La venganza se sirve fria

Tanto tiempo siendo traicionada, mi imagen de esposa fiel fue cambiando.... mi sexualidad desperto con cada traición.

Querido Roberto: Se que has sido un mal marido y que me has puesto los cuernos con todas las que se han cruzado por delante, empezando por mi supuesta mejor amiga Elena a quien tuviste la desfachatez de follarte en nuestra cama matrimonial, y terminando con Esther, mejor amiga de nuestra hija, quien con apenas 18 años no tenía ni cuerpo ni mentalidad para tus guarrerias. Imagino que pensaras como me he enterado de todo esto, y pienso contártelo para que veas que yo no soy ninguna estúpida ni soy tan modosita como tu te imaginas. 19 años de matrimonio contigo me han enseñado a fingir y a mentir de acuerdo a la situación. Se que eres un adepto lector de esta página cuyo fin no es más que dar rienda suelta a tus fantasías asquerosas, así que aquí delante de todos los que como tu pierden su tiempo leyendo estas gilipolleses, pienso confesarte que tu esposa de tanto tiempo a quien imaginabas mojigata y reprimida ha sido todo lo contrario.

Para empezar y para que sepas que soy yo, sabrás que tengo un pequeño tatuaje en el muslo derecho con las iníciales EJB que son las iníciales de nuestra primera hija. Luego te diré que vivimos muy cerca de la estación de Sants en Barcelona y que tenemos una perrita Yorkshire que se llama Tessie. Sabes ya quien soy pedazo de cabron, y que hablo de ti?

Me entere de tus andadas sexuales hace más de dos años, cuando me fui a Mallorca a ver a mi madre. Fue entonces cuando tú y la guarra de Elena me traicionasteis follando como perros encima de mi cama. Fue entonces cuando advertida por tu propia hermana me decidí a hacer lo que hice con el afán de saber exactamente lo que te llevabas entre manos. Sé que te preguntaras como me entere, y poco a poco te explicare como antes de irme, metí debajo de la cama una grabadora de voz de esas que se activan con ruidos, que venden en cualquier tienda de electrodomésticos y que se encienden cuando alguien empieza a hablar y se apagan cuando no hay voz. Fue así que os escuche riendo, hablando de mi, burlándose de mi "falta de experiencia" en la cama y luego te escuche diciendole guarrerias mientras le comías el coño. Si mi querido Roberto, he llegado a enterarme de mucho gracias a esa técnica, pero en principio quiero que sepas que una vez que el divorcio salga y te deje tirado en la calle, Carlos, el marido de Elena y tu gran amigo, tendrá acceso directo a toda esta información. Tal vez aprendáis así que con los sentimientos de la gente no se juega.

Me gustaría confesar, que al principio, me sentí traicionada. Llore muchas noches al pensar en tu engaño y sobre todo con la persona con quien lo habías hecho. Pero luego tome valor y decidí una cruel y larga venganza para que aprendas de una vez y por todas que tu mujer no es ninguna mojigata.

Hace un año y medio, te vengo poniendo los cuernos y lo he hecho en más de una ocasión. He chupado mas pollas en ese tiempo que jamás antes. Se han corrido en todos los lugares posibles en mi cuerpo, y si… eso que tu querías que fuera tuyo….. mi culo fue desvirgado por un gran amigo tuyo.

La primera vez que te puse los cuernos, fue una situación casual. Estaba yo en una tienda de telefonía móvil esperando una recarga cuando la dependienta nos informo que el sistema estaba fuera de servicio y que teníamos que esperar una hora hasta poder hacer la recarga. Yo había estado conversando con un señor maduro y elegante que estaba ahí para arreglar unos papeles. Al enterarnos de esto, me pregunto si quería tomar café y acepte. Sentados tomando el café, me dijo que su nombre era Eduardo, era un italiano que vivía en España desde hace mucho tiempo y de profesión medico. Me conto que llevaba casado 27 años con la misma mujer pero que tenían problemas en su relación de pareja. Yo por encima le conté lo nuestro y el me escucho con atención por un rato. Luego empezamos a hablar de otras cosas en entre ellas le comente que había tomado un curso de decoración de interiores pero que nunca había ejercido ya que es difícil encontrar trabajo en ese ámbito. El me dijo que ha hacia poco tiempo, había comprador un piso muy cerca de ahí y que necesitaba ideas para amueblarlo. Me pregunto si yo podría asesorarlo y yo acepte gustosamente. Me fui con el a su piso a "asesorarlo"

En el coche, me dispuse a poner mi plan en marcha. Llevaba una falda negra con sandalias de tacón también del mismo color y una blusa ceñida blanca. A pesar de mis dos embarazos y mis 43 años me considero una mujer atractiva y sexy. Al sentarme, mi falda se levanto un poco mostrando a Eduardo más de lo que el esperaba ver, y vi su rostro cambiar al ver mis piernas y parte de mis braguitas blancas. En lugar de acomodarme la falda, deje que aquel hombre dulce y elegante se deleitara admirando mis muslos. Vi como su mirada hacia mi cambiaba y me dijo, sabes…. Eres una mujer muy atractiva. Yo sonreí, y le di las gracias. Al llegar al piso se sentía la tensión. Al llegar, abrió la puerta y sin mediar palabra me dio un apasionado beso que hizo que mis entrañas temblaran de placer. Su mano se deslizo por mi espalda hasta llegar a mis nalgas y metió su mano por debajo de la falda para acariciar mi culo. Inmediatamente su dedo índice busco la entrada de mi húmeda vagina y la penetro suavemente haciéndome sentir un placer indescriptible. Saco su dedo y como un catador profesional probando una exquisitez, se metió el dedo en la boca y me dijo: " Me encanta el sabor de tu coño". Acto seguido me llevo al dormitorio y me tumbo en la cama, sin decir nada y aun vestido completamente empezó a besar mis piernas y mi vagina por encima de las braguitas. Me estuvo torturando de esta manera hasta que ya no pude contenerme mas y le suplique que me comiera el coño. Me quito las bragas, me abrió de piernas y sentí como su lengua impetuosa se deslizaba por mi raja llenándome de jugos mientras lo hacía. Tuve un orgasmo, y otro y aun otro más. Me venían en cadena uno detrás del otro, esa lengua prodigiosa exploraba mi caverna y me hacía sentir la mujer más feliz del mundo en ese momento. Me comió el coño un hombre de verdad y no un pelele imbécil como tú que decías que no te gustaba hacerlo. En ese momento sentía la necesidad de sentirlo dentro de mí y como una loca me abalancé sobre el bajando su bragueta para liberar el pene más grande que había visto hasta ese momento. Debería medir unos 20 centímetros y lo tenía erecto a la perfección. Lo bese, lo chupe, recorrí ese pene de arriba abajo como si tratara de un manjar delicioso. Explore su glande con mi lengua hasta que sentí el chorro de semen cálido dentro de mi boca. Se corrió lo que parecía litros de semen dentro de mí, y en lugar de escupirlo, me lo trague entero. Su sabor dulce y acido me producía aun mas calentura, estaba como una perra en celo.

En lugar de caérsele después de correrse como solía pasarte a ti, sorprendentemente seguía erecto, así que continúe chupándosela hasta que volvió a recuperar la erección completa. Cuando la tuvo dura una vez más, nos desnudamos por completo y empezó a chuparme los pezones. Con cada mordisco y cada caricia, mi coño se humedecía mas y mas. Necesitaba esta polla prodigiosa dentro de mí. Poco a poco se fue posicionando encima mío, me abrió las piernas, y lenta mente fue introduciendo su falo erecto dentro de mí. Primero jugaba conmigo, metiéndolo y sacándolo poco a poco. Luego de un empujón, me metió esa tranca inmensa dentro y sentí que me desgarraba. Una y otra vez me lleno el coño de leche. Una y otra vez me follo de diferentes maneras y una y otra vez me corrí como una Zorra. Tanta fue la cantidad de semen que me lleno el coño hasta que me chorreaba por las piernas. Cuando vi el reloj, me di cuenta que eran casi las 9 de la noche y con un beso apasionado nos despedimos. Cuando llegue a casa, estabas tu mirando las noticias. Algo tienes que haber percibido que te acercaste a mí y me besaste sin saber que tu "tímida mujer" había tragado el semen de otro con esa boca que ahora besabas. Te acuerdas como me dijiste que querías follar conmigo en ese momento? Te acuerdas cuando te dije que iría al baño a limpiarme un poco? Te acuerdas cuando sin decir nada en un momento de lujuria bajaste y me comiste el coño como pocas veces lo habías hecho? Quiero decirte querido Roberto, que en ese acto te comiste el semen de otro hombre. Que indirectamente fuiste un maricon desconsiderado y yo gozaba pensándolo. Ay querido Roberto, si hubieras sabido que a tu mujercita la habían follado como nunca antes te hubieras sentido como el imbécil cabron que eres. Esta es solo la primera de mis muchas aventuras. Espero que la leas aquí como mucho de otros hombres y que sepas que eres tú, aunque nunca podrás probarlo.

Tu queridísima y abnegada esposa

Isabel