La vida de otro (42: Para mí estás muerto)

Primera mañana de trabajo en Lafarge i Associats. Aunque las verdaderas emociones del día llegarán cuando Juan vuelva a casa y escuche una conversación telefónica de su hermano.

  1. PARA MÍ ESTÁS MUERTO

Mi primera mañana en "Lafarge i Associats" fue caótica. Entre reunión y reunión mi mentor, un aburrido abogado de unos 38 años especializado en Derecho Mercantil, intentó explicarme el funcionamiento interno de la firma, aunque sin demasiado éxito. Era obvio que a punto de llegar las vacaciones de agosto, los empelados del bufete querían solventar todos sus asuntos pendientes.

Afortunadamente estuve bien acompañado gran parte de la mañana. Valeria, la secretaria de mi mentor, hizo todo lo que estuvo en su mano para darme a conocer las interioridades de la empresa. Valeria debía tener unos 26 años, morena y de piel oscura, con unos rasgos mexicanos poderosamente atractivos. De lo poco que trascendió de su vida durante nuestra conversación, pude saber que Valeria era originaria de Puebla, México.

A la hora de comer, Ángel y yo nos encontramos en un restaurante del L’Illa Diagonal.

  • ¿Qué tal el primer día? –Me preguntó mi nuevo compañero.

  • Ufff... pues si exceptuamos que he conocido una secretaria muy simpática y realmente atractiva, el resto ha ido bastante mal. El abogado que me han adjudicado como mentor ha estado toda la mañana ocupado. ¿Y a ti qué tal te ha ido?

  • Bueno, comparado con lo tuyo, supongo que bien. Mi mentor está especializado en Derecho Civil, ha estado toda la mañana conmigo y ha sido realmente amable. Aunque tengo la cabeza a punto de estallar, desde que me ha dicho "hola" al verme, no ha dejado de hablar en toda la mañana. De hecho, creo que aún debe seguir hablando, diría que ni si quiera me ha escuchado cuando le he dicho que iba a comer... jejeje.

  • Vaya, un hombre de conversación fácil –dije con una sonrisa-. Bueno, a ver si esta tarde mejoran las cosas...

  • Eso espero, pero bueno, cambiemos de tema. ¿Ya tienes algo planeado para estas vacaciones?

  • Pues tengo ganas de irme de Barcelona, pero aún no sé ni adónde ni con quién. No he tenido demasiado tiempo para pensar en ello últimamente.

  • ¿No te vas con tu novia?

  • No tengo novia... bueno, creo que no tengo novia.

  • ¿Crees que no?

  • Pues no estoy muy seguro. Hace unos días empecé a salir con una chica, Natalia, pero discutimos durante un breve viaje a Deltebre, y desde entonces no sé en que punto se encuentra exactamente nuestra relación.

  • Vaya, pues lo siento... ¿tan grave fue la discusión?

  • Digamos que me comporté bastante mal con ella...

  • ¿Infidelidad?

  • ¿Qué? –Pregunté algo descolocado por la pregunta.

  • Que si te liaste con otra...

Dudé por unos instantes, no supe muy bien que contestar. Técnicamente no le había sido infiel a Natalia porque me tiré a sus amigos justo después de la discusión.

  • No, no... ese no fue el motivo de la discusión. Digamos que en el tema sexo vamos a velocidades distintas.

  • Vaya –dijo Ángel con una mueca de desaprobación- no me gustan nada los prejuicios en el sexo. ¿Qué necesidad hay de limitar un placer como ese?

  • Pues ninguna supongo. Pero bueno, muchas facetas de nuestra vida limitan nuestra sexualidad, por ejemplo una pareja estable ¿no?

  • Bueno, en mi caso sí. Es cierto que una relación estable limita en cierta manera tu sexualidad, pero en este caso es una limitación voluntaria, no responde a una carga moral, a miedos o a inseguridades. Aunque personalmente creo que la fidelidad no es una opción sencilla... especialmente si trabajas al lado de chicos como tú... jejeje.

  • Jejejeje... tranquilo, yo me ocupo de que sigas practicando la fidelidad con Roberto –respondí con una pícara sonrisa-. Aunque no te va a faltar material para tentarte entre tanto abogado estiloso. ¿Ya has visto si hay algún candidato?

  • Pues tío la verdad es que no. No sé si sabrás que se dice que entre los gays existe una especie de sexto sentido para captar a otros gays. No sé, un juego de miradas, un gesto, una manera de hablar, de vestir, de vivir, etc... pero la verdad es que yo nunca he sido capaz de captar esos indicios. Debe ser que cuando me apunté a esto de ser gay me olvidé de rellenar la solicitud del "sexto sentido"... jejeje.

  • Jajajaja... claro, por eso ahora "en ocasiones, ves gays"...

  • Jejejeje... pues eso debe ser, en ocasiones, porque por regla general no me entero de nada. Tendré que poner más atención...

  • ¿Qué haces? –Pregunté al verle en silencio, mirándome fijamente.

  • Prestado atención... a ver si capto algún indicio... jejeje.

  • Jejejeje... si me sigues mirando así, serán los demás los que capten indicios de que entre tú y yo hay algo –respondí con sorna.

  • Pues a mí no me importaría... especialmente si fuese verdad que entre nosotros hubiera algo –dijo Ángel con una amplia sonrisa.

  • ¡Ey! Que te olvidas de Roberto... jejeje.

  • Por ti me olvidaba hasta de mi madre... jajajaja

  • Jajajaja... ¿sabes que eres muy útil para subirme la moral?

  • ¿Sólo la moral?

  • Jejejejeje... de momento sí.

  • ¿Puedo preguntarte algo personal?

  • Mmmm... bueno, dime... –respondí un tanto temeroso por su pregunta.

  • ¿Has fantaseado alguna vez con montártelo con un tío?

Cuando Ángel soltó la bomba, yo acababa de beber de mi copa de vino. La pregunta se me atragantó literalmente y empecé a toser mientras intentaba secarme con la servilleta.

  • Perdón... –dijo Ángel ruborizado.

  • No te preocupes, sólo me he atragantado con el vino. ¡Por cierto! Olvidé que tenía el coche mal aparcado, ahora vuelvo... –dije levantándome de la mesa.

  • Juan...

  • ¿Qué? –Me detuve.

  • Has venido en metro esta mañana, tú mismo me lo has dicho...

  • ¡Ah! Cierto, dónde debo tener la cabeza... jejeje –reí nerviosamente.

Ángel captó, obviamente, mi nula predisposición para seguir hablando de aquel tema, y terminamos de comer mientras me contaba sus planes para las vacaciones. Ángel era un fanático de los parques temáticos, y después de conocerse el Resort Universal Mediterránea en Salou como si fuera su propia casa, estas vacaciones posiblemente pasaría algunos días en Disneyland París.

Después de comer regresamos al bufete. La tarde fue sencillamente más de lo mismo. Más teléfonos sonando sin parar, más prisas, más clientes, más faxes imprimiéndose, más reuniones... y mi escurridizo mentor continuó sumergido en aquella vorágine prevacacional. Cuando en mi reloj las agujas marcaron las 6, salí huyendo de aquella jauría de lobos hambrientos.

Llegué a mi casa y como un autómata me desnudé y entré en el baño de mi habitación para darme una ducha. Bajo los potentes chorros de la ducha hidromasaje me dejé llevar. Lo cierto es que mi primera incursión en el mundo laboral me estaba produciendo un desgaste importante ¡Por dios Juan, que llevas sólo un día de trabajo! Me repetí a mí mismo. Me lavé el pelo con champú y tras enjuagarlo, me apliqué un acondicionador. Me enjaboné el pecho, los brazos, las axilas... deslicé mis manos por mis nalgas, hasta las piernas. Me gustaba sentir el tacto de mi piel húmeda y resbaladiza por el agua y el jabón. Mis manos encontraron el camino hacia mi polla que empezaba a cobrar vida. Me enjaboné el tronco de mi verga con lentitud y suavidad, sintiendo como se acababa de poner dura. Luego mis dedos se detuvieron en mis huevos, completando el recorrido.

Salí de la ducha y me sequé a conciencia. Me miré al espejo. Algún indiscreto pelo asomaba en mi entrecejo. Cogí las pinzas y tiré de ellos sin piedad. Me acaricié la barbilla... tenía que afeitarme. Como no me apetecía usar cuchilla decidí pedirle prestada la Philips Shave a mi hermano ¿para qué están los hermanos sino?

Salí del baño con una toalla anudada a la cintura y fui hasta la habitación de Carlos. La puerta estaba entreabierta y me pareció escuchar voces en el interior. En mi nueva línea de maruja cotilla me detuve frente a la puerta.

  • Ana, sabes que tengo tantas ganas como tú de que nos veamos, pero quiero aclarar las cosas con Juan antes de... () ¡Ana! Juan es mi hermano, quiero hablar de todo esto con él... () Te dije que podríamos pasar parte del mes de agosto juntos, sí, lo recuerdo. Juan se irá de vacaciones al menos durante 15 días, entonces tendremos tiempo para ver como van las cosas entre nosotros... () Yo también Ana, como te dije la noche de la fiesta, hacia siglos que no sentía algo parecido, aún no entiendo como Juan te dejó escapar... () Hablamos mañana, sí... () Yo también Ana... () Cuídate, un beso.

En aquel momento supe lo que sintió Marion Crane, el personaje interpretado por Janet Leigh, cuando Norman Bates, Anthony Perkins, le asestaba varias puñaladas en la célebre escena de la ducha de la película "Psicosis". La única diferencia era que en vez de un desequilibrado travestido de jubilada asesina, era mi propio hermano el autor de semejantes puñaladas traperas.

Después de colgar, Carlos caminó hacia la puerta, cuando la abrió, la imagen de su hermano parado frente a su habitación, con una toalla como única vestimenta y con una cara de furia reprimida, le dejó fuera de combate.

  • ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

  • Si te refieres a cuanto tiempo llevo en el mundo, pues 23 años... si te refieres a cuanto tiempo llevo escuchando tu conversación telefónica, te diré que lo suficiente como para pedirte una explicación...

  • Entra por favor...

Entramos en la habitación y Carlos me indicó que tomara asiento en la cama, pero no lo hice.

  • Lo siento, llevo semanas queriendo hablar de este tema contigo, pero no he tenido oportunidad...

  • Vivimos juntos Carlos, nos vemos cada día de nuestras putas vidas, no me digas que no has tenido tiempo... ¿o es que preferías seguirte aprovechando de mis fracasos a mis espaldas?

  • Te juro que iba a hablar contigo. Ana me interesa, te lo dije el día que fuimos a ver el piso con Sergio...

  • No, aquel día me dijiste que erais sólo amigos, ¿me mentiste entonces?

  • Juan, mis sentimientos hacia Ana han ido variando durante estas últimas semanas... Ana es una chica fantástica...

  • ¡Joder Carlos! ¡¡Debe haber más de 3.000 millones de mujeres en el mundo y has tenido que irte a fijar en mi ex novia!!

  • La ayudé cuando pasaba un mal momento y poco a poco descubrí que tenía demasiadas cosas buenas para dejarla escapar...

  • ¿Demasiadas cosas buenas? ¿A qué te refieres, a lo bien que te come la polla o a lo bien que se abre de piernas para que te la folles?

  • Juan, no te consiento que hables así de ella. Ana y yo no nos hemos acostado ni una sola vez en todo este tiempo... simplemente nos hemos dado tiempo para conocernos...

  • Claro, no te la has follado nunca... claro. ¿Qué pasa Carlos que sólo te gustan las sobras que van dejando los demás? –dije con rabia.

  • Juan, eres un cabrón, un estúpido sin escrúpulos que no se merece el apoyo de nadie. Ana fue alguien importante en tu vida, no sé como puedes hablar así de ella...

  • No hablo de ella, Carlos, ¡hablo de ti! Del ave de carroña que tengo por hermano, del ingrato y cínico hermano que se ha aprovechado de mi propia desgracia personal para verse a mis espaldas con una chica de la que aún guardo demasiado como para que me sea indiferente ver como se lanza a tus brazos...

  • La culpa de que tu vida se haya convertido en una tonelada de mierda que te va cayendo encima y te va cubriendo poco a poco es única y exclusivamente tuya. Llevas meses mintiéndote, escondiéndote... llevas meses rodeado de mentiras. Te he ofrecido mi ayuda en repetidas ocasiones... si no la quieres, al menos déjanos vivir a los demás...

  • Si me hundo en la mierda tú te hundirás conmigo. No quiero que vuelvas a ver a Ana, si tu hermano aún es importante para ti, decide: o Ana o yo.

  • No puedes pedirme algo así Juan...

  • Sí puedo.

  • Pues entonces no me dejas otra salida... elijo a Ana.

  • Eres un maldito hijo de puta... no quiero saber nada más de ti el resto de mi vida, para mí estás muerto.

  • Nunca me cansaré de ofrecerte mi ayuda, Juan... nunca.

No contesté. Volví a mi habitación y me encerré de un portazo. Las lágrimas empezaban a resbalar por mis mejillas. Necesitaba llorar... necesitaba llorar sin que nadie me oyese. Removí mis viejos Cd’s y puse uno en el equipo de música. "Me quedaré solo" de Amistades Peligrosas fue el silencio que necesitaban mis lágrimas.

Continuará...