La vida de paula 39

Dia a dia 21

NOTA DEL AUTOR:  ¡ FELIZ NAVIDAD A TOD@S ¡ – LECTOR@S Y AUTOR@S

Realmente, no era fácil procesar todo aquello. La vida que yo había visto vivir a mis padres en los últimos 15 años, había sido toda una farsa.

Todos los hermanos, habíamos recibido una educación sólida. Me atrevería a decir que extremadamente cuidada, colegios de pago, actividades extraescolares de todo tipo, profesores de ayuda a la menor muestra de debilidad en una materia, carreras universitarias….

Y todo para qué, ¿sobre todo en el caso de Eva y mío? Y mi madre, ¿cómo podía estar siendo usada como una esclava, como una perra, y no enterarnos de nada?

¿Y mi padre y mi hermano?, ¿qué clases de monstruos eran que no solo mantenían sexo con nosotras, sino que además les encantaba torturarnos?

¿Era todo un alarde de machismo, de hombría, o realmente era sadismo por su parte?

Aquello se escapaba a mi inteligencia. Yo nunca me habría considerado sumisa, pero mucho menos hubiera considerado sumisa a mi madre. Al contrario, con nosotros era bastante estricta y con mi padre, más de una vez la había visto discutir con él o incluso abroncarle por algo que había hecho.

¿Era posible discriminar los estados? ¿Normalmente actuar como una ama de casa, esposa fiel, y a una orden convertirte en un zorrón sin rechistar?

Sí, ya lo sé yo lo estaba haciendo, pero consideraba que yo era tonta de remate por acceder a los deseos de mi marido. Y ahora me encuentro con esto.

Termine de comer el primer plato, era una menestra de verduras. No estaba mala. Era gracioso ver a los camareros y camareras, cuando servían, como nos miraban de arriba abajo. Prácticamente todas estábamos prácticamente en cueros. Retiraron los platos, momento en que aproveche para seguir hablando con mi madre,

“¿Mamá y como se lleva esto? ¿Es posible conjugar la vida normal de familia con los momentos de esclavitud durante años?”

“Sí, Paula. Sé que ahora mismo lo veras inconcebible. Pero te aseguro que te acostumbras a vivir con ello. Es más, no puedes vivir sin ello. Cuando pasa un tiempo que tu consideras excesivo, y tu amo, no te usa, no te cede, no te alquila, no te prostituye, no te encomienda misiones…… Te sientes la última mierda del mundo. No hay nada peor que una esclava repudiada. Por eso te esmeras en cada sesión, en cada prueba que te somete. Da igual por dura o cruel que sea. Pasaras ascos, miedos, pero siempre sabes que de alguna forma él está ahí, porque sabes que el deber principal de un Amo, es proteger a su sumisa o esclava.”

“Ya, pero entonces todo nuestro objetivo es que hagan con nosotras lo que quieran”, la pregunté

“Piénsalo de otra forma Paula. Supón que eres liberal, y tu marido también. No siempre eres liberal y te vas a costando con todo el que te encuentras. Eso es una situación, un momento, que ambos consensuáis. Pues esto es lo mismo. Tu mediante un contrato, te has entregado a tu Amo, pero aquí la esclavitud 24/7 prácticamente no existe. Si, ya sé que me vas a decir que acabas de estar en una granja, en que tu situación era esa. Todas hemos pasado por la granja, y bueno son casos puntuales. Las primeras sesiones son las más duras. Yo creo que por dos razones. La primera, porque no estamos acostumbradas, y la segunda, porque para ellos es una forma de ganarnos, al margen de que entran nuestra boca, nuestro coño y sobre todo el culo. Supongo que tu culo hoy no tendrá nada que ver con el de hace dos meses, y lo que tragas por la boca tampoco.”

Asentí con la cabeza.

Siguió:

“A ti por ejemplo te ha alquilado Carlos, supongo que ya te habrá usado, pero al margen, organizan eventos, sesiones, que les hace aumentar su cache de Amos. ¿Y cuál es tu recompensa? Primero que note inflen a bofetadas, y segundo que no te repudien. “

“Ya, ya, ya veo. Y tu cyka, ¿cuál es tu historia?, le pregunté a la otra chica.

“Mi historia, no es tan enrevesada como la vuestra. Yo trabajo en la empresa de Master Melvin, hace 4 años. Al principio ejercía como secretaria administrativa, sin más. Una vez cometí un error contable, que le supuso a la empresa perder unos cuantos miles de euros. Tu padre, me llamó a su despacho, y me dijo que sintiéndolo mucho tenía que despedirme, que ese error era imperdonable. Yo le dije que trabaría sin sueldo hasta que pagara lo que les había hecho perder, y él me dijo que eso me llevaría toda la vida, y que solo se le ocurría una forma en que podría ignorar lo que había ocurrido. Te puedes imaginar cual era la forma, yo pensé que lo querría sería follarme unas cuantas veces, hasta que el considerase compensado el error, y eso hizo al principio, hasta que un día me dijo que había unos clientes importantes en el hotel, y que quería que fuera a pasar la noche con ellos. A la mañana siguiente me dio el contrato a firmar, y desde entonces soy cyka. “

Vaya, era evidente que a veces las mujeres somos demasiado fáciles de convencer. Pero también era evidente que a todas nos gustaba aquello.

Ya nos habían traído el segundo plato, eran unas chuletillas de cordero, que nos comimos tan a gusto.

Pronto nos trajeron el postre, y con él una misiva. Nos ponía un número de mesa donde teníamos que ir cuando termináramos. ¡Vaya! Tenía la misma mesa que mi madre, cyka no, le había tocado otra.

Apuré a mi madre para que terminara el postre. Sabía por experiencia que a los amos no les gustaba esperar. Iba ligeramente delante de mí, y me sorprendía el tipazo que tenía. Claro que la había visto antes en cueros, pero no con el body, con los tacones, y andando totalmente segura hacia lo que seguramente sería otra sesión de humillación.

Cuando entramos en el restaurante de los Amos, buscamos el número de la mesa que nos habían asignado. La vimos, más o menos en el medio del salón.  No era nadie del EDC. Eran cinco comensales, ya de edad avanzada.  No vimos distintivo alguno en la mesa..

“Hombre!, ya están aquí las esclavas de Master Melvin, seguro que como todas las suyas son dos buenas perras”, dijo uno de los hombres

“Son algo más que dos buenas perras”, dijo otro, “las he seleccionado porque son nada más y nada menos que la mujer y la hija de Master Melvin, ¿verdad Perras?”, contestó otro preguntándonos.

Asentimos las dos con la cabeza. MI padre debía de tener fama de tener las mejores perras, o al menos muy buenas, así es que no podríamos defraudar a aquellos hombres.

La mesa solo tenía el mantel, el cartel central con el número, y las copas de los hombres, así como varios platos con golosinas.

“A ver, subiros a la mesa perritas y poneros a cuatro patas cada una en contra de la otra, pegadas”, dijo uno de los hombres.

Comenzaba el circo. Nos subimos las dos a la mesa y nos pusimos a cuatro patas entendimos que debíamos de tener el culo de una a la altura de la cabeza de la otra, y así lo hicimos.

“Os vamos a esconder cinco chuches a cada una y luego tendréis que buscarlas en la otra. Cerrar los ojos”

Obedecimos. En seguida empecé a notar manos por mi cuerpo que lo recorrían. Me sobaban las tetas, me morreaban, me abrían los labios vaginales, metían alguna chuche, también por el culo. Noté como me sacaban alguna del coño y me la daban a comer, bueno realmente no sé si me daban la chuche de mi coño o del coño de hole, que podrían estar haciéndola lo mismo. Aquel juego se prolongó un buen rato. Metían dedos, los sacaban, los lamiamos….

“Bien esclavas, podéis abrir los ojos. Llegó la hora de buscar las chuches, como buenas perras olisquearos bien y buscar las chuches en la otra. No tenemos que deciros que solo podéis usar lengua y boca, y cuando las encontréis, os la coméis”, nos dijo uno de los hombres.

Bueno, para ese viaje no hacían falta tantas alforjas. Con habernos dicho que nos comiéramos el coño, habrían conseguido lo mismo, aunque eso sí, seguro que aquello les resultaba más morboso.

Empezamos a olisquearnos la unta a la otra, cosa que tampoco era fácil por la posición. La dos éramos más o menos igual de altas, con lo que teníamos que hacer un escorzo con el cuerpo, para poder llegar al culo de la otra. Suponía que sería cuestión de meterle la lengua en el coño e intentar sacar las chuches, pero noté como mi madre hacía movimientos de contracción para intentar expulsar las chuches. La imité. Poco a poco fuimos recuperando las chuches que nos habían metido. Afortunadamente no habían metido ninguna en el culo porque allí hubiera sido imposibles sacarlas con esos métodos.

Cuando recuperamos las cinco y nos las comimos, nos dijeron,

“Muy bien perras, casi tiempo record. Ahora hacer un 69. Intenso, profundo, queremos que os corráis la una en la otra dulcemente, y solo con la boca.”

No se si aquello había sido un chiste de los abuelitos por lo de las chuches, pero adoptamos la posición 69. Hole abajo, y yo encima de ella. Ya nos habíamos comido antes el coño en el stand, pero no sé porque ahora me parecía más intenso. Puse en práctica todo lo que había aprendido de comer coños. No podía usar las manos así es que había que afanarse más en las lamidas largas y profundas y en los mordisqueos en clítoris labios, etc.

MI madre mojaba mucho segregaba mucho flujo, bastante más que yo. Yo lo lamía todo, igual que hacia hole.

Los hombres mientras decían,

“Joder, que dos putas como se comen el coño, al ser madre e hija, seguro que lo hacían todos los días en casa y están muy acostumbradas.”

Sus pollas, ya empezaban a asomar por sus pantalones, cada una con su grosor y longitud, pero todas duras como estacas, sin duda fruto de la viagra que se habrían metido después de la cena.

La verdad es que ante la situación los toqueteos la búsqueda de las chuches, y ahora las comidas de coño unidas a los comentarios de los abueletes con las pollas fuera esperando para follarnos, a mí por lo menos, me hizo ponerme rápido a 1000.

No tardé nada en correrme, pero hole tampoco. No fue simultaneo, pero muy próximos.

Aquello termino de animar a los veteranos, que nos pusieron a cada una en una punta de la mesa, boca abajo, coincidiendo nuestras caras y con el culo por fuera de la mesa.

SE ve que no estaban muy convencidos del efecto de la viagra, e iban directos al lio. Empezaron a follarnos, y como me esperaba por la pose, nos dijeron,

“Venga putas, mientras os follamos morrearos bien”

Así lo hicimos. Yo tenía que intentar olvidarme que hole era mi madre, y morrearla como a una más.

Aquellos tíos follaban con ganas, y además de los consabidos azotes en el culo les gustaba mucho también apretarte con una mano el cuello. Y apretaban demasiado, no te dejaban respirar, pero aquello les ponía como locos.

No estaban mal armados, y pesa a la edad, empujaban con ganas. No tardaron en correrse.

Ahí si nos pidieron que limpiara sus pollas.

Descansaron un momento, todos tan monos sentados en sus sillas tomándose sus copas.

Nosotras, también nos tomamos un respiro viendo el resto de la sala. Todos follaban, pero sin más, aquello era una bacanal, de sexo, sin violencia.

Cuando descansaron los veteranos, nos dijeron que cabalgásemos sus pollas, saltando de una a otra.

Yo pensé que en alguno de los saltos alguna polla se rompería, pero no, aguantaban y nosotras pasábamos divertidas de una a otra.

Cuando se cansaron de que diéramos saltos como dos cabras locas nos volvieron a colocar contra la mesa, como antes, y nos empezaron a encular. Los cinco probaron los dos culos y se corrían donde les gustaba más, pero era evidente que, pese a la viagra, dos corridas para ellos era más que suficiente.

Parecía que nuestro cometido había terminado, así es que nos quedamos allí sentadas y hablando con los veteranos.

Aun les mamamos alguna vez más la polla, pero ya sin follarnos, porque físicamente no podían.

Llegó un momento en que nos dijeron que todas las esclavas acudiéramos al parking.

Habían habilitado allí tres carpas con colchones en el suelo y mantas, para que pasáramos la noche.

CONTINUARA