La vida de otro (56: Port Aventura)

La vista de Juan y sus amigos (incluído Toni) al parque temático de Universal en la costa de Tarragona servirá para resolver el enimga de los mensajes.

  1. PORT AVENTURA

El primer single del último disco de Alejandro Sanz sonaba a todo volumen en el reproductor del Alfa de Carlos cuando cruzamos el acceso del parking de Universal Mediterránea. Un acceso jalonado por sendas cabinas de peaje donde dejarte los primeros de muchos euros en aquel emporio del despilfarro ocioso. No habíamos llegado todos a la vez, o sea que no nos quedaría más remedio que esperarnos en el parking a que el resto de la expedición llegase al parque.

Las 10:30 de un domingo soleado. Con el Alfa rojo perfectamente estacionado en un caótico parking Preferente, nos sentamos en unos bancos a la sombra para esperar al resto. Unos veinte minutos después entraban casi encadenados el Mini de Toni, el BMW Z4 de Ruth y el Mégane de Ángel.

  • Porque organizarnos para venir en un par de coches no era posible ¿no? –Dijo mi hermano al verles llegar.

  • Hombre, hubiese sido más práctico y barato, pero como hasta hoy no sabíamos seguro quién iba a venir, pues no ha habido forma de planificarlo... –dije yo resignado.

  • Es que ha sido muy precipitado... –sin lugar a dudas, los imprevistos ponían muy nervioso a Carlitos-. Por cierto, ¿qué sabemos de Natalia?

  • Pues me dijo que llegaría en tren sobre las 11:30. El viernes se fue a pasar el fin de semana con sus tíos a Cambrils...

  • ¿En tren?

  • Sí, sólo son un par de estaciones, además, yo no sabía llegar hasta Cambrils para ir a recogerla...

  • Bueno, pues hubiésemos preguntado... ya te vale Juan, hay que ver como cuidas a tu novia... –me recriminó Carlos.

  • Bueno, quizás debería haberme ofrecido a irla a buscar a Cambrils, pero no caí... –me justifiqué-. He tenido una semana complicada...

  • ¿El trabajo?

  • Sí, pero no sólo el trabajo. También me afectó bastante la bronca entre Eloy y Sergio, y si a eso añadimos las misteriosas llamadas con número oculto que he estado recibiendo...

  • No sabía nada de eso... ¿te han estado llamando? -Interrogó Carlos.

  • Sí, llevan varios días con las putas llamadas... ayer incluso recibí un mensaje con la imagen de una especie de triángulo...

  • ¿Un triángulo? A ver, déjame ver... –dijo Carlos mientras cogía mi teléfono móvil del bolsillo izquierdo de mi pantalón. ¿No me lo podía pedir? Sus dedos sobre mi pierna... nostálgico recuerdo.

  • Tío tú eres de los que no hicieron Griego en el instituto ¿no? –Dijo Carlos con ironía ante mi mirada perpleja-. Esto no es un triángulo, es una letra griega...

  • ¿Una letra griega? ¿Qué letra? –Pregunté sin salir de mi asombro...

  • La letra delta... –soltó Carlos justo antes de que Toni y su novio inflable llegasen al banco donde estábamos sentados.

La letra delta... me repetí mientras encajaba sin demasiadas ganas la mano de Paul y la de Toni. Carlos fue bastante más efusivo y les saludó con un "moderno" beso en cada mejilla. Detrás de ellos llegaron Ruth y Jesús. Ruth estaba espectacular vestida con unos pantalones vaqueros ceñidos y una reducida y ajustada camiseta blanca de Dolce & Gabbana.

  • ¿Quién es la chica que viene con Ángel? -Me susurró mi hermano al oído.

  • ¡Ah! Es Valeria, una compañera del despacho... pero no sabía que fuese a venir... –respondí.

  • Buenos días a todos... –saludó Ángel-. Antes de nada, os presento a Valeria, trabaja con Juan y conmigo en el bufete. Valeria, estos son Carlos, Ruth, Jesús, Toni y Pablo...

  • Paul –corrigió él con brusquedad. Ángel no se molestó en rectificar.

  • ¿Y Natalia? –me preguntó Ángel mientras los demás se saludaban.

  • Estará al llegar. Venía en tren desde casa de sus tíos...

  • Si quieres vamos a esperarla a la estación.

  • Sí, es una buena idea.

Nos despedimos del resto del grupo y quedamos en encontrarnos de nuevo en la fuente que hay justo en la entrada de Port Aventura. Antes de alejarnos del grupo tuve la ligera sensación de que Valeria no se iba a sentir desplazada... Carlos parecía estar prestándole todas sus atenciones.

Caminamos por la Rambla del Parc hasta la salida, y tras pasar por delante de uno de los hoteles del resort, el Hotel El Paso, llegamos al apeadero de trenes. Eran casi las 11:40 cuando el tren regional Delta hizo su aparición en la destartalada estación.

Hasta entonces no había tenido demasiado tiempo para pensar en ello, pero al verle bajar del tren con Natalia, una luz en mi interior se encendió. La letra griega Delta era un breve recordatorio de mi estancia en el Delta del Ebro. El autor de ese mensaje y de las llamadas ocultas ahora estaba frente a mí.

  • Hola a todos –saludó Natalia-.

  • Hola –respondimos Ángel y yo al unísono.

  • Supongo que no os importará que haya invitado a Marc, resulta que nos hemos encontrado por casualidad en Cambrils... sus padres tienen un apartamento en Vilafortuny.

  • No, no hay problema –respondió Ángel con rotundidad sin apartar sus grandes ojos marrones de aquel jovencito de 17 años-. Hola Marc, yo soy Ángel... –dijo tendiéndole la mano.

  • Hola Ángel –respondió Marc con una sonrisa.

  • Hola Marc... –le dije mientras le daba la mano-. Me alegro de verte... –me alegro de verte para poder arrancarte la cabeza con más facilidad, pensé.

  • Los reencuentros emotivos mejor los dejamos para más tarde... ahora deberíamos volver con los demás... –anunció Ángel.

  • Vamos –respondí.

Ángel pasó su brazo por encima de los hombros de Marc y lo arrastró camino de la entrada del parque. Natalia y yo caminamos rezagados, unos pasos por detrás de ellos dos.

  • Tenía ganas de verte... –me susurró mientras me besaba tiernamente en los labios.

  • Y yo también... –dije casi automáticamente. Si Natalia me hubiese dicho: "que ganas tenía de aplastarte la cabeza con una excavadora" hubiese dicho simplemente: "yo también".

  • ¿De verdad no te importa que haya invitado a Marc?

  • No, no me importa, tus amigos son mis amigos. ¿Qué tal está Marc? ¿Damián y él vuelven a hablarse?

  • No, Damián ha dejado e grupo y ahora se junta con dos macarras que van a nuestra clase. Marc apenas pasa tiempo con nosotros, está muy extraño últimamente...

  • ¿Extraño? –Interrogué.

  • Sí... distante diría yo. Por eso al encontrarle hoy en Cambrils, me ha parecido buena idea que viniese con nosotros a Port Aventura. Podrías intentar hablar con él, tú eres un chico, igual tiene más confianza contigo...

  • Lo haré... –dije yo con total convencimiento. Como bien había dicho Natalia, seguro que Marc iba a tener más confianza conmigo... mucha más confianza.

Nos reunimos con los demás en la entrada del parque. La verdad es que hacia tres o cuatro años que no pisaba Port Aventura, pero en general me llevé la impresión de que todo estaba bastante descuidado.

Tras cruzar los torniquetes de entrada, hicimos la primera parada en un self-service del área de la Mediterrània para desayunar. Mientras estábamos en la cola, no podía dejar de mirar a Marc y preguntarme si realmente era él el autor de las llamadas y de serlo, por qué lo había hecho. Me dije que debía buscar un momento para hablar a solas con él, aunque no iba a ser fácil.

Terminamos de comprar los bocadillos y nos sentamos en una de las mesas de los barcos que forman parte de la tematización del lago.

  • Tu hermano está muy entretenido con esa chica ¿no? –Dijo Natalia nada más tomar asiento junto a mí.- ¿Es su novia?

  • No, Valeria trabaja con nosotros en el bufete... supongo que Carlos y ella se habrán caído bien.

  • Pues hacen buena pareja... ella es muy guapa, me recuerda a Salma Hayeck pero en alta...

  • No sé, no soy demasiado bueno para sacar parecidos... –dije yo sin demasiado énfasis.

  • ¿Te ocurre algo Juan? Pareces preocupado...

  • Estoy bien Natalia, sólo algo cansado por una semana bastante dura.

  • Bueno ahora relájate... –susurró mientras posaba su mano en mi muslo y me besaba casi por sorpresa. El contacto de nuestras lenguas hizo que mi polla se levantara al instante.

  • Vaya... que bonito es el amor... –dijo Toni con ironía al sentarse con Paul en nuestra mesa-. Tienes una novia muy guapa, Juan –añadió lanzando una tierna sonrisa a Natalia.

  • Gracias... –respondió ella con las mejillas sonrojadas.

  • Lástima que yo no pueda decir lo mismo –añadí con ironía. Sentí como la mirada de Paul me atravesaba-. Ya sabes, los tíos no son lo mío...

  • Claro... –dijo Toni con cara de "pues no decías lo mismo el día que comiste la polla en la buhardilla". Pero con Natalia delante, mi vena heterosexual salió a relucir. Fuese bisexual o no, delante de mi novia no podía quedar en duda mi heterosexualidad.

  • ¿Y qué Paul, te gustan los parques temáticos? –Dije yo intentando reducir la tensión.

  • No, prefiero venir a Port Aventura... –respondió Paul con voz de camionero afónico con ramalazo gay. Con esa voz era lógico que no fuese muy dado a las conversaciones.

  • Mmmmm... Port Aventura es un parque temático, Paul -le corrigió Toni con una sonrisa maliciosa.

  • ¡Ah! Dispensadme... es que lo mío es la noche –lógico, con esos ojos de búho asustado la noche debía ser su hábitat natural.

Terminamos de comer y seguimos nuestra expedición por el parque. Tras abandonar la Mediterrània, nos adentramos en Polynesia, al menos allí la vegetación seguía igual de frondosa que otros años. Parada obligada en el Tutuki Splash para refrescarnos un poco y amortiguar los estragos que nos estaba causando el sol otoñal.

Y después el Kon-tiki Wave, uno de esos barcos de feria que se balancean de un lado a otro hasta conseguir que las personas con estómagos sensibles acaben en situaciones realmente indignas. Dado mi historial de mareos en atracciones con movimientos pendulares y/o circulares, decidí esperar a mis amigos con los pies en el suelo. Todos iban camino de la atracción, hasta que Toni le dijo algo al oído a Paul y se dio la vuelta, regresando a donde estaba yo.

  • ¿No vas a subirte a la atracción?

-Mejor que no. No hace mucho que hemos desayunado y tengo el estómago demasiado revuelto para este tipo de emociones... no he pasado buena noche –respondió Toni mientras se apoyaba en la barandilla junto a mí.

  • Vaya, que pena... ¿y no te ha cuidado bien tu novio?

  • Te recuerdo que aún vivo en casa de mis padres, Paul no duerme nunca en mi casa.

  • ¿Tus padres le conocen?

  • Sí, se lo presenté en una comida familiar y casi... les da algo. Lo cierto es que el estilo de Paul no encaja en las mentes arcaicas de mis padres.

  • Claro, deberías haberte buscado un novio más formal... –le dije yo con una sonrisa burlona.

  • Lo intenté... pero el chico formal, trabajador y responsable que me gusta no me hizo demasiado caso... –bromeó Toni.

  • Hay tíos muy tontos... jejeje.

  • Mucho... –dijo Toni sacándome la lengua-. Pero bueno, él se lo pierde... –añadió mientras se daba la vuelta y se sentaba en la barandilla. Sus piernas quedaron tan cerca de mis brazos, que estaban apoyados en la barandilla, que el roce fue inevitable- ...no podrá disfrutar más de estos brazos, de este pecho, de estas piernas... –Toni iba enumerando cada parte de su cuerpo mientras se acariciaba con la obvia intención de provocarme.

  • Ni de esta polla... –añadí mientras le apretaba fugazmente el paquete que se le adivinaba perfectamente bajo la tela de los tejanos.

  • Jejeje... aquella señora se acaba de llevar un susto –dijo Toni entre risas señalando a una mujer de unos 50 años que nos miraba de reojo mientras seguía caminando junto a su marido.

  • Me mira así porque me tiene envidia... seguro que nunca ha visto una tan grande como la tuya –añadí con una sonrisa.

  • Ni como la tuya... –susurró Toni rozando discretamente mi paquete-. Y pensar que yo me la he comido entera...

  • Si quieres puedes volver a comértela ahora mismo...

  • Deja a tu novia y te la como... hay unos lavabos muy poco concurridos en Polinesia...

  • No puedo... –dije yo con cierta rabia.

No hubo tiempo para más jueguecitos. Casi sin darme cuenta, el resto del grupo salió de a atracción y se reunió con Toni y conmigo. Natalia me abrazó... parecía estar marcando su territorio.

  • ¡Ey! ¡Vamos al Dragon Khan, por favooooooor! –Imploró Jesús.

¿Una emoción más fuerte que tocarle la polla a Toni delante de todo el mundo? Superarlo iba a ser muy difícil...

Continuará...