La vida de Eva, parte 3

Eva continua bajando peldaños en la dignidad humana, camino del fondo.

Pasadas unas horas, la puerta volvió a abrirse. Era Pablo, venia sin camisa, solamente con los pantalones, y parecia que había tomado alguna copa de más. Traía las esposas en su mano, y entre insultos de cerda y guarra, ven para acá, me vi en un segundo esposada abrazada a un tubo de la piscina, bastante gordo, dandole la espalda.

Sus dedos recorrieron desde mi cuello hasta mi culo, acariciandome, mientras me decia al oido lo guapa que era, las ganas que tenia todo el dia de follarme y la suerte que había tenido de conocer a Andrés y de haber tenido la oportunidad de ser mi dueño durante un mes.

Mientras me iba diciendo todo esto sus dedos urgaban ya mi coño y mi ano, introduciendose sin cuidado, cada vez mas excitado. Le supliqué que no me hiciera daño, que si me soltaba haria lo que quisiera, era mi dueño, en ese momento....pero no le gustó.

-Puta, te ataré cuando quiera, te usaré como me de la gana, y tu nunca te atreverás a contradecir una de mis decisiones!!!!

Sentí como se desabrochaba el cinturón, y uno a uno, fueron cayendo golpes en mi espalda, en mi culo, en mis piernas, entre mis gritos, ahogados por el ruido de la depuradora, que no le frenaban, y mis suplicas, ruegos, diciendole que haria cualquier cosa, que parase...Sudado, jadeando y emanando alcohol por todos sus poros, dejó de golpearme, se acercó a mi, me beso el cuello y se fué, cerrando la puerta de nuevo y dejandome a oscuras, esposada al tubo, dolorida y gimiendo por el escozor de los correazos.

Supongo que se echó una siesta, al cabo de unas horas regresó, debia ser media tarde, sin decir palabra alguna me soltó las esposas y me ordenó seguirle, obedecí, claro, desnuda, notaba como mi espalda estaba enrojecida y me escocía.Ya en el jardín me dijo que queria verme bañarme en la piscina, y mientras el se sentaba en una tumbona y se fumaba un cigarrillo, aproveché para refrescarme, quitarme el sudor provocado por los latigazos y limpiar mi ano y coño. El agua fresquita me alivió un poco.

Tras su orden de salir, vino volver a secarme al sol de la tarde, calentito, depie, ante él, que no dejaba de mirar mi cuerpo, supongo que ya empalmado otra vez, no dejaba de ser un salido, Pablo.

Me hizo arrodillar ante él, y me habló en un tono agradable, mientras daba caladas a su cigarrillo.

-a ver, perra...tiene que quedar claro que no soy una persona ni dialogante ni flexible, me gusta que las cosas se hagan a mi manera, que entiendo que no siempre es la correcta, pero es la mía, tu ahora mismo eres un objeto mas de esta casa, y como tal has de comportarte, si yo quiero coger un jarron y romperlo, lo rompo, si quiero cambiarlo de sitio, lo cambio, si quiero usarlo de cualquier modo que me apetezca, lo hago, el jarrón simplemente se deja hacer, y así quiero que seas tú. He estado reflexionando, y he llegado a la decisión que no quiero volver a oirte más, si no es que expresamente te ordeno que digas algo, lo has entendido?

Asentí con la cabeza, de rodillas ante él, mientras una bocanada de humo me rodeaba.

apagó su cigarrillo en el suelo y me ordenó abrir la boca. cuando la tuve abierta introdujo la colilla dentro. -Traga!

Aún estaba caliente, pero la trague, el sabor en mi garganta era asqueroso, pero entendí que no debía contrariarlo.

-Muy bien, veo que entiendes cual es tu lugar aquí.

Se levantó, me indicó que le siguiera hasta el salón, donde me ordenó colocarme a cuatro patas en el sofá y volvio a follarme el coño y el culo, pasando sus dedos por las marcas de mi espalda y acabando de correrse en mi ano de nuevo, como era habitual, para despues sentarse en el sofá, hacerme limpiar su polla y ordenarme ir a ver que preparaba para cenar mientras el veia una película.

Preparé una ensalada y pollo a la plancha, yo tenía mucha hambre, todo el dia con dos mandarinas y un platano, pero no me atreví a comer nada, bebí agua, eso si, estaba sedienta. Saqué la cena a la mesa del salón y me quede quieta junto a su silla, él tranquilamente se levantó, sin mirarme, siguiendo con el visionado de la película, se sentó en la silla, y cenó relajadamente, incluso reía con los momentos graciosos de la peli.

Cuando se encontró satisfecho su mano dio una palmada a mi culo, bien sonora.

-bien, perra, estaba todo muy bueno, sigueme a la cocina.

Se levantó, fue hasta la cocina, yo tras él, y una vez allí abrió la despensa y cogió un bote de mermelada de melocotón, volvió al salón conmigo tras él y se sentó en el sofá, aún la televisión estaba encendida.

-Cerda,voy a esparcir el bote por mi cuerpo, pecho, barriga, polla, ano. y me dejaré lamer por ti. Quiero que me dejes bien limpio, piensa que esta es tu cena.

Me pasé una hora lamiendo, se encargó de esparcirse la mermelada por todas partes, incluidos sobacos, ano, también puso en su boca, con saliva acumulada, que tuve que sorber y lamer, de manera que me repugnaba.Con sus manos levantaba sus piernas, ofreciendome su ano abierto, lleno de mermelada, para que lamiera. Reconozco que al menos pude alimentarme, pero ese modo fue asqueroso. Cuando acabé, como es normal, su polla volvía a estar dura.

Me hizo subirme sobre él, hundirme su polla en el coño, y subir y bajar hasta que me avisó que se corría y me arrodillé para recibir su semen en mi boca de nuevo. Relajado, me dijo que era hora de ir a dormir, y como la noche anterior, me esposó al cabezal de la cama, tumbada a su lado, y se durmió, no sin antes pellizcarme, jugar con mis agujeros y estrujar bien mis tetas hasta que el sueño le venció.

El primero de los dias en que Andrés me había dejado al capricho de aquel sádico habia pasado, pero a ese le siguieron veinticinco dias más, en los cuales el uso no fue muy diferente, acabé acostumbrandome a hacer mis necesidades en el jardín, a ducharme en la ducha de la piscina con agua fria, a estar esposada a cualquier sitio y a recibir azotes, o su polla en mis agujeros en cualquier momento del dia y de la noche, sin más intencion que su placer. Mi dieta consistia en su semen y en cualquier cosa que quisiera untar por su cuerpo o echar al suelo para verme a cuatro patas comerla, restos de su comida, galletas, todo era aceptable para mi como sustento.

Por suerte el mes pasó, y un dia apareció por la puerta Andres, tan guapo como lo recordaba, moreno, sonriendo, mi coño reconozco que se empapó nada mas verle, tonta de mi....

CONTINUARA...