La velada perfecta de unas vacaciones
Una noche en la que un juego de pareja en el paseo de la playa acaba con ambos jadeantes en la playa ... cumpliendo una fantasía conjunta
Aquellas vacaciones fuimos a un pueblo de la costa de Andalucia, el típico pueblo con playas kilométricas de arena blanca. Nuestro hotel estaba situado en primera línea de playa, separado de la playa únicamente por la carretera y el paseo marítimo. El lugar era tranquilo y al ser fuera de temporada no había mucha gente. El plan era sencillo y tranquilo, turismo a las mañana y playa a la tarde. Normalmente cenábamos fuera del hotel en el pueblo que estaba a unos dos kilómetros, donde tomábamos unas copas antes de volver al hotel.
El buen tiempo, las vacaciones, el ambiente relajado, … todos ellos son componentes perfectos para animar la actividad sexual de la pareja. De hecho, siempre follamos más en vacaciones que durante el resto del año. Nada anormal, pero pequeñas cosas que estimulan las relaciones de pareja. El paseo al pueblo, la cena, las copas, todo ayuda.
Un día de estas vacaciones, cuando ya llevábamos varios días allí la cosa se animó especialmente. Mi novia vestía un vestido amarillo que suele llevar en verano. Ella es delgada, pero con unas caderas perfectas, hacen que ese vestido le quede perfecto, reflejando su esbelta figura perfectamente. Al ser ceñido, cuando anda, su culo se marca especialmente. Ese día no era distinto, y de hecho así lo pude comprobar cuando paseábamos por las calles del pueblo, buscando un sitio para cenar. La mayoría de los hombres con disimulo y otros sin él, giraban la cabeza para observarla cuando pasaba.
Aquella noche la cena fue en la terraza de un bar que se asomaba a un acantilado sobre la playa, al oro lado del pueblo. Un sitio tranquilo, con gastronomía local, donde degustamos una estupenda cena. El vino corrió en abundancia y la noche se animó. No sé si fue por eso o no, pero se me ocurrió darle una vuelta de tuerca a la situación. Me levanté de la mesa con la excusa de ir al baño. Allí, le mandé un mensaje al móvil de mi novia: “Vete al baño y quítate la ropa interior, métela en el bolso”. No sabía cómo reaccionaría ella, pero por jugar, que no quede. Cuando llegué a la mesa ella tenía la copa de vino en la mano y miraba al mar. Parecía que no había recibido el mensaje, o no se había dado cuenta. No obstante, cuando me senté, bebió un sorbo, dejó la copa y cogiendo el bolso, me dijo sonriendo:
- Me voy al baño.
De repente sentí que me ponía nervioso … encendí un cigarro y llené mi copa de vino. A los pocos minutos y mientras acababa de darle la última calada al cigarro, regresó a la mesa. Pedí la cuenta y mientras nos lo traían le dije:
- Déjame el bolso que tengo que dejar el móvil.
Ella sonrió y me alargó el bolso. Al abrirlo para dejar el móvil, pude comprobar que allí estaban su tanga y sujetador. Satisfecho cerré el bolso. Tras pagar la cuenta, nos levantamos de la mesa para marcharnos.
Al volver a pasar por las terrazas de los bares del pueblo pude ver cómo se giraban para mirarla. Yo reía por dentro, había una ligera diferencia entre la ida y la vuelta ya que esta vez no se veían las cintas de su sujetador sobre los hombros, ni su tanga en su cadera. Cuando salimos del pueblo y enfilamos el paseo marítimo le pasé el brazo por la cintura, cerciorándome que no hubiese cinta del tanga. Ella me miró y sonrió, a la vez que me besaba, diciéndome al oído:
- Que te creías, que no me iba a atrever?
Mientras le sonreía ... "Ya veremos a lo que te atreves o no” pensé para mis adentros.
Los días anteriores ella jugaba durante el paseo a meternos mano, pero sin llegar a nada más que eso, ya que para follar teníamos el hotel a dos pasos. Pero esta vez iba a ser diferente.
A lo largo del paseo había unas rampas y escaleras de madera para poder bajar a la playa. A medio camino del pueblo al hotel, cuando pasábamos cerca de uno de ellos bajé mi mano de la cintura a su culo, agarrando su glúteo derecho con la mano. Noté como se erguía y deslicé la mano entre ambos glúteos, mientras hundía mi dedo más largo entre ambos. Miró a todos lados mientras con su mano agarraba mi culo. Yo llevaba unos pantalones de lino bastante holgados por lo que no le costó nada encontrar mi culo. Mientras caminábamos cada vez le agarraba con más fuerza, acercando mi cara a su cuello, dándole besos y mordiscos cuando le agarraba el culo. Ella hacía lo propio, buscando mis labios con los suyos, pero yo los evitaba, y en uno de esos intentos le hice un gesto con la cabeza en dirección a la playa.
Salimos del paseo a una rampa que bajaba a la playa. Mientras caminábamos nos íbamos seguíamos metiendo mano. Nos paramos al final de la rampa, antes de llegar a la arena. Ella se apoyó sobre la barandilla de la rampa y yo me puse detrás. Mi entrepierna y su culo quedaron juntos. Le subí la falda hasta la cintura, poniéndome detrás no creo que nos viesen desde el paseo. Con la mano izquierda empecé a sobarle la teta izquierda, mientras que con la derecha buscaba su clítoris. Acerqué mi cara a su nuca de forma que pudiese notar mi aliento mientras le daba besos en el cuello. Alternaba el clítoris con sus labios y deslicé mis dedos hasta encontrar su vagina. Conlos dedos de la mano izquierda le estimulaba sus pezones de forma que no dejasen de estar duros, mientras que pasaba mis dedos del clítoris a la vagina, de forma que cada vez le metía el dedo, poco a poco. Así se fue excitando y mojando cada vez más y cuando le metí los dos dedos a la vez en la vagina abrió más sus temblorosas piernas. Mis dedos entraban y salían con facilidad, debido a su cada vez más abundante flujo. Giraba la cabeza buscando juntar mis labios con los suyos. Podía notar que su excitación crecía … al poco juntó las piernas atrapando mis dedos en su vagina y su cuerpo comenzó a convulsionarse mientras, esta vez sí, me metía la lengua en la boca. Me dio besos fuertes y su lengua no paraba de moverse y hacer fuerza, mientras trataba de respirar de forma agitada. Cuando pude, saqué la mano y la abracé cruzando los brazos, rodeándola por completo hasta que dejó de temblar.
Cuando recobor su ritmo normal de respiración, se giró por completo y me abrazó, mirando por encima de mi hombro al paseo. Pensaba que estaría asustada ante la posibilidad de que nos hubiesen visto. Giré la vista al paseo para tratar de ver si había alguien o no. Parecía que no… Me volví hacia ella y le susurré:
- Habrá que moverse
A lo que ella respondió con un … - todavía no.
Según dijo eso me dio un beso mordisqueando mi labio inferior mientras con su mano derecha me agarraba el paquete. El pantalón era fino y podía notarse perfectamente mi erección. Creo que desde que bajamos a la rampa ya estaba así.
Con esto así no puedes entrar al hotel, ¿qué dirán?
No sé, ya esperaremos
Tengo otra idea - respondió ...
Repitió el mordisco en el labio, pero esta vez me hizo un poco de daño, y cuando iba a decir algo me puso la mano en los labios haciéndome callar. Siguió dándome besos en la mejilla y en el cuello, mientras con sus dedos me desabrochaba la camisa. Al llegar al último botón, pasó sus manos a mi pantalón, que rápidamente desabrochó. Debajo tenía unos bóxer elásticos, y su mano me agarraba con fuerza el paquete, mientras que con la mano izquierda sostenía mi pantalón. Se me quedó mirando y antes de que dijese nada dejó caer los pantalones. Me giré hacia el paseo y no vi a nadie, y yo con los pantalones en los tobillos ... Cuando volví a mirarla vi como se iba agachando hasta ponerse de cuclillas. Me bajó los calzoncillos, dejando a la vista mi polla, que ya estaba con una erección máxima. Me masajeo los huevos con una mano, mientras con la otra me pajeaba suavemente la polla, mirándome ... Al poco rato fue dándole lengüetazos y lamiéndolo de abajo hacia arriba, metiéndose la polla en la boca de vez en cuando. Cada vez que repetía la operación, intentaba tragar una porción mayor ... notaba como sus labios me apretaban el tallo y se deslizaban hacia el capullo. Dejó de masajearme los huevos y deslizó su mano hacia el clítoris, al tiempo que seguía mamándome ya sin ayuda de la mano. Siguió así un par de minutos, hasta que comencé a notar su respiración agitada. Me faltaba poco para correrme y así se lo dije, momento en que paró de chuparme la polla y se puso de pie, dándome la espalda, abriendo las piernas y subiéndose el vestido a la cintura. Me agarró la polla y la llevó directamente a su vagina, que estaba lubricada por su excitación. No me costó nada deslizarme dentro de ella, mientras le agarraba por la cintura. Comencé a moverme dentro de ella despacio, ya que no iba a aguantar mucho La situación, los lametones, su mirada, el calor de su boca, ... todo me había excitado sobremanera y no iba a aguantar mucho más... Solté su cintura y la agarré de los hombros para retomar mis movimientos con mayor fuerza, hasta que pocas embestidas más tarde, me corrí dentro de ella, momento en el que cerró sus piernas como la vez anterior y yo la volvía a abrazar, quedando dentro de ella y ella dentro de mí.
Nos quedamos en esa posición unos pocos minutos, abrazados, hasta que nos separamos. Nos volvimos a vestir, y salimos al paseo, donde no vimos a nadie. No sé si tuvimos algún espectador, pero allí no había nadie...