La vendedora de sofas
Ocurrió cuando intentaba comprar un sofá...
Mi nombre es Andoni y soy de Bilbao, tengo 33 años, estoy casado y tengo dos hijos.
Mi matrimonio y vida se desenvuelven con normalidad y no me va mal pero estimo que mucha gente casada o con pareja piensa como yo que su vida esta en orden pero que con el paso del tiempo y en una buena edad como es la comprendida entre 30 y 50 años hay situaciones o experiencias que merece la pena vivir.
Esto que os voy a relatar me ocurrió después de verano.
Un día entre semana me acerque para mirar un sofá para casa. Coincidió que tenía un rato libre y pase por una tienda que estaba cerca de mi trabajo.
Era miércoles a las 11 de la mañana y la verdad no había gente en la tienda.
Entre dentro y allí me recibió la dependienta una mujer de unos 40 años la cual me sorprendió gratamente por su sonrisa y simpatía.
Me atendió de una forma cortes y me explicaba muy bien todos los detalles de posibles sofás.
No pude evitar lógicamente fijarme en ella ya que sinceramente era una mujer en cierta manera atractiva también físicamente.
No era ni gorda ni delgada, 1,70 de estatura aproximadamente, con el cabello rubio de mechas, ojos marrones claros amielados, dientes bonitos, pechos normales tirando a generosos, y un trasero curvilíneo que ya me había apresurado a contemplar en algunos momentos que me daba la espalda.. Tenía un cuerpo que me gustaba.
Estaba casada porque en su dedo anular portaba una alianza de oro.
Vestía unos vaqueros azules y un top ajustado que le realzaban su figura femenina.
Me enseño varios sofás y luego me paso a una oficina que tenía dentro del local con un ordenador y más catálogos. Deduje que era madre porque tenía un portarretratos con fotos de dos niños con ella encima de su mesa.
Allí estuvimos hablando de la posible compra y también bromeábamos de forma amistosa con la poca confianza que tienen dos personas que se acaban de conocer.
La verdad que me sentí cómodo con la atención recibida e intuí que ella también.
Ese día quedamos en que me haría unos presupuestos sobre unos modelos que me gustaron y que me pasaría la semana siguiente sobre la misma hora.
Y así fue pase la semana siguiente y allí estaba ella que por cierto se llama Marijo. Vestía un pantalón pirata blanco ajustado el cual se le marcaba ligeramente el tanga que llevaba y una blusa negra de manga corta ceñida y algo escotada que le hacia estar tremendamente interesante.
Me paso a su despacho y allí me enseño los presupuestos con su sonrisa imborrable en la boca que tanto me gustaba.
Me invito a sentarme y en ese momento sonó el chivato sonoro de apertura de la puerta que indicaba que entraba alguien. Me percaté que el despacho estaba fuera de la perspectiva de la persona que entraba y esperaba en la tienda.
Marijo me dijo
- un segundo, que es una persona que viene a por un presupuesto y se lo doy rápido.-
Marijo se levantó, cogió el presupuesto salió de su despacho y se lo entregó al cliente que de continuo se marcho.
Marijo volvió y se puso a explicarme ella en su sitio y yo al otro lado de la mesa.
Al señalizar los números del presupuesto se inclinaba un poco y yo no pude evitar mirarle el escote que se le abría dejando entrever su canalillo y el comienzo de sus pechos agarrados por un sujetador negro. Eso me hizo ponerme nervioso y algo excitado a la vez, traduciéndose aquella situación normal de la vida real en una situación morbosa para mi y provocándome una erección.
Ella enseguida vio que mis ojos miraban esporádicamente su escote y lejos de incomodarse creo que no le importaba que mi mirada se dirigiera discretamente a sus pechos. Su sonrisa seguía en su cara y eso a un hombre gusta de una mujer la hace mas femenina y a Marijo concretamente más.
Marijo se incorporó de su silla y, rodeó la mesa y se puso de pié al lado mío y siguió explicándome, argumentando que no veía bien los números.
Su presencia tan cercana me hacía poder percibir el aroma que llevaba lo cual me seducía mas aún. Al extender su brazo para indicarme en la hoja el presupuesto note como su pecho me rozaba el hombro y mi erección fue en aumento hasta marcarse notablemente en mi pantalón.
Marijo se dio cuenta y ahora era ella la que de vez en cuando desviaba su mirada a mi entrepierna.
La situación era tremendamente morbosa el encontrarnos en aquella tienda sin clientela en ese momento con una atractiva mujer detrás de mí con su pecho rozándome y sabiendo que ambos mirábamos algo más que los presupuestos.
Yo gire la cara para hacerle una pregunta y nuestros rostros por la situación estaban a escasos 25 cm, ella me contesto con naturalidad pero con una mirada intensa. Mi excitación era tan fuerte que sin decir nada me lance a su boca y Marijo se retiro diciéndome
¿qué haces? Que sepas que estoy casada y esto que has hecho no me ha parecido bien.
Y yo sin cortarme le dije
-dime que no deseas besarme y me marcharé-
y Marijo contesto dubitativa
sí lo deseo, no se que me ha pasado contigo pero me produces atracción, pero estoy casada y no he sido infiel nunca y me gustaría seguir así.-
En ese momento siguiendo en la misma situación le puse mi mano en la cintura con mi palma abierta y me dijo
- joder no me hagas esto.-
y sin acabar de decir esa frase baje mi mano a su culo y empecé a sobarle las nalgas por encima de su pirata. y ella con los ojos cerrados y la voz algo mas baja de su tono normal me decía
- no seas malo no me hagas esto-
pero no me quitaba la mano y no se retiraba lo cual fue síntoma de que estaba a gusto mientras le metía mano.
En ese momento con mi otra mano por delante estando yo sentado y ella de pié le empecé a sobar los muslos.
Marijo con la voz entrecortada me decía
.- que cabrón eres.-
Y al oír eso mis manos sentaron a Marijo encima de mí. Su culo se poso sobre mi entrepierna y mis manos pasaron por debajo de sus brazos para posarse en sus pechos.
Marijo medio suspirando me decía
.- para mamón, que luego me voy a sentir fatal.-
Y yo a cada comentario que me hacía me ponía mas berraco y cachondo y le metía mano con mas intensidad.
Tenía una mano mía en su pecho tocándoselo por encima de la blusa y la otra bajo a su vientre para oprimirle contra mí.
Marijo al notar mi mano en su vientre empezó a moverse un poco, empezó a frotar su culo contra mi polla lo cual me hacia que se me pusiera mas dura.
Yo con mi mano en su vientre le obligaba a moverse y ella lo hacía cada vez mejor y con más soltura. Sus movimientos eran ahora circulares y me estaba dando mucho gusto tener a una casada caliente así encima de mí.
Le agarre la cabeza y se la gire para poder comerle la boca y esta vez no la retiró, es mas saco su lengua para juntarse con la mía y empezar a forcejear primero en su boca y luego en la mía como si de un pulso se tratase. Nuestras salivas se empezaron a entremezclar y nos besábamos con pasión como si se tratará del último beso de la existencia humana.
La intensidad del beso fue en aumento hasta producirse un incremento de fuerza que se tradujo en un beso muy guarro chupándonos la boca, labios, dientes, lenguas y parte del rostro.
Mis manos subieron a sus pechos sin dejar de besarla y le fui soltando uno a uno los botones de la blusa hasta hacer asomar sus pechos que los liberé de su sujetador y le pude por fin tocar directamente piel con piel. Comprobé con el tacto de mis dedos que sus pezones estaban erectos, sensibles, duros como dos botones y cada vez que se los rozaba gemía en mi boca y eso me ponía muy caliente.
Empecé suavemente tocándolos como dos tesoros pero pronto la delicadeza se fue convirtiendo en bruteza a lo cual ella respondía con mas suspiros y jadeos de gusto de ver como sus dos pechos semidesnudos eran sobados por un hombre diferente a su marido.
En ese momento se levanto y me dijo
puede entrar gente y pillarnos, voy a cerrar la tienda por dentro y colgar el cartel de "vuelvo enseguida"-.
Se ato la blusa, cerró la tienda y regresó a su despacho. Yo le esperaba allí ahora de pié y según entró le agarre por detrás y le puse contra la pared y empecé a comerle la nuca mientras mis manos agarraban sus pechos nuevamente y los desnudaban. Marijo estaba sudando de la tensión de la situación y echaba una mano atrás intentando sobarme y agarrarme la polla por encima de mi pantalón.
En ese momento le deje con las pechos al aire y le solté el botón del pantalón y se lo baje hasta los tobillos y ella con arte se los termino de quitar de sus pies. Llevaba un tanga fino que se perdía entre sus glúteos y de su nuca empecé a bajar por su espalda
Mientras ella sollozaba de gusto y deslice mi lengua desde arriba hasta abajo terminando en donde la espalda pierde su nombre y le empecé a besar las dos nalgas.
Eran hermosas de tamaño y me excite mucho besando aquel trasero, pronto mis manos agarraron las dos nalgas y las abrí separando un poco sus piernas. Pude comprobar como tenía el tanga empapado, casi le goteaba de todo el flujo que había manado de su coño. Le eché el tanga a un lado y mi cara se acerco a su entrepierna desde atrás, ella se arqueó un poco y le empecé a comer la vulva empapada, en cada lenguetazo saboreaba el rico sabor de su coño, con la punta de mi lengua le vapuleaba el clítoris en diferentes sentidos que estaba hinchado victima de la excitación.
Marijo gemía embargada por el placer de que le comieran el coño en su propio lugar de trabajo y se empezó a retorcer de gusto y en un momento de esos se me escapó un lametazo a su ano y soltó un gemido fuerte y es entonces cuando le empecé a comer el ano. La punta de mi lengua empezó a lamer la rugosidad de su ojete y poniendo la lengua dura intenté meterla en su culo en aquel momento Marijo se corrió de gusto gimiendo como yo nunca había oído gemir a una mujer antes. De su coño caían hilos de flujo que parte se quedaban en sus muslos y otra parte goteaba al suelo.
En ese momento me incorporé porque yo estaba cachondo como un cabrón y me saque la polla de mi pantalón y se la restregué por el culo y por la raja de Marijo y me dijo toda cachonda con la voz entrecortada
no me folles sin condón-
yo le conteste que siempre llevo uno en la cartera y me lo puse.
Susurrándole al oído le dije
- estás más tranquila así-
y Marijo contesto
hazme lo que quieras soy tuya
Y así hice tras chocar mi glande con su entrepierna me agarre la polla, la coloque en la boca de su coño y le empecé a follar desde atrás. Inicialmente se la metía y sacaba despacio mientras sudábamos los dos de la excitación y del morbazo de la situación., hasta que empecé a aceleras un poco mis movimientos de pelvis que hacían las delicias de Marijo y las mías y pronto cogimos velocidad hasta que empecé a dar fuertes caderazos y empezamos a gemir los dos lo cual era la hostia oírnos mutuamente el gustazo que estábamos recibiendo ambos.
Yo no paraba de follarle y llego un momento que el tanga suyo molestaba y sin decirle nada lo agarre con mi mano y zassssssss de un tirón se lo arranque dejando libre aquella hembra a mi antojo a lo cual ella respondió con un grito sorpresivo, le agarraba fuerte la cadera para que mis pollazos fueran mas intensos y se la metía entera haciendo tope con mis cojones.
Marijo me decía poniendo los ojos en blanco
fóllame, no pares , fóllame entera-.
E incrementé el ritmo ya de una forma descontrolada como si me hubiera poseído el mismísimo Satanás y Marijo mientras la follaba se tocaba el clítoris con los dedos y se dio cuenta que el condón se había roto y entre gemidos y gritos me dijo
para, para, para se ha roto el condón.-
y yo le conteste gritando
pues te voy a seguir follando a pelo como a una perra-
Marijo intento soltarse y parar pero le agarre fuerte de las caderas dejando mis dedos marcados en ellas y seguí follándola mas gustosamente por el roce de su coño carnoso en las venas de mi polla y llego un momento de no retorno que me iba a correr y reventeeeeeeeee, me corrí entero llenándole el coño de leche caliente que al notar como se la inyectaba ella tb. explotó y se corrió de una forma que nunca olvidaré.
Deje mi polla dentro de su coño y se notaban los latidos como si los sexos tuvieran vida propia, nos abrazamos unos instantes y nos besamos suavemente. Saque su polla de su coño y Marijo avergonzada me dijo
solo te pido discreción con lo ocurrido que soy madre y esposa.-
Y con una sonrisa en los labios nos despedimos.
Espero que os haya gustado y seguiré relatando algunas experiencias más que me han ido ocurriendo.
Me gustaría recibir algún correo de gente que le haya gustado y comparta afición de relatar.