La vecina del sexto

La primera vez fuera del matrimonio, con una vecina, el comienzo de un sexo de locura

Soy un madurito de 45 años, mido 1,65 y peso unos 72 kg, normalito, el relato que les cuento a continuación surgió a raíz de que mi mujer conociese a un “empotrador” y con él descubriese un sexo increíble y a partir de ahí decidimos abrir nuestra relación.

Después de un tiempo que me pasé llorando por todas las esquinas, mi mujer me animó a que probase experiencias, pero yo soy un tío tímido y con poca labia, no tenía ni idea de por donde empezar, así que vi lo que tenía cerca y me fijé en una vecina, casada y con hijos, María, de mi edad, delgadita un poco más alta que yo, que viste muy elegante, no es un pivón, pero tiene su morbo.

Empecé dejándole una nota en el coche, “cada mañana al oir el tintineo de tus tacones se despiertan mis mayores instintos, y si huelo tu perfume se produce en mi una excitación tal que alcanzo una erección increíble, si tengo la suerte de poder ver tu contoneo al caminar mientras tus tacones castigan las baldosas, mi nivel de excitación puede durarme todo el día. Tu admirador secreto”

Ese mismo día estaba acojonado, por miedo a que le hubiese sentado mal y se lo hubiese contado al marido, que es un tipo alto y fuerte, y vete a saber lo que me podría hacer…

Pasados dos días coincidí con ella en el ascensor y traté de piropearle un poco, diciendo que me encantaba su perfume, que iba muy elegante, que con esos ojos podría robar el alma a cualquiera, ella se reía, no pareció disgustarle…

Tras meditarlo, pasé a dejar una segunda nota en su coche, esta vez intentando que supiese que era yo: “desde que te he visto en el ascensor la fragancia de tu perfume ha quedado grabada en mi olfato, el sonido de tus tacones al caminar en mis oídos y la imagen de tu cuerpo en mi cerebro, no he podido pegar ojo, he estado toda la noche empalmado a punto de reventar, te deseo, deseo hacerte disfrutar. Tu secreto admirador”

Después de dejar la nota en su coche, tenía tal miedo que ya me veía durmiendo en el calabozo, pasé una noche acojonado y a la mañana siguiente traté de salir para coincidir con ella en el ascensor, en el momento que se abrió la puerta, vi que María estaba dentro, iba elegante como siempre, con un traje de chaqueta pantalón y un abrigo de antelina, nos quedamos mirando fijamente a los ojos, mi mirada debía mostrar un deseo de comérmela muy evidente, en cuanto se cerro la puerta del ascensor me lancé a sus labios y le metí mi lengua hasta la garganta, ella al principio me empujaba pero pasaron pocos segundos y cedió en su empeño y aproveché para bajar mi mano izquierda a su entrepierna y acariciar su coño por encima del pantalón; el ascensor se detuvo en el garaje, se abrió la puerta y paramos nuestro intenso morreo, María balbuceaba “esto es una locura” y salió corriendo hacia su coche, fui tras de ella y la alcancé mientras abría la puerta para subirse, le agarré por detrás y aparté su cabello para comenzar a mordisquearle el cuello, mi mano izquierda intentaba colarse dentro por la cintura dentro de su pantalón, María decía “para por favor, esto es una locura”, en ese momento no sé porqué me quedé paralizado y ella se giró y me dijo “no seas cabrón, ahora no me vas a dejar con este calentón” y fue ella la que se lanzó a mi boca y en ese momento se desató la lujuria, nuestras lenguas se retorcían y luchaban entre ellas, entre tanto mi mano izquierda se había colado por la cintura del pantalón y había alcanzado la parte superior de su tanga, con la mano derecha desabroché su cinturón y el pantalón para que la izquierda alcanzase su coño por encima del tanga, lo aparté a un lado, su sexo ardía, introduje mi dedo índice y corazón dentro de su coño, acariciando suavemente la parte superior de su vagina, a María parece que le faltaba el aire, separamos nuestras bocas, María gemía, comencé a meter y sacar mis dos dedos dentro de su coño, alcancé un ritmo frenético, María estaba fuera de sí, parece que las piernas no le aguantaban se retorcía, bajé un poco el ritmo de mete-saca de mis dedos con intención de parar, y María gritó completamente fuera de control

  • sigueeee!!!!

Aceleré el movimiento de mi mano, notaba el peso de su cuerpo sobre ella, se estaba derritiendo de placer, intenté aguantarla con mi cuerpo contra el coche

-       Me cooorroooo, no pareeeess!!! Sigueeee!!!

Estaba completamente fuera de si, veía que se caía al suelo, así que paré el movimiento de mis dedos dentro de su coño, María se incorporó recuperando la verticalidad, me miraba a los ojos y me decía

-       Cabrón que me has hecho!!

-       Joder es la primera vez que lo hago, no tenía ni idea de que fuese tan bestial

-       Buff, aún me palpita el coño

Yo no sabía que decir, lo único que acerté a decir es que me alegro que hubiese disfrutado, mientras tanto mi polla estaba a reventar, María acercó su mano derecha a mi polla me la agarró fuerte y me dijo

-       Te va a reventar! Se me hace muy tarde para llegar al trabajo si no te hacía una mamada que te ibas a enterar

María se colocó el pantalón, mientras yo estaba pasmado con mi polla a mil delante de ella, sin saber que decir, una vez se colocó nos dimos un morreo y quedamos en repetirlo, con más tiempo…