La Verdadera Historia de Drácula, Parte 1

La auténtica historia tras la novela gótica de Bram Stoker, una serie de relatos que explica las aventuras sodomitas del Conde Drácula con los personajes masculinos de la historia.

Un abogado inmobiliario llamado Jonathan Harker, un joven de estatura media, 1,70 m, de alrededor de 25 años, de figura delgada pero ligeramente musculado, manos con dedos gruesos, labios carnosos, mirada que demuestra inteligencia y astucia, ojos de color castaño oscuro, pelo de color marron negrizo y largo, le llega por poco antes de la nuca, que va vestido con un traje gris con cuadros negros, un chaleco naranja con un reloj de cadena atado al bolsillo. Ha viajado hasta la frontera entre Transilvania y Valaquia, en Rumania para firmar la compraventa de unos terrenos de Londres con unos adinerados nobles rumanos. Al volver a la posada donde se ha instalado estos días una ventosa noche hace que su carruaje se desvíe del camino.

Diario de Jontahan Harker, 5 de Mayo

Tras firmar los papeles de las compraventas de las tierras de Londres con los nobles Razvan y Cosmin me dirigí en carruaje a la posada para descansar una más noche antes de partir mañana de vuelta hacia Inglaterra, me es difícil escribir ya que estos caminos poco asfaltados hace que el carruaje rebote contra el suelo y el fuerte y frío viento hace que mis ganas de escribir no sean muchas, pero dedico unas líneas en mi diario.

Diario de Jontahan Harker, 6 de Mayo

Eras pasadas las 12.30h de la madrugada y temía que nos hubiéramos desviado del camino ya que cada vez reconocía menos el paisaje, se volvía más frondoso y mucho más oscuro que los que antes visite, saque la cabeza por la ventana para preguntar al cochero, pero al sacarla vi que los caballos relinchaban sin nadie que los guiara, en ese momento agarré mi diario y mi maletín e intente saltar del carruaje. Al saltar me estampe contra el suelo pero sin hacerme más que daños superficiales, al ver marchar el carruaje me dí cuenta de que podría haber cogido las riendas pero ya era demasiado tarde. Intenté mirar a mi alrededor pero no reconocía nada, tan solo veía hectáreas de árboles y montañas que si no fuese por la luna ni siquiera se verían, y sonidos de búhos y de otros animales que no quise reconocer, cuando creo que nada puede empeorar la situación empiezo a llover con fuerza, tapé mi cabeza con el maletín y empiece a correr sin saber el camino.

Corriendo encontré un castillo encima de una colina, parecía un castillo antiguo pero estaba bien conservado aunque el camino hacía él estaba en ruinas. Mirando fijamente puede observar que se veía gente dentro del castillo, así que me acerque y tiritando por el frío y la lluvia llamé a la puerta:

  • ¿Hay alguien? (repicando la puerta), Por favor… ¡Ábranme!

Tras un par de segundos se abrieron las pesadas puertas del castillo. Ante mi apareció un hombre de estatura alta, de alrededor de 1,8 m ya que he tuve que alzar ligeramente mi cabeza para verle, no aparentaba más de 45 años, su cuerpo era fuerte, con manos grandes y dedos finos, su cara cuadrara a excepción de su redondeada frente, sus facciones duras, con labios de un tono rojizo y su mirada penetrante con ojos de color azul grisáceo, su pelo, negro, largo y ligeramente ondulado, le llegaba un poco más alla los hombros, iba vestido con un traje de chaqueta totalmente negro, que parecía ser antiguo ya que no tenia bordados ni ningun tipo de decoración como los que llevamos todos los demás hombres, que resaltaba con la palidez de su piel.

  • Entre libremente -sonriendo ligeramente y abriéndome la puerta-, no se quede fuera o se congelara.

Ante la extraña amabilidad del señor, entre y vi un gran salón con alfombras y cortinas de terciopelo, grandes muebles de madera, cuadros en las paredes y una gran chimenea que estaban encendiendo un par de sirvientes, en cuanto la vi corrí hacía ella y puse las manos cerca del fuego, uno de los sirvientes se ofreció a darme una manta, a lo que yo la cogí y enseguida me tape con ella.

  • ¿Qué hacía a estas horas de la noche y con este temporal? -me pregunto.

  • Estaba volviendo en carruaje cuando se desvió del camino y mi cochero desapareció -le dije sin apartar mis manos de la chimenea.

  • Mis sirvientes le acompañarán al servicio y le darán ropa seca -dijo mirando como mi chaqueta soltaba de tanto en tanto alguna gota de agua.

Los sirvientes me acompañaron hasta el baño, eran fríos y en ningún momento vi que alguno me mirase, todos eran hombres. Antes de llegar, me fijé en un cuadro en el que se veía a un hombre exactamente igual al que que me ha abierto las puertas, en uno de los bordes decía “Contele Bran Dracul” por lo que supuse que sería Conde o algún tipo de Lord.

Tras cambiarme en el cuarto de baño, deje mi chaqueta junto a los pantalones y al chaleco a uno de los sirvientes, tuve que quedarme durante un par de minutos desnudo en el baño con tan solo mi ropa interior esperando a que me trajeran la ropa seca. Una vez vestido salí del cuarto y volví acompañado de los sirvientes, que seguían sin mirarme, al salón.

Al entrar en el salón la mesa de la cena estaba puesta, había comida para alimentarme a mí y a todos los sirvientes.

  • Tal vez interrumpí, al llamar a la puerta, y usted estaba empezando a cenar.

  • Normalmente suelo cenar con mis sirvientes pero he pensado que después de andar por el bosque durante toda la noche le agradaría cenar algo caliente. -añadió él.

  • No me gustaría molestarle, señor… -me quedé a medias ya que no sabía su nombre.

  • Mi Nombre es Bran Dracul, pero todos los que pasan por estas tierras me llaman por mi titulo; Conde Drácula. -me indicó-, y usted no es ninguna molestia joven, le invitó a cenar conmigo. ¿Cuál es su nombre? -mientras se sentaba en la silla que presidía la mesa-

  • Mi nombre señor… Joanthan Harker.

Me senté en la silla de al lado del Conde pero a una cierta distancia por respeto, le miré mientras él colocaba sus cubiertos de forma meticulosa, sentí una cierta atracción por él, me fije en su mandíbula cuadrada que se resaltaba más con el rojizo color de sus labios.

  • ¿Tengo algo extraño en mi cara o tal vez mi nariz le resulta excitante de observar?,  -sonriendo ligeramente mostrando la comisura de sus dientes.

  • Me estaba fijando en sus rasgos, soy aficionado a la pintura, no quería… -vi sus colmillos, eran más largos y afilados que los demás dientes, por lo que me quedé extrañado-.

  • Tal vez podría usted pintarme un retrato, hace tiempo que no me pintan y me encanta que me pinten-.

La conversación estaba cogiendo un aire extraño, poco habitual y que nunca había surgido cuando he hablado con otros nobles y condes, me gustaba su proposición de pintarle y se me pasó por la cabeza si se dejaría pintar con su traje negro o si se dejaría pintar desnudo con todo sus encantos y su naturaleza al descubierto.

Empecé a coger comida de los platos centrales y a servirme. Puede observar como el Conde cogía la cuchara con la sopa y hacía el movimiento de abrir la boca pero no se la tragaba, yo en cambio cogía un poco de todo ya que tenía un apetito feroz.

  • Parece que tenía bastante hambre, ¿le agrada la comida?, - me preguntó.

  • La verdad he perdido la noción del tiempo y no recuerdo a qué hora del día de hoy comí por última vez, esta exquisita; tiene un muy buen cocinero.

  • Coma cuanto quiera querido amigo, -sonrío de manera extraña y cuando levanté la mirada pille sus ojos mirándome.

  • ¿Vive usted cerca de aquí?

  • No señor, vivo en Londres, Inglaterra, estoy aquí por trabajo, soy un agente inmobiliario y he venido a firmar la venta de unas tierras de Londres con unos nobles de la zona.

  • Dicen que Londres aunque es una ciudad bastante oscura y lluviosa es una de las ciudades más avanzadas en ciencias, cultura y filosofía, ¿es eso cierto? -me preguntó-.

  • Sí, así es señor, tenemos el orgullo de ser una de las ciudades más avanzadas en muchos aspectos.

La cena se fue alargando mientras hablamos ya que dado un momento mire al reloj de la chimenea y marcaba las 2.07h de la madrugada, yo me sentía cansado de todo lo que había viajado y trabajado durante el día.

  • ¿Podría acogerme usted esta noche? Dormiré en el sofá mismo, -señalandolo-, y mañana a la salida del sol me marcharé a mi posada para recoger mis cosas y marcharme a Londres.

El Conde se quedó unos segundos mirando el reloj como intentado dividir las horas y asignar algo que iba a hacer a cada hora que pasaría.

  • Claro que puede quedarse, pero si cree que le dejaré dormir en ese incómodo sofá no está usted en lo cierto, aquí tenemos habitaciones de sobra, -levantándose de la mesa-, acompáñeme y le mostraré su habitación.

Le agradecí su amabilidad antes de seguirle escalera arriba.Al subir las escaleras no puedo apartar la mirada de ver como sus nalgas se marcaban en el pantalón con cada escalón que subía, y sus manos aferraban la lámpara con la que iluminaba la escalera. Nos paramos al final de un pasillo, había varias puertas a los laterales y una última al final de este, abrió la puerta con una de las muchas llaves que llevaba, al abrirse la habitación me sorprendió su tamaño y su comodidad; una habitación grande con una cama de plumas de ave, tenía un escritorio, un sillón, varias alfombras, dos armarios en un lado de la pared y una chimenea, que me sorprendió que estuviera encendida ya que no vi al Conde en ningún momento que le dijera algún sirviente que preparara una habitación para mi, con dos sillones de terciopelo delante.

  • Señor… -puse cara de asombro-, con una pequeña habitación con una cama y un vulgar somier hubiese sido más que suficiente.

  • Todas nuestras estancias del castillo tienen más o menos, el mismo tamaño que esta, puede quedarse dentro de la habitación mientras los sirvientes le traen algo de ropa para dormir y un par de mantas, mi habitación es la siguiente, -señalando la última puerta del pasillo y la que efectivamente se encontraba al lado de la mía.

El Conde abrió su puerta y entró, una vez dentro se oyó un ruido de una especie de armario o mueble pesado abriéndose. Los sirvientes me trajeron algo de ropa, cerré la puerta y me puse delante de la chimenea para sentir el calor, me desnude por completo, quitándome la ropa interior y dejando al aire todo mi cuerpo, me coloque delante del espejo y empecé a mirar mi cuerpo y mis partes más íntimas, pensando si el Conde tendría intención de venir a mi cuarto por la noche, entrar en mi cama, quitarme las sábanas y poseerme con todas las fuerzas de sus manos antes de marcharme, al visualizar la escena me excite tanto que se me puso dura, acaricie mi cuello mientras entre susurros decía “Conde… mmm señor Conde”.

Me di cuenta de que al lado de la chimenea había una puerta que parecía estar escondida tras la cortina que adornaba la pared, corrí la cortina y efectivamente había una puerta, el pomo estaba encallado por lo que no pude abrirla, pero salía una luz muy tenue de su herradura, cerré un ojo y eche un vistazo por la herradura. Podía ver al Conde quitándose su traje de chaqueta, y dejaba al descubiertos sus brazos musculados y con vello, me excite tanto que pude notar como mi polla se encontraba con la puerta, seguí mirando con atención, el Conde se quitaba y desabrochaba la camiseta; pude ver su enorme y velludo pecho, parecía tener el cuerpo de un Dios Griego, acaricie mis nalgas esperando ver algo más, cuando se llevó las manos al broche del pantalón, mis ojos se pusieron en blanco sin darme cuenta que por accidente tire un candelabro de suelo que había cerca de la chimenea, hice bastante ruido, tanto como para que el Conde lo oyese, volví a mirar por la herradura y el conde había desaparecido del campo de visión.

Retrocedí dándome cuenta a través del espejo que la puerta estaba abierta, y no recordaba haberla dejado abierta. Al girarme para cerrarla me encontré al Conde sin camisa, tan solo con el pantalón. Yo seguía desnudo y con mi polla dura.

  • ¿Ocurre algo? He oído un ruido…, -me miró y se dio cuenta de mi erección y de mi cuerpo desnudo, para mi sorpresa no sobresaltó, sino que miró fijamente mi cuello, mis brazos y bajó hasta mi entrepierna-, parece que le he interrumpido en un momento... íntimo, joven.

  • Tape con las manos mi polla, pero sobresalía por los bordes-, Lo siento señor no quería molestarle, me tropecé con el candelabro.

Se quedó mirando el candelabro al lado de la puerta que da a la suya y por la cortina que había corrido para ver la puerta supo lo que estaba haciendo. Fisgoneo con sus ojos mi ropa extendida por el suelo delante del espejo.

  • ¿Por qué no me acompaña?

No entendí qué quería decirme, tal vez quería castigarme por meterme donde no debía o tal vez quería que entrase en su cuarto para tener la intimidad suficiente para que me cogiera contra su mesa del escritorio al lado de la chimenea.

Agarré mi ropa e hice el gesto de ponerme una pierna del pantalón.

  • No se vista aún, venga tal como está. -salió de mi cuarto, le seguí hasta el suyo, después de que entrara cerró la puerta.

En la habitación tan solo había un par de candelabros encendidos, no había más muebles que un sofá y un escritorio, ni rastro de una cama. Me agarró del brazo y me tiró al sofá.

  • No está bien espiar a las personas mientras se desnudan.

Sus ojos empezaron a tornarse de un color más vivo que los que tenía y sus colmillos sobresalían de los labios, me puse nervioso, y al ver cómo sus ojos y cara cambiaban de aspecto me asuste.

  • Lo siento Conde, simplemente encontré la puerta en la pared y me entró curiosidad por saber a donde llegaba.

  • ¿La curiosidad también ha hecho que se te ponga dura?, -mientras se acercaba a mi.

Me quedé mudo pero él no hizo lo mismo, me agarró del brazo y me llevó hasta su mesa, poniéndome contra ella, dándole la espalda.

  • ¿Sabes que hacemos en este castillo con los que espían?, -poniendo su cuerpo contra el mío podía sentir su polla, a través del pantalón, chocando con mi nalga, mientras notaba su respiración en mi cuello.

  • En este castillo a los que espían se les castiga duramente y en ese aspecto no estamos tan avanzados como en Londres….

Me soltó, yo tan solo me di la vuelta pero seguía apoyado contra la mesa, vi que se dirigía a un armario, lo abrió y sacó un par de picas de unos 150 cm de largo, algunas ensangrentadas pero con la sangre ya seca, cuando las vi me asuste y me quede paralizado.

  • Cuando alguien es castigado, es castigado duramente, -me puso la pica en el pecho haciendo presión con sus fuertes manos, acerco sus colmillos y los arrastró por mi pecho lamiendo con su lengua mi pezón, aquello me excito, era una manera extraña y sádica de infringir placer, pero me excito de manera horrible.

  • Durante el siglo XV era castigo empalar metiendo esta serie de picas por el ano hasta que saliera por la boca, y ver como entraba cada centímetro de la pica era... excitante, veremos haber que tal se te da a ti, -el Conde clavó la pica en una agujero del suelo, por lo que se quedó encajada.

  • ¿Pero Conde como voy a…? -preugnte.

Una sensación de morbosidad, excitación se mezclaban con una angustia y temor por pensar si esta pica se desviaba por mi interior sería fatal.

Me agarró con sus fuertes manos, podría sentir la fuerza de 10 hombres en cada mano.

  • Yo me encargo de eso -Una vez agarrado me levanto hasta la altura de la pica, como si mi peso fuera menos que el de una pluma, y me metió la punta por el ano, pude sentir como el estrecho palo de madera ensangrentado hacía presión para meterse.

  • Conde… ohhh, ¡por favor sáqueme de aquí!

  • Este es tu castigo por espiarme mientras me desnudo, -se río de manera tétrica mientras se apoyaba en la misma mesa que me había apoyado antes y acariciaba su entrepierna disfrutando viendome bajar por la pica de madera.

  • ¡Por favor sáqueme de aquí! -podía notar cómo al menos 4 o 5 cm me habían entrado.

El Conde en cambio no dejaba de mirar el borde de mi culo al entrar en la pica, se relamió y se desabrocho el pantalón, pude ver como lo agarraba con las dos manos y se lo bajo, no llevaba ropa interior. Salió del pantalón su polla, era bastante gruesa y de unos 18 centímetros o más, sus testículos eran grandes y le colgaban bastante, tenía pelo por los bordes de las ingles así como en el resto del cuerpo. La situación de verle la polla me excito tanto que en algún punto en vez de pedirle que me sacara de la pica lance algún que otro gemido. El se la agarró con la mano derecha y empezó a pajearse suavemente simplemente para ponerla dura.

  • Señor Conde… ¿Que hace? - sin dejar de mirar y disfrutar las vistas que el Conde me enseñaba.

  • Hago lo mismo que hacías hace unos minutos, verte desnudo y acariciar y manosear mi polla.

Pude ver que a cada centímetro que mi culo bajaba, y la pica se metía, como el temor de estar ahí empalado se convierte en excitación. Y como los ojos del Conde se volvían totalmente anaranjados y sus colmillos más relucientes que antes.

  • Mmmm.. señor Conde -le dije en un tono para nada asustado, sino más bien estimulante.

  • ¿Qué ocurre joven Harker?, ¿Acaso no le agrada lo que ve? -no apartaba sus ojos de mi culo.

  • Señor, -empecé a pajearme al mismo ritmo que él- todo lo contrario. Mmmmm… puedo sentir como entra por cada hueco libre de mi interior.

El Conde me miró a los ojos sonriendo otra vez de manera tétrica, se acercó y se puso delante mio, alargó su mano para azotar mi nalga derecha y luego la izquierda, solté varios gemidos de dolor ya que lo hizo con mucha fuerza, tanta que pude notar que se metía más rápido la pica por el culo, podía sentir que ya tenía unos 10 centímetros dentro.

  • ¿Le agradan nuestros castigos? -mientras acariciaba mis nalgas.

  • Son mejores de lo que espera...aba, mmmm... , -sentí como me acariciaba y alargue los brazos para manosearle el pecho mientras sus pelos se enredaban entre mis dedos.

El Conde con ojos furiosos, en el sentido más excitante de la palabra, me agarró de los hombros y me hizo bajar de golpe por la pica, a lo que yo grite de manera ruidosa.

  • ¡Dioooos!, Conde… ¿que hace?, mmmm, me partirá por la mitad.

Pude sentir que del golpe baje 10 centímetros más, en total tendría alrededor de 25.

  • Señor… es demasiado, no creo que, mmm, pueda más…

  • Joven, claro que podras más y eso harás. Hasta que no te entre por lo menos alrededor de la mitad no pienso sacarte de ahí -sonriendo con esa sonrisa tan característica, pero esta vez también soltó una risita.

  • ¿Que? Señor… mmm, -note otro par de centímetros entrando- no creo que aguante tanto…

Volvió a agarrarme de los hombros, acercó su cara a la mía, mirándome con esos ojos rojos llenos de excitación. Volvió a darme otro empujón, sentí más centímetros que antes, serían unos 15, por lo que tendría unos 40 centímetros dentro, podía notar como se deslizaba por las paredes de mi ano.

  • ¡Señoooor!, por favor… -lanzaba jadeos y gemidos tanto de placer como de molestia en su cara y podía notar que eso le excitaba, ee llevó una mano a la polla y empezó a pajearse mientras que la otra seguía agarrada a mi hombro.

  • Todavía le falta bastante… -se abalanzó sobre mi cuello y empezó a lamer y besar, podía notar sus colmillos rozanrme, su lengua se extendió por mi pecho, incluyendo los pezones, por lo que enseguida me puse a gemir.

  • Mmmm… señor Conde, por amor de Dios… si sigue así conseguirá que me venga enseguida, Ohhh.

Me dio otro empujón, esta vez más fuerte que los demás, baje de golpe más de 15 centímetros, lo note por el descenso que hice por la pica. Podría tener fácilmente entre 50 y 60 centímetros por lo que estaba llegando prácticamente a la mitad de la pica, la notaba recorriéndome por dentro rozandome hasta tal punto de casi hacerme sangrar pero eso me excitaba casi a mismas partes que tener al Conde lamiendo mi cuerpo mientras se tocaba.

  • ¡Señooooor!, ¡Ya no puedo más!, Por favor… ¡Sáqueme!.

Al ver que mis palabras eran ciertas, me agarro de la cintura y de un golpe me lanzo hacia arriba alzandome y sacándome la pica del ano, pude notar que de la impresión mis ojos se ponían en blanco. Lance varios gemidos e incluso gritos mientras veía como su sonrisa se veía más retorcida. Conmigo todavía en brazos se acerco al final de la habitación, cerca de donde estaba la puerta por donde le estaba espiando antes.

  • ¿Qué hace señor?

  • Llevarte a mi dormitorio joven, -mientras me agarraba y manoseaba mi cuerpo.

Llegamos a la pared, con la mano que le quedaba suelta empujo un trozo de pared, al correrse ese trozo entramos en un cuarto iluminado por un millar de velas y candelabros por el suelo, paredes…, rodeaban una cama de sábanas rojas.

Me lanzó a la cama y se tiró encima de mí, dejándome inmóvil mientras su lengua recorría todo mi cuerpo junto al roce de sus colmillos.

  • Señor no sabía que le agradasen tanto los hombres…

Al oír eso en cierta manera le excito, pero le molesto. Me miró a los ojos y me hizo arrodillarme encima de la cama mientras era él quien ahora se estiraba por lo que me quede entre sus piernas. Delante tenía su enorme y peluda polla. Sin que él me lo pidiera me tire en boca y me la metí entera, pude notar que estaba dura y como los pelos chocaban contra mis labios. Note como se estremeció cuando entró en contacto con mi boca, soltó un gemido más propio de un animal que de un hombre.

Entre gemidos de forma animal sus manos me agarraron la cabeza, le miré a la cara y él estaba mirando como mis labios se engullían su polla, me apretó fuerte contra ella. La note en mi paladar mientras me daban arcadas, que al parecer le agradaron ya que a cada arcada que daba, él más fuerza hacía, sus pelos en mi nariz y sus grandes huevos contra mi barbilla.

  • Ahhh…, -me dejó sacarmela de la boca- mmmm… señor no sabía que estaba usted tan dotado, -la acaricie mientras lamia lentamente el glande, notando como le daban impulsos.

  • Déjate de tonterías y clávate como te he clavado en la pica, -mientras se manoseaba la polla.

Haciéndole caso, escupí un poco en mis dedos y los metí en mi culo, que todavía estaba abierto gracias a la pica, solté un pequeño gemido a lo que él sonrío. Me puse encima de su polla sentado y empecé a dejarla entrar y podía notar que era más gruesa que la pica por lo que baje mas despacio. El gemía de nuevo como un animal y esta vez mirando hacía el techo y con los ojos rojos más vivos que anteriormente.

Los dos empezamos a gemir al mismo tiempo, sus manos se aferraron a mi cadera y pude sentir como ejercía fuerza para que bajase más fuerte y me la metiera toda, estaba demasiado excitado como para esperar, así que me la metí más rápido.

  • Ohhh señor… ¿cómo puede ser?, mmmm. -ya tenía toda su polla metida y mientras yo movía de lado a lado el culo para acomodarla él seguía gimiendo de manera animal.

Empezó a darme embestidas con la polla, las sentía todas porque cada vez que lo hacía yo gemía y me agarraba a las sabanas rojas. Los dos gemíamos a la vez, de una manera extraña como si hiciera siglos que no hacíamos eso, o de una manera tan gustosa.

Sin avisarme se levantó, agarrándome y dándome la vuelta por lo que me puso a cuatro y mientras se agarraba a los pilares de la cama me daba embestidas brutales, me trataba como un trozo de carne con un aguero, lo que me encantaba.

  • ¿Te gusta joven Harker?, ¡Seguro que en Londres no te pagan así tus honorarios! -sus manos pasaron a apretar mis cadera a tal punto de presionarlas, pude sentir como se pegaba su pecho a mi espalda y su boca a mi cuello, lamiendo y rozando sus colmillos sentía cada embestida que me daba.

  • Sí señor Conde, siga mmmm… ¡No pare!

Mi cara se volvió sonriente de la misma manera que la sonrisa tétrica que tenía el Conde, mis nalgas y mi cuerpo rebota y se escuchaba cada golpe de mi culo contra su entrepierna, en un momento dado aceleró de manera que pude sentir como mis nalgas se estaban apunto de rajar.

  • Mmmmmm ¿señor?, ¿Acaso está apunto de venirse?.

  • Mmmmm, estoy apunto de venirme joven Harker.

El Conde entre jadeos la sacó de mi interior, me dio la vuelta boca arriba y se puso encima de mi boca abajo, sin decirme nada me la metió en la boca y empezo a follar bruscamente mi boca, sentia como me golpeaba la campanilla varias veces pero eso me excitaba todavía más.

Acelero de manera que en un mismo segundo podría haberme embestido 2 o 3 veces de golpe, sentía como su cuerpo daba espasmos porque estaba apunto de correrse.

- ¡Abre más la boca joven Harker!, ¡Ya saleee!

En vez de abrirla, la apreté más para que hiciera más presión. Pocos segundos después noté como se corría en mi boca, me soltaba todo su semen que recorría mi garganta y mis mejillas por el choque de la polla y salía a chorros.

  • ¡Mmmmm sííííí!, ¡Toma joven Harker! Ohhh… trágatelo todo.

Notaba sus espasmos en mis mejillas a la misma vez que me tragaba su semen. Después me saco la polla de la boca y antes de que pudiera levantarme, me agarró del brazo, me sacó del dormitorio, me llevó hasta mi cuarto, mientras seguía desnudo, y me dedicó sus últimas palabras.

  • Buen viaje joven Harker, espero que haya disfrutado su visita.

Lo dijo en un tono muy seco entre gemidos ligeros del esfuerzo y la fuerza que había hecho follandome la boca, tras decir eso me beso rozándome con sus colmillos y cerró mi puerta dejándome dentro de la habitación.

Diario de Jontahan Harker, 7 de mayo

Me he despertado más tarde de lo normal, en el reloj de la mesa marcaban las 9.30 de la mañana. Me he vestido con mi ropa de la noche anterior, estaba doblada y seca en mi escritorio junto a mi maletín y encima de él, una nota.

“Joven Harker,

Disculpe mi poca amabilidad, pero mi trabajo al cargo de Conde me ha tenido que hacer salir temprano para encargarme de unos asuntos.

Los sirvientes le esperan en la puerta del castillo, han preparado una calesa, con algo de comida para el camino, que le llevará al pueblo y allí podrá regresar a la posada a por el resto de sus pertenencias.

Buen viaje, joven Harker.

Drácula “

Guardé la carta en el maletín, y me dí cuenta de que de todos los papeles faltaba uno de ellos; una escritura de una casa-abadía que no había conseguido vender a los nobles de anoche, en la localidad costera de Whitby.

Salí de la habitación, llamé a la del Conde y tras un largo momento nadie respondió por lo que bajé al salón y después salí del castillo. Me subí a la calesa; era más grande de lo que esperaba y tenía un gran compartimento en la parte trasera para cargar maletas en las que parecía haber unas cajas de madera, llenas por algo parecido a tierra.

Al subir a la calesa encontré una pequeña bandeja con un par de frutas y unos pastelitos, cuando ya habíamos avanzado un par de metros, miré hacía el castillo y según mis cálculos de la distribución del castillo, miré a la ventana de la habitación del Conde y no vi ni un mínimo movimiento por lo que el Conde seguramente no estaría en su habitación.

Diario de Jontahan Harker, 7 de mayo (Continuación)

Me encuentro en el barco de camino a Inglaterra, el capitán me ha comentado que tal vez nos encontremos alguna tormenta ya que el temporal había cambiado drásticamente de las predicciones que habían dado los tripulantes.

  • FÍN   -

Quería retomar de alguna manera los relatos, como no quería que fuese una manera sosa he decidido hacer esta serie de relatos de la historia de Drácula, ya que ha sido un libro que he leído este año y me ha encantado.

Mi email es relatos.pajas.porno@gmail.com, si quieres hablarme de manera privada o comentarme este relato, escríbeme y nos ponemos en contacto. 😈