La venganza es dulce... ¡y tan excitante!

Lo que comenzó como una amarga venganza de un hombre en contra de su esposa se convierte en algo dulce y excitante, que terminará por cambiar completamente su vida.

La venganza es dulce… ¡y tan excitante!

Esa noche Roberto está sentado mirando la televisión, muy concentrado en el programa en apariencia, pero en realidad esta recordando con mucha repugnancia aquel momento vivido apenas horas antes.

Roberto tiene 46 años, trabaja como contador público en una importante empresa, es un hombre alto, de piel morena, cabello entrecano, con una tupida barba, un poco llenito pero no obeso, bastante velludo y una verga sumamente larga y gruesa como para tener satisfecha a su mujer, al menos eso pensaba él.

Ese día por cosas del destino se tuvo que salir temprano de su trabajo, pensó en avisarle a María su esposa, pero prefirió darle la sorpresa. Él la había conocido 20 años atrás, en una fiesta organizada por sus amigos, en ese entonces Roberto se quedó prendado de ella.

Era una rubia espectacular, con un cuerpo bastante atractivo, grandes senos, un culito levantado y sin nada de sobrepeso. En ese entonces Roberto, estaba en su mejor apariencia, aún no usaba la barba, era delgado y su cabello era lacio y muy negro, eso sí su verga era igual de larga y gruesa y se paraba con mucha facilidad cuando tenía ante sus ojos a una mujer muy guapa.

Duraron tres años de novios, se casaron y tuvieron 2 hijos (niño y niña), hoy ella de 16 y él de 11.

María ya de 42 años, aunque también un poco más llenita, sigue teniendo esos atractivos senos que tanto excitaban a su marido, esos ojos con pestañas enchinadas que la mostraban más atractiva y con un aire inocente, su cabello seguía siendo largo y abundante y su coñito lo suficientemente peludito y sabroso como para darle una buena mamada.

Roberto amaba profundamente a su mujer, nunca le había sido infiel con nadie, aunque algunas veces asistía a despedidas de soltero de algunos compañeros de trabajo, jamás tuvo ningún contacto con esas chicas, más que deleitarse la pupila y una que otra erección que se marcaba en su ajustado pantalón de mezclilla pero que desaparecía con una buena paja o al volver a casa y hacer el amor con su mujer.

Pero ahora todo había cambiado, esa tarde llegó a casa de manera silenciosa, llevaba un ramo grande de rosas rojas para su mujer, acompañado de una tarjeta que decía:

"TE AMO MARÍA, SIEMPRE TUYO ROBERTO" ya que él solía darle pequeños detalles muy a menudo para conservar vivo el romanticismo en su matrimonio y demostrarle que ella era la única mujer que realmente había amado en toda su vida.

Caminó por la sala, la cocina, la lavandería e incluso el patio trasero (haber si estaba en la piscina), buscando a su mujer sin llamarla, hasta que cayó en la cuenta de que probablemente estaría tomando la siesta en la recámara matrimonial.

"Voy a entrar de manera silenciosa, colocaré las flores con la tarjeta en la mesita de noche, le daré un suave beso en sus bellos labios y le prepararé su platillo favorito para tenérselo listo en cuanto despierte".

Pensó para sí mismo, imaginando lo contenta que se pondría su mujer y como después de aquella comida, se irían ambos a la cama a descargar toda la pasión contenida, ella le daría una buena mamada en su rica verga y él la penetraría tanto por su húmedo coñito como por su hermoso culo.

Al aproximarse a la habitación, miró la puerta entreabierta y comenzó a escuchar unos leves gemidos, Roberto extrañado se asoma disimuladamente, lo que llega a mirar lo dejó helado del espanto, se retira sorprendido y maldiciendo a su mujer y la hora en que se mostró tan complaciente, romántico y caballeroso con ella.

"Es algo que le excita a tantos machos" pensaba para sí esa noche frente al televisor.

"Muchos de mis compañeros de trabajo tienen pornos de esas y se la jalan mirándolas, es más reconozco que en circunstancias diferentes y si hubiera sido otra persona probablemente si se me habría parado la verga… ¡pero es mi mujer y yo que tanto la amaba! ¡Como pudo hacerme esto!"

"Mi amor ¿qué tienes?" le comenta María a su esposo al mirarlo frente al televisor, éste sigue con la mirada pérdida, voltea a ver a su mujer, desea reclamarle su conducta, pero se contiene.

"Anda vente a cenar" se inclina la mujer y le planta un suave beso en la boca a su marido, éste siente repugnancia al recibirlo, solo le dice:

"Ya voy ahora" en el fondo piensa:

"Pinche vieja puta, ¡es una hipócrita la cabrona! ¡pero ya me las pagará la mendiga! No le voy a reprochar su acción por ahora ¡pero me vengaré de ella! ¡esa perra sabrá lo que se siente ser vilmente traicionado!".

Sus palabras están llenas de un rencor inmenso. Aún recuerda vívidamente lo que observó.

Su mujer estaba acostada boca abajo, enseñando su atractivo trasero, mientras encima de ella estaba otra mujer, como de su misma edad metiéndole un consolador en su culito, Roberto alcanzó a escuchar lo que su mujer murmuraba, más le hubiera válido quedarse callada.

"Oooh síiii Magdalena! ¡Aaahhhh amor mío! ¡Chiquita hermosa! Tú me das lo que mi marido jamás podrá darme"

Las palabras de María denotaban un enorme placer y excitación, Roberto se sentía con enormes deseos de que la tierra se lo tragara.

"¡Magdalena!" Roberto cayó en la cuenta de que esa mujer es la amiga íntima de su esposa, ambas se conocen desde que estudiaban en la preparatoria y siempre han ido juntas a muchas reuniones, fiestas y demás eventos.

"No sabía que las pendejas además de todo la hacían entre ellas ¡pinches putas!" piensa Roberto lleno de una rabia inmensa hacia su mujer y la amante de ella.

Ahora ambas mujeres están fundidas en un largo y profundo beso, frotándose mutuamente sus senos, de repente Magdalena detiene los apasionados besos que le regala a María y comienza a darle una buena mamada al húmedo coñito de ésta.

"¡Oooh Síiii Magdalena! ¡Aaaahhh mamita! Tu mamas mucho mejor mi coñito que Roberto, nada me da más placer que otra mujer me chupe mi clítoris, solo tú mi mujercita, solo tú que eres del sexo femenino sabes verdaderamente como excitar a una mujer, mi marido como es hombre jamás entenderá de lleno ese placer"

Roberto siente que se enciende de la ira.

"¡Mendiga puta!"

Piensa para sí mismo lleno de indignación, tiene el impulso de entrar y correr a esa mujer lesbiana e infiel de su casa, pero se contiene, un sentimiento extraño de vouyerismo lo invade, su verga no se para, pero sus ojos aunque llenos de coraje no pueden dejar de mirar aquello.

Ahora es María quien comienza a chuparle el coñito a Magdalena, ésta suelta gemidos de éxtasis y ambas están súper excitadas, juntas gozan de las mieles del lesbianismo a todo lo que da, después María se acuesta junto a su amante y apoya su cabeza en sus senos, ella le acaricia sus largos cabellos y le pregunta.

"Chiquita, ¿no habrá peligro de que tu marido o tus hijos algún día nos descubran?"

"No mi Magdalena, Roberto anda trabajando, no creo que llegue hasta las siete y mi hija fue al cine con unas amigas y después irán de compras y mi hijo anda en el entrenamiento del fútbol" comenta María, Magdalena suspira de alivio.

"Menos mal mi chiquita, porque tú sabes que no soporto al anticuado y poco hombre de tu marido, estoy segura que con él no disfrutas del sexo como conmigo mamacita hermosa, además me dijiste que te casaste con él por pura conveniencia y porque no querías que tus padres se enteraran de tu bisexualidad o más bien lesbianismo".

María escucha el comentario de su amada Magdalena, no se imagina para nada que su marido está espiándolas y lo que es peor, escuchando cada uno de sus comentarios, así que dice:

"Ese Roberto es tan cursi y tan anticuado, parece más mujer que yo el méndigo, mira que darme flores y tarjetitas por favor, y según él presume siempre de que su pito me vuelve loca en la cama, pero lo que no sabe es que las mujeres podemos fingir un orgasmo y el que grite tanto no significa que realmente me haya hecho sentir satisfecha y cachonda"

Después de ese comentario ambas comienzan a besarse con mucha pasión de nueva cuenta, ahora metiéndose los dedos en el coñito mientras sus lenguas comienzan a degustarse mutuamente y juntan de manera sensual sus senos.

"Lo que has de querer méndiga puta es que te hubiera regalado una caja de herramientas, pinche machorra, o tal vez unos pantalones aguados y una playera o unas vendas para esconder esos senos que me gustaban tanto y parezcas más hombre que nadie"

Piensa Roberto lleno de coraje e indignación, de ningún modo le dará el divorcio, eso haría que ella viva a sus anchas con esa "mujer", lo mejor será vengarse, ¿pero de que modo?

Roberto no tiene nada en contra de las lesbianas en general, pero sí esta resentido con su mujer por haberla engañado tan vilmente y hablar pestes de él con su querida amiga.

"Nunca supiste valorar todo lo que te di, todo el amor que te tenía, todos los detalles que te di, sabes que soy romántico, creí que por eso te habías enamorado de mí" reflexiona Roberto lleno de una profunda tristeza y un sentimiento de odio inmenso hacia aquella ingrata mujer.

Sale a la calle tan silenciosamente como llegó, deposita en un enorme bote de basura las flores y la tarjeta; con el corazón roto y lleno de ira se sienta en la banca de un parque a pensar en como vengarse y esperar a que de la hora en la que supuestamente debía estar llegando del trabajo.

Durante la cena Roberto esta muy serio, solo están su mujer y el hijo de ambos, quien les cuenta emocionado como lo ascendieron a capitán de su propio equipo de fútbol, María le sonríe a su hijo y Roberto solo le dice de manera no muy convincente:

"Felicidades campeón" y se retira a la habitación, ahí se hace el desentendido con su mujer que lo alcanzó minutos después, finge estar dormido y rehuye a sus caricias y palabras de falso amor.

Sábado por la mañana.

Como cada fin de semana ha llegado el mozo a la residencia donde viven Roberto y María, es un chico bastante atractivo de 19 años.

Tiene la piel blanca, unos músculos muy marcados en sus brazos y piernas muy fuertes por el ejercicio que hace al realizar trabajos de jardinería y carga de materiales pesados, además de jugar fútbol.

Esa mañana Roberto se encuentra en casa descansando de una agitada semana de trabajo, está bronceándose junto a la alberca de su residencia tomándose una bebida.

De repente voltea hacia el jardín contiguo y mira como el mozo está agachando podando las plantas, se le queda mirando a su trasero que es bastante grande y redondo, y a sus fuertes piernas con unos pocos vellos signo fiel de lo deportista que es el muchacho.

"Este chico me recuerda a mí mismo en mi juventud" piensa para sí con cierta nostalgia.

"En mis años mozos yo también tenía el cabello muy negro, era delgado, practicaba el fútbol… aunque no tenía esa cara linda que tiene ese chico, parece artista de cine, sus labios son bastante gruesos y rosaditos y esa mirada tan linda y sexy que volvería loca a cualquier muchacha, sí, debe tener muchas mujeres que quieran con él"

El hombre se siente extraño de tener estos pensamientos, desde que descubrió a su mujer con otra no ha dejado de obsesionarse con la idea de cómo podría hacerle pagar su hipocresía, sus engaños, su falta de amor y lealtad… ahora se siente extraño porque su verga dormida desde aquella terrible tarde ha comenzado a despertar y se marca el bulto en su bermuda.

"Espera" comienza a reflexionar dentro de sí Roberto "¿cómo es que mi pija se ha parado? ¿será de tantos días que tengo de abstinencia? No quiero pensar que fue por mirar a este chico, a mi nunca me ha excitado pensar en otro hombre, no soy como la puta de mi mujer que batea zurdo"

Roberto sigue pensativo y de repente una loca idea invade su mente.

"¿Y si yo le hago lo mismo? ¿Qué pasaría si esa pendeja me descubriera cogiendo con otro cabrón? Estoy seguro que le dolería en todo su ser y recibiría una sopa de su propio chocolate la muy méndiga"

Roberto sonríe maliciosamente ante ese pensamiento y lo más extraño de todo, su verga sigue parada y hasta siente como ha comenzado a soltar líquido preyaculatorio, se le esta antojando hacerse una paja.

Pero en lugar de hacérsela propiamente, se frota con sus manos por encima de su pantalón corto su instrumento para que continué creciendo, esto lo hace mientras mira a su mozo, quien continua de espaldas a él concentrando en su labor, no para de mirarle su culo y sus fuertes piernas.

Aún no entiende como es que le esta excitando tanto ver a otro hombre, no sabe si efectivamente se debe a su abstinencia o porque su deseo de venganza es tan fuerte que ya se ha convertido en un motivo más de excitación sexual.

Sin siquiera pensarlo dos veces se acerca al muchacho y le dice.

"Buenos días Santiago" el joven deja sus instrumentos en el suelo se voltea a mirar a Roberto, le extiende una mano y le responde.

"Buenos días patrón" Roberto toma la mano, la estrecha con fuerza y tarda un poco más en soltarla, más de lo normal en un saludo cualquiera.

Santiago nota algo raro en el jefe de la casa, lo mira de manera extraña, aún no puede adivinar cuales son los planes de Roberto.

"Tomate un descanso muchacho" el maduro le toca con su mano el hombro por unos segundos al decirle esto, Santiago comienza a sentirse extraño y solo responde:

"No patrón, gracias, no puedo tengo que terminar este trabajo que me encargó con mucha urgencia la señora" Roberto le sonríe al chico y le dice.

"Anda Santiago, no te hagas del rogar, ven conmigo, vamos a meternos a la piscina, supongo que sabes nadar" al decir esto Roberto mira al chico de pies a cabeza y se detiene unos segundos en la verga de este que asoma bajo su pantalón corto y se nota dormida, pero aun así apetecible.

"Sí señor" responde Santiago extrañado y añade.

"¿pero como es que usted que es rico me invita a mí, un pobre mozo, a nadar en su compañía? Además ya le dije que la señora me encargó su jardín con mucha urgencia"

Roberto se desespera "este chico no es nada fácil" piensa para sí, insiste más.

"Mira muchacho, yo te contrate y yo te doy tu salario, la señora puede esperar, anda no rechaces mi invitación, que me voy a molestar contigo"

Santiago se siente más que extraño ante tanta insistencia y más que contradiga una orden de la patrona, hasta no hace mucho se veía muy enamorado de ella, pero ahora lo nota tan distinto, parece otro hombre.

"Esta bien patrón, vamos" asiente el chico desganado.

Santiago se quita la playera, Roberto le toca el torso con sus manos y exclama.

"Eres un chico muy sano, deberías ser amigo de mi hijo, quiero que cuando sea un hombre sea tan atractivo como tú"

Santiago aún no entiende del todo bien a donde quiere llegar su patrón, pero solo sabe una cosa, las caricias que el hombre le acaba de dar a su pecho y torso le han hecho sentir un ligero escalofrío y, con cierto terror, descubre que su verga se ha parado y teme que comience a notarlo su patrón.

"Este ya cayó" piensa para sí Roberto al mirar hacia los genitales del chico y observar como su pija ha cobrado vida.

Para evitar avergonzarse Santiago se hecha un clavado a la alberca y comienza a nadar, en seguida, Roberto le da alcance, ambos nadan juntos y continúan platicando.

Aprovechando que no hay nadie cerca y el agua de la piscina, Roberto se sumerge hasta el fondo y comienza a acariciarle las piernas a Santiago por debajo del agua, lentamente va ascendiendo hasta comenzar a frotarle la verga por encima de la bermuda.

Santiago siente que su verga se para aún más, tiene miedo, él nunca ha estado con nadie de su mismo sexo y teme que si contradice a su patrón este lo despida, así que se deja hacer.

Segundos después Roberto saca la cabeza del agua sin dejar de soltarle su paquete con la mano y le pregunta al chico:

"¿Te gustó nene?" Santiago no sabe que responder, no solo le gustó, ¡le encantó! Y solo responde.

"Sí patrón"

"Vamos Santi, no me digas patrón, dime Roberto, quiero que ahora me tutees aun enfrente de la señora, tú y yo vamos a ser muy buenos amigos" Roberto le guiña un ojo a Santiago y este solo tartamudea.

"Vo vo voy a regresar a continuar con mi trabajo" se sale del agua de manera inmediata, Roberto le da alcance le extiende una toalla y le dice.

"Primero sécate" el chico obedece y se pasa la toalla por todo el cuerpo.

Roberto también se seca sin quitarle la vista de encima y le dice.

"Ven acá nene" Roberto obedece mansamente, se acerca a escasos centímetros de Roberto, éste último da un paso más, comienza a acariciarle sus mejillas, con sus dedos recorre su nariz, sus ojos, sus labios gruesos y deliciosos, es la oportunidad que estaba esperando.

"¿Sabes querido Santi? Eres un muchacho muy hermoso" el chico esta mudo de la impresión, la cara de su patrón se acerca cada vez más a la suya y puede sentir su respiración sobre su rostro.

Roberto también está indeciso, ya no piensa más en su mujer ni en si alguno de sus hijos pudiera salir al patio para echarse un clavado, solo se concentra, quiere creer que Santiago es mujer, no le cuesta tanto, puesto que tiene las facciones muy finas y unos bonitos ojos a los cuales mira lleno de deseo.

Finalmente se decide, le besa suavemente en los labios al muchacho guapo, Santiago no corresponde el beso, solo lo siente y a la vez su verga dormida vuelve a despertar.

"Santiago" le dice Roberto a escasos centímetros aún de su cara, siente la agitada respiración del chico y como su rostro se ha sonrojado un poco, esto le da una inexplicable ternura.

"Mi Santiago, nene, te espero hoy a las 5:00 p.m. en el Motel que esta en Reforma"

Roberto lo ha citado fuera de casa, quiere que primero pierda el temor, ya después ideará un plan para hacer que su mujer los descubra.

Santiago se retira apenado sin decir palabra alguna, aun no sabe si atenderá esa cita.

Esa tarde Roberto se arregla de manera especial, se ha dado un largo baño, se ha acomodado la barba para que luzca más elegante, se ha puesto un perfume muy fuerte que volvería loca a cualquier mujer y le avisa sin más a su esposa que va con unos amigos.

María abre los ojos como platos al mirar como su marido se ha arreglado tanto para una simple reunión de amigos, con bastante extrañeza se acerca a él, huele su perfume le da un beso en los labios que Roberto no corresponde y solo dice:

"Que te vaya bien mi amor" y se retira el hombre dejando a María sorprendida y llena de dudas.

Santiago ha pensado todo el día en su patrón, después de aquel beso no se le ha bajado la verga, el chico tiene una novia de su edad llamada Patricia, esa tarde se había quedado de ver con ella, pero no puede resistir esa excitación que es más fuerte que su voluntad y le llama por teléfono para cancelar pretextando lo primero que se le viene a la mente.

Llega la hora pactada, Santiago llega nervioso al lugar indicado, un automóvil estacionado en la cera del frente le toca el claxon, es su patrón.

El chico se acerca un poco temeroso y el hombre bajando el vidrio le dice:

"Querido Santi, gracias por venir nene, ya reservé la habitación 514, te espero allá en 15 minutos".

El auto se mete al estacionamiento, el chico espera el tiempo pactado, ingresa al hotel, sube las escaleras, toca la puerta de la habitación pactada, escucha la voz varonil de su patrón:

"Adelante"

El chico abre la puerta aún dudoso, por un momento quisiera arrepentirse, pero ya no hay marcha atrás.

Al ingresar a la habitación se topa con un lugar muy bonito, Roberto lo ha llenado de velas aromáticas y ha puesto algunas baladas románticas a bajo volumen en una grabadora, Santiago está asombradísimo.

Roberto solo con una trusa blanca ajustada y oliendo a mucho perfume se acerca al muchacho le acaricia con una mano su cabello y con la otra sus mejillas, lo mira con ternura y le dice.

"¿Te gusta nene?" Santiago sigue con la boca abierta y simplemente atina a decir.

"Me encanta" de nueva cuenta Roberto acerca sus labios a los de Santiago y comienza a besarlo.

El chico de 19 años siente como la rica y madurita barba de su patrón le cosquillea en su suave rostro, ahora el chico comienza a besar delicadamente al hombre, ambos intensifican lentamente sus besos hasta llegar a un duelo de lenguas y mucho intercambio de salivas.

Roberto sigue besando desesperadamente a Santiago mientras le acaricia las nalguitas al chico por encima de su pantalón de mezclilla, se lo desabotona, lo deja caer junto con le calzoncillo y descubre ante él una rica verga rosadita, circuncidada, bastante crecida, la acaricia con su otra mano.

Santiago siente un inmenso placer, solo cierra los ojos y se deja llevar, Roberto ya le ha quitado la playera y lo ha dejado desnudo, así como Santiago por iniciativa propia también ha desnudado totalmente a Roberto, entonces se abrazan muy fuerte uniendo sus cuerpos de manera sensual.

Ambos tienen casi la misma estatura ya que son altos y, por lo tanto, sus vergas quedan unidas una contra la otra, esto los excita todavía más y Roberto le dice al oído al chico.

"¡Ah mi Santiago hermoso! Nene querido, me gustas mucho chiquito" el chico siente escalofríos en todo su cuerpo y como su piel se pone chinita.

Nunca pensó que llegará a disfrutar tanto de acariciarse y besarse con otro hombre, y más su patrón quien le lleva muchos años, incluso podría ser su papá, todas estas combinaciones provocan en él una extraña excitación.

Se acuestan en la cama, Santiago encima de su patrón, siguen besándose desesperadamente como si quisieran comerse las bocas mutuamente, ya nada les importa, solo se dejan llevar por la enorme excitación que ambos experimentan.

Por iniciativa propia Santiago comienza a masajearle los hombros y el torso a Roberto, se encuentra de rodillas con una de sus piernas entre las dos piernas peludas de su patrón quien tiene los ojos entrecerrados y comienza a gemir de un auténtico placer.

Va descendiendo con sus manos hasta tocar la crecida verga del maduro, la cual le atrae demasiado, jamás ha probado otro pene, así que desea experimentar esa sensación.

Se mueve un poco para tener mejor alcance y comienza a darle pequeñas chupaditas a la puntita de la verga, saboreando con sus labios ese líquido preyaculatorio que el hombre suelta en abundancia.

Este se encuentra excitadísimo y murmura:

"Metétela toda mi Santi, hasta tu garganta, quiero que me la chupes nene".

Como el chavo no tiene nada de experiencia en chupar vergas, desea irse un poco despacio, así que abre la boca hasta donde le es posible y comienza a saborearla, progresivamente se la va insertando cada vez más hasta efectivamente sentirla en su garganta.

Lo invade una extraña sensación de ahogo que se apaga sacándosela un poquitin y luego volviéndosela a meter toda hasta el fondo, la chupa completita, incluso llega a sentir en su nariz el vello púbico abundante que corona esa enorme verga.

Santiago continúa con la mamada, dándole a Roberto el mayor placer sexual de su vida, lo disfruta muchísimo y de sus labios salen alaridos de placer y siente a su verga cada vez más dura como si fuera una roca.

Después de un rato, Roberto le acaricia los cabellos a su joven amante y le dice:

"Mi nene precioso, ven aquí mi amor".

Santiago se acuesta encima de él, el hombre lo atrae de sus mejillas de nueva cuenta hacia él y comienzan a besarse una vez más de manera apasionada.

Mientras se besan, el maduro con una mano acaricia el rostro del chico y con la otra comienza a masajearle el agujerito del culo.

El muchacho siente mucho placer, jamás se ha tocado su trasero ni él mismo ni ninguna de las chicas que han estado en la cama con él, así que es una nueva sensación para él.

Sin parar de besarse, Roberto lentamente inserta un dedo en el culito virgen de Santi, éste siente un poco de dolor aunque el placer y la excitación de probar algo nuevo es mayor.

Ahora Roberto le pide al chico que se ponga de rodillas frente a él, así tiene la oportunidad de ver y tocar su culo de cerca, lo acaricia y le dice:

"¡Ah chiquito! ¡Que ricas nalguitas tienes mi amor!" se las soba sensualmente, se incorpora un poco y comienza a saborear con su lengüita aquel agujerito.

Santiago siente riquísimo y ahora es él quien comienza a gemir de placer y a murmurar frases como:

"Anda papi, soy todo tuyo, haz de mi lo que quieras, oooohhhhhh siiiiiiiiii"

Roberto se sienta al borde de la cama, saca un preservativo y le pide a Santiago que se lo coloque, este lo obedece y acaricia la verga del maduro que está cada vez más dura y apunta hacia el techo de lo parada que está.

Se la chupa una vez más dándole algunos besos y finalmente se lo coloca.

"Ahora sabrás lo que es bueno nene" Comenta Roberto con un tono de voz bastante provocativo que hacen sentir escalofríos a Santiago.

Saca un lubricante se lo pone en los dedos y comienza a meterlos lentamente, mientras el chico esta parado de espaldas a él, ya cuando tiene el culito lo suficientemente abierto como para recibir semejante verga:

"Ah mi querido bebé, siéntate en mis piernas amorcito" el chico obedece, colocando sus ricas nalguitas encima del instrumento del maduro.

Santiago sigue gimiendo y de repente lanza algunos pequeños alaridos de dolor cuando siente que la verga comienza a entrar lentamente en su agujerito y se inserta cada vez más.

"Eso es mi bebé, confía en mi pequeño, eres hermoso, tú y tus ricas nalgas" le murmura Roberto al oído, chupándole la oreja.

Santi está excitadísimo, varios minutos después, Roberto siente que se va a venir saca su verga lentamente del culito del muchacho y le pide que le de una nueva mamada, sin poder evitarlo se corre en la boca del chico y este recibe la leche tragándosela toda.

Roberto se siente satisfecho, aunque ahora falta Santiago de venirse, por lo que comienza a besarlo en sus deliciosos labios mientras le frota su verga rosadita hasta que suelta también semen, el mismo maduro lo toma con sus dedos y lo prueba.

"¡No sabe nada mal tu lechita chiquito!" Comenta Roberto al chico.

Ya ambos satisfechos se van a la ducha, en donde se lavan todo el sudor y se acarician todo el cuerpo, enjabonándose mutuamente, ambos se sienten muy bien.

Ya bañados se regresan a la cama, Santiago se recarga en el pecho peludito de Roberto y le pregunta.

"Ah papito, que placer más grande me has dado, no sabía que coger entre machos fuera tan delicioso, pero solo quiero que me respondas una duda que tengo atorada desde la mañana… ¿por qué conmigo? ¿ya no amas a tu mujer?"

Roberto hace un gesto amargo al recordar a su esposa, pero también era justo darle alguna explicación al chico, porque planeaba convertirlo en su amante de tiempo completo, darle costosos regalos, hacerle el amor de ser posible diariamente e ir envenenando poco a poco el alma de su mujer para que ya no viviera tan tranquila.

"No nenito, ya no amo a mi mujer, no te puedo decir porque, pero ella nunca ha merecido mi amor".

"¿Te puso el cuerno?" pregunta Santiago lleno de dudas.

"Podría decirse que sí, pero no solo eso, te repito no te puedo contar todo a detalle, confórmate con que tú y yo hayamos disfrutado de lo nuestro"

Al decir esto ultimo Roberto le acaricia los cabellos a Santi, lo atrae hacia sí y le da un beso de nueva cuenta, no sabe porque pero el chico le gusta de verdad, ese placer va más allá de la venganza, lo que en un principio parecía fingido se ha transformado en algo auténtico con el correr del tiempo.

María sospecha que su esposo le es infiel, y no solo eso, esta convencida de que tiene una mujer, sí, una mujer mucho más joven que ella y eso le da coraje, porque no entiende como de la noche a la mañana ha dejado de ser el esposo fiel, cariñoso y tierno.

Ambas están solas otra vez, siguen dándose mutuo placer en sus coñitos y culitos, ya sea con penes artificiales, los mismos dedos, lengüetazos, entre tantas placeres lésbicos, ambas mujeres se deleitan frotándose mutuamente los senos, son tan felices juntas, pero María no quiere dejar a su esposo pese a sus infidelidades porque si así lo hiciera se atendría al escándalo y eso no le gusta para nada.

"¿Sabes mi amor?" le comenta a Magdalena al terminar de pasar un agradable rato.

"¡Que pasa chiquita!"

María se siente muy extraña, a ella no le remuerde la conciencia por engañar a su esposo, pero pensar que le hagan lo mismo la pone nerviosa, enojada y muy resentida.

"El cabrón de Roberto ya no me ha cogido desde hace un par de semanas, ni me ha enviado flores ni ninguno de sus detalles cursis… y eso me preocupa, así lo mantenía comiendo de mi mano, pero ahora…"

Magdalena mira a su amante con mucha preocupación y le dice.

"¿No se habrá enterado ya de lo nuestro?" María se queda helada de solo pensarlo, pero se tranquiliza sola y le dice.

"No creo mi vida tú y yo somos tan discretas"

Lo que María no sabe es que su marido ha puesto micrófonos ocultos en la habitación para grabar cada uno de los sonidos, comentarios y gemidos de ambas, para en determinado momento utilizarlo como prueba en su contra y armarle un escándalo a su mujer.

"De una cosa si estoy segura chiquita" continua María.

"Roberto me engaña con otra mujer y estoy segura que más joven, él siempre llega bien tarde a la casa, con una sonrisa de oreja a oreja, se arregla y se perfuma como jamás lo había hecho, incluso encontré entre su ropa sucia varias notas románticas que yo jamás le he mandado"

María saca de un cajón unas notas escritas a mano con una letra que al parecer es femenina donde se puede leer comentarios muy sensuales y románticos, aparece firmada como "loca por vos".

"¡Sí chiquita! Son de mujer y de seguro una argentina o de algún país de Sudamérica, la tipa no es mexicana y ha de ser muy joven"

María hace una mueca de desagrado y se abraza más fuerte de Magdalena.

Al escuchar estas grabaciones en privado Roberto se suelta a carcajadas, le ha sembrado la duda y la incertidumbre, esos mensajes él mismo los copio de la letra de una de sus compañeras, imitándola a la perfección.

Quiere hacer parecer que anda con una mujer joven, para cuando su esposa los descubra se lleve el fiasco de que en realidad le es infiel con un chico y más aún, con el mozo de la casa, un duro golpe sin duda para su mujer quien le da demasiada importancia al dinero y a las clases sociales.

Roberto tiene encuentros casi a diario con Santiago, ya sea en el motel o algún lugar estratégico, conforme pasa el tiempo lo que empezó como una amarga venganza hacia su mujer se va tornando en algo diferente, mucho más allá de simples acostones.

Santiago ha terminado con su novia, argumentando que ya no la ama, lo cual para nada es falso, se ha enamorado perdidamente de Roberto, quien le ha dado ostentosos regalos además de mucho sexo.

Un domingo, María va visitar a su mamá y se lleva a sus hijos con ella, dejando solo a Roberto en casa, quien le argumenta que está cansado.

"Hoy lo descubriré al canalla" piensa María para sí llena de rabia y una enorme curiosidad.

Roberto sabe que su mujer no aguanta más tanta intriga y planea todo para quedarse a solas con Santiago en casa y esta consciente de que posiblemente su mujer se adelante de con su suegra y lo descubra a él, así como una tarde él la descubrió a ella.

"La venganza es dulce… ¡y tan excitante!".

Piensa para sí Roberto con una sonrisa en los labios y una enorme erección de solo imaginarse haciendo el amor con Santiago y que su mujer los llegue a descubrir.

"Es el justo castigo que esa puta se merece".

Suena el timbre, abre la puerta, es su pequeño Santiago.

Sin temor le planta un beso muy apasionado en cuanto lo ve, este se deja llevar, ambos se miran a los ojos y se sonríen mutuamente, se toman de la mano y Roberto le pregunta al muchacho:

"¿Cómo está mi bebé hoy?"

"Muy bien" responde el muchacho sin parar de sonreír, aunque con cierto temor añade.

"¿Estas seguro que nadie vendrá a esta casa?"

Roberto lo mira con ternura y lo tranquiliza, diciéndole.

"No creo nene, y en el remoto caso de que llegaran a venir tú no te preocupes no te dejaré solo"

Roberto es sincero, no debería odiar tanto a su mujer pese a todo, ya que gracias a lo que ella le hizo tuvo que ligarse a Santiago y no solo eso, se ha enamorado de él verdaderamente, como nunca lo imaginó, descubriendo así un aspecto de su vida desconocido, su lado bisexual.

Ambos se dirigen hacia la recámara matrimonial, Santiago se asombra al toparse aparte de con más velas aromáticas (como las de la primera vez en el motel) con un lecho tapizado de pétalos de rosas rojas que forman un corazón y en medio la palabra:

"TE AMO BEBÉ"

Santiago sonríe, ambos comienzan a besarse y a desnudarse lentamente, se besan en todo el cuerpo, se funden como si fueran uno solo y con una pasión desmesurada, Roberto comienza a chuparle la crecida verga al chico.

Ambos se acuestan en la cama y comienzan a darse un magnífico 69, gozando cada uno de la verga del otro, al mismo tiempo se comienzan a meter los dedos en el culito, ambos sienten una enorme excitación.

"Nunca te dejaré solo mi Santi, ya lo pensé bien y me voy a divorciar muy pronto de mi mujer, pero primero tengo que cerrar cuentas pendientes"

Le murmura Roberto al oído a su joven amante, éste no entiende del todo lo que su amado le dice, pero confía en él ciegamente y además le gusta tanto su peludo cuerpo y su rica verga.

"Ahora mi amorcito" continúa el maduro.

"Vamos a cambiar de táctica ¿qué te parece si ahora tú me metes tu rica verga en mi culito?"

Santiago lo mira con ternura y le pregunta:

"¡Ay papito! ¿No te lastimaré?"

Roberto rebate:

"¿Acaso yo te lastimé? ¡No lo dudes! Sabes que confío en ti"

Santiago comienza a darle chupaditas al culito de Roberto, éste siente por vez primera las maravillas del famoso beso negro, así que se excita muchísimo.

"Mamá, ahora vengo tengo que hacer unas diligencias"

Comenta María a su madre después de hora y media de haber llegado, deja a sus hijos con su abuela y sus primos, se encamina a su auto y se dirige a su casa, de una vez por todas descubrirá con quien está su marido.

Lentamente le va metiendo los dedos en el culito a su amante maduro, hasta que finalmente se coloca detrás de él y comienza a meter su verga lentamente hasta el fondo.

Roberto gime de placer al sentir las embestidas que le da su nene, ahora comprende el placer que Santi siente.

"Nadie mejor que un hombre para comprender lo que siente otro hombre" piensa para sí mismo Roberto y añade "solo teniendo una verga dentro de ti comprendes lo delicioso que se siente coger entre machos".

María entra a la casa silenciosamente, se dirige a la recámara matrimonial, encuentra la puerta entreabierta y se sorprende demasiado al mirar aquella escena.

¡Su marido está siendo penetrado por el mozo!

"¡No puede ser!" siente como lágrimas de indignación y rabia comienzan a brotar de sus ojos, se tapa la boca para aminorar un grito, continua observando.

Ahora ambos machos acostados en la cama se están besando apasionadamente, masturbándose mutuamente.

"Te amo Santi, mi pequeño bebé" le comenta Roberto a su amante entre beso y beso y éste le responde.

"¡Yo también papito! Nunca te dejaré ir"

Ya no aguanta más, María sin pensarlo grita.

"¡Malditos maricones!"

Santiago avergonzado se tapa con una sábano todo el cuerpo, Roberto sonriendo al ver a su mujer parada con el rostro enrojecido por la ira, se acerca al muchacho y le dice.

"No te apures por ella mi nene, no nos puede hacer nada" y lo besa delante de ella, Santiago está muy confundido.

"¡Que cinismo! Y encima me restriegas en la cara esa desfachatez"

Enloquecida la mujer comienza a golpear a su marido ya sin mucha fuerza llorando de rabia, este la detiene de los brazos le sonríe con mucha ironía y le comenta.

"Quédate quieta María, eres un puta asquerosa"

La mujer lo abofetea, Roberto tiene ganas de devolverle el bofetón, pero eso sería rebajarse a su nivel, sabe que con esta escena ella sufre demasiado, se dirige hacia un cajón que esta bajo llave saca una pequeña grabadora y reproduce una de las cintas grabadas de los encuentros entre María y Magdalena.

Ella se queda helada del espanto, Santiago mira con sorpresa la escena.

"Mi venganza esta terminada, maldita lesbiana haz lo que quieras, lárgate ahora sí con esa mujer… ahora puedo pedirte el divorcio, ambos fuimos infieles, tú tienes esas cartas que dejaba en mi ropa a propósito para que las encontraras y yo tengo esta cinta y otras más".

Responde Roberto sonriendo, María le responde enojada.

"¡Eres un maldito cretino! ¡Maricón!"

Santiago comienza a llorar, rápidamente se viste, se acerca a Roberto y le dice.

"¡Eres despreciable! ¿Cómo pudiste usarme para vengarte de la señora?"

El chico sale corriendo, Roberto lo persigue dejando sola en la habitación a María, le da alcance lo toma de los hombros lo obliga a que le mire y le dice.

"Puedes tener razón nene, eso fue en un principio cuando estaba amargado y tenía el alma negra y llena de odio; pero ahora es distinto… me enamoré de ti, de verdad, antes que tú jamás había estado con un hombre en mi vida y gracias a ti, descubrí mi bisexualidad y de paso le di una lección a la interesada de mi mujer".

Santiago, aún con lágrimas en los ojos, le dice:

"Lo siento, en eso debiste pensar antes de utilizarme" y se retira.

Roberto se queda llorando, su mujer empaca sus cosas, lo mira con desprecio y se marcha de la casa diciéndole.

"Pelearé por una buena cantidad mensual y por la custodia de mis hijos".

Los días transcurren con mucha soledad para Roberto, quien ha comenzado a beber y a distraerse de su trabajo, se siente más miserable que nunca, su mujer se merecía eso y más, pero Santiago (su bebé), él no se lo merecía.

Santiago también se siente triste, está súper enamorado de Roberto y no ha podido olvidarlo, le pide consejo a su mejor amiga.

"¿Gladis que debo hacer? Supón que un hombre se fija en ti, comienza a seducirte hasta enamorarte y darte inolvidables ratos de placer, pero al final descubres que el tipo te utilizó única y exclusivamente como una venganza hacia su esposa infiel, pero ahora él argumenta que se ha enamorado verdaderamente de ti"

La chica lo escucha con mucha atención, extrañada por tal comentario solo responde.

"Vaya que si me estas planteando un problema bastante complicado, si a mi me pasara algo así no sabría que hacer, muchas veces debes dejarte llevar por tus sentimientos, pero también debes tener dignidad".

Santiago sigue igual de indeciso, se retira con un desganado "gracias" ante la sorprendida muchacha.

Todas las noches, en la intimidad de su alcoba se hace una paja pensando en Roberto, imagina como éste le mama su verguita, lo besa, le dice palabras de amor y comienza a acariciarle su culito hasta meterle su instrumento, el solo pensar en su peludo y fuerte cuerpo lo excita cada vez más.

Roberto de manera idéntica se pajea pensando en su nene, jamás lo olvidará y no esta dispuesto a perderlo por lo que una tarde toma el teléfono, le marca a su casa, se pone muy contento al escuchar al otro lado de la línea aquella inolvidable voz.

"Santi, no me cuelgues por favor, sobre lo que pasó la última vez que nos vimos déjame explicarte, por favor, acepta una invitación a cenar, permíteme hablar, te prometo que será la última vez que te insistiré y si me dices que ya no quieres sabes de mí, con todo el dolor de mi corazón te dejaré ir".

El chico al otro lado de la línea, escucha como aquel hombre le habla con una voz triste, melancólica, suena sincero y él también lo quiere y lo extraña, desea de nueva cuenta volver a hacer el amor con él, así que asiente.

"Esta bien, tú dime donde y a que horas, ahí estaré" Roberto se emociona, lo invita a un restaurante lujoso y ahí se quedan de ver.

Al colgar el teléfono, Roberto comienza a arreglarse tan elegantemente como la primera vez que fue a verlo al motel, pronto llega la hora pactada.

Al entrar al restaurante reserva una mesa y solo le queda esperar, pasan varios minutos y teme que su bebé se haya retractado y ya no desee ir al encuentro, se dispone a retirarse después de una hora cuando lo mira llegar.

Se ve más guapo que nunca, vestido de manera elegante, con esa cara angelical, y un pantalón lo suficientemente ajustado como para mostrar su verga y su delicioso culito; el maduro lo mira esperanzado.

"Hola" le dice el chico al sentarse, al tomar asiento, él no lo puede creer, Santi continua.

"Ahora sí, soy todo oídos"

"Vamos a ordenar primero" rebate Roberto, pide la carta, ambos ordenan y comienza el hombre.

"Yo amaba a mi mujer más que a nadie en el mundo, siempre le fui fiel y le di todo de mí, durante casi 18 años estuvimos casados y aparentemente éramos un matrimonio feliz, pero un terrible día, que salgo temprano de mi trabajo la quise sorprender por eso no le avisé, llego y ¡me la encuentro con otra mujer!..."

"Además escucho varios comentarios que denotan como ella se casó conmigo por interés, siempre ha sido lesbiana, pero tuvo que ocultárselo a sus conocidos… me sentí engañado, así como tú ahora te hubiste de sentir al descubrir que me vengué de mi mujer acostándome con otro hombre…"

"Eso era en un principio, pero con tu compañía, las relaciones sexuales que tuvimos, tus palabras, me fui enamorando de ti poco a poco y me di cuenta que soy bisexual y me pueden gustar por igual tanto las mujeres como los hombres y a la vez enamorarme intensamente de una persona, sin importar cual es su sexo…"

El mesero les trae sus órdenes, el ambiente en el lugar es agradable, la iluminación es muy buena, los platillos son deliciosos, en las mesas contiguas están sentados muchos hombres y mujeres bastante atractivos vestidos con sus mejores galas y con mucha clase.

Roberto continua explicándole a Santiago todo lo que hizo para vengarse de su mujer y como una amarga venganza se transformo en dulce y sumamente excitante, al descubrir que más allá de ese rencor quería estar verdaderamente con él.

Santiago está conmovido, no se olvida de su dignidad, pero nota la sinceridad en las palabras de Roberto y además no quiere ni imaginarse que hubiera hecho si hubiera sido engañado así por su novia, así que le responde al hombre.

"Esta bien Roberto, creo en ti y te perdono, porque sabes que te amo con todo mi corazón y me gustas mucho, me encanta tu cuerpo, tu verga y hasta tu culo… todo tú eres maravilloso"

El hombre emocionado y con la verga parada de nueva cuenta con ganas de insertarla en el preciado culito de Santiago responde.

"No te arrepentirás bebé, te daré todo, eso tenlo por seguro…"

"Mi casi ex mujer se ha ido a vivir con su querida amante, ya le prometí guardar silencio respecto a su lesbianismo con la condición de que compartiéramos la custodia de los niños, ella tampoco dirá nada de lo nuestro"

"Además recibirá su mesada y ya cada uno con su propia vida, ya no la odio, al contrario gracias a ese terrible engaño he descubierto el amor en ti y explorado nuevas opciones"

Santiago le sonríe a Roberto, ambos se retiran del lugar después de una abundante cena, se van a casa del maduro y comienzan de nueva cuenta a besarse, acariciarse sin cesar, y a reglarse ricas mamadas y cogidas.

Hoy en día Roberto y Santiago viven juntos en un departamento más pequeño alejado de la casa matrimonial, el muchacho se pudo mudar con el hombre a raíz de que consiguió una beca para estudiar una carrera universitaria, nadie sabe que realmente vive una relación homosexual.

María se regresó a casa con los niños, sigue teniendo encuentros ocultos con Magdalena.