La vecina de mis tíos (Parte 2)
Mi comienzo con Julia.
A continuación cuento como empecé con Julia después de aquella noche en la que le lleve a casa.
Después de que Julia me manoseara los huevos mientras nos besábamos desenfrenadamente en mi coche me invitó a terminar la noche en su casa, y en ese momento no había nada que deseara más. Salimos del coche y ella empezó a buscar las llaves en su bolso frente a la puerta mientras que yo me acerque por detrás, le hice notar mi paquete en su culo y lamía su cuello.
Entramos en su casa y tiró el bolso y las llaves al suelo, se dio la vuelta y me empotró contra la puerta mientras la cerraba. Empezamos a besarnos como si estuvieramos poseidos mientras nos manoseabamos todo lo que podíamos, nos faltaban manos. Pero Julia tardó poco en arrodillarse frente a mí mientras no paraba de sonreir, me quitó el cinturón y bajo mis pantalones de un tirón. Fue entonces cuando me empezó a comer la polla por encima del calzoncillo, estaba como poseida, metía y sacaba la polla de su boca como podía con la ayuda de sus manos hasta que dedidió bajarme los calzoncillos y clavarse mi polla en su garganta. En ese momento la agarre de su liso pelo con las dos manos y empecé a follarme su boca, lo cual duró poco y descargue todo mi semen en su boca.
Yo: ¡¡JODER, JODER!! - dije mientras seguía presionando su cabeza contra mí.
J: Como necesitaba esto... - dijo tras sacarse mi polla de la boca y se levantaba.
Yo: Perdoname Julia, me hubiera gustado aguantar más, pero es que estabas fuera de sí y eso me ha vuelto loco.
J: Jajajaja, no te preocupes tesoro, entiendo que todavía no tienes mucha experiencia, pero eso no es problema. Necesitaba volver a sentirme mujer y tú has sido quien lo ha conseguido. - me dijo mientras me abrazaba.
Yo: ¿Te parece que sigamos en un sitio más cómodo?
J: ¿A tí que te parece? - me dijo mientras me llevó la mano debajo de su vestido para que notara que estaba empapada. Lo que también noté era que tenía el coño bastante poblado, como a mí me gustan. Y agarrandome la polla me guió a su dormitorio.
Una vez allí me dijo que me pusiera cómodo y que la esperara, que iba al baño un minuto. Yo me desnudé y me tumbé en la cama, con la polla mirando al techo recordando aquella magnífica mamada. En ese momento apareció Julia con una bata negra transparente, no llevaba sujetador ni braga. Se colocó delante de la cama y empezó a bailar de forma sensual mientras se iba bajando la bata poco a poco. Fue cuando la ví desnuda por primera vez, tenía unas tetas grandes, muy grandes, con el pezón moreno, aunque algo caídas. Su culo carnoso pedía ser mordido y su coño aunque era peludo estaba cuidado, parecía que se lo había retocado hacía poco tiempo. Cuando terminó aquel baile que me tenía cardiaco se subió a la cama gateando sin quitarle ojo a mi polla.
J: Veo que vuelves a estar preparado - me dijo mientras avanzaba hacia a mí.
Yo: Con ese cuerpo lo raro sería que no lo estuviese.
J: Pues demuestrame que sabes hacer - me agarró del cuello y se dejó caer en la cama, con lo que yo caí encima suya - tú comeme el chocho.
Julia no sabía que yo era virgen, aunque pienso que después de lo poco que duré con su mamada se lo imaginaba. Había tenido algún rollo con mis amigas de Zamora, pero poco más de una paja mal hecha y nada más. Nunca había comido un coño, por tanto intenté hacerlo lo mejor posible. Le abrí de piernas y empecé a acariciarla mientras la besaba los muslos, introduje un dedo con total facilidad ya que estaba totalmente lubricado. Julia no dejaba de gemir, imagino por sus años de abstinencia y no por mi buen hacer, pero para mí cada gemido suyo hacía que me creciara. Después de meterle el segundo dedo llevé mi cabeza entre sus piernas y moví mi lengua hacia todas partes, no sabía ni donde chupaba. Lo único que sabía era que ese sabor era magnífico y que no quería dejar de saborear aquel manjar. No se cuanto tiempo estuve ocupado en ello, por mi hubiera estado toda la vida, pero no fue así ya que Julia gemía cada vez más y más, y abrazando mi cabeza con sus piernas terminó en mi cara.
Se quedó jadeante tumbada en la cama mientras yo me tumbé a su lado pensando en que era la mejor noche de mi vida, eso sí, con la polla como un mástil. Pensé que en ese momento me iría a casa y bajaría mi hinchazón con una paja recordando aquella noche maravillosa. Pero nada más lejos de la realidad, yo seguía embobado en la cama Julia se volvió hacia mí y empezó a lamerme la cara llena de sus flujos mientras no paraba de darme las gracias por aquello. Yo le eché las manos a sus tetas y ella muy seria me las quitó, se subío encima mía y se metió mi polla de golpe. Poco a poco empezó a moverse llevando mis manos a sus tetas, yo se las estrujaba, pelizcaba los pezones y ella ya no gemía, gritaba Yo intenté concentrarme para que no me pasara lo mismo que me había pasado tras llegar a su casa, que me fuera antes de tiempo, pero aquellas tetas y aquellos gritos era demasiado para mí. Enotnces Julia me agarró la cara y arqueando la espalda soltó un grito profundo, uno solo.Aquel fue mi final, no recuerdo una corrida igual, ni antes ni después de aquel polvo. Además cumplí mi objetivo, no terminar antes de tiempo con aquella mujer que me descubrió lo placentero que puede ser el sexo. Lo único que recuerdo después de eso aquella noche es que tras unos minutos Julia se levantó de la cama hacia el baño sin decir ni una palabra.
A la mañana siguiente desperté en la cama, solo, con la habitación totalmente recogida y mi ropa colocada en una silla. Me puse los calzoncillos y la camiseta y sali en busca de Julia. Estaba en la cocina haciendo el desayuno, por lo que deduje que se había levantado hace poco. LLevaba puesto una camiseta y una bata, y al oírme me sonrió y me hizo una seña para que me sentara en la mesa.
J: Buenos días principe, ¿que tal has dormido? - me dijo mientras se sentaba a mi lado.
Yo: No recuerdo haber dormido mejor nunca - le dije mientras no podía parar de mirarla.
J: Yo también he dormido de lujo - dijo antes de darme un beso en la boca-, pero tenemos que hablar sobre lo que pasó ayer. A mí me encantó, y me gustaría repetirlo más veces, pero te saco treinta años y creo que no está bien. Además están tus tíos, mi hija,...- dijo mirando al suelo.
Yo: Ya lo sé, pero me atraes demasiado, y después de lo de anoche estoy dispuesto a todo - le dije levantandola la cabeza agarrandola la barbilla.
J: Si tuviera veinte años menos te juro que no te escapabas, pero es que tengo tienes la edad de mi hija. Y entiendo que tus objetivos son niñas de tu edad, como es normal.
Yo: A mi me gustas, es lo único que sé. Tu hija no tiene porque ser un problema, al igual que mis tios.
J: ¿Prometes que será nuestro secreto?
Yo: Lo prometo - le dije levantando la mano derecha.
J: Jajajajaja, que bobo eres - me dijo riendo - ¿te puede decir una cosa?
Yo: Por supuesto, me puedes decir cualquier cosa, ya somos más que amigos.
J: Desde que me he levantado no me quito una cosa de la cabeza... no sé si será que llevo mucho tiempo sin disfrutar de un hombre apañandome sola o que es, pero lo de ayer fue increible. Salí con mis amigas de cena y me propuse dormir aquella noche después de estar bien follada. Mi intención era ir a una discoteca y coger a algún cuarenton solterón, pero una de mis amigas me contó que había visto a mi marido paseando con su nueva pareja y me dió el bajón, por eso al terminar la cena me fui a casa. Pero al verte en el coche con la polla dura mis deseos se apoderaron de mí, y no lo pude evitar. Lo que te quiero decir es que no pienses que soy una puta barata, que voy haciendo eso a todos los que me llevan a casa...
Yo: En ningún momento he pensado eso cariño, solo pensé que nos apetecía a los dos y punto. Y puestos a confesar cosas te he de decir una cosa que imagino que ya sabrás, hasta anoche era virgen.
J: No te preocupes tesoro - me dijo mientras me acariciaba la cara - vamos a tener todo el tiempo del mundo para que recuperes el tiempo perdido.
En ese momento sonó la puerta, miré a Julia y corrí hacia su habitación a vestirme. Era su hermana que se presentó por sorpresa, me vestí lo más rápido que pude y salí por la ventana del baño hacia el jardín y me fui a mi casa intentando no ser visto.