La vecina hetero y casada sometida

Como las fantasías se me van de las manos y tengo mi primera relación lésbica

Me llamo Mari, y soy una mujer casada de 45 años con una hija adolescente. Físicamente soy normal, con el pelo rizado castaño, ojos verdes, labios carnosos y algo de sobrepeso que refuerza mis curvas y resalta mis tetas y mi culo. No soy una modelo, quizás para algunos tampoco una milf, pero bueno… El relato que a continuación voy a contar – mi primera vez- es de cómo sin querer me he visto inmersa en una espiral de cuernos, sexo y morbo tan peligrosa como placentera….

Llevo con mi actual marido desde hace 25 años. Nos conocimos en la universidad, y aunque él no fue mi primer novio ni me desvirgó tampoco es que mi experiencia sexual fuese muy amplia, aunque sí mayor que la suya – yo sí fui su primera vez en todo-. Había tenido un novio antes que él, un par de rolletes y poco más. Sí es cierto que ya tenía cierta experiencia, pero nada del otro mundo. Al acabar la carrera nos pusimos a trabajar, al año nos casamos, y hasta hoy… Como sabrán todos los que llevan muchos años de relación y matrimonio el tiempo todo lo desgasta, y además mi marido, aunque me quiere mucho, tampoco es que fuera nunca un hombre sexualmente muy activo/imaginativo. Cariñoso, atento, buen marido y padre, pero soso en la cama y un tanto falto de carácter fuera de ella también… Lo quiero, pero sé reconocer cómo es.

En los últimos años su trabajo de comercial lo llevó a viajar cada vez más: la crisis hizo mella en su empresa, recortaron personal y ampliaron las zonas a cubrir por los comerciales que quedaron. Como además no sabe decir que no pronto se vio abocado a cubrir una amplia zona geográfica, lo que le lleva a una semana al mes a pasársela fuera de casa. El estrés, la edad -   él tiene 50 años ya- y la rutina fueron espaciando nuestras relaciones, y cuando a veces se las sugería siempre me salía con excusas de que “estoy cansado”, “mañana madrugo”, “la niña puede oírnos…” y similares. Hasta llegué a pensar en que se había echado una amante, pero tras sopesarlo e investigarlo discretamente lo descarté por falta de indicios. En cualquier caso, su trabajo por lo menos su trabajo nos permite vivir con cierto desahogo, en una bonita urbanización de chalets pareados en un barrio residencial, y yo no he vuelto a trabajar desde que nació nuestra hija.

El caso es que en los últimos meses mi deseo sexual, cada vez más insatisfecho, comenzó a ser más y más acuciante. Descartada la idea de tener un amante físico me refugié en internet, en páginas de relatos y chats eróticos, donde mi natural timidez se veía atemperada por el anonimato. A diario, sobre todo cuando mi marido no estaba en casa, leía relatos, veía videos  chateé con algún desconocido dando rienda suelta a mis fantasías y hasta colgué fotos mías en webs de contactos para masturbarme leyendo los comentarios que hacían sobre mí: me atraían los relatos variados, de cuernos, dominación, con jóvenes, lésbicos… ese fue el origen de mi actual situación.

Tomando un día el café con mi vecina Elena – 43 años, administrativa, divorciada, madre de un hijo de 18 años y una niña de 14 la propietaria del chalé anexo al mío- y como últimamente mi ordenador iba cada vez peor/ más lento le pedí – no entiendo de informática prácticamente nada- conectarme a su wifi para ver si era cosa de la velocidad de mi línea. Como vi que iba igual de mal, ella me dijo

-          Seguramente el ordenador está cargado por basura que lo ralentiza, o ha podido coger un virus. Espera que le digo a mi hijo Alex que te lo mire, que es un manitas en eso y está estudiando informática y programación

Yo no quería que lo mirase – aunque creía estar a salvo- pero no supe negarme, y máxime cuando al poco rato entró su hijo a la cocina y al comentárselo su madre me respondió con una sonrisa

-          Por supuesto Mari, ningún problema. Le echo un vistazo en un hueco que tengo entre clases y seguramente hoy mismo te lo tenga listo

Hago un inciso para deciros que Alex es alto, en torno al metro ochenta y cinco, delgado y musculoso pero sin estar demasiado definido, moreno de piel, con barba de dos días, ojos verdes y dientes perfectos….  Antes de que pudiera pensar en negarme cogió mi ordenador y diciéndome que en cuanto lo tuviera me avisaba salió por la puerta.

Volví a casa un tanto intranquila, ya que en una carpeta encriptada de ese ordenador tenía archivada mi doble vida, pero poco a poco me tranquilicé al pensar que la reparación se limitaría a pasarle algún programa antivirus o similar a mi portátil, y que en cualquier caso la carpeta en cuestión le pasaría desapercibida  - se llama facturas del gas- y aun cuando no fuese así no podría acceder a ella sin conocer la clave de acceso.  Mi tranquilidad se vió reforzada cuando esa misma noche su madre me llamó para decirme que su hijo le había dejado mi ordenador arreglado, y más cuando al encenderlo – volvía a ir rápido como un tiro, constaté al hacerlo- vi la carpeta en su sitio oculto del disco duro donde siempre. Pero….

Al cabo de una semana, mientras veía la televisión con mi marido tras cenar recibí un whatsApp de un número desconocido que decía

-          Buenas noches, “casada reprimida”

Al  leerlo palidecí al instante – por suerte mi marido estaba enfrascado viendo el fútbol-. Ese era mi Nick de internet para las páginas de contactos y el correo electrónico con el que me movía por internet… asustada y descolocada, puse el móvil en modo silencioso para no llamar la atención de mi marido y traté de salir airosa del paso con la primera mentira que me vino a la cabeza

-          Se ha equivocado de número, lo siento

E iba a apagar el teléfono cuando recibí un nuevo mensaje

-          No Mari, no me he equivocado, putita… y vete al baño para que tu marido no vea lo que te voy a enviar

-          Déjeme un paz, no sé quién es usted ni quien cree que soy yo, pero deje de molestarme

Estaba cada vez más nerviosa y descolocada, en shock, bloqueada… y sin tiempo para reaccionar recibí un nuevo aviso

-          Ok, no vayas al baño, pero a ver cómo le explicas a Pedro – mi marido- la foto que le va a llegar a él a su teléfono particular, que es el 67…35

Tras constatar horrorizada que el teléfono que aparecía en pantalla era ciertamente el de mi esposo respondí con dedos vacilantes

-          De acuerdo, deme un minuto

Mi anónimo acosador dejó pasar lo menos tres – para que fuera aumentando mi ansiedad- y al cabo de ese tiempo recibí otro whatsApp con una foto de las que hacía poco colgara en una conocida página contactos y en la yo, totalmente desnuda sobre la alfombra del recibidor y abierta de piernas frente al espejo del mismo, me frotaba los labios del coño con la zurda mientras con la diestra me fotografiaba con el móvil ocultando el rostro con él-. La cara estaba completamente oculta, pero reflejada en el cristal se apreciaban el zapatero de la entrada, coronado con una foto, y un reloj de vidrio que mi marido no tendría problema en reconocer. Adjunta a la foto venía el siguiente texto

-          Ves Mari, no sólo eres una casada reprimida, sino también una perra caliente…

-          ¿Quién es usted, cómo ha conseguido esa foto, mi número de teléfono y qué quiere? Le advierto que el robo de información confidencial es delito, y si no me deja en paz se meterá usted en un lio muy gordo…

Mi interlocultor me replicó de forma inmediata

-          No me amenaces, que ambos sabemos que no estás en disposición de hacerlo: no sabes quién soy, ni cómo he conseguido la foto ni toda la demás información que tengo sobre ti, y desde luego que en caso de hacerla pública quien se meterá en un lío muy gordo eres tú… acabaría con tu reputación, tu matrimonio… tu vida, en una palabra. Ahora quiero que vuelvas con tu marido y mañana por la mañana recibirás instrucciones

Pasé la noche en vela, muerta de miedo, tratando de imaginarme cómo o quien había descubierto mi secreto. Desayuné con mi marido y mi hija como siempre – si bien yo no pude probar bocado- y no bien se habían ido al instituto y al trabajo recibí un nuevo whatsApp

-          Buenos días Mari, en 30 minutos te espero en la parada del bus de … ven con ese vestido verde de flores que te regaló tu marido por tu cumpleaños, sandalias de cuña y cazadora vaquera. Dile a tu marido que irás de compras al centro comercial con tus amigas y que estarás fuera toda la mañana. Y sin excusas ni retrasos: si no estás allí él, tus compañeros de trabajo, los vecinos de la urbanización donde vives y los padres del colegio de tu hija recibirán la foto que te adjunté ayer y mucho más….

Angustiada y asustada, ni por un momento dudé de acudir a la cita. Me jugaba mi matrimonio, mi reputación, mi status… no tenía elección: al cabo del tiempo acordado llegué puntual al lugar señalado, y no bien estaba girando la vista a mi alrededor buscando alguna pista de quien me estaba manipulando cuando recibí nuevas instrucciones.

-          Muy bien, me gusta que seas puntual y obediente, ahora cruza la calle y camina acera abajo sin colgar el teléfono

Obedecí sin vacilar, aunque con paso inseguro dado mi lógico nerviosismo, y cuando alcanzé la altura de un llamativo edificio de estilo modernista oí que me interpelaban por el  intercomunicador.

-          Adelante ,sube al 8ºE y entra sin llamar, la puerta estará entornada… obedece

Me demoré apenas un par de minutos –en el descansillo tuve un último atisbo de duda acerca de lo que iba a hacer- pero al cabo de un momento cogí el ascensor, apuré el pasillo para que nadie me viera y me adentré en el piso a través de la puerta entornada cerrándola tras de mí.  No bien lo hice oí una voz

-          Adelante, te espero en el salón

Envalentonada o sorprendida por oír una voz femenina, más bien juvenil y desconocida apuré el paso y cruzé el umbral del salón para descubrirme a una rubia jovencita de en torno a dieciocho años recostada sobre un sofá: llevaba un vestido de tenista negro, que destacaba sus piernas, sus pechos y el leve tono dorado de su piel - tenía un deje a Anna Kournikova, entre juvenil y sexy, aunque en un primer momento no fui consciente de ello-

-          Quien eres y cómo... balbucí en cuanto se disipó mi sorpresa inicial

La chica mudó su sonrisa de bienvenida por otra más fría e impersonal y alzando levemente una mano me cortó

-          Lo primero, no hables si no te lo digo, y lo segundo, vacía tu bolso y tus bolsillos sobre la mesita auxiliar que está a tu derecha

-          Que te crees tú que voy a obedecerte, niñata, le repliqué con voz ya más firme. Ahora mismo voy a…

-          ¿A qué? me respondió inquisitiva, ¿a llamar a la policía? ¿Qué les vas a decir? ¿con qué pruebas? Si no obedeces desde ahora y sin rechistar enviaré esto a tu lista de contactos y lo colgaré en la red…

Y activando un dvd pasó a reproducir en el televisor un vídeo donde - aunque ocultaba su rostro con una máscara veneciana- se distinguía el cabecero de mi cama sobre la que yo me masturbaba bien abierta de piernas, los pezones enhiestos y gimiendo en voz alta mientras me frotaba el coño. Aprovechando mi desconcierto la rubia se levantó, me puso en las manos un hoja impresa con los teléfonos y mails de familiares, amigos, círculo de madres del colegio… y mientras ojeaba las páginas aterrada me cogió el bolso,  y dándole la vuelta lo vació sobre la mesa y apagó mi teléfono remachó

-          Si lo hago seguro que tu marido te pedirá el divorcio, perderás la custodia de tus hija por golfa, tu medio de vida, tu familia y amigos te darán la espalda, los unos avergonzados y los otros para reírse de ti… ¿de verdad quieres eso? No lo creo, así que sea la última vez que me amenazas, incluso que me contestas, sin que yo te autorice, ¿entendido?

-          Ssi siii… contesté cabizbaja mientras comenzaba a sollozar

Aflojando un poco la presa la chica me puso la mano bajo la barbilla, me levantó la cara, me sonrió amistosamente y me dijo

-          Pero haz lo que te diga y verás lo bien que lo pasamos las dos…

Y sentándose de nuevo, cruzando provocadoramente mis piernas como Sharon Stone en Instinto básico – pude comprobar que carecía de ropa interior-  y sonriendo con lascivia me dijo

-          Ahora Mari, quiero que te desnudes para mí

Mientras lloraba y mirando al suelo hice un último intento de negociación…

-          ¿Qué es lo que quieres? ¿dinero? No puedo sacar demasiado del banco sin que mi marido se entere, pero algo podré reunir. ¿Cuánto….?

Sin dudar pero si excesiva violencia, como para remarcarme quien mandaba y quien obedecía, se levantó rauda y me cruzó la cara con una sonora bofetada mientras me decía

-          ¿No te he dicho que no hables sin mi permiso? No me interesa tu dinero, sólo que me obedezcas, quiero follarte y hacerte gozar del sexo como seguro que nunca has disfrutado, aquí y ahora. ¿Y tú, que estás dispuesta a hacer para que este escándalo no salga a la luz?  Desnúdate ya, sin rechistar, y mirándome a los ojos mientras lo haces, guarra, o me voy. Y entonces ya sabes qué ocurrirá….

Y repantigándose en el sofá se dispuso a esperar: tras unos instantes para asimilar la situación, y sorbiéndome las lágrimas y el orgullo comenzé a obedecer: primero desabotoné mi blusa, que dejó a la vista un sujetador de encaje negro tras deslizarse hasta el suelo. Le siguió la falda, que dio paso a un culotte a juego con el sostén. Ahí me quedé parada un instante, hasta que me increpó

-          ¿Estás tonta, o peor, me tomas por tonta? He dicho que te desnudes, puta. O sea que fuera la ropa interior, YA

Nunca me habían hablado así y me excitó a la vez que me sentí humillada. Obedeciendo entre lágrimas, el sostén dejó paso a unas tetas más que apetecibles para  no ser operadas y pertenecer a una cuarentona: grandes sin ser exageradas, ligeramente caídas por los años pero aún firmes, con aureolas pequeñas y rosadas y pezones puntiagudos. En cuanto a mi coño, lucía recortado el pelo, castaño oscuro y rizado...  Mientras me desnudaba la chica se abrió de piernas, metió su mano bajo el vestido y comenzóa sobarse el clítoris ante mí, que no pude evitar mirarme fijamente con la boca entreabierta … viéndome dócil, y relamiéndome de gusto ante lo que estaba por venir, tras enseñarme surosado  y brillante coñito me ordenó

-          Perra, la vista al frente, las manos en jarras, abre más las piernas y mírate en el espejo, toda a mi disposición

Yo, sonrojada como la alumna cogida en falta por su profesora, obedecí sin demora.  Ella se levantó y situándome tras de mí con sus pezones rozando mi espalda a través de la fina tela de su vestido y susurrándome a la oreja me dijo

-          Me excita mucho seducir y follarme a una hermosa casada que podría ser mi madre, y aunque lo niegues sé que a ti también…

Yo gimoteé asustada

-          Por favor, no… yo….

Pero ella hizo caso omiso de mis quejas y lamentos, y tras sopesar durante un rato mis tetas con ambas manos recreándome en su peso, en su volumen y en mis enhiestos pezones procedió a lamer suavemente con la punta de su lengua desde la clavícula hasta el lóbulo de mi oreja, mientras me miraba en el espejo tragarme las lágrimas primero y cerrar los ojos, ahogar un gemido y erizárseme la piel de puro morbo después, mientras me sobeteaba el coño y me decía

-          A partir de ahora ya no serás la señora de…  la vecina respetable de la urbanización, sino mi perra, mi juguete, mi esclava sexual, cuando y como yo quiera zorra…

Agachándose un momento hasta una bolsa de deportes cercana al sofá cogió un collar de perro – de cuero negro, con tachuelas- y procedió a enganchármelo en torno al cuello bien prieto, con la argolla hacia atrás. A continuación, rozando con la diestra la comisura de mis labios faciales con sus dedos empapados de flujo y los de mi coño con la zurda me ordenó

-          Abre los ojos, mírate gozar y dime, ¿alguna vez has tenido una experiencia lésbica o de dominación, guarra?

-          No… musité al cabo de un instante, con voz ya sofocada a medias por la excitación y la vergüenza

Me cogió suavemente las manos, me las colocó en la nuca y procedió a inmovilizarme atándome las muñecas con unas bridas al collar. Acto seguido comenzó a besarme suavemente la espalda, y mirándolme por encima de los hombros reflejada en el espejo me susurró

-          Pero has estado a punto o has fantaseado con ello, ¿verdad? Y no me mientas, que he leído tus chats de internet y visto las páginas web que visitas…

Yo parpadeé rápidamente de sorpresa y vergueza, mis mejillas se ruborizaron y mi voz bajó aún más el tono al contestar

-          Bueno, alguna vez, pero era sólo por curiosidad, yo nunca….

La rubia – de la que desconocía todavía su nombre o quien era- se situófrente a mí, se quitó el vestido dejándoselo deslizar por las caderas hasta el suelo y quedando totalmente desnuda me dejé mirarme durante un buen rato – su cuerpo era de sobresaliente, y sus tetas juveniles, duras y enhiestas y su coñito depilado llamaron mi atención inevitablemente-.  Acto seguido procedió a besarme suavemente en los labios – tras unos instantes de lucha, en los que yo apretaba los míos, pronto me rendí y empecé a entreabrirlos primero y a devolverle los besos después- y al cabo de un minuto ya me comía la boca con avidez, como una puta. Separándose de mí y recreándose en su nueva esclava deslizó su mano hacia mi coño  -  la madre casada de cuarenta y cinco hetero, fiel  y decente estaba cada vez má mojada siendo sometida por una adolescente bisex morbosa y viciosa de apenas dieciocho- y mientras comenzaba a masturbarme lentamente me dijo

-          Nunca te habías atrevido pero te gusta, ¿eh putita? Y no solo porque el pichafloja de tu marido te tenga mal follada, sino porque en el fondo eres una perra caliente que le gusta experimentar con el sexo, ¿o me equivoco?

Y antes de que pudiera decir nada procedió a introducirme un dedo, donde se deslizó con suma facilidad. Yo, cada vez más nerviosa y excitada, ahogué un gemido y con voz temblorosa contesté

-          Yo…. ufffff….

Separándose ligeramente de mí, y mientras empezaba a follarme lentamente con la diestra, cogió mis pezones alternativamente con su mano izquierda. Mientras me los apretaba lenta pero firmemente mi nueva perra gemía entre dolorida y excitada, mirándola con los ojos entrecerrados y la boca entreabierta. Notando mi excitación y mi respiración acelerarse por momentos la rubita decidió subir una marcha más y mientrasme metía un segundo dedo me dijo

-          Mira a la ama de casa tradicional y hetero excitarse como una perra con una chica de la edad de su hija… a partir de ahora serás mi putita, mi esclava, mi perra casada. Estarás a mi servicio y harás todo lo que yo te diga, si no quieres que todo el mundo sepa lo cerda v viciosa que eres, ¿entendido?

Yo, cada vez más cerca del orgasmo, gemí

-          Siiii…

Poniendo sus manos sobre mis hombros me hizo arrodillarse ante mí, y abriéndose bien de piernas me ordenó

-          Ahora quiero que me comas el coño, tu primer coño, y hazlo bien esclava….

Para entonces ya me había olvidado del chantaje, del peligro que corría… estaba cachonda, haciendo realidad dos de mis fantasías – lésbica y de dominación- y perdiendo el norte… acerqué mi cara a su coño y lenta y torpemente comencé a buscar su clítoris con mi lengua: todo lo que me faltaba de destreza me sobraba de entusiasmo,  pero la postura no era la idónea, así que al cabo de un rato mi ama – porque instintivamente ya empezaba a considerarla así- me ayudó a levantarme y tumbándome en el sofá boca arriba y con el coño y el culo en el extremo del cojín me ordenó

-          Ahora te voy a dar tu primera lección de sexo lésbico: como hacer un cunnilingus

Cierto es que estaba atada e indefensa, pero no lo es menos que en cuanto se arrodilló ante mí abrí mis piernas cuanto pude ofreciéndome a ella… ella sí era una experta, y yo no tardé en llegar al borde del orgasmo y a pedir más entre bufidos de gusto

-          Si joder si… no pares, sigue… diossssss que bueno…

Pero ella, que sin duda tenía un plan en mente desde el principio, se detuvo cuando estaba justo al borde del orgasmo, y se retiró a contemplarme toda sudorosa, abierta de piernas, con las tetas brillantes y la cara rubicunda… ya era suya, su puta… podría haberme desatado y borrado las fotos y demás información de mi disco duro que aun así yo le hubiese pedido que continuase comiéndome el coño, así es que sabiendo que toda la escena estaba siendo grabada por la cámara oculta – yo ignoraba ese detalle- me interpeló

-          ¿sigo, putita casada?

-          Si, no pares ahora, bufé caliente como una estufa

-          ¿Quieres correrte, cerda? Pídemelo bien

-          Por favor, haz correr a tu guarra, claudiqué

-          ¿Y tu marido? Inquirió

-          Que le den por culo al cornudo, gruñí fuera de mí por las ganas de orgasmar que tenía

-          ¿serás mi perra, mi esclava, y harás todo lo que te pida de aquí en adelante? Volvió a preguntarme mientras se tocaba lascivamente frente a mí

-          Síiiii, lo que quieras, pero no pares….

Y oyéndome capitular así procedió a coger de su bolsa de deporte un strap-on doble con arnés, colocárselo y acercarse a mí  - que la miraba entre excitada por lo que iba a pasar y asustada por el tamaño del mismo- para decirme

-          Ahora voy a follarte hasta que revientes de gusto: vas a correrte más a gusto de lo que nunca lo hayas hecho, me dije mientras comenzaba a pasar el enorme falo – de unos 25 cms.-  por mis labios vaginales y hurgando con la punta en busca de mi clítoris…

Yo comencé a mover mis caderas al ritmo del strap-on buscando rozarme con él, y ya sin resto de pudor alguno supliqué

-          Métemelo ya,  me muero de ganas… pero ten cuidado por favor, nunca me he metido nada tan grande…

Ella me agarró del pelo hacia sí, me besó ferozmente, mordiéndome el labio y me replicó

-A partir de ahora eres mía… harás todo lo que te diga, cuando te lo diga, y sin rechistar. Y además te dirigirás a mí como ama, ¿entendido? me ordenó brutal comenzaba a meter la punta de su falo de plástico en su coño

-          Pero yo …. Me atreví a contestar tímidamente

-          ¿Tú qué? ¿no eres lesbiana? Todas las mujeres somos lesbianas, y algunas  bisexuales, aunque muchas no lo queráis reconocer o lo reprimáis. Así es que no me mientas ni trates de engañarte a ti misma. Y sino dime por qué estás así de mojada, puerca… ¿que no eres sumisa? entonces cómo te explicas que tu coño esté tan mojado mientras atada y abierta de me suplicas que te folle…

Y con un golpe de cadera procedió a meterme el strap-on hasta el fondo de mi coño, llenándomelo hasta la matriz, mientras que inclinándose sobre mí procedía a succionarme y mordisquearme alternativamente los pezones con sus dientes y su lengua. Cachonda y sometida del todo comencé a boquear camino del orgasmo pero mi nueva ama, que aún no quería que me corriera, puso mi dedo índice ante mi cara y me ordenó

-          Ahora vas a abrir la boca y vas a chupármelo como si de una polla se tratara, ¿entendido esclava? Porque eso es lo que eres, mi esclava, el juguete de una zorrita de la edad de tu hija que te está follando a su antojo y poniendo más caliente de lo que nunca has estado

Yo, la digna esposa y madre, no me hice de rogar, y procedí a chupar con ansia mientras ella me soltaba manotazos en las tetas para excitarme aún más y me decía

Mírate tú. Entraste hetero en la habitación y ahora no eres más que mi mascota, mi perrita, y bien que lo estás gozando, ¿eh puta? contesta

Yo no pudo aguantar más, y mientras me corría ruidosamente  grité a voz en cuello

-          Sííííí….. diosssss, que gustoooooo…… aggggghhhhhhh…..

Me corrí como una cerda, como si tuviese una fuente en el coño, salpicándome toda y convulsionando como si sufriese un ataque epiléptico… Mi ama me dejó recuperarme lentamente, cortó las bridas que sujetaban mis muñecas  - estaba  incómoda y entumecida por la postura, pero con la excitación apenas lo había notado hasta entonces- y mientras me deslizaba del sofá al suelo volvió a su bolsa de deportes y sustituyó su strap-on por un consolador de ventosa con vibrador incorporado, de menor tamaño pero considerable grosor, y que reproducía fielmente una polla en sus formas – venas, glande…-a la vez que cogía su teléfono. Cuando vio que recuperaba un poco la respiración la perversa niña  se  sentó en el sofá, las piernas abiertas, erguida y apoyada en los brazos para tener una buena vista a sus pies y me ordenó

-          Ahora vas a arrodillarte ante mí, metiéndote el consolador en el coño, abrir la boca y lamerme el clítoris, ¿entendido guarra?

Sin rechistar - porque aunque aún no me lo confesase ni a mi misma estaba disfrutando tanto o más que ella del sexo lésbico-  pero no sin dificultad – porque el tremendo orgasmo me había dejado exhausta- pasé mis piernas sobre el consolador, y lentamente me dejé caer sobre él, empalándome  hasta el fondo con un sordo gemido… Tras conectarle mi ama el vibrador – ahí bufé de gusto, nuevamente - me incliné hacia adelante con mis tetas colgando ,  metí mi cara entre sus juveniles muslos y comencé a lamerla de nuevo, cada vez con menos torpeza y con creciente pasión. Ella, al ver perderse al cabo de unos instantes una de mis manos camino a mi clítoris comenzó a grabarme con su smartphone y me interpeló riéndose

-          Mira tú a la casada hetero… primero dice que no le gustan las mujeres y luego se masturba el coño mientras cabalga un dildo y le chupa el coño de rodillas a una niña de dieciocho…. Pero aplícate a hacerme correr con tu boca, porque tú no te correrás hasta que me hayas provocado un orgasmo, puta. Y lámeme también el culo, me dijo situándose aún más al borde del colchón y enfocándome en un primer plano

Yo me sobresalté al levantar la vista hacia ella y ver que me estaba grabando, pero  cachonda perdida como estaba no dejé de moverme adelante y atrás para disfrutar del consolador que me abría el coño ni de frotarme furiosamente el clítoris . Ni tan siquiera vacilé en comenzar a comerle el culo, tímidamente al principio –con miedo por la novedad de la situación y respecto a la higiene del mismo- pero luego con entusiasmo creciente…. Excitada sobremanera de verme a sus pies, toda desnuda y sometida me dijo

-          Muy bien puerca, me gustan las perras obedientes. Ahora méteme dos dedos de tu mano derecha en el coño y fóllame con ellos mientras no dejas de masturbarte, guarra, y dime qué eres….

Yo, completamente sometida y fuera de mí por la calentura que tenía, respondí sin vacilar

-          Soy su juguete ama, tu perra casada y sumisa…

Al oírme claudicar así la rubita no pudo aguantar más, y tirando el móvil, agarrándolme por el pelo con ambas manos y apretando mi cabeza ente sus muslos  se corrió en mi cara y en mi boca en un abundante squirt mientras aullaba su placer a voz en cuello – debieron oírla en los pisos aledaños- y mojaba la boca, la cara y el pelo a su nueva esclava.  Se deslizó del sofá hasta caer de rodillas frente a mí y besándome lascivamente para compartir su sabor, a la vez que me pellizcaba un pezón me dio una fuerte cachetada en el culo – luego comprobé que sus dedos quedaron marcados en mi nalga- y me ordenó

-          Ahora guarra, córrete para tu ama ahora….

Y obedeciéndola como una buena sumisa me corrí de nuevo nada más oírla, presa del placer… finalmente caí rendida en la alfombra, en estado catatónico, seminconsciente, y así seguía, adormilada, cuando mi ama regresó de darse una rápida ducha.  Me hizo volver en sí arrojándome un vaso de agua en la cara, me metió un plug anal – metálico y coronado con una imitación de rubí en su parte exterior- en el culo y me ordenó

-          Apura perra, vístete y corre a casa, que tienes que prepararle la comida a tu marido y a tu hija… pero  de camino guarda el collar del cuello en el bolso, vete a la ducha nada más entres por la puerta y no se te ocurra besarlos, que tu boca tiene el sabor de mi coño y tienes toda la pinta de una guarra recién follada…. Ya hablaremos

Y sin dejarme decir nada, tras ayudarme a vestirme como pude – mis bragas se las quedé ella, como trofeo me dijo-  me metió en el ascensor y yo volví a casa con mi familia...

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