La verdad sobre Gaara

Esta historia cuenta cómo el equipo de la arena tardó más de cuatro horas en realizar la segunda prueba, y como Gaara del desierto no llegó del todo intacto...

A menudo, en todas las historias, tanto grandes como pequeñas, se omiten detalles o se suprimen una serie de hechos que quizá nunca debieron ocurrir. Estos hechos se eliminan por varias razones, manchan la imagen de los protagonistas, dan demasiados detalles, se asemejan demasiado a la realidad

Sin embargo, yo sé una de esas historias, que ocurrió durante la segunda prueba del examen de ascenso a ninja de grado medio. Según la historia, el equipo de la villa oculta de la arena llegó en un tiempo récord a la meta con ambos rollos, además con la particularidad de que apenas tenían ningún rasguño. Esta historia cuenta cómo en realidad el equipo tardó más de cuatro horas y como el príncipe Gaara no llegó del todo "intacto".

Después de espantar a los ninjas de la villa del sonido, Sasuke se apartó de su grupo, que estaba reponiéndose del ataque. Estaba muy confundido después de lo ocurrido, la maldición de Orochimaru había caído sobre él y aún no era consciente del peligro que corría.

-Argh! Esta marca me está matando, ¿Qué es lo que me ha hecho? – Se quejaba el ninja mientras se tocaba el cuello-. Además han destruido nuestro rollo, y ahora tenemos que encontrar dos, si al menos tuviera un grupo menos inútil no habría tanto problema.

Rondaba sin ningún destino fijo, iba, volvía, estaba tan desesperado que parecía que buscaba los rollos del cielo y la tierra por el suelo. Estaba perdiendo la compostura, por esa razón prefería estar alejado del grupo por un rato, al menos hasta calmarse un poco.

A pesar de que Sasuke es uno de los mejores Genin de la villa oculta de la hoja, la tensión del momento le hizo bajar la guardia.

-¿Se te ha perdido algo?-. El ninja, sorprendido al oír una tétrica voz a sus espaldas, se giró al instante, tratando de disimular su estado con la clásica frialdad que le caracteriza-. Espero que no sea el rollo del cielo.

Delante de él, estaba un pequeño chico, blanco de piel y de pelo rojizo, tenía sus oscuros ojos clavados en él. Con una malvada sonrisa, mostraba al pequeño de los Uchiha el rollo de la tierra que tenía en su bolsillo.

El ninja de Konoha pensó que en ese momento no le podría pasar nada peor. No tenía ninguna fuerza para pelear, y mucho menos con aquel chico tan extraño, sin embargo, trató de mantenerse indiferente.

-Sé que quieres desafiarme, y estoy encantado de aceptar el reto. ¿Pero no sería mejor en otro momento? ¿Qué gracia tiene hacerlo en una prueba en la que todos competimos? – decía Sasuke mientras se acercaba a el lentamente.

-Posiblemente ninguna Uchiha, pero tampoco quiero perder la oportunidad de matarte, eso es lo que me hace sentir vivo, y ahora lo necesito- dijo con voz quebrada Gaara. La expresión perturbada del chico hizo denotar su intención y se echó la mano hacia la espalda.

Con un movimiento rápido, Uchiha se adelantó y agarró con fuerza la muñeca de Gaara antes de que éste pudiera abrir su vasija. Le sujetó con fuerza dejándolo indefenso. Ambos chicos quedaron agarrados por las manos, a escasos centímetros, sus miradas retadoras añadían aún más tensión a la situación. Para unos ninjas de su nivel, cualquier movimiento puede ser decisivo a la hora de hacerse con la victoria.

-Debe de ser muy triste tener que hacer para sentirte vivo-. Le susurró Sasuke con una mirada penetrante que logró inquietar al hijo del Kazekage-. Sin embargo, conozco ese sentimiento, yo vivo para algún día poder matar a una persona.

Gaara se quedó inmóvil, sin habla, el aliento de Sasuke en su oído le provocaba una sensación nueva. Empezó a sentir que algo se despertaba dentro de él, una sensación que no conocía. Ni siquiera pensó en zafarse, incluso siendo algo tan fácil para él.

Sasuke sabía que tenía el control sobre él, como buen ninja había conseguido aturdirle, ahora sería todo suyo. No le iba a hacer daño, ya que no estaba en condiciones, pero quizá podría aprovecharse para hacer algo mejor. Suavemente inclinó su cabeza y besó al chico tiernamente, mientras atraía su pequeño cuerpo hacia él.

Se siente bien ¿verdad? Es una sensación única…¿todavía no te sientes lo suficientemente vivo? – Gaara seguía sin articular palabra, con los ojos bien abiertos, estaba tan nervioso que por primera vez en su vida comenzó a temblar. El joven de pelo negro había conseguido dominar a uno de los ninjas más peligrosos de la prueba, pero solo acababa de empezar.

Lentamente, el pequeño de los Uchiha continuó dando pequeños besos a Gaara, con una mano acariciaba su cara pálida y su pelo rojo, mientras que con la otra le tenía fuertemente agarrado por la cintura. Gaara se sentía impotente, no podía moverse, ¿o quizá no quería moverse? Estaba totalmente confundido, pero inconscientemente su cuerpo se fue relajando y sus músculos se iban destensando. Se relajó tanto que bajó por un momento la guardia y entreabrió sus labios, momento que aprovechó el chico de la villa de la hoja para meter su lengua en la boca de su nuevo amante. Gaara sintió como la lengua cálida y suave, le acariciaba la suya, proporcionándole un cosquilleo agradable que comenzaba en su estómago y llegaba hasta su boca. Ya no quería separarse de él, su corazón se le iba a salir del pecho en cualquier instante, su cuerpo se estremecía cada vez que sus lenguas de entrecruzaban, peleando ansiosas por el deseo. El placer se iba extendiendo cada vez más hasta llegar a su entrepierna, donde Gaara empezó a notar que su bulto comenzaba a crecer.

Estando ambos cuerpos pegados, a Sasuke no le costó mucho notar algo duro contra su cuerpo. Con una sonrisa traviesa, puso su mano entre sus piernas y esperó a ver su reacción.

¡Uchiha! – dijo Gaara con voz rasgada, tenía los ojos cerrados y otra vez se había puesto tenso. – n-no...quieto- decía con voz temblorosa.

No veo que te disguste – dijo Sasuke con una sonrisa malvada.

Sasuke comenzó a besar su cuello, mordiendo levemente su blanca piel, pasaba su húmeda lengua por su oído mientas acariciaba su miembro por encima de la ropa. Aquello era demasiado para el joven, tenía al ninja más guapo y deseado de la villa de konoha acariciando todo su cuerpo, estaba excitado al máximo, de vez en cuando se le iba la cabeza, sus piernas flojeaban, como si no fueran suyas, se doblaban víctimas del placer soportado.

La mano firme del ninja, se introdujo por debajo de la prenda de Gaara, y acarició su vientre liso y suave, después ascendió hacia su pecho para volver a bajar de nuevo hacia su parte más íntima.

Al contactar ambas partes, el chico de la arena no pudo evitar soltar un pequeño gemido, con los ojos cerrados dejaba a su compañero comprobar cómo su miembro latía con fuerza haciéndose cada vez más duro.

Su mirada perdida, no dejaba lugar a dudas de su completa entrega a esa persona, que hasta hace un momento deseaba matar. Ahora ya no quería separarse de él, solamente se dejaba llevar, dejaba a esos dedos acariciarle su sexo.

Un simple tirón bastó para que sus pantalones bajaran hasta sus rodillas, ahora el chico de la hoja tenía mas facilidad para masturbar a Gaara, al tiempo que su otra mano acariciaba todo su cuerpo. A pesar de ser todavía muy joven con su aspecto pálido y lampiño, sus músculos se podían notar debido a las duras sesiones de entrenamiento. La punta de los dedos de su oponente, tocaban su pecho, su espalda y su recién descubierto culo, suave redondo, que empezó a ser amasado con intensidad.

Así estuvieron un tiempo hasta que Sasuke, se atrevió a ir a más, soltó al muchacho sin demasiada pena y esperó a ver su reacción. Gaara, que había entrado en trance, abrió los ojos al notar que no le estaban proporcionando placer y miro a los ojos del ninja buscando una explicación.

¿Aún sigues queriendo matarme? -. Preguntó el Uchiha de manera retórica.- Recuerda que aún puedo darte más placer.

Márchate Uchiha, te doy mi palabra de que de momento no te haré daño-. Contestó Gaara, como si reconociese que había sido derrotado.

¿Estas seguro de lo que dices? No me iré aún, hay algo que quiero hacer, y por favor, deja de negar lo evidente.- Dijo en tono meloso, al tiempo que ponía sus manos en los hombros del joven.

¡No! Por favor, déjame en paz, sabes que ahora soy incapaz de hacer nada-. Admitió entre dientes el ninja de la arena, sin ser capaz de mantener la mirada.

Sin embargo, Sasuke no atendió a razones, y mientras le daba otro beso, hizo presión en sus hombros. Las rodillas de Gaara se hincaron en la hierba, y con un pequeño empujón en su espalda, su rival le hizo quedarse en cuatro patas, como si de un perro se tratase.

Ya de por sí la postura era humillante para ser el hijo del KazeKage, apenas pudo intentar levantarse, ya que Sasuke se le había echado encima y su sólo peso le impedía moverse.

Tiene gracia que esta clase de técnicas también sirvan para derrotar a un rival, deberíamos aprenderlas en la escuela ¿no crees? -. Susurró a Gaara, que intentaba resistirse con todas sus fuerzas.

De nuevo, Sasuke volvió a tranquilizar a Gaara besando su cuello y masajeando su entrepierna, que otra vez estaba erecto. Después de unos minutos, Gaara dejó de moverse, resignándose a su dueño, dada la situación en la que estaba no tenía otra alternativa. En el fondo sentía curiosidad por saber que era lo que le iba a hacer, y más aún cuando su amante, enemigo, o lo que en ese momento fuese, dejó de poner peso sobre él para colocarse detrás. Lo que vino después le pillo completamente de sorpresa, sintió la húmeda lengua del ninja de Konoha en sus nalgas, moviéndose frenéticamente, los jadeos se le escapaban sin poder evitarlo.

Aquella lengua hurgaba todo cuanto podía, y prácticamente devoraba a su presa. El esfínter del muchacho comenzó a dilatarse, el placer que sentía Gaara era indescriptible, aun más tratándose de un chico que nunca antes había sentido dolor o placer alguno. Sin embargo, el placer no es tan agradable si no se ha sentido nunca el dolor, Sasuke lo sabía y estaba dispuesto a enseñárselo todo.

Cuando ya comenzaba a acostumbrarse, la lengua de Sasuke fue sustituida por uno de sus dedos, la entrada fue difícil y no pareció hacerle demasiada gracia a Gaara. Intentaba apartarse, pero solo conseguía que se hundiera más en su interior, siendo ya sus quejidos más altos. El placer había dado lugar al dolor, sentía algo incómodo, muy molesto, que le removía las entrañas.

¡Para ya, Uchiha!- El pelirrojo apretaba sus manos contra la hierba y tensaba fuertemente los brazos.

Vamos Gaara, no te quejes tanto, si te relajases te dolería menos.- Decía Sasuke, que se divertía con las reacciones del chico.- ¿Es que quieres que lo haga más fuerte?

Te juro que vas a pagar por esto.- Decía el sufrido muchacho del desierto, con sus ojos vacíos y la voz rota.

Finalmente el dedo salió de él, y Gaara pudo sentirse aliviado, sin embargo, cuando escuchó el sonido de los pantalones grisáceos de Sasuke cayendo en el suelo, volvió a sentirse presa del pánico. A pesar de que nunca había visto algo así, rápidamente se dio cuenta de lo que le iba a hacer, y su instinto le decía que no iba a ser bueno.

¡No lo hagas Uchiha! Te suplico que te detengas. – Pedía Gaara con la voz temblorosa.

¿Entonces por qué no me lo impides tú? – Sasuke empezaba a perder el control, solamente tenía una meta, y no iba a parar hasta conseguirla. - ¡No finjas que no te gusta esto!

Dicho esto, el joven Uchiha embistió con todas sus fuerzas en el estrecho agujero de Gaara, enterrando por completo todo su miembro. El grito desgarrador del muchacho de la arena se pudo oír por todo el bosque, fue el primer contacto que tuvo con el dolor, era algo insoportable, unas amargas lágrima de rabia empezaban a resbalar por sus mejillas. Intentó moverse, pero estaba sujeto fuertemente, y cualquier movimiento únicamente conseguía hacerse más daño. Cuando vio su sangre en el suelo por primera vez, el demonio de su interior comenzó a despertar, sus ojos se tornaron rojos, sus gritos eran graves, pero no conseguía moverse, parecía que estaba luchando consigo mismo y después contra Sasuke.

Al ser sus gritos más que audibles, Sasuke le tapó la mano con una boca, fue entonces cuando el martirizado Gaara se dio cuenta del estado en el que estaba. Pudo ver en la mano del ninja, unas marcas negras, como si de manchas se trataran. Y así era, por todo el brazo y parte de la cara Sasuke se había extendido el sello de Orochimaru, ahora estaba poseído y había perdido el control. Su fuerza iba en aumento, y su velocidad también, el pequeño cuerpo de Gaara no fue capaz de soportar tanta presión física, mental y emocional, ya no aguantaba más

En otro lado de ese mismo bosque, el pequeño Naruto estaba saltando por los árboles en busca de su compañero de grupo.

Ese estúpido de Sasuke…siempre consigue llamar la atención, seguro que está consiguiendo los rollos el solo para llevarse los méritos. – pensaba para sus adentros, mientras iba de rama en rama mirando hacia el suelo.

De pronto vio algo que lo hizo frenar en seco, pudo distinguir la figura de alguien tirando boca abajo en el suelo. No parecía peligroso, así que descendió hasta la hierba, con todo el sigilo que pudo. Sin embargo, ese alguien le resultó familiar y corrió a atenderle.

¡Shikamaru! ¿Qué ha ocurrido? – Gritaba Naruto, que parecía ser su tono de voz habitual.

N-Naruto-kun, no te acerques, vete por favor. – Shikamaru estaba a cuatro patas en el suelo, empapado en sudor, con los ojos llorosos y todo su cuerpo temblaba y se movía como si estuviese recibiendo descargas.

Entonces Naruto vio que algo andaba mal, la sombra de Shikamaru se alargaba hasta perderse en unos arbustos detrás de él. Con cuidado, se asomó entre las plantas, para dar con lo que estaba buscando. Su compañero de grupo, aquel al que odiaba con toda su alma, estaba desnudo, de espaldas a él, podía ver su espalda con manchas negras, que contrastaban con su piel blanca, especialmente con su culo, que se movía hacia delante y hacia atrás brillando con la luz del sol, embistiendo con todas sus fuerzas a un chico que trataba de mantenerse consciente.

¿Ese no es uno de los ninjas de la arena? - Pensaba mientras trataba de dar crédito a lo que veía.

Tras unos segundos de observar la escena, se acordó de Shikamaru, y se volvió para hablar con él. Se sentó delante de él y acercando su cada a la de él le preguntó:

¡Oye, ¿Qué esta pasando?! ¡¿Por qué hacen eso?! – Peguntaba Naruto, que como siempre no estaba muy lucido.

Dej…déjalo, es mejor que te va-yas ¡Aaah!-. El cuerpo de Shikamaru recibió una violenta sacudida, su grito desgarrador sonó por todo el bosque.

¡SHIKAMARU! –. Naruto agarró su cabeza para evitar que se desmayara, ayudándole a centrar su mirada en el rubio muchacho.

Yo no sabía nada…vi que Gaara estaba hablando con Uchiha y quise aprovecharlo para quitarle los rollos-. Trataba de decir Shikamaru entre jadeos, que parece que le influían menos las convulsiones.- Le ataqué por la espalda con la sombra imitadora, pero Sasuke le empezó a hacer cosas…-. Dicho esto, se quedó callado, a estas alturas ya no podía estar más avergonzado.

¿Lo que están haciendo? -. Naruto recordó la pasada vez que se besaron, para él fue un antes y un después que le marcó de por vida, pero de ahí a que Sasuke se haya convertido en un pervertido que se aprovecha de los menores que él, había una gran diferencia. Su corazón se entristeció al ver que no iba a ser él el primero.

No te preocupes Naruto-kun, está poseído y no sabe lo que hace.- Shikamaru recogió su sombra y se incorporó lentamente, como su dolorido ano le pudo permitir. Cogió la mano del chico del Kyubi y le sonrió de forma caritativa.

Ojalá yo tuviera una sombra imitadora como tú, al menos podría haberle sentido en mí-. Murmuraba Naruto con un nudo en la garganta. Su pena empezó a revolverse en su estómago, y salió por sus ojos en forma de lágrimas.

Ssssh…no llores Naruto-kun, él te quiere pero todavía no se ha dado cuenta-. La mano de Shikamaru acariciaba el rostro de Naruto, y tratando de calmar sus sollozos le dio un leve beso en los labios.- Te voy a demostrar que esto no es tanto como parece, solo es algo físico.

¿Eh?

Shikamaru empujó suavemente a Naruto y le dejó boca arriba en la hierba. Hábilmente metió la mano en sus pantalones y tocó el miembro de Naruto, que había empezado a ponerse más duro. Suavemente lo sacó de su prisión de tela de la que estaba deseoso de salir, y le dio un par de largos lametones.

¡Ah! ¿Qué haces?- Naruto no salía de su incredulidad, todo le resultaba tan nuevo que procuró no moverse y dejar a su amigo con la demostración.

Una vez que le había puesto su pedazo de carne a punto, empezó a metérselo en la boca por completo, haciendo gemir a Naruto de placer cada vez que llegaba hasta su garganta. En aquel momento, sobraron las explicaciones, Naruto comprendió que era su amigo, y que aun así, le estaba haciendo disfrutar, pero que no significaba lo mismo para él, al menos no tanto como Sasuke.

Shikamaru comenzó a aumentar el ritmo de los movimientos, Naruto sujetaba su cabeza y movía las caderas para facilitar la labor. No tardó mucho en llegar al éxtasis, y gimiendo tan bajo como pudo, se descargó por completo en la boca de su buen amigo.

Una vez acabado de recogerlo todo, Shikamaru besó a Naruto ofreciéndole así sus propios fluidos. Sus lenguas se acariciaban la una a la otra de forma cariñosa. Finalmente los dos chicos quedaron abrazados en la hierba unos minutos. Ambos pensando en todo lo ocurrido, aunque bien sabían que estaban compitiendo y no podían estar ahí, se quedaron tumbados en una simbiosis que los unía. Por un lado, Shikamaru no le gustaba preocuparse por las cosas, ni por los sentimientos, pero por el otro, Naruto no paraba de pensar en Sasuke. Sabía que toda la envidia que sentía hacia él, era en realidad admiración, y en el fondo admitía que estaba loco por él, aunque su postura era la de ser su enemigo.

El silencio reinó durante un minuto en el bosque, por un tiempo todo pareció quedar en paz en medio de una guerra.

Gracias.

De nada Naruto-kun .- Contestó Shikamaru, recostándose con una sonrisa.

¿Qué?- Preguntó Naruto, que no le había oído ya que estaba absorto en sus pensamientos.

Shikamaru extrañado miró a su alrededor sin encontrar a nadie, pero en su rostro pudo notar como una brisa de arena soplaba ligeramente.

Es hora de volver con el grupo.- Se levantó sonriente Shikamaru, que se despidió dando un beso en la frente a su amigo.

¡Vamos!-. Gritó animosamente Naruto, como si se hubiera despertado de su mejor sueño.