La ventana de enfrente

Alguna vez pensaron en la chica de enfrente?

Toda esta historia viene cuando era un chico de apenas 16 años, era virgen y estaba en pleno deseo sexual desbocado, la ventana de mi habitación da a un patio interior a un metro y medio de mi ventana y de dos metros de ancho, justo enfrente la ventana un piso de estudiantes que todos los años era alquilado por diferentes inquilinos.

Ese año llego ella, una chica de 20 y pocos años, con larga cabellera castaña oscura, delgada, alta, sin mucho pecho pero con un culito pequeño pero bien formado.

Llevaba como dos meses viéndola a través de mi ventana, ella siempre dejaba la persiana a un palmo de cerrarse, incluso me parecía que le gustaba que alguien pudiera mirar, siempre llegaba a las 8:00 p.m y se cambiaba de ropa, yo siempre estaba puntual para poder ver el espectáculo, ese chica me daba un morbo que desconocía en ese momento, me había vuelto un mirón, pero lo mejor de todo llegaba antes de acostarse, cuando se ponía sus mallas ajustadas y empezaba hacer ejercicios de piernas, las movía arriba y abajo, enseñándome el movimiento de su coñito tan grande y tan jugoso, me sentía tan excitado cada noche que me sentía estallar de placer al masturbarme.

Un día de fin de semana salió de fiesta como tantos otros, era verano y las ventanas se quedaban abiertas, por supuesto yo tenia controlado a que hora vendría cuando se iba, y toda la vida que en esa habitación pudiera haber, así que esa noche decidí colarme en su casa pues era tanta la excitación de estar en ese cama donde la veía todas las noches que no me podía aguantar. Cogí una replica de pistola por si las moscas aunque no pensaba que nada fuera ocurrir y salte de mi ventana hacia el patio y luego subí su persiana hasta colarme dentro.

Una vez dentro me costo encender la luz, el cuarto era muy pequeño y fui directo al cajón de su ropa interior ahí tenia sus braguitas blancas de siempre, esa lencería perfumada y tan suave, no contuve la excitación y me vine en sus bragas imaginando aquella maravillosa entrepierna. De repente, la puerta de la entrada de la casa se abrió, y entro ella, yo rápidamente me escondí debajo de su cama y apague la luz con el mayor silencio posible, era bastante probable que me pillara, pero mantenía la respiración e intente tranquilizarme mientras oí como entraba y dejaba su ropa encima de la silla, se desvestía y se metía en la cama rápidamente, por los sonidos afirmaría que estaba enferma y quería echarse en la cama, eso me favorecía, pues así no se percataba de algunos detalles que le podían inducir a saber que alguien había entrado.

Habían pasado dos horas y ella dormía, yo decidí salir pues seguramente no se daría cuenta y podría salir de la casa sin mayores problemas, cuando levante del suelo ella estaba recostada mirando a la pared, y pude observar su hermoso trasero, me excite de manera escandalosa y tuve el gran impulso de pasar mi dedo por su entrepierna tan grande y tan jugosa....no escuche nada raro, y esta vez se la cogí, y empecé a sobar ese hermoso conejito, ella empezó a gemir pero su cuerpo se aceleraba y probablemente se despertaría.

Una locura paso por mi mente, saque la pistola de bolines, puse mi mano en su boca y me puse para hablarle en su oreja, abrió los ojos --¡ si se te ocurre decir algo te mato!, solo quiero salir de tu casa, para asegurarme te atare las manos y te amordazare, luego me iré y no habrá problemas, pero si intentas algo disparo...—esta historia que le conté tan seguido era algo que ya había pensado en alguna fantasía, pero estaba yo mas nervioso que ella, aun así, ella asintió.

date la vuelta – le dije y ella mirando con mucho miedo y sin decir nada, solo sollozaba se la dio. –ahora dame tus manos – me las dio pero forcejeaba un poco y sollozaba, aun así se las ate con la cordonera de mis deportivas, cogí un pañuelo que tenia en la pared y se lo puse en la boca.

Después de todo eso ella pensaba que me marcharía, pero yo estaba tan excitado que mi verga se salía del pantalón, me senté encima de su espalda con ella bocabajo en la cama, y empecé a meterle la mano entre medio de sus piernas, ella se altero y empezó a resistirse, movía su cabeza e intentaba gritar pero solo le salían unos sonidos mezclados con su acabado de empezar llanto que a mi me excitaban de sobremanera. Seguí acariciando su culo y le baje los pantys y las bragas, su vello vaginal oscuro y su conejito eran fabulosos, empecé a meterle los dedos mientras ella lloraba sin poder hacer nada, cuando estuvo suficientemente húmeda yo estaba fuera de mí, y debido a mi inexperiencia y a ese culo que me fascinaba, en el momento de penetrarla la penetre por detrás, por lo que ella intento gritar desesperadamente y a llorar.

Dios que placer, no podía imaginar que fuera tan bueno, estuve un buen rato hasta que me corrí dentro y creí estar en la gloria...

Me subí los pantalones y la mire, ella estaba llorando bocabajo en la cama, con esa atlética figura, esas piernas tan largas, su cara afilada incapaz de mirarme a la cara...fue suficiente para excitarme de nuevo, y en un arrebato le di la vuelta, le limpie las lagrimas y se la metí dentro de su vagina, se estaba tan caliente y húmedo, lo hacia despacio recreándome en cada movimiento con su cuerpo a mi merced, le bese todo la cara, manosee sus pechos pequeños y duros, y ella empezaba a sollozar, ya no lloraba, en su rostro mirando al vacío notaba que deseaba que terminara, y así lo hice, la mayor corrida de mi vida, en esa vagina tan caliente, tan cómoda, y por que no decirlo, forzada.

Después de aquello ella siguió con su vida normal, a veces la seguía espiando mientras lo hacia con un novio que se echó, pero los dos seguimos como si nada hubiera pasado, y aunque ella nunca supo quien fue su agresor.