La venganza

Introducción que ayuda a conocer a los personajes, sus circunstancias y ayudará a entender mejor la historia Importante: Esta parte NO contiene sexo.

Esta historia, también, va de cuernos. Pero es una historia diferente, esos cuernos ni son deseados ni buscados como en otros casos. Yo no me considero adecuada para juzgar a los demás, sus gustos y preferencias, pero tampoco creo que merezca ser juzgada por nadie por mi reacción.

En fin, esta es mi historia:

Soy la mediana de tres hijos y la única mujer y me llamo Eva y tengo 32 años. Está Alberto, Al, mi hermano mayor, dos años mayor que yo y es, mi gran cómplice para todo. Es un chico más atractivo que guapo y el puñetero gasta en cosméticos, peluquería, solariums y spas más que yo, es lo que tiene ser el ojito derecho del jefe de la empresa… (y el CEO de la empresa). El mismo día en el que cumplió los 18 años, durante la comida familiar “salió del armario”, aunque todos los sospechábamos por lo que el único sorprendido fue el que se esperaba una escena de llanto, drama y lo único que se encontró fue la pregunta de mi madre sobre si tenía novio.  Luego está Ignacio, Iñaki, el pequeño, 5 años menor que yo. Un chico guapísimo que se las lleva a todas de calle (ninguna le dura más de 3 meses, “es complicado” dice). Luego están mis padres, que aun dándonos libertad para elegir nuestro futuro siempre nos han inculcado que en el negocio familiar tendríamos un hueco y futuro. Tanto es así que los tres nos hemos formado en la gestión de hoteles y es ahí donde comienza todo, en la Universidad, es ahí donde conocí a Ricardo.

Ricardo era el típico guaperas encantador. Me fijé en él ya el primer día de clase: además de ser endemoniadamente guapo (alto, atlético, el típico guaperas) tenía un carisma y una forma de hablarte que hacía que se te cayeran las bragas. Me sentí atraída por él desde ese día y mi objetivo, mal disimulado (hasta Alberto me llamó al orden porque empezó a ser vox pópuli en la facultad), era meter a Ricardo en mi vida, en mi cama y entre mis piernas.

Mis escarceos universitarios no son la razón de esta historia, quizá en otra ocasión, y lo voy a dejar sólo mencionando que Ricardo entró en mi vida (y en todo lo demás), sin demasiado esfuerzo, ya en el primer cuatrimestre. Me di cuenta de que existía, también, otro chico que lo intentó todo por acercarse a mi, Javier, agraciado fisicamente pero sin el carisma de Ricardo.

Los años de estudio transcurrieron y primero Alberto, que inmediatamente comenzó a trabajar con mi padre, y después Javier y yo terminamos la carrera. Ricardo la abandonó, por “falta de motivación” el segundo año en el que le tocó repetir 1º casi íntegro pero yo seguí con el a pesar de los intentos de acercamiento de Javier y las advertencias de Alberto.

Tras el primer verano después de la carrera lleno de fiesta y descontrol, a finales, muy a finales de Agosto Ricardo tuvo lo que, entonces, me pareció una idea genial: irnos a vivir juntos. A principios de Septiembre entraba a trabajar en la empresa familiar y podría pagar un alquiler e intentaría buscarle un trabajo a Ricardo.

Yo, loca de contenta, lo conté en casa. Estaban mis padres y Alberto. Era una situación distendida cuando solté la gran noticia:

-Ricardo me ha dicho de irnos a vivir juntos –dije eufófica.

-¡¿No estarás hablando en serio?! –dijo mi padre poniéndose serio de repente.

-Pues claro… -seguí sonriendo, cosa que dejé de hacer al ver la cara seria de Alberto, que fue quien habló:

-Eva, entiéndelo, ese chico no es el adecuado, terminará haciéndote daño… -trató de ser diplomático y conciliador.

-¡Y TÚ QUÉ HOSTIAS SABES, MARICÓN DE MIERDA! –me arrepentí de haberle dicho eso a Alberto en cuanto lo pronuncié, su semblante cambió, lo había oído en otros labios infinidad de veces pero nunca en los míos y en su cara se apreciaba dolor, dolor casi físico- Esto, Al… -traté de disculparme, pero me hizo un gesto para que me callara:

-Papá, como habíamos quedado, Puerta del Sol –dijo dirigiéndose a mi padre- os dejo…

Alberto se marchó dejándome con mis padres, con mi padre en realidad, mi madre estaba en schock y no decía nada.

-Temíamos esto… -empezó a decir mi padre- por lo que como estaba previsto entrarás en la empresa, pero no como empleada, lo harás como becaria –intenté protestar, pero me acalló con un gesto- tendrás un contrato de dos años y estarás a prueba seis meses, si mereces la renovación te enviaremos a uno de nuestros hoteles en apuros, para que lo hagas rentable con tus recién adquirida formación…

-¿Y el puesto de Garro? –titubee. El “puesto de Garro” era el puesto que iba a ocupar yo, Garro, se acababa de jubilar.

-Ah, sí, dado que tu no das el perfil… -mi padre hizo una pausa dramática- Alberto tiene instrucciones para ofrecérselo al primero de tu promoción: Javier.

-¡No podéis hacerme esto! –imploré, sabiendo que la decisión era firme. Miré a mi madre con ojos llorosos, pero ni me miraba.

-Lo tomas o lo dejas, la oficina del paro abre mañana a las 9, si aceptas García de Recursos Humanos te espera a las 8:30.

Lo tomé, trabajé por un sueldo de mierda durante un año, la relación con Ricardo se enfrió, lo hacíamos mucho menos pero es que también nos veíamos mucho menos.

La relación con Alberto volvió a su ser, sobre todo porque él puso todo de su parte y me pidió paciencia, que mi tiempo llegaría y así fué, me llamaron a una reunión en la 5ª planta, Dirección. En esta ocasión estaban mi padre, Alberto, García de recursos humanos y ¡Javier!

-Adelante Eva, siéntate –me dijo mi padre en un tono frío- según lo acordado, hemos estudiado si serías merecedora o no de la renovación y cuatro miembros de esta mesa estiman que mereces seguir en esta empresa…

-Gracias… -susurré.

-¡No me interrumpas! El que cree que no te lo mereces es quien tiene la última palabra –prosiguió mi padre, seguro que era el imbécil de Javier, siempre le había ignorado y ahora se vengaba así el muy miserable. Le miré con cara de odio pero el me miraba embelesado como siempre…- ¡SI NO TE INTERESA LO QUE TE ESTOY CONTANTO NO NOS HAGAS PERDER EL TIEMPO! –tronó mi padre.

-¡Perdón! –musité.

-Te decía, que durante dos años serás la directora de nuestro hotel Aránzazu Madrid, tiene una deuda de 2.880.000€ y pierde 12.000€ al mes. Tu tarjet es cancelar la deuda y hacerlo rentable en dos años. Sin embargo, como YO, no me fío de ti él se ha ofrecido a ayudarte, Javier será tu director financiero en ese periodo. Si no lo consigues serás despedida, ¿está claro?

-Sí…

No lo podía creer, era una oportunidad y un reto. Ese hotel había sido un muerto para la empresa desde siempre ¿y yo lo tenía que reflotar? ¿Mi padre me quería joder?

-Lo siento, yo… -se acercó Javier, ni le contesté y apenas le miré.


Y así he acabado en este hotel, en el que lo primero que hice fue contratar a Ricardo como Adjunto del Director Comercial. Este hotel, me está suponiendo un enorme esfuerzo que, gracias a la ayuda inestimable de Javier y el apoyo de Ricardo está remontando el vuelo en estos meses hasta el punto que creo que lo vamos a conseguir…

Todo iba fantásticamente hasta que esta mañana, sobre mi mesa me he encontrado una pequeña caja con 2 DVDs y una nota manuscrita encima:

No puedo soportar que nadie se aproveche de ti. Sé que esto te hará daño pero mi conciencia no me deja seguir callado ni un minuto más.

Créeme que lo siento, un amigo.

Llevo más de una hora mirando la nota y los DVDs asustada, plenamente consciente de que haga lo que haga mi vida va a cambiar…