La vecina que se transformaba a la noche (2)

Luego de aquella cogida, mientras dormia su marido, Sandra siguió buscando coger en el peligro ahora con una tercera integrante.

Cuando el reloj daba las doce campanadas del mediodía, vi los pequeños rayos de luz, de esa mañana primaveral de domingo, que atrevidamente se "colaban" a través de la cortina. Había sido una noche para no olvidar, fue la primera vez que cogí con una mujer con su marido durmiendo cerca, en la misma casa. Lo sentía como todo una experiencia. Me levanté y no sabía si desayunar o pedirme el almuerzo, estaba dubitativo, en realidad estaba pensando en Sandra, en aquella concha que se abría para mí. Fui a la cocina, abrí la heladera, tomé un jugo. Mi segunda etapa fue el baño con una ducha reparadora y regenerativa. Mientras sentía el agua caer sobre mis hombros, tibia, suave, no dejaba de pensar en los pezones de Sandra, ni en aquellos muslos firmes abriéndose para recibir toda la carne de mi verga. Estos pensamientos hacían que se me parara de nuevo y estuviera a la orden. En ese momento decidí no pensar más. Salí de la ducha, me puse un pantalón corto, una remera, un par de playeras y salí al balcón. Era un día hermoso, sin viento, con el sol ya empezando a picar en el mes de octubre. Mi objetivo era saber que pasaba en el departamento vecino. Se veía abierta la ventana y la cortina del dormitorio que apenas se movía con una brisa suave. No se oía nada. Quizás no estuvieran. Me quedé observando el paisaje ciudadano. Al rato, se oyeron voces en la casa de Sandra, no me di vuelta, pero percibía que esas voces estaban cada vez más cercanas. Sin que pasara medio minuto, se abrieron los ventanales que daban al comedor, los que estaban más alejados de nuestra divisoria. Salió Sandra con su marido, una mujer, un hombre y una señora mayor que supuse era la madre de mi vecina. Sandra me vio, me di cuenta claramente que había visto que yo estaba allí. Preferí retirarme, para ira a comprar mi comida, cuando escuché la voz de ella que me llamó. Torcí para ver que deseaba y vi que ya todos habían entrado mientras Sandra venía hacia la divisoria.

Hola – me dijo

Hola hermosa – le contesté

Hay no me digas así que me mojo. ¿Estás solo?

Si, iba a buscar comida

Mira, esa pareja que está en casa, son amigos de mi marido, vinieron a almorzar, se van a quedar hasta muy tarde, como hacen siempre que vienen. Yo luego de almorzar llevo a mi madre a su casa, si de repente estás te toco un timbrazo. ¿Te parece?

Me encanta la idea – le contesté

Bien - me dijo – me voy antes que se den cuenta

Antes que te vayas quiero decirte algo

Si – dijo – lo que quieras

Soñé toda la noche con esa concha hermosa que tienes y como te comías mi verga

Mmmmmmmmmmmm – dijo – me hiciste humedecer, que deseos de comerme tu verga de nuevo y sentirla, por favor de tarde te quiero ver.

Te espero, putita

Hay Carlos, no sigas por favor, vas a ver como esta putita te coge y se porta como una perra.

Se pasó la lengua por los labios y se fue, guiñándome un ojo.

Me fui a comprar comida. Almorcé mirando algo de televisión. Me recosté en la cama y sin querer me quedé dormido. El timbre de la calle me despertó. Fui hasta el intercomunicador y pregunté quien era. La voz de ella se escuchó con estas palabras:

Estoy subiendo

Sentí la puerta de calle que se cerraba. Corrí a lavarme los dientes, me peiné y fui hasta la puerta de mi departamento. No había nadie. De pronto oí golpecitos en la entrada de servicio, fui hasta allí y era Sandra.

Perdona, pero por acá es más seguro.

Pasa – le dije-

Gracias, mira, te cuento mi plan

Si - le dije - mientras la observaba, estaba vestida con una falda verde oscura que le llegaba a las rodillas, una blusa sin botones de color negro y unas sandalias negras. No tenía medias.

Yo voy para casa, te dejo abierta la puerta de servicio, entras y te metes en mi cuarto.

¿Estás loca? Hay gente ¿ Cómo vamos a hacer?

Carlos, me encanta que me cojas así, sabiendo que están del otro lado. Me calienta más. Me acabo más

Pero Sandra, están los amigos de tu marido. ¿Cómo vas a hacer?

No te preocupes, les digo que voy a dormir una siesta o que salgo a dar una vuelta.

¿Te parece normal eso?

Sí, cuando ellos vienen es todo así.

Pero y la mujer de tu amigo no se aburre

Ah, la viste a ella - me dijo

No, pero es normal que cuando hay reuniones así, las mujeres conversen, en fin, tu la dejas sola y eres la anfitriona.

Suena el celular de Sandra, contesta y era su marido. Mientras hablaba fruncía el seño, yo le tocaba las piernas y la besaba en el cuello. Ella se dejaba, sentía que su piel se erizaba. Por encima de la blusa le acariciaba los pechos, que al instante respondieron con los pezones en punta. Terminó la comunicación y sin mediar palabra comenzamos a besarnos con una lucha de nuestras lenguas. Cuando logramos separarnos me explica:

El imbécil de mi marido se va al fútbol con este otro y me tengo que quedar con la mujer.

Ahhh que pena - le dije

Vamos a hacer una cosa, tu ve igual a casa cuando sientas que mi marido y el amigo se hayan ido. Además, a veces ella se va a lo de su madre que es acá cerca.

¿Qué digo cuando vaya? Porque está claro que no soy el repartidor, ni el del servicio del cable, ni el plomero.

No, tu ve diciendo que ibas a explicarnos lo de la inversión del balneario.

Está bien, de acuerdo, pero antes que te vayas quiero que me dejes en casa tu tanga – le dije abruptamente

¿Mi tanga?

Si, tu tanga – dicho esto me acerqué a ella, le subí la falda, metí mis manos por los costados y le bajé la tanga blanca que llevaba puesta. Mientras me agachaba, para sacarla por sus piernas vi aquella concha blanquita, depilada. No me contuve, le pasé mi lengua por toda la raja. Sentí como agarraba mi cabeza, mientras los fluidos se hacían más y más. Se apoyó contra la puerta de servicio, comenzó a moverse con mi lengua ya metida en su concha. Se vino en un orgasmo, mucho jugo derramó en mis labios, lo tomé, en tanto lo dejaba depositado en su boca con un beso.

Me tengo que ir – dijo casi en un susurro - te dejo mi tanga y mi lechita en la boca, me voy caliente, te espero quiero más.

Esperé detrás de mi puerta que el marido y su amigo se fueran. Dejé pasar unos minutos y me fui al apartamento de mi vecina.

Toqué timbre y Sandra apareció. Hicimos todo el teatro que habíamos previsto. Me hizo pasar al living donde estaba esta otra mujer. Me la presentó. Se llamaba Gloria, tendría unos 40 años. De altura mediana, vestía pantalones negros, no era gorda pero tampoco delgada. Se le notaba algo de pancita, pero no en exceso. Llevaba puesta una camisa rosada y se le veían dos pechos algo caídos pero grandes. Tenía una boca muy sensual, con los labios carnosos, ojos verdes y cabello rubio corto. Estaba sentada en el sofá central, en tanto yo, me senté en un lateral, enfrente a Sandra.

Te pido disculpas, Sandra, pero como habíamos quedado en ver este tema y hoy domingo es el día más tranquilo – dije con mucha "letra"

Si, no hay problemas, justo Antonio se fue al fútbol con Bernardo, el esposo de Gloria – respondió Sandra con tono de pena

Bueno – le dije – en todo caso, si quieres, vengo más tarde

No – dijo – vamos a la computadora del escritorio y allí verás las proyecciones, solo que no quiero que Gloria se quede acá sola.

Por mi no hay problemas – aclaró Gloria, con una linda voz – miro algo de televisión, atiende tranquila Sandra.

Gracias Gloria - le dijo mi caliente vecina – Vamos Carlos.

Pasamos a un escritorio tipo sala que ellos habían armado, donde en mi departamento era otro dormitorio, allí Sandra cerró la puerta de cristal, ya que se unía a un bar inmenso que estaba del otro lado y me tomó por la espalda. Me empujó a un escritorio que había en medio de la sala. Me pidió que me recostara allí. Lo hice. Me bajó mis pantalones deportivos, junto con el bóxer y comenzó a chuparme la pija.

Así que me querías calentar, ahora vas a ver como se dan vuelta los papeles – y mientras me decía eso se pasaba mi pija ya crecida y endurecida por sus labios – ¡mmmm qué rica! ¡Cómo me voy a tomar todo! Me gusta chupar pija en el escritorio del cornudo de mi marido, siempre me calentaba de solo pensarlo.

¡Qué puta eres!

Soy muy puta, ves que puta soy – y pasaba la lengua por todo el borde de mi pija y tomaba las gotitas de liquido preseminal que salían.

De pronto, un golpe en la puerta y la voz de Gloria:

Sandra, está sonando tu celular... – venía con el celular de Sandra en la mano. Tras abrir la puerta vio a Sandra arrodillada en el suelo, con mi verga en la boca y yo acariciando su cabeza.

Perdón – dijo – disculpen

Sandra se levantó, la miró y le habló:

Gloria, no te vayas a poner mal, no te enojes, discúlpame tú a mí. Pero es que con Antonio no tenemos sexo.

No te disculpes Sandra, estás en tu casa, yo soy la desubicada, además te entiendo, tampoco estoy bien con bernardo – mientras decía eso no me sacaba los ojos de encima, de la pija más bien,

Al ver todo esto, fui hacia Sandra, la tomé por detrás y le dije:

Por qué no sigues en lo que estabas, si Gloria no se molesta puede ver y sino puede irse.

Te quieres quedar Gloria – dijo Sandra

¿Les molestaría? – preguntó

Nos encantaría – contesté

Ahí mismo agarré a Sandra la hice inclinarse y le dije:

Por favor sigue en lo que estabas.

Sandra se agarró de mi pìja algo caída, por la situación, y la puso al momento en forma. Chupaba y me miraba, en tanto yo miraba a Gloria, que no le sacaba los ojos de encima a lo que Sandra hacía.

Ven – le dije a Gloria

Ella vino pero con recelo, la hice sentarse en una silla que había allí.

Comencé a tocarle las tetas a Sandra, Gloria observaba todo. Se oía los chupetazos que me daba en la pija y decía:

Me gusta tu pija papito, ves como la trago – y la engullía de una

Miré a Gloria y se estaba tocando las piernas, tenía las mejillas rojas y los ojos fijos. Le dije a Sandra que se sacara la falda, lo hizo. Quedó con el coño al aire. Le pedí que se sacara la blusa. También lo hizo y sacó el sujetador. Quedó desnuda. La hice levantar y la traje hacia mí. Hice que se pusiera contra el escritorio, ella se acostó en él boca abajo, sus tetas tocaban la madera. Le abrí su concha totalmente empapada y de esa forma la clave delante de los ojos de Gloria.

Cógeme, Carlos, cógeme – gritaba Sandra – muéstrale a mi amiga como me coges toda, como tu pija me perfora, muéstrale, que vea como gozo.

Dicho eso miré a Gloria y estaba tocándose sus pechos por debajo de la camisa. Le dije a Sandra:

Me parece que Gloria se ha calentado mi amor

No te reprimas Gloria – decía Sandra – sácate las ganas

Al oír aquello, Gloria se sacó la blusa, dejando al aire un sostén rosa, que contenía unos pechos grandes, quizás algo caídos, pero su peso los llevaba a eso. Se quitó el sostén, también y aparecieron unas tetas blancas, inmensas con unos pezones tremendos, en punta, coronados por una aureola marrón que los oscurecía y se les veían tan calientes como ella

Estoy hirviendo – dijo por primera vez Gloria

Acércate – le ordené

Sumisa vino hacia nosotros. Le toqué los pezones. Susurró algo pero no se le entendió. Mientras, yo le seguía dando a Sandra por aquella concha que se abría y cerraba alrededor de mi pija, hasta que comenzó a tener espasmos y convulsiones que terminaron en un orgasmo fenomenal. Gloria espectadora de todo eso, inició un jadeo, llevando sus manos a su concha por encima de su pantalón.

Sácate el pantalón - le dijo Sandra

Me da cosa, no quiero sexo lésbico – le dijo

No te preocupes - le contestó Sandra – no te voy a tocar, a mí tampoco me gusta, pero libérate

Al oír esto, la timidez la dejó un poco de lado y se quitó los pantalones. Tenía algo de pancita, pero sus piernas estaban muy lindas y se le veía una tanga rosa. Se bajó la tanga, apareció una concha con vellos en el pubis. Mi mano fue hasta ella y metí mis dedos en su raja. Se sorprendió pero no protestó.

Pajéala – decía Sandra mientras ella misma se masturbaba - ¿Está muy mojada?

Está empapada – contesté mientras seguía dándole con mis dedos hasta que empezó a acabarse. Se vino contra mí de golpe, no la esperaba y sus labios buscaron los míos. Su mano agarró mi pija que estaba parada, a punto de estallar y me besó con la lengua en mi boca. Mis dedos sentían como corría la leche desde aquella concha y me decidí a darle mas placer. Me aparté de ella y la hice sentarse en el suelo, Sandra se puso detrás de ella arrodillada e hizo que se recostara sobre sus piernas. Gloria se dejó hacer. Le abrí las piernas y comencé a comerle la concha. Había muchos jugos allí.

Te gusta que te coman la concha – pregunté

Siii – gritó – chúpame la concha, eres un desconocido que me chupa la concha y te voy a llenar la boca de mi acabada – terminó de decir esto y se acabó con una fuerza tremenda, con un grito que invadió el departamento. Me incorporé y por encima de ella besé a Sandra.

Mmmm – decía la muy puta – que rico sabe la boca de mi vecino

Gloria nos miró y dijo

Quiero probar

¿Lo mío o lo tuyo? – preguntó Sandra

Lo que sea dijo - mientras se volvía a meter las manos en su concha para seguir acabando

Como más te guste - le contestó Sandra que dejó su lugar, se puso a su lado abrió las piernas y me dijo:

Ven, ahora me toca de nuevo a mí

Sin dudarlo y con mi pija en la mano, trataba de que no se acabara, me puse entre las piernas de mi vecina y comencé a lamerla de nuevo. Era hermosa aquella increíble concha depilada, llena de jugos, con el clítoris más grande que había visto en mi vida. Gloria se incorporó para mirar, me puse de lado y le tomé la mano. Se la llevé a mi pija. Sentí que gimió. Comenzó a acariciarme. Le saqué la mano he hice que fuera viniendo hacia mí. Torpemente logré que se pusiera a la inversa de Sandra y quedó su cara frente mi verga. Yo no dejaba de chuparle la concha a Sandra que estaba por venirse. En eso logré pasarle mi pija por los labios de Gloria, quien en un ataque de calentura, se la puso en la boca y comenzó a chuparla desesperadamente. Mi mano derecha se metió con dos dedos en la raja de Gloria. Ambas empezaron a gemir y se acabaron a gritos de nuevo. Tenía la acabada de gloria en mi mano y la de Sandra en mi boca. Mi pija, estaba a punto de estallar, ambas mujeres se dieron cuenta que iba a acabar, Sandra se la sacó de la boca de Gloria y me pajeó fuerte. Un segundo más y toda mi leche saltó en las bocas de aquellas mujeres. Me sorprendió Gloria como agarró mi verga y se la engulló toda para succionar y tomar más semen. Sandra, se limpiaba con la lengua los vestigios de leche que tenia en sus mejillas, en tanto le sacó la verga a su amiga y la rodeó con su lengua tomando todas la gotitas que quedaban en el orificio y alrededor de mi capullo.

Los tres nos fuimos así, desnudos al baño. Dejé pasar a aquellas mujeres delante de mí. Les agarré sus culos hasta que llegamos al baño.

No pierdes tiempo – dijo Sandra mientras se sentaba en el bidé.

Me gustan sus culos - les dije

¿Te gusta el mío? – preguntó Gloria

Me encanta, igual que tu concha, con gusto me lo comería todo

Ah no –gritó Sandra – Una chupada de pija te dejo, que te chupe la concha también, pero acá la penetrada y cogida soy yo. No comparto la pija de mi macho en la concha, ni en el culo de ninguna mujer, por lo menos delante de mí.

¡Qué mala eres! - le dije

Si –retrucó Gloria – porque en definitiva ya estamos los tres en esto.

Ah quieres pìja – le dijo la muy puta de Sandra – ¿Hace tiempo que el gordo no te da?

Hace bastante –contestó Gloria – Incluso, es la primera vez que tomo semen, nunca lo había probado.

¿Te gustó? – pregunté

Me hizo acabar mientras lo tragaba – contestó segura

Bueno – dijo Sandra – ¿Me permiten ir al baño? – dijo eso, se levantó y cerró la puerta. Gloria y yo fuimos, desnudos al comedor. Al verla delante de mí con aquel culo de mujer madura, avancé y la agarré de la cintura. Se detuvo, le besé el cuello, le mordí los lóbulos de las orejas.

Mmmm que lindo – dijo – como sabes calentar a una mujer

Mi verga comenzó a responder y ella sintió como se la frotaba entre las nalgas de su culo.

Puede venir Sandra – dijo asustada –

Ya era tarde, la puse contra el respaldo del sillón grande, hice que se apoyara con sus manos y de un golpe le clavé la pija desde atrás en una concha latente, totalmente mojada de jugos y ansiosa de ser cogida.

Sandra salió del baño y nos ve.

Hijo de puta, te la estás cogiendo – dijo con furia – puta te haces coger por mi macho

Déjalo - decía - déjalo que me coja por favor

Te dije – me decía a mí- que no la cogieras, solo a mí me podías penetrar.

Amor – le dije- mira como la cojo, disfruta, trae tus juguetes

Dicho esto fue al dormitorio y volvió con dos consoladores. Se sentó en el sillón e inició un meta y ponga en su concha del consolador más grande. El otro se lo pasaba por la boca a Gloria. La veía y más me calentaba, tomé a Gloria de su cintura y empecé a darle una cogida tremenda, sacaba mi verga y la entraba toda de golpe. Ella gemía y jadeaba, Sandra se masturbaba con el consolador. Metí mi dedo en el culo de gloria, ella se estremeció y gimió. No estaba abierto, no sé si alguna vez se la habían puesto por el ojete, y si lo hicieron había sido hace mucho. Le pedí un consolador a Sandra.

No te doy nada – dijo con voz de nena enojada- le das mi pija a ella y ahora también el consolador.

Igual me lo dio, se lo pasé por el culo a Gloria. Cuando sintió el aparato en su culo, se retorció fue tal el grito que pegó, que hizo que me empezara a venir.

Puta como gozas con mi pija – le decía Sandra

Si, si, la tengo adentro y me va a llenar la concha de leche – gritó como perdida y desalineada Gloria

Eso hizo que me acabara dentro de ella y que enterrara el consolador en su culo con toda la fuerza. Se acabó Gloria con gritos y espasmos tremendos, Sandra ensartó el consolador en su concha y acabó casi gritando. Yo caí sobre la espalda de Gloria y aún percibía las contracciones de su concha apretando mi verga.

Los tres nos sentamos desnudos en el sillón grande. De mi verga salía un hilito de leche y estaba toda pegoteada de los jugos de Gloria. Sandra vio esto, vino hacia mí y la limpió toda con su boca, mientras seguía con el consolador enterrado en su vagina y se acababa de nuevo. Comenzamos a vestirnos y cuando me senté en el sillón grande, la puerta principal que se abre y ambos maridos que llegan. Sandra los recibe y les dijo que yo había venido por el tema del balneario. Cuando veo de cerca al marido de Gloria, era un cliente de mi empresa. Estuvimos conversando del tema hasta la noche. Cenamos juntos y cuando me fui a mi departamento, Sandra me acompañó y tocándome la pija me dijo:

Me traicionaste frente a mis ojos, pero más caliente estoy.

(Gracias por los comentarios de todos los amigos que gustan de mis relatos. Pero, les reitero, no escribo por encargo. Aquellos que me solicitan relatos de diferentes categorías, no puedo colmarlos ya que todos estos son experiencias personales. Crean o no, son parte de mis vivencias. Tal vez le doy el "colorido" que merece un relato, pero son situaciones reales, nacidas de hechos que viví y que disfruto recordarlos, narrarlos y compartirlos.)

onlyman43@hotmail.com