La venganza

Me llamo Claudia, en esa época tenía 22 años, como estaba muy enamorada de Andrés, pensé que era tiempo de presentárselos a mi familia, pero a el muy cabrón le gustó más mi hermana Isabel, eso hizo que me volviera la hija de puta que soy ahora, me hice tanto daño que hasta cogí con un viejo horrible

LA VENGANZA

No encontré mejor sitio que esta página para desahogar toda mi furia, he de reconocer que soy una verdadera hija de puta, pero no nací así, las circunstancias me llevaron a ser la mujer infeliz, vengativa y maldita que soy ahora, resulta que cuando era joven llevé a un novio a presentárselos a mi familia, mi madre quedó encantada con Andrés porque era un chico muy guapo, simpático y muy inteligente, además de tener muy buena posición económica, a mi padre no le cayó muy bien, pero eso es normal en todos los padres y a mi hermanita le encantó, aquí empieza mi martirio.

Me llamo Claudia, en ese entonces tenía 22 años, no era fea, pero tampoco una chica súper sexi, normalita se puede decir; la hija de puta de mi hermana Isabel, tenía 18 años; el pendejo de Andrés tenía 26 y no sé por qué razón, las cosas empezaron a ir mal, claro, no fue de un día para otro, cuando lo llevé a mi casa por primera vez, veníamos de coger, lo hacíamos todos los días, en moteles, sitios apartados o en su carro, vivíamos con la calentura a tope, pero él empezó a poner pretextos, que tenía mucho trabajo, que estaba cansado, que no tenía ganas… y de pronto dejó de cogerme, para eso ya había pasado un año, iba a cenar a mi casa todos los días y por fin mi padre lo aceptó.

Una noche mi madre me preguntó por él y le dije la verdad, no sabía nada, al día siguiente terminó conmigo y me dijo que ya no me amaba y que no quería hacerme daño, lloré como no tienen idea, pero a todas nos ha dejado un novio; lo terrible fue encontrarlo en mi casa a la hora de la cena, yo indignada, subí a cenar a mi cuarto y encima me regañaron por mal educada, no podía creer que mi propia familia lo prefiriera a él; cuando se fue, mis padres entraron a mi cuarto y me dijeron que Andrés solo había llegado a despedirse de ellos porque nos había aprendido a querer como a una verdadera familia, pero, lo sorprendente es que me dijeron que el hecho de haber terminado conmigo, no evitaba que siguiera llegando a cenar todas las noches.

Cené en mi cuarto casi por un año, por supuesto dejé de hablarle y me peleé con toda mi familia, como ya estaba por graduarme de diseñadora gráfica, conseguí un trabajo, mal pagado, pero conseguí independizarme de mi desgraciada familia, renté un apartamentito de mierda, en un barrio de mierda, en fin, mi vida era una completa mierda; mis padres al principio intentaron reconciliarse conmigo, pero yo, orgullosa, los mandé a la chingada y perdí toda relación con ellos; una maldita noche, al volver de mi desgraciado trabajo, me estaba esperando mi madre.

Ella intentó besarme, pero yo la empujé llena de ira, abrí la puerta y entró, lo primero que hizo fue empezar a ordenar el total desastre en que vivía, cajas de pizza por todos lados, latas de cerveza, y hasta varios de mis calzones sucios esparcidos por mi pequeño espacio, mientras lavaba la pila de trastes, me decía que mi papá, Isabel y ella, ya se habían cansado de llamarme por teléfono, pero como no contestaba, por eso decidió venir a verme, me rogaba que volviera a la casa, que esta no era la forma en que debía de vivir una niña educada como yo, encendí la tele y la puse a todo volumen para dejar de oír sus estupideces, pero lo único que logré es que me diera una sonora cachetada y se sentó a mi lado tomándome de las manos, apagó la tele y me dijo que debía superar lo pasado y volver a mi casa.

Después de mucho discutir le dije que estaba de acuerdo, siempre y cuando Andrés no volviera a la casa, se hizo un largo silencio… luego me dijo que eso era imposible porque después de los dos años que me alejé de ellos, Andrés les había pedido ser novio de Isabel, se me hizo un nudo en el estómago y me tensé con ganas de matar, pero aún pensé que mi desgraciado padre no estaría de acuerdo, pero lejos de eso, me dijo que Andrés se había hecho socio en el bufete de mi puto papá, ahí mismo vomité y me fui a encerrar al baño, me di una larga ducha y cuando salí, ya no estaba mi madre y el apartamento lucía muy limpio y ordenado, de la rabia, empecé a quebrar los pocos vasos que tenía, estrellándolos contra la pared.

En el estudio donde trabajaba, éramos cinco personas, la señora de la limpieza, tres arquitectos y yo, uno de ellos, Julio, siempre me había tirado los perros, pero era un viejo cabrón que me llevaba como treinta años, pero ese día me valió verga, le dije, que quería hablar con él en la bodega, me siguió, cerré la puerta con llave y le bajé la bragueta, le saqué la verga y le di una mamada, sentí como su pito iba creciendo dentro de mi boca, él me agarró la cabeza y me violaba el hocico, yo le apreté los huevos y me jaló de las greñas, yo rabiosa, le jalé la verga hasta que me la volvió a zampar hasta la garganta, yo babeaba, él pujaba y por fin me llenó la boca de su asqueroso semen, yo lo escupí y salí corriendo al baño a limpiarme.

El resto del día pasó sin ninguna novedad, cada quien trabajaba en su oficina, al terminar la jornada, yo me dirigí a tomar mi transporte, cuando Julio se ofreció llevarme a mi casa, yo simplemente abrí la puerta de su carro y me aplasté a la par de él, no dije nada en todo el camino, al llegar a mi casa, me pidió que lo dejara pasar porque quería hablar conmigo, no le contesté pero dejé la puerta abierta, al entrar me preguntó si me habían asaltado porque había challes por todos lados, habían sillas tiradas, ropa sucia… en fin, al igual que mi madre, se puso a ordenar, yo aproveché para irme a cambiar, me puse un short flojo y una playera, cuando salí, todo estaba en orden; llevó una caja de cervezas, las guardó en mi destartalada refrigeradora y abrió dos.

Nos sentamos y me dijo que hoy lo había sorprendido con esa mamada inesperada, que aunque le había encantado, le había apretado tan duro los huevos que aún le dolían, yo me burlé de él con una ruidosa carcajada, luego me preguntó que por qué lo hice, le dije que eso no le importaba, pero si quería que fuera su puta, le iba a costar más que unos cuantos pesos, él me tomó entre sus brazos y me besó, yo le mordí el labio inferior y me volvió a jalar de las greñas con mucha violencia, yo me reía con la boca ensangrentada, él me decía que qué me pasaba, yo le agarré la verga sobre el pantalón y él de un tirón me bajó el short con todo y calzón y me tiró sobre el sofá, se metió entre mis patas y me dio una buena mamada de panocha, yo lo jalaba de los pocos pelos que le quedaban, él se quejaba pero no dejaba de mamarme, en eso me dio vuelta y empezó a chuparme el culo, mientras me metía dos dedos dentro de la panocha con mucha violencia, ahí tuve mi primer orgasmo de la noche.

Me dijo que era una puta rebelde, pero que él me iba a domar, me tenía boca abajo, con una mano sujetaba mis muñecas por atrás de mi espalda y con la otra me tenía sometida tomándome de los cabellos, en eso tocaron el timbre, me dijo que había pedido comida china, al soltarme, yo corrí desnuda a abrir la puerta, al pobre repartidor por poco le da un infarto, yo entré con la comida moviendo mucho el culo y Julio se apresuró a pagarle y cerrar la puerta, luego me regañó y me dijo que no lo volviera a hacer, que eso era muy peligroso, que el repartidor sabía dónde vivía y podía volver con varios amigos y violarme, le dije que no era mi tata, que no se metiera en mi puta vida.

Luego de cenar me volvió a preguntar por qué, sin decirle nada, le había mamado la verga en la bodega, que ya tenía más de siete meses invitándome a salir y que nunca le había hecho caso y que además le había apretado mucho los huevos y le había mordido el labio, que seguramente tenía mucha ira acumulada pero que me podía ayudar a canalizarla, le dije que él era un puto arquitecto, que no era psiquiatra y que no le iba a permitir, ni a él ni a nadie, que se metiera en mis mierdas, entonces me aventó de nuevo en el sofá, se sacó la verga del pantalón, le dije que se pusiera condón porque no estaba dispuesta a tener un hijo tan hecho mierda como él, se lo puso y me  clavó el pito en la panocha, yo movía el culo como me enseñó el pendejo de Andrés, a Julio le gustó porque me cogía muy rápido y muy duro, yo le apretaba la verga con los músculos internos de mi cuca y me decía que tenía muy ricos chuchos, la cogida era brutal, yo le crucé la cara con una tremenda bofetada y ahí nos vinimos juntos llenándonos de insultos.

Antes de irse me dijo que había sido una cogida diferente, pero muy rica, que nunca había tenido un polvo tan lleno de violencia, pero que, por alguna extraña razón, le había encantado, me preguntó si me había gustado y le dije que era la peor verga que había probado en toda mi puta vida, se rio y me aventó un puño de billetes a la cara y por último me dijo que bendito el que me había enseñado a coger así; al cerrar la puerta, debo confesar que me sentía aliviada, como que ese par de orgasmos me había sacado parte de mi maldita rabia, desde Andrés que no había cogido con nadie, recogí los billetes y casi doblaban mi miserable sueldo, luego ordené un poco, cosa inusual en mí y al sacar la basura, la tuve que sacar con todo y basurero porque estaba inundado de cucarachas.

Al acostarme, las palabras de Julio rebotaban en mi cabeza: “Bendito el que me había enseñado a coger así” …Recordé todas las cosas degeneradas que ese pedazo de mierda me enseñó, con él aprendí a coger y seguramente era buena porque pasamos casi dos años cogiendo todos los días, hasta teníamos planes de casarnos, hasta que llegó ese maldito día donde lo llevé a conocer a mi puta familia, me metí los dedos en la panocha y luego de acabar, lloré llena de rabia, lo que pudo ser una vida ejemplar y feliz, se estaba convirtiendo en la peor pesadilla de mi vida, antes hubiera sido incapaz de ser tan puta como lo fui hoy.

Al día siguiente mientras me bañaba, hice un recuento de las mierdas que podrían encabronar a mi familia, por lo pronto, ya había cumplida la primera y la más importante, ya me había dejado coger por un hombre casado y encima me había pagado, y a eso se le llama ser puta, ya vería la manera de que mi familia se enterara, otra cosa que estaba segura que los iba a encabronar era que me hiciera tatuajes, que me pintara el cabello de azul y que me pusiera piercings, estaba decidido, el fin de semana me haría todas esas mierdas, para algo que sirviera el dinero que había ganado con el sudor de mi panocha… y luego publicaría mis fotos en Facebook para que las vieran toda mi puta familia, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que los hiriera, ¿quién tiene una familia tan hija de la chingada como la mía?

Al llegar al estudio, Julio me dijo que los arquitectos querían hablar conmigo, me dijeron que la campaña publicitaria que hice para una marca de ropa para niños, le había encantado al cliente y que ahora me iban a dar más responsabilidades, yo exigí un aumento de sueldo, pero me dijeron que eso dependía de mi desempeño, así que ahora tenía que trabajar más y por el mismo puto sueldito, pero les iba a enseñar a esos viejos cabrones que yo podía con eso y con más, me dieron una campaña de artículos de baño: duchas, inodoros y lavamanos, eso sí estaba de la chingada, ¿Qué diseñar para vencer a la competencia? Me puse a investigar y así se me fue el día, creí que, al salir, Julio me estaría esperando, pero nada; el fin de semana cambié mi look.

Me corté el cabello como hombre, me lo pinté de azul, me puse tres piercings, uno en la nariz y los otros dos al principio de las orejas y me hice un pequeño tatuaje de una telaraña en el ombligo, me tomé muchas selfies y las subí a Facebook esperando la reacción de mi puta familia, pero la sorprendida fui yo, la última vez que había visto a Isabel, era una pendejita flaca, ni bonita ni fea, sin curvas, pero ella había subido unas fotos en la playa con el maldito de Andrés y aunque me cueste reconocerlo, estaba hecha un culazo, tenía el pelo largo, las piernas torneadas y unas nalgas prominentes, bueno, eso es hereditario porque mi mamá hasta la fecha sigue teniendo buen culo, pero lo que más me sorprendió fueron sus tetas, eran perfectas, la muy hija de puta se había convertido en un símbolo sexual y el hijo de su puta madre de Andrés, cada día lucía más guapo, con esos músculos que me enloquecían y a través de su calzoneta, sobresalía esa inmensa verga que me dio tantas horas de placer y ahora esa verga se cogía a mi hermana, mi venganza se había vuelto contra mí.

Luego vi que tenía una invitación de una chava de pelo rojo, por supuesto que la acepté de inmediato, empecé a navegar por su página, una de dos o la foto de su perfil era de cuando era joven o era una farsante, porque era la única foto con el pelo rojo, en las demás no se parecía en nada, seguramente le interesé por mi pelo azul, ya tendría oportunidad de saber quién era esa chica misteriosa.

El lunes me levanté dispuesta a bañarme y ¡Mierda! No había agua, luego supe que en todo el barrio habían cortado el agua, metí una muda limpia y me fui a bañar al trabajo, cuando salí, tenía un mensaje de Julio por WhatsApp que decía: “Te espero en la bodega” ¿Qué se creía ese viejo puto, que iba a tener su culito cada vez que le diera la gana? Ni le contesté, ni fui, al poco rato se acercó a mi oficina y se sorprendió al ver mi nuevo look, me dijo que me miraba espectacular y luego me preguntó por qué no había ido a la bodega, cuando pensaba mentarle la madre, me dijo que fuera y que al fondo me había dejado un regalo, me hice la indiferente y él se fue, muerta de la curiosidad, fui a la bodega y al fondo, había preparado un sillón donde supuestamente me iba a coger, sobre el sillón había una caja, abrí mi regalo y era un juego de lencería precioso, con ligero y unos tacones color rosado que hacía juego con el resto de la lencería, también había una nota que decía: “A la noche me gustaría que me modelaras tu regalo”.

Llegó la noche y me puse esa lencería Victoria Secret, nunca había tenido ropa de esa marca, me maquillé y cuando me vi al espejo, me veía espectacular, como una de esas putas caras, los tacones hacían resaltar mis redondas nalgas, salí moviéndome como modelo y Julio se puso de pie muerto de deseo, puse música y le hice un striptease, quitándome primero mi brasier, luego me puse de espaldas a él y bajé mi hilo sin doblar mis rodillas, para darle una vista completa de mi espléndido culo, luego me di la vuelta y sus ojos se fueron a mi depilada panocha, el hombre estaba que se le salían los ojos, fuimos a la habitación y también se desnudó, el pobre era digno de lástima, pelón, panzón, con unos brazos y unas piernas flaquísimas, solo la verga se veía apetitosa.

Julio se acostó en la cama y yo me fui directo a su verga, empecé chupándole los huevos, para luego ir subiendo por todo su tronco hasta que me metí la verga a la boca, no sé cuánto tiempo había pasado mamándole la paloma, pero me la sacó y me dijo que lo hacía tan rico que no quería acabarme en la boca, quería que lo cabalgara, entonces le dije que eso le iba a salir más caro, se quedó pensando mientras se ponía el condón y me dijo que cuanto le cobraba por darle el culo, le dije que nunca había hecho sexo anal, por supuesto era mentira, Andrés me había reventado el culo infinidad de veces, me dijo que me daría el doble que la primera vez, yo me hice de rogar, pero le agarré la verga y empecé a cabalgarlo.

Me movía en círculos, de atrás para adelante, luego me daba sentones y Julio me chupaba las tetas, me quiso besar, pero le advertí que, si lo volvía a intentar, le iba a arrancar la lengua a mordidas, me preguntó si él me daba asco, le dije que sí, pero no solo él, me daban asco todos los hombres, una cosa era coger y otra muy distinta era besar, los besos son símbolos de amor y yo no estaba dispuesta a volver enamorarme de ningún hijueputa; me decía que lo tenía loco, que nunca imaginó que una niña tan rica como yo, pudiera coger con él, yo por respuesta le di una tremenda cachetada, él me la devolvió y me decía que era una puta y en medio de tanto golpe tuve un orgasmo muy intenso, él me dio vuelta y sentí un chorrito frío en mi culo.

Me metió un dedo y luego dos y hasta tres; me dijo: prepárate, porque te voy a dar verga por ese culo tan delicioso que tienes hasta hacete chillar de placer, sentí como su verga se iba abriendo paso por mi esfínter, no voy a negar que al principio duele, pero una vez se amolda al tamaño ya no hay problema, pero como sé que a los pendejos hombres les encanta sentirse muy machos, yo chillaba como si me estuvieran violando, pero la verdad, es que mi culo se acostumbró tanto a la vergota de Andrés, que esta no me hacía daño, pero yo le decía que me cogiera más despacio, porque tenía la verga muy grande y el idiota me lo creyó y me jalaba del pelo como si estuviera montando una potranca.

Yo metí mi mano bajo mi cuerpo para estrujarle los huevos y el muy cabrón me agarró del pelo con las dos manos y me jaló con violencia hacia él, sentí un dolor inmenso al tener toda la espalda doblada, yo me quejaba y mientras más me jalaba, yo más duro le apretaba los huevos, pero sentí que me iba a romper la columna y lo solté, afortunadamente, él a mí también, entonces se aferró a mi cintura y me dio verga a su gusto, me dijo que le había contado a Jorge, otro de los socios, que me cogía y que querían hacer un trío conmigo, yo quise quitármelo de encima, pero él me tomó del cuello y me lo apretó, hasta la fecha aun no entiendo como en medio de la asfixia tuve otro orgasmo fortísimo, aunque siempre sentí más placer coger por el culo que por la panocha, luego sentí como inundaba mi culo de semen, el muy estúpido se había quitado el condón, cuando me sacó la verga, la cabeza estaba llena de mierda, él se fue al baño y yo me reí porque no había agua.

Ya vestidos, me dijo que no entendía por qué yo le gustaba tanto, que por lo que me pagaba, se podía conseguir tres putas tan buenas como yo, le dije que nunca iba a encontrar a una mujer que no se iba a dejar domar, como él me lo había dicho alguna vez, que a él le gustaba que yo lo tratara como la basura que es, como un viejo pendejo que ni en sueños si iba a encontrar a una puta como yo, que le pegara, que le hiciera mierda los huevos, que me dejara coger por el culo, eso y más, me hacían diferente a cualquier mujer; de verdad que no entendía el por qué a Julio le gustaba que lo maltratara, o quizás así eran todos, eso tenía que investigarlo; tenía un amigo que decía que él trataba bien a sus novias porque no quería que se enamorara de él ¿Será cierto que a todos nos gusta ser tratados mal? … me volvió a tirar un puñado de billetes a la cara y yo me reí, él me dijo si estaba dispuesta a hacer un trío con Jorge, yo le dije…

CONTINUARÁ… si es bien recibido.