La vecinita
Julia era una joven comercial que vende un piso a sus vecinos y primero acaba follando con la mujer y luego con el marido que entre las dos se la follan varias veces
LA VECINITA
Julia había terminado sus estudios universitarios hacía un año. Era una chica de buena familia y así había sido educada. No es que considerase que debía llegar virgen al matrimonio porque nada más lejos de la realidad, pero sí que no se atrevía a probar cosas nuevas o experimentar en materia sexual y no era virgen, aunque sí lo era analmente. Encerraba un gran ardor en su interior, pero una gran timidez en sus relaciones humanas.
Vivía todavía con sus padres en un edificio de viviendas de familias adineradas. Pero ella se había conseguido un trabajo de comercial. Vendía propiedades inmobiliarias de todo tipo, garajes, pisos, chalets, fincas, etc.
Le acababa de vender una casa en la costa a una pareja que eran vecinos suyos. No tenían hijos y ese viernes había quedado con la mujer para ir a firmar el contrato de compraventa y otros documentos necesarios.
Habían quedado que Julia le tocaría el timbre cuando estuviera lista. Irían en el coche de Mónica. Julia se duchó y vistió con una blusa blanca y unos jeans. Se puso unas alpargatas con algo de tacón que mejoraban su culo, algo bastante difícil. Mónica la recibió vestida con un albornoz que se asemejaba más a un kimono que a otra cosa. La mujer la dijo que se pusiera cómoda que no tardaría mucho que ya se había duchado.
Se fue a la habitación frente al salón. Allí se desprendió del kimono. Lo hizo de forma tan lenta y suave que casi la prenda flotó en el aire antes de posarse en el suelo. Julia observaba nerviosa, no sabía por qué, pero se puso nerviosa y algo excitada, pero esto último no lo podía saber Mónica, pero el nerviosismo si lo detectó ya que en la habitación existía un espejo de cuerpo entero que reflejaba lo que ocurría en el salón.
Allí vió como la chica se movía nerviosa y en muchos momentos intentaba retirar la mirada y no verla. En la espalda de Mónica destacaba una gran serpiente dibujada sobre la piel. Esa chica parecía menos inocente delo que quería mostrar así que iba a intentar tentarla, sería difícil, pero merecía la pena. Esa imagen de chica que no ha roto un plato nunca contrastada con el cuerpazo que tenía le ponía mucho.
Ya había decidido su táctica. Primero, provocándola mientras se vestía. No se puso tanga ni ropa íntima para que los pantalones se ajustasen todavía mejor a su piel. Se puso una blusa dejando los dos primeros botones abiertos para luego por fin ponerse el pantalón. Uno que parecía de equitación que no dejaba nada a la imaginación. Luego por último unas sandalias con un poco de tacón. Se perfumó, cogió los papeles que necesitaba y se dirigió a la entrada. Julia la siguió, la chica estaba muy excitada y confundida.
Mónica se había comportado según ella como intentando seducirla. Ella, ahora estaba muy nerviosa, pero no estaba segura que si la mujer intentase algo ella no fuera a aceptar. Se dirigieron al notario para firmar los papeles. Mónica conducía su todoterreno. A su lado Julia nerviosa se removía en el asiento. Las piernas las llevaba ligeramente abiertas.
Cuando terminaron todas las gestiones volvieron a casa. Julia había dicho que tenía que coger las cosas para ir a la playa. Estaba de vacaciones. Sus padres habían ido a la casa de la playa y ella se había quedado sola.
Mónica aparcó en su plaza de garaje y bajó del coche. Caminaban hacia el ascensor. Cuando entraron Julia no se dio cuenta, pero daba la espalda a los botones del ascensor y Mónica jugando golpeó con la palma de la mano la pared al lado de Julia y lentamente pulsó el botón de su piso que se situaba dos pisos por debajo del de los padres de Julia. Aprovechó para situar su boca a la altura del oído de la chica y susurró:
Bonito tatoo llevas en la nuca. Ya me dí cuenta como me mirabas cuando me cambiaba de ropa. Si quieres te enseño mis tatuajes igual hasta te dejo tocarlos..
Luego, antes que la joven pudiera reaccionar la besó casi rozando sus labios. La chica con las manos en un movimiento instintivo fue a rechazarla, pero se paró a mitad de camino y como si fueran un iman sus labios fueron tras los de Mónica y ahora fue ella la que besó.
La mujer la paró y la dijo que esperase a estar en casa y se puso a jugar con su pelo mientras la miraba a los ojos y sopló en su boca. Llegaron a la casa y nada más cerrar a la casa se besaron apasionadamente. En un momento Mónica la cogió del pelo y la puso contra la pared, eran de estatura parecida y la dijo que iba a jugar con todo su cuerpo, que iba a lamer y hacerla sentir cosas que ni creería que existían.
La llevó a la habitación. Allí abrió la blusa de un solo golpe para quitársela. Luego se quitó la suya. Volvió a ponerla contra la pared y con una de las manos soltó los botones del pantalón de una sola vez. Bajaba el pantalón a tirones hasta las rodillas. Entonces aprovechó para terminar de desnudarse ella.
La empujó a la cama. Julia con los pantalones por las rodillas cayó de cara y Mónica aprovechó para quitarle los pantalones y el tanga. Se tumbó encima de ella. La besaba la nuca, el cuello, se lo mordía y luego besaba su espalda. Fue bajando hasta sus nalgas. Ese melocotón lo abría y cerraba con las manos para ir bajando por la raja situada entre ellas y llegar al estrellado ano para empezar a comérselo. Lo hacía primero con mucha suavidad para luego pasar a hacerlo con violencia.
Julia suspiraba y emitía pequeños gemidos. Luego la dio la vuelta y poniéndola boca arriba, lamió sus muslos desde las rodillas hasta las ingles. Luego bajaba por ellas hasta la vulva y penetraba su coño con la lengua para luego rozar el clítoris y penetrarla con dos dedos. Con una mano empezó a sujetarla del cuello como si pretendiera estrangularla, pero apenas apretando cosa que a la joven la excitaba tanto que hizo que no necesitara comerla mucho el coño para que ésta explotara en un violento orgasmo que mojó la ropa de la cama.
Luego Mónica se sentó como amazona sobre la boca de la chica para recibir la comida de coño de ella. Más bien no era una comida de coño, sino que ella se frotaba contra su lengua hasta recibir su propio orgasmo.
Ahora se quedaron las dos chicas abrazadas. Fueron hablando de muchas cosas y Mónica la pidió permiso para preguntarle un par de cosas viendo la actitud de la chica.
¿Habías follado alguna vez con una mujer? Y cuando me he puesto más violenta he notado que más disfrutabas.
La verdad es que eres mi primera mujer, hace tiempo había pensado en llevarlo a cabo, pero no me atrevía, pensaba mucho que características tenía que tener esa mujer. De hecho, cuando me has besado en el ascensor conscientemente te iba a rechazar, pero mis labios se han ido tras los tuyos y me he dejado llevar y a lo otro no tengo una respuesta, ha sido el instinto el que ha ganado.
Te tengo que confesar que mi marido y yo somos una pareja liberal y Dominante, aunque entre nosotros Él manda y yo obedezco, pero cuando entran terceras, cuartas personas los dos Dominamos. La verdad es que los dos habíamos comentado que eras una chica muy sexy y que nos hubiera encantado introducirte en el mundo del BDSM y pervertirte. ¿Si aceptases tendrías que obedecernos y ser usada por nosotros o por quien dijéramos, de todas formas, sabes lo que es el BDSM?
La verdad es que sí. Hace poco no sabía nada, pero leí el famoso libro y me estuve informando. Me encantaría ser vuestro juguete, pero me deberéis permitir parar cuando lo necesite, pero mientras no mande parar podéis hacer lo que queráis, me fio de vuestro criterio.
Mónica aplaudió de lo feliz que le había hecho la decisión de la chica y quedó que sí que en cuanto ella decidiera parar pararían.
Ahora debes conocer a mi marido. Conocerle le conoces porque somos vecinos, me refiero a conocerle como hombre y como Amo jijiji. Nosotros esta tarde noche vamos a ir a una casa que tenemos en el campo y donde usamos a juguetes como tú y donde nos reunimos con amigos para practicar nuestras aficiones y para follar sumisos y sumisas.
Julia fue al baño a hacer pis en el momento que entraba por la puerta de la casa el marido de Mónica que no la vió. Mónica en cuanto le vió se arrodilló y beso el dorso de la mano que él le ofreció. Ella, en voz baja le comentó quien estaba en el baño y eso a él le entusiasmó.
Se desnudó y caminó decidido hasta el baño. Abrió la puerta y Julia de forma instintiva se tapó el pubis y el pecho, pero él se lo recriminó y ella entonces abrió las piernas y los brazos extendidos a los lados del cuerpo.
Él se acercó y le cogió del pelo que le atrajo la cabeza hasta su polla y se la metió en la boca. No era muy larga pero sí bastante gruesa. Julia apenas podía abarcarla, pero no hacía falta. Él la follaba la boca fuerte y de forma continua. Luego se desasió y levantó las piernas de la chica antes de sentarse delante de ella y penetrarla de una sola vez. La apretaba los pechos mientras la besaba apasionadamente para luego estirarla del pelo y morder sus labios.
La follaba de forma brutal. Mónica en el umbral de la puerta se masturbaba mientras gemía de forma escandalosa lo mismo que Julia que al tener su orgasmo apretó la polla del Amo y éste no pudo más y sacándola eyaculó llenando a la chica de semen en el vientre y los pechos.
La hicieron vestirse después de ducharse junto con el Amo y Mónica y la invitaron a pasar el fin de semana con ellos. Ella aceptó encantada y pidió permiso para ir a casa a por ropa, pero para eso no la dieron permiso sino solo a por elementos de aseo personal ó si tuviera que tomar pastillas.
Cogió un pequeño neceser y fue con ellos. Conducía el Amo y las dos chicas iban detrás. Dándose mimos, besándose, acariciándose, tanto es así que excitaron muchísimo al Amo. Mónica daba de beber a Julia, pero lo hacía de forma tan abrupta que la mojaba entera y hacía que se le transparentase la blusa. A la chica le entraron ganas de orinar y Mónica le ordenó que orinase al lado del coche. La chica se bajó los pantalones y se retiró a un lado el tanga y comenzó a orinar.
La escena ya era mucho para el Amo así que se bajó del coche y cuando la chica estaba a punto de terminar de subirse los pantalones la cogió y la puso contra el capó del coche mirando hacia el interior. Allí Mónica empezó a acariciarse. El Amo preguntó a Julia si era virgen analmente y la chica reconoció que sí y lo dijo con miedo porque recordaba lo gruesa que era la verga del Amo. Este la tranquilizó porque había cogido un bote de lubricante. Mónica metió una gran cantidad en una gran jeringa y se la pasó al Amo que bajó de golpe los jeans de Julia e introdujo la jeringa en el ano de la chica y apretó llenando el ano de lubricante.
Con tanto lubricante intentó sodomizarla. Apretó, las dos primeras embestidas fallaron, pero la tercera logró meter el glande haciendo que la chica se quejara bastante y entonces lo sacó. Echó más lubricante y lo volvió a intentar y esta vez lo logró más fácil. Metió y sacó el glande varias veces hasta que cuando la notó que los quejidos se habían transformado en gemidos la empaló de un solo golpe. La chica ya estaba tan excitada por la penetración y por ver a la Ama desnuda y tocándose que no se quejó y no dejó de gemir y jadear. El Amo a su vez la masturbaba. Pasaron varios minutos de embestidas hasta que esta vez no pudo parar y eyaculó en el interior de la chica.
Si la chica se vestía manchaba el tanga y los pantalones con lo que la hizo ir desnuda metida en una jaula que llevaba en el maletero.
El fin de semana fue espectacular, pero…….. desarrollar vuestra imaginación para averiguar que pasó.
Este relato es imaginario, pero me gustaría que me trasladéis vuestras opiniones .