La verdadera historia de Jasmine y Jafar
De como se desarrolló la relación de ambos en realidad
LA VERDADERA HISTORIA DE JASMINE Y JAFAR
Siempre estaban tonteando, risas y más risas, caricias, saltando y bailando y algunas veces, pocas, besitos con décimas de segundo de contacto. Entre Jasmine y Aladino nada estaba mal, nada era ni siquiera criticable pues todo era con una candidez que arrobaba al más atento.
Fue en una avanzada tarde que se dio la circuntancia que la pareja estaban solos, sin asistentas de ella ni eunucos vigilantes, tan solo en el fondo de la estancia y en una celosía como tantas que habían en el palacio, que se encontraba espiando el oculto pretendiente de la princesa y envidioso principal de la corte: el visir Jafar-el-Codicioso, en adelante Jafar.
La pareja se estaban dando los piquitos clásicos y abrazados no cambiaron. Fue Jasmine que lo abrazó más fuerte y se restregó por el frente del cuerpo de su medio noviete, pues permiso del Sultán tenían, hasta que ella misma se quitó el chal de la parte superior dejando a la vista sus ya considerables tetitas con sus pezones de aureolas grandes y pitones salientes. Aladino se quedó embobado y suspiró.
-Ohh... qué bonitos...
-Si? bonitos? Pues son tuyos
El sonrió sin comprender muy bien y les paso la mano por encima sin desarrollar el más mínimo gesto de caricia ni auténtica inspección. Jasmine suspiró pero quedó algo defraudada, tanto como para bajarle la mano a su entrepierna y buscarle el sexo. Lo encontró tras una voluntad plausible de búsqueda y lo removió mordiéndose el grueso labio inferior y a eso el sí que respondió enseguida: se bajó el bombacho y se quedó exhibiendo su pene a la princesa.
-Ohhh qué pequeñito... que mono...
Ella sabía que necesitaba cogerlo y menearlo un buen rato para que creciera lo suficiente para que se aguantara solo, aunque le quedaba tan solo como un dedo de su mano. No entendía lo que le habían contado sus amigas y doncellas de que a los hombres les crecía una barbaridad el colgante de mear y lo usaban dentro de la rendija de las chicas, donde les daba gusto a los dos. Pensaba que, ahora que se iba a casar con Aladino era el momento de disfrutarlo.
-Se puede hacer mayor?
Preguntaba innocente Jasmine ante el poco desarrollo de lo que estaba agitando con la mano.
Jafar lo oía todo y sonreía siniestramente y vio como Jasmine se separaba de las piernas, cerraba dentro de ellas a su novio y le decía, algo encendida de cara
-Vamos, mete todo lo que puedas a ver si nos da gustito.
-Allá vaaaa!
Fue intentar empujar su pene hacia la entrada del sexo de la joven para que de inmediato se detuviera y con toda la franqueza del mundo exclamara un leve ay! para dar a entender que no lo había conseguido.
-Bueno, la puntita ha entrado
-Si... la puntita... pero no me da mucho gusto y a ti?
-Bueno me escuece algo pero debe ser así, no?
Jafar en aquel momento ya tomó la decisión que tanto le estaba costando de cómo encarar con la princesa su desmedido deseo de hacerla suya sin que ella saliera corriendo. Sabía que el a sus 66 años era un viejo verde y más bien feo, que se había follado a todas las doncellas de palacio gracias a su condición de Gran Visir, no quedaba ni una sola virgen, tan solo la jovencísima princesa Jasmine, de 16 años, faltaba conquistar no solo como la hembra virgen más deseada del mundo conocido, sino a su vez, la hija del sultanato más rico e importante de todos. Y si se pudiera dar el himeneo, cosa que ahora se interponía el guaperas y tonto Aladino, con la joven, sería el futuro Sultán pues el se encargaría de que su suegro no durase mucho tiempo. Al oscurecer se las compuso para esconderse tras los aparatosos cortinajes del cuarto de la princesa y esperó.
Después del baño en el hamamm y los masajes de sus doncellas, Jasmine se puso una gasa completamente transparente que la protegía de la leve brisa de los ventanales a la noche, prenda sin mangas y que justo llegaba a sus blancas rodillas. Nunca era vista con aquella prenda por nadie. Rezongó en la cama estirándose y cerrando los ojos comenzó a dormirse.
Un roce de tafetanes y rasos la medio despertó hasta que entreabriendo sus grandes ojos negros notó que alguien se movía por los pies de la cama hasta llegar a ésta y se arrodillaba. Todo estaba envuelto en la penumbra de la noche estrellada y así que, con su voz más autoritaria exclamó
-Quién anda ahí!?
Silencio
-Que quién está ahí?!
-Perdón...
-Quien es?
-Soy yo mi princesa...
La voz tenía que ser inconfundible para Jasmine ya que la llevaba oyendo desde que nació y además aquel tono ronco y grave nadie lo tenía.
-Jafar...?
-Si mi angel de los espiritus...
-Pero que diablos haceís en mi alcoba reservada?
-Tengo que hablaros cuanto antes... es muy importante...
-Pero aquí y ahora? No podeis esperar a mañana?
-No mi sultana pues es de decir íntimo y secreto, como de confesión...
-Qué barbaridad Jafar... bueno... hablad de una vez ya!
Acerco Jafar su cuerpo hasta tocar el borde de la cama donde llegaban los pies de Jasmine. Con la excusa de apoyarse rodeó con su mano el delicado pie de la princesa
-Soy un desgraciado mi princesa... solo vivo pensando en vos...
-Pues qué os pasa?
-Estoy enamorado de vos, celoso del aire que respiraís, de los que os entretienen, de la ropa que os poneís, no vivo en mí más que con vuestra imagen, es una tortura...
Mientras había empezado a decir la frase apoyando su boca sobre el dorso de los pies dela Princesa. Sabíaque aquella levísima carícia y a todas luces innocente, producía un cosquilleo que erizaba los vellos cosa que comprobó de inmediato sonriendo disimuladamente.
-Ay Jafar, qué cosas más tristes os pasan... ahhh...
Aumentó Jafar el contacto con sus labios y pasó la lengua por sobre los dedos de los pies de Jasmine. Ella intentó mover los pies de forma instintiva pero el se los tenía agarrados con sus manos, lo que provocó que ella continuara el suspiro
-... ahhhh...
-Sois el cúmulo de la belleza y yo, insignificante humano, no soy digno de vos, pero prefiero morir que seguir ocultandoos mi amor total hacia vuestra, para mi, sagrada persona.
-... siiiii... ya entiendo... y qué más me quereís decir...
El cachondo Visir ya se había movido, cual réptil, hacia la cabecera de la cama donde Jasmine estaba con los ojos entrecerrados y con las manos en sus pezones. Le alcanzó, con sumo cuidado y muy lentamente, una mano a la princesa y se la dejó en su propia nuca. Sabía que las mujeres por instinto acercaban la cabeza de su hombre hacia ellas. Sustituyó con su mano la de la princesa en la prominente teta y comenzó a acariciar imperceptiblemente el ya duro pezón.
-Soy vuestro esclavo... me rindo a vuestros pies... mi amor es total...
Acercó su cara a la de la princesa y recordó los besos de piquito entre ella y su futuro marido y con un gesto cruzado, aprisionó con su boca los morrudos labios de Jasmine para lamerlos un buen rato en que ella gozaba de las caricias. Estaba no conseguida su satisfacción con los juegos de su prometido y su cuerpo necesitaba lo que su visir le estaba haciendo. Sintió el gusto de la lengua de Jafar en lamerle toda su boca y ella la abrió como para notar más la sensación. Aquello fue su perdición pues el viejo le sorbió el hueco de su boca de donde le aspiró su saliva primero y su lenguecita después hasta llevársela hasta la mismísima boca de él y entonces el aprovechó para meterle su lengua hasta la campanilla. Jafar tenía una lengua gruesa, largísima y puntiaguda con la que hacía estragos en sus conquistas. La mantuvo en la boca de Jasmine hasta que notó que ella no sabía cómo respirar pero también notando que se estremecía.
-Uhhhhmmmm mi princesa... sabeís a fresas y a menta... vuestro aliento sanaría a un moribundo...
-Siiiii..... qué bien besaís Jafar...
Volvió a morrearse con la princesa hasta que ella lo atrajo del todo y su contacto fue casi total. Entonces el se jugó la última carta pero ya seguro de ganarla del todo: le cogió la mano a la princesa y se la llevó a su enorme polla. El experimentado viejo estaba desnudo del todo.
-Este es mi regalo Jasmine... quiero que seaís feliz desde ahora...
Al mismo tiempo el le rozó los gordezuelos labios de su vulva con su pulgar solo para cosquillearlos, para que ella notara el gusto de los preámbulos que se deben dar en una buena sesión de sexo.
-Ohhh... nooo... siiii... Jafar... como osaís...?
Tras un buen manoseo ya de su chochito con lo que consiguió que casi chorreara, Jafar se echó atlécticamente, sin un movimiento de dificultad, de forma que acabó echado al lado de la princesa que ya se encontraba sin la gasa, desnuda, al lado de su viejo Visir.
-Os quiero hacer feliz, como despedida de mi cobarde confesión de amor hacia vos...
Jasmine no había soltado la ya enorme polla del Visir por dos razones: la primera por comparación con la de su actual pretendiente Aladino, que no le recordaba en nada y la segunda por creer imposible que le entrara la puntita de aquel monstruo en su apretada rajita. Mientras ella jadeaba de miedo Jafar ya estaba sobre ella, apoyado por sus codos y siguiendo en el demoledor beso, comiéndole la boca a la princesa, con la lengua de ella en total actividad como queriéndo robarle la lengua a el.
La polla de Jafar estaba incursando entre los pegajosos labios del chocho de Jasmine que se separaron para dejarla pasar, tras leves y tímidos golpes de cadera del viejo. Abrazada a su cuello la princesa estaba sintiendo que aquello era de verdad, que era lo que le habían comentado del inicial dolor pero confiaba en que acabaría por entrar y por fin, sentir lo que se sentía.
-Qué estrechita sois princesa Jasmine... creo que os dolerá un poco al principio...
-Vale, vale, seguid besándome Jafar...seguid, seguid...
Jafar pensó que la tenía totalmente entregada y apretó. Como por arte de magia la vagina de Jasmine se estiró y anilló al coloso que se le metía dentro y Jafar, cauteloso por no desgarrarla solo comenzar, paraba cada poco esperando que algo menos de la mitad de la penetración de su largo y grueso falo, toparía con la membrana virginal.
Sabía tanto el viejo que con solo un tercio de su polla clavada en el chocho de Jasmine, esta ya disfrutaría y no recordaría el dolor acabado de sentir, y sin prisa pero sin pausa continuó entrando en el sagrado recinto de la hembra que se estaba follando.
Notó la rotura del himen y como ella se retorcía aunque sin gritar pues sabiéndolo él la tenía con la boca comida del todo; se separó un momento para que ella pudiera gemir y al abrir la boca le deslizó una abundante salivació a la boca de la princesa que sorprendida se lo miró
-Trága mi princesa...
Al tiempo que ella le sonreía y tragaba la saliva Jafar apretó casi hasta el fondo y sus huevos chocaron con la vulva de la princesa. Se la había metido toda, aquella polla de unos24 centímetrosy tremendamente gruesa. Estaba toda dentro de la vagina de ella y el se quedó quieto del todo. Notó como los músculos de ella estrechaban y estrujaban al invasor hasta que una relajación de las apretadas a su polla indicaban que la hembra ya estaba aceptando al macho y empezó a bombearla. Primero muy despacio, poco a poco aumentando el ritmo según los gemidos y estertores de gozo de la princesa y al cabo de mucho rato con verdadera fuerza. Sacaba toda la tremenda polla despacio, dejaba la cabezota entre los labios de la entrada y al momento volvía a entrarla hasta que le tocaba fondo, sabía el viejo que tocaba el cuello del útero de Jasmine y que estaba a las puertas de dejar preñada a la princesa pues el sabía hasta cuándo cumplía su ciclo menstrual por sus informadoras, antiguas amantes del Visir.
-Ohhh... ahhhh... qué bueno... que bien me follais Gran Visir...
Orgasmo tras orgasmo el visir esperó a que ella estuviera totalmente entregada para comenzarla a seducir sin miramientos
-Decidme princesa Jasmine, sois feliz?
y con su portentosa polla en el fondo del vientre de la princesa
-Ohhh ... siiii.... eso... es... muy grande... que gusto ahhh... siiiii...
Otro orgasmo de Jasmine y llevaba mas de diez.
-Me estimaís el regalo que os he hecho?
-Siiiiiiiiii........ahhhhh.......
-Me consideraís candidato a ser vuestro marido?
-Siiiiiiiiii........ahhhhh.......
-Quereís que os fecunde con mi semilla y tengaís a mis hijos en vuestro vientre?
-Siiiiiiiiii........ahhhhh.......
-Se lo direis a vuestro padre?
-Siiiiiiiiii........ahhhhh........
Jafar se folló a la princesa por tres veces aquella noche hasta el amanecer, dos por ímpetu de él pues nunca se había follado a ninguna tan joven y tan bella como Jasmine y la tercera a requerimiento de ella misma que, con zalamería y mimos le dijo mientras le mamaba la polla recién salida de su super ensanchado chochito
-Oh mi Jafar, no querreis volveros a follar a vuestra princesita que os dará bebecitos con todo el amor del mundo?
Jasmine fue a su padre el Sultán a la mañana siguiente y le reconoció que Aladino no era un buen partido para el puesto de heredero y dirigir el país como se debía de esperar. No encontró discutible la decisión de su hija y solo le recomendó que encontrara otro que sí estuviera a la altura. Entonces Jasmine, sintiendo aún en su vagina moverse los grumos de semen de su amoroso amante y recordando la docena de orgasmos sentidos por primera vez en su vida, le dijo a su padre el Sultán
-Ya lo tengo escogido, me casaré con Jafar tu Gran Visir –y gran follador pensó a la vez-, que ya sabes que lo lleva todo mientras tu estás de viajes o distraido con tus juguetes.
-Oh sí hija mía, es un gran estadista, pero, es mayor, cuanto tiempo podrá encargarse de llevar los asuntos?
-Me quedaré preñada enseguida y así tener descendendia.
-Bueno hija, bueno, eso es sacrificarse por el reino...
Durante los cuatro meses que estuvieron preparando la boda Jasmine y Jafar follaban todos los días como locos. Jasmine comprobó que aquella primera noche Jafar ya la dejó preñada y sus encuentros se componían de sesiones de tres, cuatro o más horas con folladas inmensas. Descubrió Jasmine que el 69 era una magnífico recurso para mamarse los dos a la vez y a ella le contentaba tomarse la leche de su marido por que “le iba bien al bebecito de su vientre...”. Cuando el le propuso darle por el culo ella ni se negó, de tan sumisa que estaba en lo referente a novedades sexuales, el era su maestro. Le dolió las tres primeras veces pues quedaba que no podía defecar con control sino que tenía que estar un par de horas en la comuna hasta que se le cerraba el anillo del culo. Luego se hizo adicta al sexo trasero.
Se casaron y Jasmine lucía una barriga considerable que observaron perplejos los invitados que acudieron de todos los puntos del mundo. Luego quedó preñada cuatro veces más hasta que en el quinto intento de embarazar a su esposa Jafar quedó fundido en un ataque que lo mató mientras tenía su enorme polla en la vagina de la princesa, ya Sultana en aquel entonces.
Después conoció otros placeres, mejor dicho “todos” los placeres posibles, en sus orgías controladas y dirigidas por ella, cosa que la hizo muy famosa, pero eso sería otra historia...