La Ventana

El mirar por la ventana, te lleva a lugares donde tu cuerpo quiza nunca llege.

Ventana

Tengo un chiste sobre el voyeurismo, que describe al 90% de los hombres y por supuesto a mi:

"Dr. Traigo a mi hijo de 5 años porque le encanta agacharse a verle los calzones a las mujeres" "No se preocupe señora, esta pasando por una etapa.... que le durara...unos... 50 o 60 años"...

Tenia yo unos 11 años cuando mi interés en las mujeres comenzó, me calentaba con todo, las chicas de la escuela, las maestras, las revistas de mi abuelo, en fin cualquier dibujo o foto, cualquier mujer de 15 a 40 años lograba solo con enseñarme un poco de pierna que la sangre me hirviera.

Las tardes en aquellos tiempos eran largas y aburridas, hasta que se mudo a la casa de atrás a la mía una joven mujer, de unos 30 años, Sudamericana, Argentina o Uruguaya, nunca lo supe a ciencia cierta, guapa pero no una súper modelo, llego sola, y desde el momento que se mudo no pude dejar de mirarla un solo día.

La ventana de mi habitación daba hacia el patio trasero por lo que podía ver claramente su patio trasero, la cocina, el comedor y dos de las habitaciones del piso superior.

Se mudo en sábado, el domingo me despertaron unas maldiciones que provenían de su patio, estaba ella peleando con el calentador de agua, no podía encenderlo, aun recuerdo su atuendo, camiseta corta celeste y bikini a juego y sandalias de baño, su cabello negro cubria sus hombros, mi corazon se acelero, mi cabeza se calentó de ver a esta mujer en paños menores, agachándose, mostrándome todo el esplendor de su redondo trasero y sus tetas de buen tamaño, la mañana era fria, sus pezones se remarcaban en la delgada tela de su top. Mi verga comenzo a levantarse, me la saque y una muy buena paja mañanera me recete en ese momento.

Todo el tiempo que pasaba en mi habitación trataba de buscarla desde mi ventana, en las noches veía como preparaba la cena en pantalones cortos o sin ellos, por las mañanas me gustaba ver sus pleitos con el calentador, tenia una buna colección de ropa interior, calzones y bikinis Negros, rojos y blancos eran sus favoritos, brasieres y tops a juego, shorts y minifaldas.

Algunas veces trajo hombres a su casa, su técnica de seducción era casi siempre la misma, tomar unos tragos en la sala, besos y caricias en el sofá, dejar que el tipo la manoserara, que recorriera sus cuerpo con las manos sobre la siempre sensual ropita que usaba, y cuando las cosas se calentaban lo suficiente, se paraba...dejándolos ahí con cara de idiotas y con erecciones descomunales, tocaba en el estero "Another one bites the dust" de Queen y bailaba sensualmente frente a ellos, quitando la falda siempre primero, sus caderas se movían y ella hacia gestos muy sugerentes se montaba en ellos, mientras los besaba dejaba que las manos de esos hombres se entretuvieran con su culazo, hasta que brincaba de sus garras, parándose de nuevo a bailar, al ritmo de la música y de los contoneos de su cuerpo la baba escurría de sus amantes, botón a botón la blusa se desabrochaba hasta mostrarles sus pechos cubiertos por una delicada prenda de seda y encaje, los machos de inmediato besaban ese busto hermoso mientras ella safa los broches del bra. Yo desde mi ventana apresuraba la puñeta ya que en 2 o 3 minutos subirían a la habitación principal y el show terminaría para el espectador mientras los protagonistas seguían en su particular diversión.

Esta vez la rutina cambio, todo era igual, los tragos, el baile del inicio, pero una llamada interrumpió su sesión amatoria, en la cocina tomo el teléfono, estaba con solo en una pequeña braguita blanca satinada, mi favorita, de corte alto hacia que sus piernas lucieran mas largas de lo que eran y que su conchita pareciera un panecillo glaseado listo para comerse.

Mientras hablaba, volteo a mi ventana, instintivamente me agache, pero estaba seguro que alcanzo a verme, pasaron varios minutos, mi corazón estaba mas acelerado que antes, no podía pensar, mi verga estaba flácida, mis labios secos, minutos después decidí asomarme una vez mas, la busque en la sala pero no estaba ahí, recorrí la casa en su búsqueda, hasta que los halle, estaban en la cocina donde podía verla mejor.

El galán en turno la tenia en cuatro patas metiéndosela por detrás, ella apoyaba sus manos en un banco de la barra, gozaban los dos, la cara de el notaba un enorme esfuerzo para contener el semen en su verga y no correrse mientras ella lo culeaba riquisimamente, con movimientos circulares exprimía la verga de su compañero, su melena volaba de arriba abajo, su boca emanaba gritos mudos de placer, sincronice mi puñeta con sus embestidas ellos se culeban y yo jalaba, las manos de ese wey pasaban de sus tetas a su culo a su clítoris, los movimientos de mi vecinas eran cadenciosos, como el baile, ella levantaba y bajaba la cabeza, gimiendo, hasta que se quedo quieta, levanto su mirada de nuevo a mi ventana, justo en el momento en que la pared de mi cabecera era nuevamente pintada con mi leche, mi mirada estaba fija en mi verga, en como salía suficiente semen como para embarrar las paredes de toda la casa, al salir la ultima gota y recobrar la respiración, asome de nuevo por la ventana, ella me veia directamente, yo la vi, fijamos nuestras miradas, dejo de moverse, aunque el tipo seguia metiendo y sacando su fierro violentamente de sus entrañas, mientras le sobaba las chichis, pasaron varios segundos que fueron eternos para mi, sus ojos obscuros de bruja en caldero me lastimaban. estaba petrificado, crei que moriría en ese instante, hasta que me sonrió, yo sonreí en respuesta, ella cerro los ojos, agacho la cabeza y volvió a culearse al tipo, yo me recosté en mi cama, soñando con esa sonrisa.