La verbena vaya fiesta

Primero, una sesión de sexo intenso y delicado que me dejo maravillada, después una pesadilla, donde mi cuerpo fue profanado de la forma más denigrante que hubiera imaginado, para acabar con la con la convicción de haber llegado a “SHANGRI-LA ” el paraíso perdido, pero del sexo.

Hace un tiempo, lo dejé con el chico con el que estaba y de momento no quería nada serio, fue una relación un tanto tormentosa, desde entonces suelo salir con amigas, Luisa una compañera de trabajo, me invito a una “Verbena de san Juan” que organizaron unos amigos suyos, por cambiar un poco de ambiente y ver si en un entorno diferente conocía a alguien que como poco me hiciera reír accedí.

La tarde de la verbena, después de una ducha rápida prepare la ropa, una blusa color crema con un generoso escote, y tenía dudas entre una minifalda negra muy resultona y una falda larga de color azul pálido, con una abertura lateral hasta medio muslo, me mire en el espejo desnuda para ver mi cuerpo, tantas veces contemplado pues sin ser nada demasiado especial, me gusto.

Tengo 26 años, una piel fina y dorada sin llegar a ser morena, con 1.72 de estatura y 65 kilos, la cintura muy bien marcada de 64 Cm. que se realza aún más con las caderas, algo más anchas de lo normal para mi gusto con 91 Cm. un “pandero” nada exagerado y unos pechos talla 90 que se mantienen muy bien erguidos, forman un conjunto llamativo y al final me decidí por la falda larga.

Me vestí con calma, me puse muy poco maquillaje, pues con el calor que seguro haría y además sabiendo que en esas fiestas la luz suele ser tenue, no era aconsejable poner demasiado, a las once llegue a la dirección que me dio Luisa, donde acudí en taxi al ser un chalet a las afueras de la ciudad, en esos días no me gusta conducir.

Al abrirme la puerta Luisa me sorprendió, pues siempre viste de forma muy “formal”, en esta ocasión  llevaba un top que apenas le tapaba las tetas y un mini short que mostraba por detrás parte del culo y por delante, quedaba cuatro dedos por debajo del ombligo, con una gran sonrisa me dijo.

Pasa, eres la primera de las chicas, pero los chicos ya están todos aquí, te los presentare y de paso te daré algo para que te quites el sofoco que traes.

La verdad es que prometía ser una noche muy calurosa, durante todo el día había estado soplando el “terral” y estaba la ciudad recalentada, menos mal que el aire algo más fresco de levante, comenzaba a moverse, atravesamos la casa y salimos al jardín de la parte posterior, donde además de unas mesas con cosas para picar y beber, había una piscina, donde seguro acabaría más de uno.

No suelo beber pero me dio un vaso de sangría fresquita que me supo a gloria mientras me iba presentando a los chicos por sus nombres, eran ocho y la verdad es que solo recuerdo el de un tal Javier, su mejor amigo según me dijo, y porque tengo un primo que se llama igual.

Sonaba música y sin más Luisa se puso a bailar, pronto tres de los chicos se pusieron a bailar con ella, guiñándome un ojo me invito a imitarla y que puñetas, me puse también a bailar y pronto estábamos los diez allí haciendo el tonto, de vez en cuando notaba como me restregaban alguna polla y eso lejos de molestarme me excito.

Sonó el timbre y al poco apareció Luisa con otras seis chicas, estábamos todos y las cosas un poco más equilibradas, me hubiera molestado ser la “única” invitada, para tanto tío.

No suelo enrollarme en un primer encuentro, pero es que Javier no se separó de mí y era tan amable y atento que no me molesto en absoluto, notar su paquete cuando bailábamos una balada, es más eso me excito sobremanera, me apreté contra él y a media canción, gire la cabeza apoyada sobre su pecho, ofreciéndole mis labios que tomo con mucha delicadeza, fue un beso intenso e interminable, me apreté aún más contra él y cuando termino la canción, vi de reojo a Luisa que con un sutil gesto de cabeza me indicaba la entrada de la casa.

No lo dude, tome a Javier de la mano y entramos en la casa que él si conocía, pronto me guió hasta el que intuí el dormitorio principal de la casa, era inmenso y se estaba fresquito, tenía el vello de punta pero no por el frio, más bien por lo que se avecinaba, Javier con suma delicadeza me abrazo y comenzamos a besarnos, sus manos recorrían mi cuerpo por encima de la ropa, parecía como tímido pues no intento ni siquiera meter las manos debajo de ella, fue por lo que me resulto más fácil ayudarlo.

Quizás de otro modo me habría puesto algo a la defensiva, pero así fui yo quien abrió la blusa para que pudiera acceder mejor a mí, en cuanto pudo comenzó a besarme tras la oreja y de ahí fue bajando besando y lamiendo en dirección a un pecho, solté el sujetador para que quedaran a su disposición, me estaba mojando igual que una perra, estaba caliente como no lo había estado desde hacía meses.

Ya solo con la falda, él besaba y lamia un pecho haciendo espiral pero sin llegar al pezón, con la mano me acariciaba sutilmente el otro pecho, no amasando como hacen muchos que parece que estén eligiendo un melón, cuando sus labios llegaron al pezón, me fallaron las piernas de placer, gracias a que me tenía “ Y nunca mejor dicho ” en sus manos y evito que cayera.

Me acercó a la cama y aún de pie solté la falda, sabía que no me haría falta y el tanga era tan pequeño que ya se apartaría cuando llegara el momento, me depositó sobre ella y quede cruzada, vestido aún se arrodillo junto a mí y siguió insistiendo con sus lametones en los pechos, solo que ahora los juntó, para poder ir del uno al otro sin problemas, cuando por fin engullo uno de ellos todo lo que pudo y presionaba el pezón contra su paladar con la lengua, note que me faltaba el aire.

Después de un par de minutos de tan sublime martirio, lo saco y comenzó a soplar un poco sobre el mojado pezón, eso me transporto a otro mundo, estaba al borde del orgasmo solo con eso, siguió con el otro pecho con técnicas similares y me asusté al oírme jadear mientras decía con voz entrecortada, SIGUEEEEE        NO PAREEEES               ME     ESTAS    MATANDO ,   estaba llegando al que sería para mí el primer orgasmo sin haber pasado de los pechos, ese Javier era un maestro o yo una enferma, pero el caso era que ese orgasmo estaba ahí, y no aflojaba dado que él tampoco lo hacía en sus caricias, por fin me permitió acabar pero solo en parte, paso lo más fuerte pero me quede en ascuas, con unos temblores que recorrían todo mi cuerpo como relámpagos.

Siguió besando y lamiendo desde debajo del pecho, hasta llegar a la altura de la cadera, de ahí fue bajando hasta llegar al mojado tanga que no intento retirar y subió lamiendo y besando hasta llegar a la parte baja del otro pecho, no entendía como podía aguantar él, esa tensión que seguro acumulaba su cuerpo que seguía cubierto del todo, alargue una mano y no encontré ninguna resistencia para poder palparle la impresionante erección que tenía, trate de abrir su bragueta, pero en ese momento paro un instante y se despojó de toda la ropa en un plis.

Me coloco a lo largo en el centro de la cama, se arrodillo entre mis piernas y con enérgicos lametones en el vientre, rodeando el ombligo pero acercándose cada vez más a él, me llevo a un punto de excitación tal que baje mis manos hasta su cabeza y la guie hacia abajo al tiempo que alzaba un poco el culo, para que pudiera retirar el tanga, que bajó lo justo para tener acceso a mi vulva.

Fui yo quien encogió las piernas para que acabara de salir y al estirarlas otra vez noté que me temblaban, solo de imaginar cómo me había provocado el primer orgasmo sin pasar de los pechos, de lo que sería capaz ahora estando del todo expuesta a él.

Primero se limitó a acariciar con los dedos la inflamada vulva, poco después note como suavemente soplaba, mientras depositaba una mano sobre mi vientre para acariciarlo, antes de comenzar a hurgar con la lengua, primero largos lengüetazos por los labios mayores para después separarlos y seguir con los labios menores, cuando se dedicó al clítoris me sentí morir.

Comencé a notar los primeros calambres de lo que prometía ser un orgasmo mucho más intenso que el anterior, cuando los espasmos comenzaban a zigzaguear hacia los riñones, metió un dedo muy lubricado, imagino que de mis propios jugos en el culo, no me atrae demasiado el sexo anal, pero no me dolió.

Más bien multiplico las sensaciones del momento y además estaba muy ocupada como para protestar, trate de encoger algo las piernas, pero las tenía bajo sus axilas, una mano sobre el vientre, donde parecía que con un dedo me quisiera follar el ombligo, el otro dedo en el culo y el clítoris atrapado entre sus labios, mientras me lo golpeaba con la punta de la lengua, sudaba y jadeaba en silencio, tratando de absorber todas esas sensaciones tan placenteras, explote al llegar al éxtasis con un gruñido AGGGGGGGGGGGGGGRRR , que me salió del alma, siguió hasta que le pedí que parase pues ya no aguantaba más.

Se quedó quieto, no movía ni un musculo, notaba su respiración en mi vulva, alargue las manos para acariciar su cabeza, la alzo y le pregunte con voz entrecortada, que porque no me había penetrado, con una sonrisa me respondió.

Cuando estés en condiciones me pondré a ello.

Se tenido a mi lado y me acurruque de espaldas a él, a pesar del calor y notando su dura verga contra mi culo, me dormí no sé por cuanto tiempo, al despertar tuve una sensación muy rara, no se oía nada y creí que la fiesta habría terminado, pensé que al ser “ el mejor amigo ” de Luisa, esta no habría dicho nada y que pasaríamos la noche apaciblemente en su casa, pero me extraño no notarlo junto a mí, creí que quizás estaba en el baño y al verlo entrar al poco le susurre.

Ya estoy despierta y dispuesta para lo que se te ocurra, creo que te lo debo.

Se tendió a mi lado y me beso la oreja para después preguntarme.

¿Para lo que se me ocurra? Eso es algo muy amplio, ¿Estas segura?

Le respondí, que después de lo que me había hecho antes de dormirme, confiaba plenamente en su criterio y trataría de satisfacerlo en lo que se le ocurriera, pensé en hacerle una buena mamada, incluso le permitiría hacerme sexo anal si lo deseaba, por cómo me había metido el dedo antes supuse que seguiría siendo delicado, entonces me dijo con una sonrisa.

Ahora empieza la fiesta de verdad.

Me hizo arrodillar cruzada en la cama y él entre mis piernas también arrodillado, una mano sobre los riñones y con mucha calma comenzó a pasear su capullo, desde la parte alta del culo por el perineo, hasta llegar al clítoris y vuelta atrás, pronto comencé a mojarme, más cuando bajó el otro brazo hasta llegar a acariciarme el clítoris, cuando se paró a la entrada del culo, fue cuando repare que no había notado que llevara puesto un condón, fui a comentarlo, cuando con una rabiosa embestida metió su capullo y gran parte de la polla por el culo, cuando pude le grite.

¿Pero qué haces tío?

Simplemente junto ambos brazos rodeándome el vientre y de otro empellón me llego al fondo del todo, HAAAAAAAAAAAAAAAAAY CABROOOOON ¿QUÉ HA          CEEEES? pensé que me habría desgarrado, sin contestar se dejó caer de lado y mi sorpresa fue mayúscula, al ver que en la habitación estaban todos los chicos de la fiesta, además de Luisa, quien ayudo a otros dos a poner a Javier boca arriba y a mi ensartada en él, con las piernas colgando por fuera de las suyas, le pusieron almohadas en la espalda pues estábamos incorporados y con uno de sus brazos me rodeo el cuello diciéndome en un susurro.

Vamos a portarnos bien, al venir aquí ya sabias a qué y ahora no te hagas la estrecha, además aquí no te oirá nadie ¿No te das cuenta que estamos en medio del campo?

Me asusté mucho, y pensé en lo estúpida que había sido al ir con Luisa a quien apenas conocía solo del trabajo, pero en absoluto nada fuera de él, de su vida amigos gustos. Deje de forcejear al comprender que lo más inteligente era acceder de buen grado a lo que obtendrían de todas formas, sabía que harían conmigo lo que quisieran y de momento Javier me presionaba de una forma tan brutal el vientre que pensé que me rompería algo.

Vi como unas manos aparecieron desde atrás de mi cabeza y se clavaron en mis pechos como si fueran garras, SUELTAAAAAAAAAA CABROOOON , mientras que otro de los chicos, trataba de follarme, intente resistirme moviéndome, pero con una mirada a los compañeros que no veía, me soltaron los pechos, solo para que fueran abofeteados con rabia para nada contenida PLASH PLASH PLASH PLASH PLASH PLASH , la idea era hacer daño y demostrar que ellos mandaban, quedo claro y cuando dolorida y casi sin respiración, me clavaron primero unos pulgares en los pezones, con una rabia y presión tal, que llegue a pensar que querían hundirlos en las costillas, cuando les pareció se retiraron para dar paso otra vez a las manos como zarpas en los pechos y ese ahora sí, sin oposición por mi parte consiguió penetrarme, ni se me ocurrió pensar en que tampoco llevaba condón.

Me estuvo dando hasta que le pareció, entonces algo me sorprendió, fue ver a Luisa colocar una toalla sobre el pecho de Javier bajo mi cabeza, cuando el que me había estado follando, dio la vuelta a la cama y con los dedos me abrió la boca, comprendí para que era la toalla, para que los “sobrantes” de semen, no cayeran sobre el que me tenía enculada.

Cuando ya habían sido tres los que me habían follado y después se habían corrido en mi boca, exigiéndome que les limpiara la polla, uno de ellos tiro de mis manos y Javier me soltó, para quedar de pie, por un momento pensé que todo había terminado, pero no fue así, otro se aproximó por detrás y tomo el sitio que había dejado libre Javier.

En apenas dos minutos estaba otra vez enculada y resignada, solo que este era mucho más bestia que Javier, primero fue el quien me aplasto los pechos con una fuerza que temí que reventara algo, después me comprimió el estómago, metiendo un puño en medio y agarrándose la muñeca con la otra mano, parecía que el ombligo fuera a incrustarse en la columna, un lamento surgió de mi garganta HAAAAAAA, pero sin ningún efecto para ellos.

Más pareció que los animara, al que le tocaba follarme comenzó a mordisquearme los pezones, para lo cual soltaron momentáneamente mis pechos, lo hizo con tal maestría, que a pesar de la situación hizo que me corriera, algo totalmente impensable por mí en ese momento, pero cuando percibí, que tenía una polla anormalmente gruesa y que sería la próxima me aterre.

Tanto que después de lo pasado hasta el momento, me resulto doloroso, solo imaginarlo tratando de metérmela en la boca ya me producía escalofríos, pero la sola imagen de tratar de ser el quien me enculara, me asustó y de qué forma, parece que Luisa se percató del asunto, pues estaba a la expectativa y dijo.

Parad un momento, ¿No os interesa que se desmaye verdad? desde que llego no ha bebido nada, voy a darle algo, descansa un momento Julián y ahora sigues.

Contrariado por la pausa el tal Julián paró, me dieron un vaso de zumo y en unos instantes ya estaba zumbándome otra vez, en esta ocasión el que tenía debajo, como me tenía tan bien sujeta, a cada empellón de su compañero, permitía que resbalara por su cuerpo, para después con un fuerte apretón sobre mi vientre volverme a clavar hasta el fondo otra vez, a cada empellón soltaba un “ CABROOOOON ”, al que no hacían ni caso, entonces comprendí que estaban acostumbrados a “trabajar” en equipo.

Cuando el tal Julián vino a vaciarse en mi boca, supe que es mucho lo que puedes llegar a albergar en ella, dependiendo de las circunstancias, metió más de la mitad y la corrida fue exagerada, pero no los defraude y trague hasta la maldita última gota.

No sé cuánto tiempo duro eso ni si alguno repitió, por fortuna para mí, no hubo mas relevos en el que me ocupaba el culo, que por alguna razón que desconozco, no se corría a pesar de la mucha presión que me consta que ejercía sobre su polla, no sé si habían tomado algo, quizás esa era la única explicación, pero lo cierto es que cuando me ayudaron a poner de pie otra vez, para que saliera el que había debajo y me dejaron sola en el cuarto, sí que pensé que ya se había acabado.

Al rato entro a buscarme Luisa, me acompaño hasta el salón y me dijo.

No sé qué tal la mamas, ellos son los jueces, pero te aconsejo que lo hagas bien, y no te pases de lista, a uno trate de morderle y aún me duele solo recordar la paliza que me dieron entre todos.

Me arrodille sobre el cojín que me señalo y espere, Luisa coloco una toalla sobre el sofá para que no se quedaran pegados, y un almohadón que servía para apoyar los riñones y que quedaran bastante adelantados, se sentó Javier el primero y sin muchos mimos me agarro la cabeza para aproximar su polla a mis labios diciendo.

Procura hacerlo bien, tómatelo con calma porque tienes mucho que hacer, somos ocho y todos pasaremos por ti, hasta ahora solo las has limpiado, ahora nos has de “ordeñar” ¿Comprendes?

Oír eso me puso el vello de punta, el sexo oral es una asignatura pendiente, lo hago solo por compromiso hacia el compañero con el que este, pero solo con algunos pues no es algo que me guste, entiendo que a ellos les encanta y si se han portado bien conmigo, o me han hecho ellos sexo oral, me armo de valor y lo hago, pero el sabor del semen me desagrada mucho.

Es cierto que ya había tragado mucho esa noche, pero había sido del todo imposible evitarlo, ahora era yo quien tenía que hacerlos eyacular, y además como si disfrutara con ello.

Como tenía el capullo frente a los labios, los entreabrí y comencé a chupar como si fuera un caramelo, me interrumpió diciendo.

Sé que lo puedes hacer mejor, trata de esforzarte y si no sabes, no te apures que Luisa te hará una demostración de cómo nos gusta.

Me levante pues Luisa ya estaba detrás de mí tocándome los hombros, me coloque a su lado mientras ella se arrodillaba, con una mano masajeaba los huevos de Javier, mientras lamia la polla a lo largo del tronco y cada vez que llegaba al capullo depositaba un beso y lo golpeteaba con la punta de la lengua, después vuelta a empezar con el lengüetazo de abajo arriba.

Cuando Javier comenzó a babear, engullo la polla y comenzó lo que es la mamada en sí, la tragaba hasta el fondo de la garganta, notaba como se le hinchaba un lado del cuello y después la sacaba hasta media boca, los ojos de Javier quedaron en blanco mientras comencé a oír un ronco bramido, se estaba corriendo y Luisa tragaba como si de un manjar se tratara.

Al terminar con Javier Luisa se quedó en la gloria o eso parecía por su expresión, me dejo su lugar y se sentó otro de los chicos en su lugar, lo hice de una forma muy similar a como lo había hecho ella, solo que con un poco de ayuda, Javier se arrodillo detrás de mí y mientras yo hacía lo mío, él se entretuvo en acariciarme el clítoris sacándome de mis casillas, me estaba corriendo a mi pesar, mientras que el chico comenzó a descargar en mi garganta, trague al principio con asco, pero convencida de que la única opción era seguir.

Javier es un sátiro que fue aflojando o cambiando del clítoris a los pechos, de forma que para cuando le toco al segundo ya lo hice con algo más de ganas, pensando que sería menos penoso tratar de obtener alguna experiencia de la situación, que de todas formas no podía evitar de ninguna forma, a este ya le sujete los huevos con una mano mientras lamia primero el tronco, para después chupar con verdadero frenesí.

Para cuando los siete se habían corrido en mi boca, tenía el chocho chorreando y los pechos doloridos de lo duros que había tenido los pezones, así como todo el cuerpo, pues hasta las mandíbulas ,me dolían de tenerlas tanto rato abiertas y con la boca ocupada, tenía incluso la garganta algo irritada, pero había logrado algo impensable tan solo unas horas antes, tragar una polla hasta conseguir que no me dieran nauseas, pensé que eso era el final y que me dejarían descansar, nada más lejos de la realidad.

Me puse de pie y me dirigí al baño, donde me lave la boca pensando que me dejarían vestirme y marchar, al salir vi que estaban todos en semicírculo mirando la puerta del baño, entonces fue Javier, que al parecer era el que dirigía el “cotarro” quien dijo simplemente.

Ven conmigo que te enseñare algo.

Me señalo el mismo cojín de antes y me arrodille, a una señal suya todos comenzaron a pajearse, no entendía como eran capaces después del tute que me habían dado, que aún tuvieran algo para sacar, Luisa se colocó a mi lado sin que nadie le dijera nada y de súbito, una polla estaba “escupiéndome” en el rostro y el pecho, después de eso ya fue un continuo que duro una eternidad.

Pocas veces me habían eyaculado directamente en la cara, alguna gota suelta que se escapaba, si en alguna ocasión lo hacían sobre los pechos, eso sí me gusta, pero tampoco una cantidad tan exagerada como lo fue en ese caso.

Cuando terminaron, Luisa se volvió hacia mí y comenzó a restregare conmigo, nunca me han gustado las mujeres y en ese momento si hubiera podido volatilizarla lo habría hecho, pero la situación era tan surrealista, que me deje hacer también por ella, fue lamiendo mi cuerpo retirando los restos de esperma y cuando se dedicó a los pechos, note como me chorreaba el coño, se ayudaba con los dedos, que no dejaron ninguna parte de mi cuerpo sin explorar, al terminar fuimos al baño a darnos una larga ducha, mientras me decía.

Hace tres años por mi cumpleaños, Javier organizo una fiesta sorpresa, me dijo que traería a la gente él y fue cuando me presento a sus amigos, fui la única invitada y al principio me pareció duro, pero después de entender cómo funcionan me gustó, desde entonces cuando me parece, lo aviso para que venga él solo, o le indico cuantos quiero que traiga.

Es muy serio y cumplidor, hoy pienso que habrás descubierto un mundo “diferente”, puede que me odies al principio, pero en algún momento me lo agradecerás.

Ninguno de ellos te dirá nada si te encuentra fuera de aquí, a no ser que seas tú quien se dirija a él, es el trato que tenemos y que respetan a rajatabla.

En cuanto a la posibilidad de que te plantearas presentar una denuncia por violación, quítatelo de la cabeza, las otras chicas vieron como entrabais en la casa y supusieron a qué, además lo sucedido hasta que te dormiste, esta filmado y a buen recaudo solo como precaución, eso solo se vería en un tribunal y quedaría claro que viniste con ganas de follar y que el sexo fue consentido.

Cuando salimos del baño no vi a nadie, no sé si se habrían ido o estarían en algunas habitaciones, el día comenzaba a clarear pero no pensaba irme sin disfrutar de un rato de piscina, para tratar de relajarme un poco y poner mis ideas en orden.

Desnuda atravesé la casa y salí al jardín posterior, me tire a la piscina y mientras nadaba enérgicamente durante más de media hora no pensé en nada, al salir me tumbe en una hamaca e hice un balance de lo vivido en las últimas horas, sacando unas conclusiones que al principio me asustaron un poco, pero al analizarlas en profundidad comprendí que eran acertadas, a saber.

Soy multiorgasmica.

Me gusta el sexo anal, a pesar de haber sido MUY violento.

Me gusta mamarla y cuantas más pollas mejor.

Una ducha de esperma es una sensación irrepetible.

Me encanta que me traten delicadamente, para ser bruscos después, quizás sea algo masoca.

No me gustan las mujeres, pero no me resultan tan repulsivas como creía en un principio.

Tengo la seguridad de que le pediré a Luisa el número de Javier, para quedar con él en alguna ocasión, a solas es en encanto y en grupo, el grupo una maquina maravillosa de sexo.

Cuando estuve seca me levante y vi a Luisa adormecida en otra hamaca, la desperté y le pedí si me podía acompañar a casa, pues no tenía ganas de llamar a un taxi para regresar con ropa de fiesta, nos vestimos y en unos minutos estábamos en el coche, en el camino, vi que vestía como “siempre” muy recatada, íbamos oyendo música y ninguna de las dos hablábamos hasta que de golpe lo intentamos las dos, por fin me dejo decir a mí.

Me tendrías que dar el número de Javier, por si se me ocurriera llamarlo algún día.

Entonces ella me alargo una tarjeta que ya llevaba preparada, deposito la mano sobre el muslo que mostraba la abertura de mi falda y a su vez me dijo.

Espero que algún día puedas venir a mi casa, para estar solas las dos, creo que nos podemos entender, aunque solo llegaremos hasta donde tú quieras, en este caso no habrá encerrona te lo prometo.

Dicho esto seguimos en silencio, las dos con una gran sonrisa en los labios y cada una con sus pensamientos, no me había molestado especialmente el tacto de su cálida mano.