ella cerro sus ojos dejándose hacer, había dado el paso, estaba decidida a hacer lo que fuera para ser aceptada. Sintió mucho frio sobre sus pezones, al momento un pinchazo atravesándoselos y después nada, una conversación entre ellas y lo mismo pero en su clítoris, apretó sus dedos para intentar calmar el dolor, unos labios la besaban haciéndolo mas fácil, se notaba como pasaban una cadena por sus pechos y su abdomen para acabar en su clítoris.
-Abre los ojos Puta y mírate. -Le ordeno Nasha.
Le habían colocado dos grandes aros en sus pezones y otro en su clítoris unido por una fina cadena de oro.
-Ahora ya tienes la marca de tu ama, acompaña a Sharik y muéstrate complaciente.
-Sharik la cogió de la mano y la sacó de la casa de la casa, ella al ver que iba desnuda se freno haciendo frenar a Sarik, esta estirando de la cadena ls hizo quedar a su altura, en un segundo le cruzo la cara con su mano haciendo sangrar su labio inferior, hay quedo toda su resistencia, la hizo montar en un coche y la condujo por la carretera totalmente desnuda, sentía como si todo el mundo la mirará, al final entraron en un camino particular para llegar a una vieja masía, le hizo bajar del coche y pasando una correa de perro por su collar entraron en la casa haciéndola caminar a estirones, al cruzar la puerta pudo apreciar un gran salón ocupados por dos mujeres grandes y hombre mayor, se la quedaron mirando sin demasiado entusiasmo, la arrastro hacia una esquina de la sala y atandola a una argolla la abandonó como a un animal.