La vecina de enfrente 2
Se desató la pasión en el ascensor.
Una vez mi vecina abrió la puerta entablamos una conversación en la cual yo lleve constantemente el protagonismo, ya que era el responsable de la misma.
- Ana, te ruego que me perdones y que si es posible trates de olvidar lo que sucedió entre nosotros el otro día. Se que estuvo mal, me descuide.
- Todavía estoy en shock, no podre olvidar nunca esa imagen cada vez que te vea. Argumento ella.
- Si se que fue algo muy fuerte todo aquello. Pero entiéndeme fue levantar la persiana aquella mañana y ver tendida tu ropa interior tan sensual enfrente mio, que tuve una erección y lo primero que pensé en aquel momento fue en pajearme y así lo hice.
- ¿Como? , reaccionó sorprendida. ¿Te estabas pajeando por mi ropa interior?
- Vaya , pensé que lo sabias. No se para que abro la boca, respondí.
- No te entiendo Álvaro. ¿Que te llevo a hacer eso?. Pregunto Ana.
- No se fue verlo allí tendido y se me vino a la cabeza tu cuerpo con aquella lencería y me excite.
- Pero que pasa chaval, ¿te parezco atractiva?
- No quiero sonar grosero pero me parece que eres una mujer muy sensual con un cuerpo espectacular.
- Vaya no me esperaba que tuvieses esa impresión sobre mi, respondió sonriente ella. Seguro que lo dices para quedar bien.
- No, de verdad es lo que pienso, argumente yo.
- Bueno, sera mejor que pasemos pagina de todo esto aunque sera difícil de olvidar.
- Muchas gracias Ana, agradezco tu comportamiento y sobre todo que no se lo hayas comunicado a mis padres. Concluí yo.
Nos despedimos cordialmente y nos fuimos cada uno a nuestras casas.
Paso un tiempo y pareció que todo volvió a la normalidad.
Un día coincidimos en el rellano de nuestra planta, yo salía de mi casa cuando ella estaba llegando a la suya. Ella venia cargada con varias bolsas de compra y al acercarse a mi se le cayo una al suelo.
Como es normal ayudé a recoger lo que se encontraba en el suelo que en este caso eran manzanas y naranjas. Por un momento cuando estábamos los dos agachados recogiendo la fruta nos miramos fijamente durante un instante, produciéndose según mi criterio una alta tensión. Ana me agradeció el gesto y cada uno siguió su camino.
Aquella situación me dejó gratamente sorprendido porque creía que podía llegar a existir algo entre nosotros dos pero a la vez pensé que serian unicamente imaginaciones miás.
Como ya había ocurrido en otras ocasiones coincidimos en la planta baja del edificio para subir en el ascensor. Yo estaba ya esperando el mismo cuando ella apareció, trate de intentar subir por las escaleras para evitarla pero al final decidí esperar allí porque hubiera sido un gesto muy feo por mi parte.
Nos saludamos y esperamos en silencio hasta que el ascensor llegó ya que se encontraba ocupado. Una vez dentro los dos fuimos a tocar el botón de nuestra planta a la vez produciéndose así un roce entre la mano y la mía. Nos reímos ambos por lo ocurrido.
Cuando el ascensor se encontraba entre la primera y la segunda planta repentinamente se paró. Al principio no nos preocupo en absoluto debido a que este era un ascensor bastante viejo y se había parado ya varias veces pero siempre volvía al instante. Ya en la ultima reunión vecinal se debatió el tema de sustituir dicho ascensor por uno nuevo.
Pero esta vez parecía ser diferente pasaron unos minutos y todo seguía igual. Decidimos llamar a través del panel de control a la empresa para pedir ayuda y para ver si podían enviar a un técnico o arreglarlo automáticamente desde la central. La trabajadora de la empresa del ascensor nos informó que desde allí no podía hacer nada y sería necesario que un técnico solucionara el problema. Existía un problema aun mayor, era día festivo por lo cual el numero de trabajadores se había reducido al mínimo. Como vivíamos en un pueblo nos dijo que tardarían aun mas.
Nosotros desesperados preguntamos que cuanto tardaría en llegar ese técnico a lo que ella nos respondió que llegaría en una hora y media – dos horas. Al conocer ese dato empezamos a agobiarnos.
Lo peor o lo mejor , según se vea, es que nadie nos esperaba ya que aunque mis padres se encontraban en casa no sabían a que hora exacta llegaría ese día y a ella le sucedía lo mismo. Sus hijos se encontraban en casa de sus padres y su marido fuera de la ciudad trabajando. Solo nos quedaba esperar.
En fin, para intentar minimizar la tensión que allí existía ya que ninguno de los dos había olvidado lo sucedido, iniciamos una conversación donde nos preguntamos cosas típicas. Por ejemplo ella me pregunto sobre lo que estudiaba, por mis padres etc. Por mi parte para no parecer maleducado seguí la conversación y me interese por sus hijos, su pareja, su trabajo (esas cosas que se suelen preguntar)
Corría el mes de Junio y empezaba a hacer calorcito y más en un lugar cerrado como era el propio ascensor. Para que os hagáis una idea Ana iba vestida en plan sport con unos leggings negros bien ajustados a sus piernas y con una chaqueta blanca. Como decía anteriormente debido al calor, mi vecina decidió quitarse la chaqueta que en aquel momento vestía dejando al descubierto una camiseta de tirantes en la que se apreciaba claramente la dimensión de sus tetas y un pequeño canalillo. Al ver todo aquello mi pene se volvió erecto pero afortunadamente llevaba un pantalón amplio de chándal y apenas se notaba. A partir de aquel momento prefería no hablar más con ella y si lo hacía intentaba no mirarla porque me conozco y sabia donde se me iba a ir la vista. Pasaron los minutos y no sabíamos nada nuevo.
La situación se estaba volviendo cada vez más incomoda ya que no teníamos más temas de conversación y además estaba muy presente el tema de la pillada. Ana se puso con el móvil aunque no había cobertura en el ascensor. Yo aprovechando que estaba entretenida aproveche varias veces para echar una mirada a sus grandes senos. Eso no ayudaba para que mi pene volviese a su estado natural. Desafortunadamente, Ana apartó la vista de su móvil y me pilló mirándole sus pechos consecuencia de mi lentitud para apartar la mirada.
Se quedó quieta y me preguntó:
- ¿Estabas mirándome las tetas?
- No, que va. Estaba pensando en mis cosas.
- Si pero la vista fijada ahí. ¿Verdad?
- Vale, me has pillado. Lo siento. Respondí.
- De verdad otra vez con lo mismo Álvaro. ¿Te recuerdo cuando te pille masturbandote con mi ropa anterior?
- No hace falta, lo tengo presente. Lo siento pero es algo superior a mi, no puedo controlarlo. Ya te dije que me pareces una mujer muy atractiva y de*ahí mi incapacidad para tener el control de mi cuerpo.*
- De verdad, si sigues así tendré que comunicárselo a tus padres. Argumento ella.
- No, por favor. Respondí angustiado.
- Yo de verdad te agradezco mucho Álvaro que digas unas cosas tan bonitas de una mujer como yo. No te voy a negar que yo no me haya fijado en ti, pero es que esto no puede ser. Como ya sabes yo estoy casada y tengo dos niños y tú seguro que tienes muchas chicas detrás de ti.
- Lo entiendo perfectamente. La verdad es que las chicas no se fijan casi en mi, por no decir que nunca lo han hecho.
- Por eso mismo, tienes que intentar abrirte, conocer chicas de tu edad y no centrarte tanto en mi.
Parecía que la cosa se tranquilizo ya que habíamos aclarado aún más las cosas que la última vez.
Ya llevábamos aproximadamente una media hora y se nos empezaban a agarrotar las piernas.
Por ello, empezamos a mover un poco las piernas. Al ser un lugar tan pequeño, en un lance del movimiento su culo y parte del muslo choco contra mi parte delantera del cuerpo y claro ahí se encontraba mi pene erecto. Como era normal noto eso al chocar.
- ¿Tienes la polla dura, ehh?, me preguntó.
- Si. Respondí tímidamente.
- Bueno, ya te la vi hace no mucho en acción. Dijo entre risas.
No supe que responder a eso y de repente se produjo una pausa en la conversación donde nos quedamos mirándonos el uno frente al otro. No se ni como paso pero de repente dio un paso hacía mi , se acerco agarrándome de la cabeza y empezó a besarme.
Me quede paralizado pero al instante le correspondí siguiendo su ritmo. Sobraban las palabras para explicar lo que allí estaba ocurriendo. Lo único malo de todo aquello es que yo era virgen y que no tenía apenas experiencia. Decidí contárselo a lo que ella me respondió que no pasaba nada, que ella me enseñaba.
Poco a poco su mano derecha fue deslizándose desde el cuello hasta la zona de mi bragueta donde ella empezó a manosear mis genitales, todo ello mientras seguíamos besándonos. Al instante introdujo su mano por dentro del pantalón empezando suavemente a pajearme. Yo hice lo mismo introduje mi mano dentro de su legging, aparte su ropa interior y comencé a manosear su coño. Empezaron a producirse gemidos de placer por ambas partes.
Posteriormente me quito la camiseta y me bajo el pantalón junto a mi calzoncillo, empezó a acariciarme el torso. Poco a poco fue bajando y bajando hasta que llego a la zona de mi pene donde primero le dio una serie de besos y después abrió la boca y se lo fue introduciendo suavemente.
Al comienzo solo me estaba chupando el glande pero con mis manos empuje su cabeza hacia mi y fue mamando cada vez más. Me encontraba súper excitado, ya que no conocía lo que se sentía cuando te chupaban la polla. Hizo lo mismo con mis testículos, empezó a chuparlos mientras que con su mano me masturbaba. Yo no podía dejar de mirar como lo hacía, de vez en cuando me miraba ella con cara complaciente.
Ella paro y me dijo al oído ahora te toca a ti.
Al oír eso, clave rodillas en el suelo, le baje su legging y me maraville con la braga roja apretada que portaba.
- Vamos cariño, argumento ella.
Le baje su ropa interior adentrando mi cabeza y sobre todo mi boca en su coño. Para que se hagan una idea era un coño bien abierto con una fina linea de pelo en su parte superior.
Empece a mover mi lengua desde abajo hacia arriba y al inverso lamiendo cada rincón de él. Ana empuje mi cabeza hacia su coño para que lo hiciera incluso más fuerte de lo que ya lo estaba haciendo. Note como se iba mojando sus labios vaginales a la vez que iba escuchando sus gemidos de placer.
Una vez dejamos atrás el sexo oral nos disponíamos a empezar a follar. Pero antes de ello, me di cuenta de que teníamos un problema.
- Ana, no tengo condón. ¿Tienes tu?
- No, pero no te preocupes no tengo ninguna enfermedad y ademas tengo lligadas las trompas.
- Vale, perfecto. Guiame. Dije sonriente.
Se puso contra el espejo que se encontraba en la parte del fondo del propio ascensor. Ella estaba ya totalmente desnuda y de espaldas a mi, dejando a mi vista su tremendo culo y su coño bien abierto.
Agarre mi pene, abrí bien sus cachetes y le introdujo muy suavemente mi polla en ella. La sensación de placer y de morbo era totalmente inexplicable. Fui moviéndome hacia delante y hacia atrás produciéndose el típico sonido al rebotar su culo con mi cuerpo. Note como gritaba con cada una de mis envestidas. Nos mirábamos con ganas gracias al cristal que se encontraba situado donde ella estaba apoyada. Mientras me la estaba follando agarre fuertemente su pelo en forma de coleta y tire de el hacia atrás. Ella no puse objeción, es mas pienso que le encanto que le tirara de esa forma.
Estuvimos durante unos minutos en esa posición en la que yo iba acelerando o frenando el ritmo de la envestidas, sobre todo para evitar correrme rápido.
Debido a la escasez de espacio del ascensor, ella me dijo que me sentara sobre el suelo de aquel lugar. Al instante después de chuparse los dedos y restregárselos por todo su coño , vino hacía mi sentándose encima de mi pene. Ana ahora es la que llevaba todo el peso del coito. Se ayudo de su mano para colocar perfectamente mi miembro dentro de ella. Empezó a subir y bajar , es decir, a cabalgarme de menos a mas.
De vez en cuando bajaba su cabeza hacia la miá y nos besábamos durante un instante. Yo aprovechando su proximidad agarraba sus tetas mientras ella me montaba cada vez más fuerte, podía ver como sus ojos se quedaban en blanco debido al placer que estaba sintiendo.
- ¿Te gusta corazón?, pregunto mientras me agarraba de los hombros follándome.
- Si, me encanta. No pares. Respondí yo.
- Lo haces mucho mejor que mi marido.
- Eres tu la que lo haces especial. Respondí sorprendido.
Siguió cabalgándome y note como se corrió ya que empapo todo lo que allí se encontraba, también sobre todo por sus enormes gritos. Pensé que al dar tantas voces los vecinos nos pillarían pero no fue así.
Al cabo de un rato le dje que estaba a punto de correrme, inmediatamente ella me dejo de follar y empezó de nuevo a chupármela. Ella me miraba fijamente a los hombros cuando estaba a poco de descargar todo mi semen. Finalmente agarre mi polla y derrame toda mi leche sobre su cara.
Después de todo aquello, nos limpiamos como pudimos y nos vestimos a esperar al técnico.
En el transcurso de la espera nos contamos lo mucho que lo habíamos disfrutado tanto de su parte como de la mía . Nos intercambiamos los teléfonos para seguir hablando o por si surgía para poder volver a vernos. Sabia que iba a ser difícil porque pensaba que ella se podía arrepentir de todo esto pero mantenía la esperanza.
Pasados 20 minutos llego al fin el técnico y pudimos salir de allí, cada uno nos fuimos a cada casa fingiendo total normalidad.