La Venganza (3)

La historia continúa

Un par de días después de mi encuentro con el estanquero seguía viniendo a mi cabeza los orgasmos que ese tío repugnante me había sacado. No volví a tener noticias de él ni de Vicente y evité además pasarme por el bar de Ramiro. A mi marido también le trataba fríamente, la traición a mí y a nuestro hijo no se la perdonaría jamás.

Eran muchos los momentos en los que deseaba que Vicente me mandase a uno de sus "recados" ya no por la venganza si no por disfrutar de algo con lo que con mi marido ya no quería hacer.

Este día el teléfono sonó, el Whatsapp de Vicente me iluminó los ojos: "Cristina, si te interesa tengo algo para tí". No tardé mucho en contestar, me subió la temperatura nada más leerlo. "Estoy preparada", contesté desde mi despacho en la consulta. Acababa de llegar, de buena mañana, Vicente me sorprendió.

No tardó ni un minuto en entrar en mi consulta.

VICENTE: Cristina, que tal estás?, ya me ha contado el estanquero que eras una zorra de las buenas

CRISTINA: Mira, igual es mejor parar con esto, voy a dejar a mi marido, es un cabrón. Ya me vengué y se acabó

VICENTE: Estas un poquitín equivocada. Tengo tu superselfie follando con Ramiro y tengo muchas fotos con el estanquero y videos pidiendole que te empotrara más y más. Prefieres que la gente los vea, que lea mis Whatsapp, etc, etc...

Me quedé boquiabierta, no esperaba el sucio chantaje de alguien al que creía mi ayudante.

VICENTE: No temas, Cristina, es sexo de vez en cuando, con semejante culo y semejante cuerpo es una pena que el pueblo no lo disfrute. Además tienes muchas ganas de follar, se te nota...

Se fue acercando por detras de mi gran silla de despacho y mientras me agarraba una teta me soltó al oído. "Tu y yo seremos los jefes del pueblo, tendremos a todo el mundo cogido por las pelotas, seremos poderosos y por supuesto ganaremos dinero". Fue bajando su mano hasta introducirla por dentro del pantalón y del tanga en mi rajita. "Tengo un plan...quieres ser mi socia o me busco a otra zorrita..." "Yo, yo soy tu zorrita"


Vicente estaba enfrente mía y se disponía a contarme todo lo que se traía entre manos. Si conseguimos chantajear a unos cuantos tipos influyentes de la zona podremos llegar al ayuntamiento y de ahí continuar... seremos poderosos y además millonarios y tu me vas a ayudar al 50 por ciento. No podía creer lo que me estaba proponiendo, dejarme follar por tios para chantajearlos después y lo peor aún no podía creer que me estuviese gustando la idea

CRISTINA: Iremos paso a paso, no me podrás forzar a nada si no desapareceré...

VICENTE: Sabía que aceptarías

De inmediato abrió un papel que traía en el bolsillo, "me encargo yo de todo tu solo, haz que caigan en la trampa..., no te será dificil" me dijo.

Primer cometido, EL SUPERMERCADO. Carlos el dueño del supermercado de toda la vida del pueblo, tiene 64 años, pronto se va a jubilar y a dejar el negocio en manos de su hija Mercedes, si lo tenemos de mano, con la cantidad de señoras que pasan por la tienda podrá ayudarnos muchísimo. Lleva más de 40 años casado con Carmen que además es dueña al 50% del negocio por lo que lo tendriamos bien cogido por los cojones. Además le gustas, y lo sabes.

Vicente tenía razón, siempre me radiografiaba cuando iba al supermercado e incluso una vez rozo su mano con mi culo fingiendo pasar entre otra señora y yo. Nunca le di importancia pero obviamente lo sentí.

VICENTE: Hazlo en el supermercado es lo único que te pido.


Salí de la consulta a mediodía, el supermercado cerraba a las 2 y media y yo acababa mi consulta mañanera a la 1 y poco. Llevaba un jean apretado negro con una blusa azul ceñida.

Confié en mi misma y fui al supermercado. Primero quería asegurarme que estuviera y así fue cuando al entrar lo vi en la caja con su hija. No se si venía prejuzgando pero me parecía que me miraba.

El supermercado estaba vacío y mientras pensaba mi plan le vi venir por el pasillo, actué rápido

CRISTINA: Joder Carlos, traeme la hoja de reclamaciones ahora mismo, tienes el producto caducado

CARLOS: Como? estooo... disculpa... nos despistamos...

CRISTINA: Que no, que quiero la hoja de reclamaciones, joder que esto no se puede permitir, son cosas de comer...

CARLOS: Shhhh no grites, tranquila, ven a mi oficina la cubrimos y no pasa nada.

Lo conseguí, ya iba a la oficina, ahora era mio...

CARLOS: De verdad que lo siento, no creo que sea necesario cubrir nada, yo lo repongo, lo retiro, te invito a tu compra y listo

CRISTINA: Dile a tu hija que se vaya, y cierra el super ahora si no quieres que llame ya a sanidad

CARLOS: Pero como voy a cerrar...

CRISTINA: Si quieres abrir por la tarde cierra ya, dile a tu hija que se vaya y hasta que tengas todo revisado no abrirás

Se fue de la oficina y al rato vino, el supermercado estaba cerrado y estabamos solos.

CRISTINA: Como nutricionista no puedo permitir que se venda producto en mal estado en este establecimiento

CARLOS: Fue un descuido lo solucionaré...

Salí de la oficina y me puse a rebuscar por los pasillos, procuraba mover mi culo con el suficiente ritmo como para que un minuto despues Carlos no prestase atención ninguna a las estanterías. Yo me seguía poniendo de puntillas y agachando de forma alterna para que Carlos comenzase con una erección. Aproveche que no me miraba para sacarme un botón de la blusa. Al darme la vuelta vi que estaba totalmente colorado. Se me quedó mirando en silencio

CRISTINA: Serás guarro, un hombre casado como tu mirandome de esa forma, no tienes verguenza. Ahora si que quiero la hoja de reclamaciones. Lo escribiré todo

CARLOS: Y un cuerno!

Me agarró del brazo con mucha fuerza y me zarandeó

CARLOS: Quien te crees que eres zorra, vienes aquí, me haces cerrar la tienda y ahora me llamas guarro?. Me tienes hasta los cojones de eses aires que te das de casada de élite

vistiendo ropa cara con ese culazo que quieres que no te mire entonces?

CRISTINA: Fóllame cabrón!

Los ojos de Carlos se abrieron como platos, me agarró de los pelos y me llevó hacia las cajas casi por los suelos.

CARLOS: Repíteme eso

CRISTINA: Quiero que me folles desde atrás empotrada en las cajas

CARLOS: Sacate esos pantalones de golfa

Me bajé los pantalones y el tanga y el inmediatamente me metió su polla por mi coño. Veía por un espejo como parecía que su cara estaba a punto de estallar y oía como sus cojones rebotaban en mi culo, estaba mojadisima

CARLOS: Pero si estas mojadisima tia guarra...

CRISTINA: aaah, aaah, aah. Solo podía gemir mientras me taladraba el tendero.

Seguimos en esa posición un par de minutos, me iba a correr, el cabrón sabía llevar el ritmo, me estaba gustando.

Paró de repente, se saco su polla y me agarró del brazo dandome la vuelta con rapidez. Me apretó las tetas y me estrujó los pezones.

CRISTINA: No te vas a librar de la hoja de reclamaciones...

Me calló de un sopapo, me dio un bofetón que resonó en toda la tienda

CARLOS: Ni tu de comerme el rabo, puta.

En ese momento vi que escondido entre las estanterias estaba Vicente con su cámara preparado para grabar. Mierda, el muy torpe aún no había empezado.

Me agaché y empecé a mamar su miembro empapado de mis flujos. Me agarró del pelo.

CARLOS: Mírame mientras me lo comes guarra.

Me levanté y le agarré la polla, masturbándole con rapidez

CRISTINA: Me vas a follar, quiero que me rebientes, me quiero correr, Carmen debe estar muy saciada contigo...

CARLOS: Ojala fuese así de guarra.

Me giré para darle mi coñito por detrás y que me volviera a empalar. Espero que Vicente este cogiendo buenos planos. Carlos no lo dudó y volvió a bombearme desde atrás. Solo emitía sonidos raros, estaba a punto de correrse. Yo me quise quitar rápido pero el me agarró las caderas con mucha fuerza

CARLOS: Noooooo, la quiero dentro por calentarme y por cerrarme la tienda, golfa, toma leche

Se apartó para atrás, cuando miré ya no estaba Vicente, me volvió a empujar y me invitó a salir de malas maneras de su local.