La Vecina - II

De como poco a poco avanza mi relación con mi vecina.

Después de aquello vinieron unos días en los que no hacía más que darle vueltas a lo ocurrido y a su propuesta, sin casi dormir, con el móvil en la mano mil veces para contestarle y mil veces no siendo capaz de ello, nunca me había sentido como aquella noche, tan vivo, tan auténtico, como si ese hubiera sido mi sitio,en el que me sentía más cómodo, a sus pies, por otro lado me daba miedo lo que la relación pudiera conllevar, apenas la conocía, ¿podía realmente confiar en ella?

Al final le contesté “Buenas noches, ¿podríamos hablar cuando ud. pueda?, por favor” ví que lo había leído casi al instante, pero tardó unos minutos en contestar, que a mí, se me hicieron eternos. “Ok, prepara algo de cenar el miércoles, subiré sobre las 9”.

El miércoles salí pronto del trabajo con una excusa para prepararlo todo, compré varias cosas en el super, no conocía sus gustos, por lo que hice una compra variada, algo ligero, no creía que fuera de mucho comer por el tipo que tenía, sabía que hacía deporte, alguna vez habíamos coincidido corriendo por el parque, ensalada, quesos, patés, vino blanco.

Preparé una mesa bonita, con velas y flores y me vestí elegante pero no demasiado, pantalón gris y camisa blanca, a las 9 lo tenía todo preparado y el corazón me latía con fuerza, aunque tuve que esperar más de 15 minutos a que sonara el timbre.

Cuando abrió la puerta y la ví, el corazón me dió un vuelco, venía con un vestido negro, muy ligero, sandalias altísimas y un moño en su pelo negro.

_ Buenas noches, esta ud. guapísima.

_ Gracias, porque me llamas de ud.?

_ No lo sé, me sale, me parece lo más apropiado, pero si prefiere el tuteo…

_ No, me gusta que me tengas respeto, ¿es lo mínimo no?

_ Claro, por supuesto. ¿Le apetece cenar ya?

_ Si, gracias.

Aparté la silla para que se sentase y serví el vino.

_ Espero que le guste la cena.

_ Seguro que si.

Empezamos a cenar en silencio, pero pronto ella lo rompió.

_ Bueno, y, ¿de qué querías hablarme?

_ Voy a ser totalmente sincero, me muero por ser su perro y que ud. sea mi Ama, llevo toda la vida soñando con ello y nunca pude esperar alguien como ud., pero tengo mil dudas, no se lo tome a mal, pero apenas nos conocemos y esta relación requiere de mucha confianza. La verdad, estoy hecho un lío.

_ Es normal que lo estés, todas las relaciones requieren de confianza, pero más si cabe una relación bdsm, el sumiso deja su voluntad en manos del dominante, y sin una confianza ciega, eso no funciona. Quizás podríamos hablar sobre el tema para que sepas donde te metes si esto va adelante. Lo que espero de tí y si crees que serás capaz de dármelo.

_ Eso sería fantástico, de verdad, gracias por su comprensión.

_ Para los dos, esto será un poco como un entrenamiento, iremos poco a poco, irás superando pequeños retos, pero todo debe ir fundamentado en algo muy sencillo, tu mayor objetivo es complacerme, y aprenderás a conseguirlo de mil formas distintas. Para nada quiero que tu vida se vea complicada por ésto, verás que soy muy discreta, yo soy la primera interesada, claro que habrá vecinos que me verán entrar en tu casa, pero nunca sabrán el tipo de relación que tenemos, por lo menos por mi boca, de eso puedes estar seguro.

_ Gracias, eso me tranquiliza mucho, de verdad.

_ ¿Entonces?

_ Quiero intentarlo, espero estar a la altura.

_ Eso espero, verás que soy muy exigente, pero también paciente. Hoy empezaremos por unas normas básicas, de momento acabemos la cena.

Seguimos cenando hablando de otros temas, sus estudios, política, era una gran conversadora, algo inesperado por su edad, pero que la hacía muchísimo más interesante si cabe.

_ Estaba todo muy bueno, veo que te has esforzado, eso me gusta.

_ Gracias

_ A partir de ahora quiero que te refieras a mí como tu Ama, tu Señora, tu Diosa, todos esos apelativos me valen, y me gustará que los varíes para no aburrirme.

_ De acuerdo mi Ama.

_ Otra norma básica es, que, a menos que yo te lo indique, quiero que siempre estés desnudo en mi presencia, y cuando suba a cenar a tu casa prepararás cena para uno, no estaría bien que un perro cenara a la misma mesa que su Ama, ¿verdad?

_ Si, mi Señora, será un placer hacerlo como a ud. le gusta.

_ Los gin tonics me gustan de ginebra G’vine, tónica Fever-tree y un rodaja de manzana verde, recuerdalo para la próxima vez, ahora ve a tu cuarto y vuelve desnudo, preparame uno con lo que tengas y recoge todo, cuando hayas acabado vuelve a mi, lo harás a cuatro patas y la mirada baja, no me mirarás otra cosa que no sea los pies a menos que yo te lo indique.

_ Enseguida mi Señora.

Cumplí todas sus órdenes a la mayor premura que pude y en media hora estaba a cuatro patas a su lado, mientras ella bebía tranquila viendo un programa de tv.

_ Has sido un buen perro, te mereces un premio, quítame las sandalias y adóralos como se merecen, no dejes rincón sin lamer perrito.

Me dedique a mi tarea con el mayor interés, disfrutando a cada instante de poder lamer su planta, sus dedos, su empeine…

_ Ven, vamos a tu dormitorio, he traído algunas cosas para empezar tu adiestramiento.

Fuí a cuatro patas detrás de ella, me ordenó que subiera a la cama tumbado boca arriba y me puso un antifaz que me privó del sentido de la vista. Oía que se movía por la habitación y al poco comencé a oler algunos aromas familiares, había encendido velas y una barrita de incienso

_ Suerte que tengas este cabecero de forja, así podré atarte más fácil, sube las manos arriba.

Me ató las manos con algún tipo de brazalete y noté como se tumbaba junto a mí y comenzó a rozar mis testículos con sus largas uñas.

_ Tu cuerpo no me desagrada, pero quiero que te esfuerces en mejorarlo, me gustaría que fuera un poco más musculado, también te quiero siempre totalmente depilado, por completo, no es mi problema como lo hagas ni el método que uses, pero odio el pelo en el cuerpo de mis perros, la cabeza también quiero que la lleves rapada, estás casi calvo, te quedará muy bien, y la barba siempre bien arreglada, ahora, de algún modo me representas, no puedo avergonzarme de que mi perro no vaya siempre con un buen aspecto, ¿entiendes?

_ Si, mi Diosa, me esforzaré al máximo.

_ Ya bueno, ya veremos _ comenzó a masturbarme despacio mientras me daba sus instrucciones.

_ No quiero que te masturbes y mucho menos que te corras a menos que yo te lo permita, me gusta tener a mis perros muchos días sin correrse, eso les hace más sumisos y dóciles.

_ Como ud. ordene mi Ama.

_ ¿Alguna vez te han sodomizado, o te has masturbado analmente perro?

_ No, mi Ama.

_ Me encanta, voy a disfrutar mucho contigo.

La oí buscar algo y al momento me ordenó levantar la espalda para meter un cojín debajo.

_ Hoy va a ser la primera vez que te voy a sodomizar, no te asustes, te dolerá claro, pero lo haré despacio, piensa que estaré disfrutando mucho desvirgando tú culo, concéntrate en ese pensamiento para aguantar el dolor. Ven coloca tus piernas en mis hombros, así, muy bien.

Noté como me aplicaba algo en la entrada de mi culo que supuse era lubricante y al momento comencé a sentir como algo duro comenzaba a invadir mi ano, pensé que se habría puesto un arnés, era la única explicación, intenté relajarme para que me doliese menos, aunque era difícil, el dolor aumentaba, sólo sus palabras de ánimo conseguían mitigarlo un poco.

_ Buen perro, aguanta ahí, bien, bien, me estás complaciendo mucho, bien, otro poco.

Después de un rato largo noté que lo tenía todo dentro, entonces ella se inclinó sobre mí y comenzó a lamer y morder mis pezones mientras me follaba, según iba pasando el tiempo el dolor se vió sustituido por placer hasta hacerse insoportable.

_ Mi Ama, por favor, no aguanto más, me voy a correr…

_ Aguanta perro, aguanta por mí, no me decepciones, un poco más…

Noté como comenzó a morderme más fuerte, lo que hacía que me bajara un poco la calentura, manejaba mi cuerpo entre el placer en mi ano y el dolor en mi pecho, estaba claro que no era la primera vez que hacía aquello.

_ Por ser la primera sesión voy a dejar que te corras perro _ Al decir esto, aceleró el ritmo en mi culo, lo que hizo que no durase ni unos segundos antes de que explotara en el orgasmo más fuerte de mi vida.

Noté como salía de mí, y al rato como limpiaba el semen derramado por mi cuerpo, después de un par de minutos se volvió a tumbar a mi lado.

_ ¿Que tal perrito, te ha gustado como te folla tu Ama?

_ Mucho mi Señora, ha sido algo increíble, jamás había sentido algo similar.

_ Yo también he disfrutado mucho, pero aún no me he corrido, ¿crees que serás capaz de dar placer a tu Dueña?

_ Es lo que más deseo mi Señora.

_ Buen perro

Mientras hablábamos me había ido acariciando otra vez, lo que había hecho que mi polla estuviera de nuevo dura, noté como subía encima de mí, se empalaba en ella y comenzaba a follarme despacio. Debía de estar muy excitada porque no tardó mucho en correrse, al momento sentí como subía hasta poner su coño en mi boca y me ordenó que se lo limpiara con la lengua, lo que hice lo mejor que pude.

_ Bueno, perro, tengo que irme, mañana madrugo, voy a desatarte pero no te muevas de la cama hasta que no me vaya, en cuanto tengas el cuerpo depilado, envíame fotos de tu cuerpo y cuando quiera volver a usarte ya te contestaré.

_ Adiós mi Ama, gracias

_ Gracias, ¿Por que?

_ Por permitirme ser su perro y complacerla.

No me contestó y volví a quedarme con el ruido de sus pasos alejándose.