La vida de Carlota, parte 3

Sigue Carlota asumiendo su papel, cada vez menos persona y cada vez mas perra.

De regreso para casa , caminando tras él, voy reviviendo los buenos momentos que he pasado en estos años, años de felicidad, criar a mis hijos, adquirir cultura, amar a mi marido, intentando ser una buena esposa, para que fuera feliz conmigo, ahora....reseco el semen de mi cuñado por mis piernas, eso se ha acabado.

Paramos en el quiosco, es automático, mi Dueño saca una moneda y la máquina le da el diario. doblado, me lo hace coger con la boca, y así, con los tacones, desnuda y con el diario en la boca le sigo el resto del camino. Debe ser un espectaculo verme, de esa guisa, sobretodo para mis vecinos, que jamás me han visto así.

Cuando entra en casa, me indica que me quite los tacones, lo agradezco, mis dedos estan destrozados, y que me vaya a hacer mis labores, a la cocina, para preparar algo de comer mientras el se relaja en el salón, leyendo el periodico.

A los pocos minutos aparece él por la cocina, con una sonrisa que me hace malpensar, me mira, se sienta en la silla que hay junto a la pequeña mesa de los desayunos, sigo con mi trabajo, en la pica, limpiando y arreglando la comida, hasta que me hace girarme.

-perra, ven aqui!

Lo dejo todo y me dirijo hasta donde está él, me arrodillo frente a sus piernas, y miro al suelo, esperando la orden que desee darme

Levanta mi cabeza, con un dedo en mi barbilla, hasta que nuestros ojos se cruzan.

-Así, perra, tienes claro que quieres seguir con esto? que no quieres que te lleve al mercado?

-No, Señor, por favor, tengo claro que quiero ser su perra, y aprender a comportarme como siempre debía haberlo hecho.....

-Pero entiendes que a partir de este momento, para mi dejas de ser una hembra apetecible y que buscaré una que me dé lo que tu ya no puedes, no?

-Si, Señor, entiendo que con mi edad y mi cuerpo es imposible satisfacerle, que doy asco, y que Usted merece una hembra que le de placer.

-Bien, perra, pues entonces queda claro lo que eres y lo que vas a ser, hoy he visto a mi hermano follarte, y me he dado cuenta que disfrutabas, no era asi?

-No, Señor, se cual es mi lugar y que debo permitir a cualquier Señor que usted considere a bien que me use, pero no disfruté.

La realidad era que me moría de verguenza , en mitad del parque, follada como una bestia por mi cuñado, ante el hombre al que amo...y con su consentimiento, como podía pensar mi marido que yo estaba disfrutando?

Mi marido se levanta, me dice que no me mueva, sigo de rodillas en mitad de la cocina, vuelve con el telefono en la mano y me dice lo que debo hacer.

Marco el número de telefono, lo conozco perfectamente.

-digamé?

  • Hola , Señor.

-Esther, eres tú?

-Señor, por orden de mi Amo y marido, he dejado de ser Esther, ahora soy perra, puta, cerda, guarra, o cualquier nombre que los señores deseen darme, solamente le llamo por orden de él para informarle que si lo desea, puede venir a casa y usarme, como considere.

Tras esa frase, mi marido cuelga el teléfono sonriendo, acabo de llamar a el marido de Sara, una amiga, que como yo, también es libre de actuar como esposa. Siendo tan pocas las mujeres que gozabamos de ese privilegio, acababamos reuniendonos y haciendonos amigas. Hemos compartido con ellos cenas, viajes, muchos buenos momentos. No quiero imaginar que entran por la puerta y dejo de ser Esther, para ser perra.

-Bien, perra, vuelve a tus quehaceres, dice, levantandose, mientras yo sigo de rodillas ante sus pies. Sale de la cocina, yo me levanto y vuelvo a la pica, a seguir con mi trabajo, al momento entra...

-Me olvidaba, perra, inclinate y abre las piernas.

-Si, señor, digo obedeciendo y apoyando mis manos en mis rodillas con las piernas separadas.

Le oigo buscar algo por la nevera.al momento entiendo que és. Tanto en mi coño como en mi ano introduce dos calabacines, hasta el fondo, sin miramientos, dos lagrimas escapan de mis ojos, no reconozco a este hombre...una palmada en mi culo me indica que vuelva a mi posición.

-Así, zorra, trabajarás más feliz, no?

-Si, Señor, como usted considere, digo volviendo a mi trabajo, notando eso dentro y oyendo su risa.

Al cabo de media hora, con la comida casi lista, suena el timbre de la puerta, oigo a mi Señor indicarme que abra. Desnuda, como estoy, abro, incomoda andando por el pasillo con los calabacines dentro, que me hacen caminar mas erguida de la cuenta.

Es Esteban, el marido de Sara, en sus ojos puedo ver incredulidad, jamás me ha visto de otra forma que no sea como mujer digna, vestida de forma elegante.

Me mira de arriba a abajo, yo miro al suelo avergonzada. Me aparto de la puerta.

  • El Señor desea pasar? digo totalmente colorada y hundida.

-si, si...claro..dice él sin poder apartar la vista de mi cuerpo.

-mi Dueño está en el salón, digo mientras cierro la puerta, si desea seguirme, le llevaré hasta él, comento dirigiendome al salón y permitiendole que tras de mi, compruebe que mis agujeros van llenos de algo que me impide caminar correctamente.

Llegando al salón, mi marido me indica que me retire a la cocina, a seguir con mi trabajo, mientras Esteban, con la boca abierta, incrédulo, se sienta en el otro sofá y se sirve una copa, les oigo charlar, pero no se que dicen, mientras voy colocando la mesa y preparando la comida. Al cabo de unos veinte minutos me dirijo al salón.

-Señor, la comida ya está lista, digo, ante la mirada de Esteban.

-Bien, perra, antes de nada, ves a la cocina, trae un plato , un cuchillo y un tenedor.

-si, Amo, digo obedeciendo y volviendo a los pocos segundos con lo que me ha ordenado.

  • ponte en cuclillas , coloca el plato debajo y aprieta hasta vaciar lo que llevas en tus tripas.

-Si, Señor, digo muerta de vergüenza, ante Esteban, me coloco en cucllillas, aprentando, y comienza a salir primero el de mi coño, despues el de mi ano, los dos calabacines, sucios, pringosos, caen en el recipiente.

Aún casi no he oido hablar a Esteban, creo que esta alucinado.

-Perra, te colocas a cuatro patas, dandonos la espalda, para ver bien tus agujeros dados y con el tenedor y el cuchillo comete lo del plato, es tu comida.

Obedezco, pueden ver mis agujeros dilatados por el rato que llevo con eso dentro, clavo el tenedor en uno de los calabacines y con el cuchillo lo corto en rodajas, al igual hago con el otro, notando como mientras mi marido pasa su dedo por el borde de mi ano.

-Ves, esto hace nada era un agujero cerrado, y mira la cerda como lo tiene ahora, no sabes tu lo que es capaz este boquete de tragarse bien entrenado.

Como los trozos de calabacín, mientras ellos comentan sobre mi cuerpo, Esteban le dice que aunque vieja y gordita, aún estoy follable, jamás le oí hablar así antes.

Con asco termino , dejando el plato vacio, sigo en mi posición, a cuatro patas, oigo a Esteban decirle a mi marido

-Puedo?

-si, claro, faltaría más.

Una bragueta se abre, saca su pene, lo hunde en mi ano, directamente, me folla, de forma tranquila, hasta llenarme las tripas de semen, saca su miembro, se sienta en el sofá de nuevo, con la polla fuera, dura aún, mi marido me indica que me gire como estoy y se la chupe hasta limpiarla, obedezco, vuelvo a oir otra bragueta, otra polla entra en mi ano, mi marido esta vez, Esteban en su mano tiene su copa, relajado, disfruta de la limpieza de polla con mi lengua, hasta que vuelvo a notar otra sacudida de leche en mis tripas, mi marido me dice que me quede así, quieta, va al mueble, trae una copa, la pone en el suelo y me hace ponerme en cuclillas sobre ella, apretar y vaciar gota a gota la leche de los dos en la copa, y una vez hecho, beberla..es mi postre, dice entre risas.

Con el sabor del semen de los dos en mi boca y mis agujeros irritados y abiertos, me da permiso para ir a servir la mesa, Esteban educadamente dice que ha de irse, ha quedado con Sara, pero que pronto volverá, a cenar......