La Venganza Es Dulce
No me agradezca, pero por favor piénselo muy bien. Recuerde que toda acción se paga en la vida y las malas acciones de pagan aún peor. Ese un niño un día va a crecer, sabrá la verdad y una de dos, o la perdonará o la odiará; y el odio es el peor enemigo de las personas. Piénselo muy bien señora Ana.
Orizaba, Veracruz; México.. Agosto de 1967
Ana Duran Martínez es una chica muy hermosa, bajita, de 1.55 mts un pelo negro muy largo, cuerpo escultural; a su mayoría años no ah tenido novios por que quiere dedicarse completamente a sus estudios, ya que así se lo había prometido a sus padres antes de que murieran. Pese a estar completamente dedicada a sus estudios, salia a divertirse con sus amigas.
En una de esas salidas conocieron a muchos chicos; los cuales algunos cortejaban a Ana, pero ella no mostraba interés alguno en ellos.
Ya son las 3am, tengo que irme .
-Dijo Ana a su amiga Rosario-
Es algo tarde, segura que te quieres ir? No prefieres esperar a que amanezca para irnos? -Preguntó Rosario-
No Rosario; tengo que irme, tengo escuela y quiero dormir un poco para estar al 100%
-Le contestó Ana-
Salió Ana de esa fiesta, caminó 2 cuadras, se le acercó un coche..
Hola Ana ¿Porque tan solita? Anda sube, nosotros te podemos dar un aventón.-Dijo una voz varonil-
No, muchas gracias, ya casi llego.-Dijo Ana, percatandose que estos chicos eran los que la cortejaban en la fiesta-
No te hagas del rogar mamacita; sube, te llevamos a donde quieras, hasta el mismo cielo si así lo deseas.-Le volvieron a decir-
Ya les dije que no, por favor dejenme en paz!-Ana, con un tono de voz molesto-
En ese momento se abre la puerta trasera del coche y sale rápidamente uno de los chicos, toma a Ana del brazo y le acerca una navaja a la espalda.
Te estamos diciendo que subas y si no lo haces por las buenas, lo harás por las malas. -Dijo el chico que bajó-
Sintiéndose amenazada y llena de miedo por sentir tan cerca ese objeto punz
ocortante; Ana subió al coche. En él, los chicos empezaron a manosearla, Ana les decía que no lo hicieran, pero la navaja provocaba miedo en ella, así que no hizo mucho para defenderse. Llegaron a una casa, no muy lejos del lugar, entraron a la cochera y en cuanto se apagó el carro, a empujones bajaron a Ana, la llevaron a una recamara y ahí, los 4 tipos abusaron de ella. La golpearon, la humillaron, rasgaron su ropa; la violaron oral, vaginal y analmente y cuando acabaron de hacer su bajesa, la subieron al carro y la fueron a tirar a un lote baldío, como si fuera cualquier objeto sin valor.
Ana lloraba, acostada ahí, entre tierra, basura, hierva. Se sentía muy sucia, se daba asco a sí misma, maldecía a sus agresores, les deseaba la muerte. A como pudo se puso de pie, se acomodó las prendas rotas que traía en su cuerpo y empezó a caminar descalza, sin rumbo alguno, perdida en sus pensamientos. No se percató de cuanto tiempo pasó caminando, fueron horas, o tal vez sólo minutos; pero lo recién ocurrido se le vino a la mente; se dejó caer de rodillas, a la vez que caían lágrimas por su rostro. Ya estaba amanecido, así que mucha gente la vio en ese estado pero nadie se acercaba. Pasaba desapercibida por la multitud, hasta que una buena mujer, se le acercó.
Hola hija, pero dime que tienes? En que puedo ayudarte?
-Le dijo la mujer-
Nada, no tengo nada.-Dijo Ana entre sollozos-
Está bien, si no quieres decirme no lo hagas, pero dime en que puedo ayudarte? -Dijo la mujer, ayudándola a ponerse de pie.-
Sólo quiero irme a casa; Vivo en Chicola.-Dijo Ana-
Yo te llevaré-Dijo la buena señora; abrazó a Ana y la llevó a su auto-
Dejó a Ana en su casa, a lo cual Ana, un poco más tranquila agradeció. Se dió un baño largo, llorando su desgracia, perdiendo sus lágrimas entre el agua de su regadera.
*Orizaba Veracruz. Octubre de 1967***
A pesar de su desgracia, Ana trató de seguir con su vida, al menos ya no lloraba como al principio. Se enfocaba a sus estudios, a su trabajo. Siempre procuraba estar ocupada para que su mente no le trajera de nuevo esos horribles recuerdos. De sus agresores no ha sabido nada y esperaba jamás volver a verlos.
Ana no se ha sentido muy bien en estas 2 últimas semanas, se sentía cansada, con dolor en sus pechos, con vómitos y eso había provocado que bajara un poco de peso. Pensó en todo, menos en un embarazo, bueno si pensó en el embarazo pero lo tenía como última opción. Al no poder más con los síntomas, se realizo éxamenes. Los cuales arrojaron los resultados que no quería ANA ESTÁ EMBARAZADA!!
Qué voy a hacer? Esto arruinará mi vida, arruinará mis planes. No puedo ser madre, no quiero ser madre!! Y menos de un hijo sin padre. Que dirá la gente de mí? Seré señalada como una cualquiera, nadie sabe mi desgracia y no quiero que la sepan. -Se decía Ana a sí misma-
*Orizaba, Veracruz. Julio de 1968***
Ana está en un hospital, a punto de dar a luz; después de más de 13 horas de trabajo de parto, revisiones médicas, llantos de otras mujeres, llantos de niños naciendo; pasaron a Ana a la sala de partos.
Puje señora, un poco más, ya falta poco. -Decía uno de los médicos que asistía el parto.-
Con las últimas fuerzas que quedaban en su cuerpo, Ana pujó tan fuerte como pudo y en la sala se escuchó el llanto de un recién nacido.
Es un niño señora Ana, es niño. - Le dijo una de las enfermeras, muy emocionada.-
Ana no dijo nada, se sentía muy cansada. La enfermera le acercó a el niño a Ana, pero ella sólo giró la cabeza para no verlo. La enfermera se sorprendió pero no dijo nada, sólo se llevó al pequeñito de ahí.
2 días después le avisaron a Ana que todo estaba perfecto con ella y su bebé; que en unas horas los darían de alta.
Enfermera, usted me puede hacer un favor? -Preguntaba Ana, a la enfermera que le realizaba la última revisión-
Claro señora Ana, en que puedo ayudarla? -Dijo la enfermera-
Puede conseguirme la dirección de un orfanato? -Preguntó Ana-
Un orfanato señora? Piensa dejar a su bebé ahí? -Preguntó la enfermera muy sorprendida por dicha petición-
Si, ese niño es producto de una violación, no sé ni quien de los tipejos que me violaron es el padre, es producto de una desgracia, no lo quiero conmigo; ya me arruinó la vida con su nacimiento, no quiero que la siga arruinando.. -Decía Ana entre sollozos-
Piénselo señora, es su bebé, independientemente del padre, el bebé es un pedacito de usted; él bebé la ama a usted, la eligió como madre, por favor señora Ana, no haga eso, deje a su hijo a su lado. -Dijo la enfermera-
Ya lo pensé y estoy decidida; no conservaré a ese niño conmigo, por favor ayudeme enfermera, consigame la dirección de un orfanato, por favor. No quiero abandonar al bebé a su suerte como muchas mujeres lo han hecho, tirandolos en cualquier lado; en un orfanato al menos alguien podría adoptarlo y darle una vida que yo no puedo darle. Alguien que si desee un hijo. -Dijo Ana-
Está bien señora, la ayudaré. Preguntaré y por la tarde, antes de que se vaya le traeré la dirección. -Enfermera-
Muchas gracias; está salvando 2 vidas, la mía y la de ese niño. -Dijo Ana-
Pasaron las horas, las pacientes que estaban por dar de alta se alistaban, entre ellas estaba Ana. Muchas le hablaban bonito a sus bebés, los cargaban, los besaban; Ana sólo lo miraba, acostado en su cunero.
Se acercó la enfermera hacia Ana, se sentó junto a ella y empezó a hablarle en voz baja...
Aquí está la dirección que me pidió. -Dijo la enfermera dándole un papel a Ana-
Está lejos? Dijo Ana
No mucho, un taxi hará 30 minutos aproximadamente. -Respondió la enfermera-
Gracias. -Dijo Ana.-
No me agradezca, pero por favor piénselo muy bien. Recuerde que toda acción se paga en la vida y las malas acciones de pagan aún peor. Ese un niño un día va a crecer, sabrá la verdad y una de dos, o la perdonará o la odiará; y el odio es el peor enemigo de las personas. Piénselo muy bien señora Ana. -Dijo la enfermera, poniendose de pie y enseguida marchandose-
Ana tomó un taxi a la salida del hospital; con su hijo en brazos y con las molestias del parto reciente; le dió el papel al taxista pidiendole que la llevara a esa dirección. Pasaron 35 minutos y Ana estaba ya en las puertas del orfanato. Pensó un poco para entrar, pero lo hizo, espero un momento en una salita y enseguida la pasaron a una oficina.
Quiero dejar aquí a este bebé. Que debo firmar? -Preguntaba Ana-
Por que quiere hacer eso señora? -Preguntó la Directora del orfanato-
Es producto de una violación y no lo quiero conmigo, me recuerda mi desgracia, en su rostro veo la cara de mis violadores y no lo quiero, quiero olvidar eso y él me lo recuerda todo! -Comentó Ana-
No se arrepentirá? Está segura señora? -Directora-
Completamente, quiero rehacer mi vida. -Dijo Ana con voz convincente-
Está bien, nosotros le conseguiremos unos padres que lo amen como usted se niega a hacerlo. -Directora-
Muchas gracias señorita directora, por favor, olvídense de mí. -Ana-
Al momento de firmar estos documentos y dejar al niño aquí, usted no tendrá derecho alguno sobre él; sería como su hubiera muerto, o como si jamás lo hubiera tenido. -Dijo la Directora-
Ana quedó pensativa, miraba al bebé aún en sus brazos y le acarició su pequeña carita; tuvo como un momento de indesición, al cual en un instante se repuso.
Donde firmo? -Preguntó Ana-
Aquí señora -Dijo la directora dándole un folder y haciendo una seña a una persona que estaba presente para que tomara al bebé-
Ana terminó de firmar todos los documentos, se despidió y se marchó; se marchó hacia su nuevo futuro, hacía su nueva vida, sin nada que le recordara su desgracia, a continuar con sus aspiraciones, con sus planes.
*Orizaba, Veracruz. Agosto de 1968.*
El pequeño bebé es adoptado por Rosalinda Herrera y Antonio Carrizales, fue bautizado con el nombre de Jorge Antonio Carrizales Herrera.