La venganza

Una mujer no podía violar a un hombre... ¿O sí? Seguramente la venganza sería terrible...¿O no?

Introducción

David caminaba nervioso por el solitario bosque, había sido victima de unos ladrones que le robaron su lujosa ropa y todas sus pertenencias. Ahora vestía la pobre indumentaria de un campesino que había conseguido en un descuidado tendedero. Lo que más ansiaba en ese momento era llegar a su castillo, donde podría disfrutar de todas las comodidades que le correspondían, y por supuesto, sería la última vez que se aventuraba sin su escudero.

En esto iba pensando, cuando un fuerte golpe en la nuca lo tumbó al suelo , completamente inconsciente.

-Excelente- murmuró el joven que lo había golpeado- este servirá.

I

Julia observaba perturbada al hombre acostado en la cama. Su hermano le dijo que pronto despertaría, pero eso ya tendría que haber sucedido.

Sentimientos encontrados se desataban en su interior , por un lado deseaba que despertara para hacer lo que tenía que hacer y terminar de una vez con esto y por otra parte, se sentía tremendamente asustada ante la perspectiva de lo que iba a suceder.

Para tomar valor , debía recordarse que era la única opción de su familia.

Todo había comenzado dos años antes, cuando para salvarlos de la ruina se casó con ese odioso viejo que por desgracia (o por suerte) , nunca la había tocado , y luego de su muerte la había dejado sin la posibilidad de un heredero que asegurara su bienestar y el de los suyos.

Ahora sus ambiciosos sobrinos caerían sobre la fortuna que el anciano había dejado, a menos claro, que ella tuviera un hijo.

Por eso habían elegido a este individuo, su color de ojos era igual al de su esposo y el tono de su cabello similar, además por su vestimenta, era un campesino , gente inculta y pobre que no pondría en peligro sus planes.

Estaba tan concentrada en sus pensamientos que se sobresaltó al sentir que la puerta se abría.

-¿Ya despertó?- preguntó su hermano ansiosamente

-¿Con qué demonios le pegaste?- lo increpó furiosa- vete de aquí , yo me basto sola para violar a este hombre.

Estas fueron las primeras palabras que escuchó David al despertar, ¿de que hablaba esa gente? , una mujer no podía violar a un hombre ¿o sí?.

Lo siguiente que notó fueron las cadenas que aprisionaban sus brazos y que se cerraban sobre las muñecas, sus pies se encontraban atados al otro extremo y estaba completamente desnudo, apenas una sábana cubría su virilidad.

Abrió los ojos y pudo ver como la puerta se cerraba y una hermosa mujer se retorcía las manos parada a su lado.

Intentó preguntar que diablos sucedía, pero una mordaza sobre su boca se lo impidió.

-No te asustes – susurró la mujer sin mirarlo- no voy a hacerte daño, todo lo que tienes que saber es que lo único que necesito de ti es un hijo, por eso debemos unirnos y luego te podrás ir.

David la miró atónito. Nunca había escuchado semejante propuesta, él era el señor de sus tierras y jamás nadie osaría hablarle así, y mucho menos hacerle lo que esa joven pretendía.

Se revolvió inquieto sobre la cama, haciendo sonar las cadenas que lo apresaban, hasta que la chica levantó la mirada.

-Lo lamento-dijo ella como respuesta a su furiosa mirada- pero no tengo otra opción y así será.

Julia levantó la tela que lo cubría y la arrojó a un lado , se quedó un momento vacilante, mirando su miembro, pero luego se subió a horcadas sobre sus caderas y levantó la falda de su delicada bata, apoyando su desnudo sexo sobre él.

David no lo podía creer, y comenzó a moverse frenético, intentando arrojarla lejos de sí.

Sus movimientos dieron resultado y la mujer terminó cayendo hacia un costado.

Lejos de desistir, se colocó de pie nuevamente al lado de la cama y se quitó la

ropa que la cubría quedando desnuda frente a él.

Era una mujer muy bella , David no pudo evitar recorrerla con la mirada y empezar a responder a sus encantos , a pesar de su rabia, pudo sentir como ,increíblemente, su cuerpo comenzaba a excitarse.

Ella se acercó y tomó entre sus manos su miembro.

-Una amiga me comentó que para que estés dispuesto, debe crecer y hacerse más grande, me sugirió que lo recorriera con mi boca, dijo que tendrías que estar muerto para no responder si te beso allí – dijo calmadamente, mientras lo acariciaba.

David ahogó un gemido contra la mordaza, cerró los ojos y tensó los músculos intentando controlarse, mientras sus genitales respondían a los estímulos que la mujer creaba y maldijo a la amiga que le había dado esas ideas. No era necesario que lo besara la sola imagen de lo que podría hacerle estaba volviéndolo loco.

Viéndolo en ese estado, la joven sonrió satisfecha y nuevamente se subió sobre él, tomando su masculinidad y guiándolo a su interior .

Al sentir los pliegues húmedos y carnosos de su intimidad, nuevamente se movió contra sus ataduras intentando que el dolor producido por el rozamiento de las cadenas en sus muñecas lo distrajera de su excitación. Pero fue en vano, el roce de la mujer, había producido en su cuerpo una pasión imposible de controlar.

Estaba tan inmerso en sus sensaciones, que se sorprendió al escuchar un gemido de los labios de la joven ¡Cielos!, ella era virgen, se aferró a la esperanza de que si él no podía detenerla, al menos el dolor de su virginidad lo haría

Se mantuvo completamente quieto, evitando cualquier movimiento que pudiera ayudarla, pero en ese momento cometió el error de abrir los ojos. La visión de la joven completamente desnuda sobre él y su miembro parcialmente metido en su interior, hizo innecesario cualquier otro estímulo, y su pene alcanzó el tamaño necesario para romper la barrera de su inocencia, sin que ninguno de ellos se moviera.

La chica emitió un gemido de sorpresa, pero no se detuvo y comenzó a moverse sobre él .

David hizo un último intento por resistirse, pero pudo sentir como finalmente descargaba su simiente en ella y en el medio de su liberación maldijo a la mujer.

Tres días estuvo atado a esa cama.

Luego de que lo dejara la primera vez, un jovenzuelo que no debía superar los quince años se encargaba de alimentarlo y de atender sus necesidades.

Se sentía profundamente humillado y mantenía un férreo silencio.

Ella solo venía por las noches, entonces, él parecía recobrar toda su furia, pero la chica no cometió el error de la primera vez, esperaba hasta que estuviera completamente agotado para tomarlo y obtener lo que quería.

El cuarto día , se despertó y descubrió que estaba libre, las cadenas que lo habían aprisionado colgaban inmóviles al lado de la cama y su ropa se encontraba prolijamente doblada sobre una silla.

Se vistió presuroso, ignorando el insistente dolor de sus brazos debido a la posición forzada que había mantenido esos días y las profundas marcas que habían dejado las cadenas sobre sus muñecas.

Recorrió la casa pero, como esperaba, no había nadie.

No importaba , él se encargaría de buscar a la mujer que lo había tenido prisionero.

Ella se arrepentiría profundamente de lo que le había hecho.

II

Julia apresuró el paso, no quería que el anochecer la tomara en medio del parque, la casa estaba cerca y deseaba estar ya adentro.

Tenía la extraña sensación de que alguien la observaba y esto la ponía tremendamente nerviosa.

A pesar de que lo presentía, gritó asustada cuando los dos hombres la tomaron de los brazos y la arrojaron al suelo, la dieron vuelta boca abajo y mientras uno la sostenía y tapaba su boca ,el otro le ataba las manos detrás de su espalda.

Un tercer hombre salió de la oscuridad, pudo ver sus botas frente a ella, entonces él se agachó y tomó su mentón para alzar su rostro hacia el suyo.

Un inaudible sonido salió de su garganta al reconocer al hombre que habían utilizado hacia unas semanas en aquel descabellado plan.

Una cruel sonrisa que cruzaba el rostro del individuo , fue lo último que vio antes de desmayarse.

Cuando despertó se incorporó sobresaltada , sin reconocer el lugar donde se encontraba.

-Veo que ya estás despierta- dijo una voz proveniente del sillón que se encontraba frente a la cama.

Entonces recordó todo lo que había pasado e intentó levantarse.

-Aún no te vas- le dijo el hombre tomándola de un brazo- pero por si se te ocurre intentar resistirte, te cuento que tu hermano está alojado en una cómoda mazmorra del castillo.

La sola mención de eso, hizo que ella se mantuviera quieta en su lugar.

-Tú me debes algo- indicó él.

-Le pido perdón -susurró Julia-es que...

-No me interesa- la interrumpió-solo quiero saber si obtuviste lo que querías

Un profundo rubor cubrió su rostro

-Sí - contestó bajando la mirada.

El hombre hizo un inquietante silencio.

-Entonces me debes más de lo que suponía, quítate la ropa- indicó

Julia se dio cuenta de que no tenía opción y comenzó a desnudarse.

-Ahora acuéstate en la cama- ordenó cuando la tuvo sin ropas.

Hizo lo que le decía, pero sus ojos se llenaron de lágrimas , al verlo acercarse con las cadenas que tan bien recordara.

No. Por favor, no es necesario

Claro que sí -indicó- será como fue allá.

Tomó sus manos y cerró las cadenas a su alrededor, como ella era más pequeña, las aseguró con una fuerte tela.

-Abre las piernas- le indicó.

Repitió el mismo tratamiento que con sus manos. Y luego, a pesar de sus ruegos, añadió la mordaza.

Cuando terminó, ella se sentía completamente humillada y expuesta.

Entonces se acercó a su lado y comenzó a recorrer su cuerpo.

Acarició sus pechos, torturó sus pezones, acariciándolos y estirándolos .

Pequeños gemidos se escapaban de la boca de la joven, los calmó besándolos , entonces ,siguió recorriendo su cuerpo hacia abajo, cuando llegó a su vagina la acarició suavemente y comenzó a separar los labios que cerraban su intimidad, ella se retorcía indefensa contra su mano, cuando notó las gotas de humedad que comenzaban a formarse en el interior de la joven introdujo suavemente un dedo ,

la chica se arqueó intentando alejarse pero una firme orden suya , la convenció de lo contrario, un segundo dedo se unió al primero y miles de sensaciones se dispararon en el cuerpo de la joven.

Entonces él se deslizó sobre su cuerpo, y un peso rígido y vibrante reemplazó los dedos que la sondeaban.

David se detuvo para que ella pudiera acostumbrarse a sentirlo y luego comenzó una penetración aún más profunda.

Ella comenzó a moverse para acompañar sus embestidas.

Entonces, él tuvo la satisfacción de ver como a pesar de su lucha, ella alcanzaba su goce bajo el cuerpo del señor del castillo.

III

-Ahora es el momento del castigo- susurró él a su oído.

Ella se encontraba aún en el letargo del éxtasis , pero sus palabras la sacaron de su estado y lo miró horrorizada ¿de qué estaba hablando? , todo el tiempo pensó que sería ojo por ojo.

Al ver las pinzas con las que se acercaba, decidió que seguramente estaba equivocada.

Voy a colocarte estas pinzas en tus pechos- le indicó- quiero que te quedes quieta y mantengas tu mirada en mi rostro mientras lo hago, así podré saber lo que estás sintiendo.

La joven lo miró asustada, pero hizo lo que le ordenaba, a pesar de sus esfuerzos un leve parpadeo acompañó el pinzamiento de sus pezones, luego él se entretuvo moviéndolos hacia un lado y hacia el otro, acción que renovaba el malestar. Finalmente se los quitó y ella se movió frenéticamente intentando disminuir la sensación que se produjo en sus senos debido al rápido retorno de la sangre.

Dejándola con los estremecimientos de la experiencia , se dirigió hacia la punta del lecho y desató sus piernas .

La colocó boca abajo con la cara contra la almohada , Julia se estremeció al sentir que sus dedos se deslizaban por su espalda y se introducían entre sus nalgas. Un gemido de dolor se ahogó contra la mordaza , al sentir como un dedo se introducía en su interior.

Él sacó el dedo y se colocó sobre su cuerpo.

Ella sintió las manos que separaban sus nalgas y la dolorosa penetración, David se quedó quieto un momento para que lo sintiera y luego comenzó a moverse en su interior .