La vecina, Maria Jose
mi vecina me invita a comer y terminamos comiendonos.
Recibí un llamado a mi celular. Maria José me llamaba desde la casa que estaba cuidando, me pedía si podía pasar por ahí cuando saliera del trabajo al mediodía.
Mº José era una vecina de la casa de mis padres, tenia 19 años recién cumplidos y en los últimos años se había convertido en una hembra infernal. Como era verano y hacia mucho calor pensé que a lo mejor cuando llegara ella estaría en la pileta y podría contemplar su escultural figura.
Cuando llegue la encontré apoyada en una de las columnas de la casa, la verdad que se veía fantástica, casi estaba desnuda mi miembro reacciono al verla poniéndose como roca.
Me saludo con un beso muy cerca de mis labios manteniendo el contacto unos segundos más de lo que requiere un saludo.
Le comente lo hermosa que se veía y ella me contesto que yo no estaba nada mal, le pregunte por que necesitaba que fuera a verla, y ella me dijo que como estaba sola en esa enorme casa había pensado que tal vez yo pudiera hacerle compañía durante el almuerzo.
Me pidió que la siguiera al interior de la casa, ahí pude apreciar el hermoso panorama que su parte de atrás me brindaba.
Por la manera que me miraba se adivinaba que la comida era solo una excusa para el postre que esa belleza tenía preparado para mí.
La comida paso con una conversación intranscendente sobre el calor que estaba haciendo y un montón de pavadas más. Cuando termino la comida ella se paro nuevamente y de una forma muy sugestiva me invito a pasar a la pileta para refrescarnos un poco.
Yo la alcance y abrazándola por la espalda comencé a besarle el cuello mientras le desprendía la parte superior de su indumentaria.
Ella al principio hizo como si se resistía pero pronto dejo que mis caricias recorrieran todo su cuerpo, la temperatura se elevaba cada segundo que pasaba, ella me decía que estaba mal lo que hacíamos que no era bueno que tuviéramos una historia siendo amigos de toda la vida, pero la verdad era que ni ella ni yo creíamos esas excusas.
Pronto los dos desnudos nos metimos en la pileta y se la metí de un golpe, Mº José pego un gemido que casi fue un grito pero pronto se acostumbro y se movía y gozaba como loca, así estuvimos un largo rato hasta que los dos al mismo tiempo tuvimos un extenso orgasmo.
Luego la puse en cuatro patas y la penetre por el culo fue una experiencia que nunca olvidare.