La vida de paula xxiv

Dia a dia 11

La verdad es que me quede dormida enseguida. El calor que producían las ortigas, ayudaba a ello. A esas alturas, ya no podían producir más que escozor.

Como siempre mi despertador me despertó.

"Vamos mula, que no piensas nada más que en dormir" me dijo el patrón cambiando las cuerdas de manos y muñecas por las cadenas.

" Pégate un buen lavado con la manguera. Por fuera y por dentro."

aquello de ducharme con agua fría no me había gustado nunca, pero en aquella ocasión lo necesitaba.

Me eché bien de agua por todo el cuerpo, aunque el frescor del agua contrastaba con el calor y el escozor que me habían provocado las ortigas, pero al final se agradecía.

También me metí la manguera en la vagina y el ano. El agua, al salir arrastró con ella las hojas que aquellas locas me habían metido. También sentí una mezcla entre dolor y gusto.

" Vamos, mula, no tenemos todo el día", me dijo el patrón.

"Toma, ponte esto", me dijo dándome las rodilleras y los protectores de mano que el hombre que me había alquilado le dio.

Me las puse. No sé por qué tuve las sensaciones de que ese día iba a andar bastante a cuatro patas.

“Ponte a cuatro patas, me dijo el patrón.

Odiaba ser adivina.

Fuera me esperaba la patrona, con algo parecido a un cepillo, unos lazos, y un frasco de colonia.

Bueno al menos no era un látigo. Me dijo,

“Ven aquí perra, vamos a ver si somos capaces de ponerte algo presentable”

Y, ¿a quién me tenían que presentar?, pensó yo.

Me desenredó el pelo, y me hizo dos grandes coletas, poniéndome un lazo rosa en cada una. Me dio un poco de maquillaje, un ligero toque de carmín rosa en los labios, me pintó las uñas de manos y pies, también de rosa, me quitó las cadenas de manos y pies, y el collar. Este último era mucho más fino, también rosa, y con su correa rosa.

Se estaba poniendo el tema muy rosa, pensé.

Por último, me puso un plug anal con cola de zorro blanco.

“Hala!. Mírala, tan mona la perrita.” “Ponle tú la marca, y podemos irnos.”

La marca?, irnos? De que iba todo aquello.

Efectivamente el Patrón cogió un hierro del suelo. En él había una marca de MD. Recordaba haberla visto en los cerdos y en los caballos cuando los limpie. Pero a mí no podía marcarme, primero porque no era suya, y segundo porque en el contrato figuraba bien claro que sin marcas permanentes.

Estaba a punto de meter la pata y hablar, cuando note el hierro en mi nalga. No estaba caliente, ni siquiera templado. Me miré y vi que me había marcado con tinta.

“No te preocupes, perra, conozco tu contrato y se lo que puedo y no puedo hacer contigo,” dijo el patrón sin duda al ver mi cara de pánico cunado pensé que me iba a marcar a fuego.

“Bueno pues ya está, ¿los chicos vienen ahora? O más tarde”, le preguntó a la patrona.

“Me han dicho que luego van ellos a la feria, que ahora estará aun con muy poca gente.”, le contestó esta.

¿La feria? No entendía nada.

“Perra súbete en la caja, y ves todo el rato a cuatro patas. Si de camino a la feria nos cruzamos con alguien que nos toca el claxon o nos saluda, tu mírales y sonríeles.” Me dijo la patrona subiendo al todo terreno.

Entre tanto el patrón me sujeto con un arnés a los lados de la caja del todo terreno. Sin duda para que, si daba un frenazo o algo así, no saliera disparada.

Me dijo,

“Una vez allí cuando nos dirijamos a ti, te diremos ordenes como:

JUNTO -  para que permanezcas a nuestro lado, SIENTA, pues eso para que te sientes. ECHATE, para que te tumbes. QUIETA, para que mantengas la posición que tienes. ANDA, para que andes. Anda de forma elegante, no eres un pony no tienes que levantar las patas, simplemente anda suelta sin estar atenazada.

Pues mira que bien. Lo que estaba yo aprendiendo……

No sabía dónde íbamos, pero de estas guisas, como se metieran en la ciudad, iban a tardar poco en detenerlos.

Pero no. Tomamos el camino inverso. Hacia la montaña, y nos adentramos en el monte, un poco más delante de donde habíamos estado con el jueguecito del paintball.

Apenas habíamos recorrido unos metros por el camino forestal, empecé a ver carteles en los árboles, no muy llamativos, pero si muy explicativos.

“III FERIA DEL GANADO HUMANO”  y una flecha indicando el camino.

No nos cruzamos con nadie hasta llegar a la entrada de lo que era el recinto de la feria. En la entrada formada por dos árboles y una cinta de árbol a árbol, dos, especies de gorila, que le pidieron al patrón los papeles de la inscripción.

Nos dejaron entrar, y nos indicaron cual era nuestro set.

Nos dirigimos allí. Cuando llegamos el patrón me desato de la caja, y me hizo bajar de la caja del todo terreno.

Aquello era como unos boxes donde se supone que estarían los amos y los animales. Solo había otros dos boxes ocupados de momento, pero me llamo poderosamente la atención que uno de ellos era un hombre el animal. También decorado para la ocasión. Con un lazo azul grande, que hacía que su glande estuviera siempre al descubierto. En su caso su rabo era negro, supongo que más apropiado para un perro.

La patrona me dio retoques por si me había estropeado algo en el viaje.

“Bien perra, ahora vas a ir con la patrona, que te va a dar una vuelta por el recorrido que será luego la exhibición”, me dijo el patrón.

Pues que bien, pensé yo.

Lo primero que hizo fue ordenarme el JUNTO, para que estuviera junto a ella.

Me dijo que el sienta, y el échate, no los usaría hasta la prueba para que no me estropeara los adornos del cuerpo.

Con el ANDA, me estuvo diciendo.

“Siempre con la cabeza alta, sonriente, mirando al jurado, que se pondrá en aquellas sillas de allí. No corras, a un ritmo que permita apreciarte bien.”

Se agradecían las rodilleras y los protectores de las manos. El suelo era arenoso y pedregoso, y si no se hubiera podido hacer de todo, menos caminar con cierta clase por allí.

A mí, siempre me había hecho gracia eso de ser modelo y desfilar, Y mira allí iba a tener la oportunidad de hacerlo, aunque sin duda de diferente manera a como yo había imaginado.

Cuando volvimos al set o al box, me cubrió el cuerpo con una manta, con cuidado de no quitarme la marca del culo. Según me explico era para que el cuerpo no perdiera calor, que al perder calor también perdía color y brillo.

Pues muy bien

Todo el “Ganado” que ya había llegado estaba como yo, en sus boxes, cubiertos con diferentes objetos, y con la cabeza siempre mirando hacia el centro del recinto.

Poco a poco fueron llegando más, vi otros dos perros humanos en ambos casos llevados por mujeres. Amas supuse. Conté los boxes. Seríamos 20 en total, si se llenaban todos los boxes.

Poco a poco, se fueron llenando. Tanto los boxes, como las vallas de espectadores. Entre ellos visualice al reto de la familia. Que monos, había venido a verme.

También pasó uno repartiendo dorsales. Era de la organización y saludo a los patrones, entregándoles un dorsal, y me hizo una caricia a mí en la cabeza, diciendo,

“Bonita perra”

El dorsal, número 7  era adhesivo y me lo colocó la patrona en uno de los muslos, en el lateral.

Ya estaban todos los boxes llenos. Allí había perras y perros de todas clases. Vi una incluso muy joven. Quizás demasiado joven. Otra muy mayor, seguro que los 50 no los cumplia, y otra que estaba embarazada.

Empezó a sonar música por la megafonía.

Al momento el speaker empezó a hablar

“Muy buenos días a todos y todas. Bienvenidos a la tercera feria de ganado humano, Ante todo Felicitarles y felicitarnos, porque este año hemos superado la asistencia del año pasado. Y además este año por primera vez, contamos también con la presencia de tres perros machos, que sin duda darán vistosidad al evento.

Para los nuevos o los que no lo recuerden, empezaremos con una exhibición de doma y obediencia de los canes. Una vez que hayan desfilado los 20 canes participantes, el jurado elegirá un ganador, que recibirá un galardón acreditativo, y los dueños la nada despreciable recompensa de 3.000 €, para compensar los gastos del cuidado y adiestramiento de las mascotas. Luego pasarán dentro donde podrán ser visitadas por el resto de los visitantes.

A la hora de la comida, sacrificaremos a tres mascotas y las asaremos a la parrilla, para que todos puedan degustarlas.”

Hubo primero un silencio, y luego un murmullo generalizado.

¿Pero qué coño decía? ¿Que nos iban a sacrificar a tres y a asarnos y comernos?

No podía estar hablando en serio.

El speaker continuo.

“Ja, ja, ja, No, que nadie se alarme. Ya sacrificamos ayer a tres cerdos y cuatro terneros para la ocasión. Así es que todos tranquilos. Que empiece la exhibición.”

Joder que cabrón me había acojonado.

Empezó la exhibición. Como yo era la numero 7, tenía la oportunidad de fijarme como lo hacían los primeros, y luego yo intentar mejorarlos.

Fueron pasando. La gente aplaudía mucho sobre todo la elegancia de las perras.

Y me tocó el turno. La patrona salió conmigo.

“JUNTO”, me dijo.

Yo pegada a ella como una lapa.

Andamos hasta mitad del recorrido.

“SENTADA”,

Me senté sobre mis nalgas poniendo mis patas delanteras juntas, apoyando las delanteras en el suelo.

“ECHATE”

Y me tumbe de costado con las patas delantera y traseras juntas entre ellas.

“ANDAMOS”,

Esa orden era nueva, pero evidente. Me levanté y me puse junto a ella. Caminando con la cabeza alta, sonriendo, y con el paso lo más elegante posible.

Al llegar frente al jurado,

“QUIETA”

Me pare, manteniéndome erguida. Llegados a este punto, el paseo había terminado. Recibí una buena ovación. Me senté sobre mis patas traseras, llevé las delanteras a la altura de las tetas, y cerré los puños, imitando la posición de una buena perra. Sacaba mi lengua en señal de jadeo. Eso le gustó mucho a la gente, que aplaudieron con mas ganas.

Pegada a la patrona, volvi a mi box.

“Bien, bien, no has estado mal. A ver qué puntuación logras”, me dijo la patrona acariciándome el lomo.

El resto de la exhibición fue transcurriendo lentamente.  Resultó bastante penoso ver a los perros. No tenían ningún tipo de gracia a la hora de pasear. Tampoco fue agradable ver a la embarazada y a la mayor. Los movimientos eran bastante torpes.

Pero sin duda la que se llevó la mayor ovación, fue la jovencita. Hasta yo la hubiera aplaudido. Era muy delgadita. Poquita cosa, muy poquitas tetas, con lo cual sus pezones erectos daban la impresión de ser realmente las mamas de una perra. Además, al ser tan delgadita, se movía como una lagartija, pero en serio que dudo mucho que aquella chica tuviera los 18 años. Aunque suponía que la organización se encargaría de verificar ese extremo a la hora de aceptar la inscripción.

Cuando terminaron todos por megafonía dijeron que el jurado se retiraba a deliberar.  Cuando hubieron deliberado el que hacía de portavoz de jurado, cogió un micro.

“Bien señores, muchas gracias nuevamente por su asistencia, y a los participantes por traer estas mascotas, tan bien adiestradas.

El jurado ha deliberado mucho sobre las tres mascotas, que debían de ganar los tres primeros puestos, y al final tenemos un resultado.

Para hacerlo más emocionante, voy a empezar a leer la clasificación al revés. Es decir, del último clasificado al quinto.

Empezó a leer números. A medida que iba diciendo los números, la tensión en mi box, iba aumentando. Cuando se paró es decir que ya solo quedaban cinco, el 7 no lo habían dicho. Era todo un honor quedar entre las cinco primeras, pensé. Aquello no lo habíamos ensayado y bueno no estábamos quedando tan mal.

“Bien señores, y ahora los cinco primeros clasificados, también en orden inverso. Primero el quinto hasta llegar al primero”

“En quinta posición, el número 12”

La gente aplaudía.  Dueño y mascota salían a saludar, y recibían un diploma acreditativo.

“En cuarta posición, el 3”

Joder, ya al menos quedaba entre las tres primeras. Mis patronos no paraban de darme palmadas, diciendo bien perra, bien.

“En tercera posición, el 18”

Buff, quedábamos la jovencita y yo.

Evidentemente el primer puesto sería para ella. Pura lógica.

“En segundo lugar,  ….. No hay segundo lugar”

“En primera posición, empatadas a puntos, la numero 7, y la numero 19”

Muchos aplausos y salimos a saludar. Nos pusieron a las dos perras juntas. La verdad es que, como mujer, yo valía el doble que ella, pero bueno había que acatar el veredicto. Cuando nos entregaron los galardones que nos colgaron de los collares, y los talones a los patrones y los dueños de la joven, Nos dijeron que nos pusiéramos las dos perras juntas y solas para hacer unas fotos.

Yo decidí seguir la broma de antes, y empecé a olisquearla cuando ya nos habían hecho las fotos, el morro, la cara, hasta osé bajar a su coño y olisqueárselo. Eso lo había visto hacer a los perros.

Aquello le gustó mucho a la gente, que empezó a decir que nos lo comiéramos. Los organizadores, dijeron que ok, y allí acabamos las dos haciendo un 69 en el centro de la exhibición.

CONTINUARA