La vecina

Si quieres que un todo funcione bien, asegúrate que las partes lo hagan. Ellos querían experiencias nuevas y las tuvieron, no sabían el “buen juego” que da una bisexual para tríos e intercambios, cuando está muy motivada.

Sigue, sigue no pares……………………..…….……. Me estas destrozando pero no pares.

Ella se agarraba fuertemente a los barrotes de la cama, la cabeza apoyada en el colchón y le estaba haciendo la mejor follada de culo que recordaba.

Llevábamos así desde las ocho, cuando llegue a su casa con un par de botellas del vino que le gusta, me beso apasionadamente dejo las botellas sobre una mesa y me desnudo en instantes, lo primero que hizo fue “una comprobación rutinaria” como las llamaba, se arrodillo frente a mí para hacerme una de “sus mamadas”, siempre diferentes y siempre satisfactorias, en esta ocasión me hizo que eyaculara sobre su cara y pechos, con la única intención de que fuéramos al baño después y que la lavara.

Era toda una ceremonia que nos ponía “cachondos” a los dos, ella se encargaba de enjabonarme con delicadeza todo el cuerpo, tratando de calentarme al máximo y a mi vez lo que hacía era explorar todas y cada una de sus cavidades, tratando sobretodo de limpiarle el esfínter, le gustaba que se lo ensanchara en el baño, para no tener que “sufrir” después la espera necesaria para que no haya fisuras, nada agradable cuando a lo que se va es a gozar.

Al terminar el baño, nos secábamos y ya en la habitación, no había rutina, algunas veces me tendía yo bocabajo abierto de piernas, para que ella me acariciara y besara la espalda hasta llegar al culo, donde trataba de meter la lengua mientras acariciaba con una mano los huevos y la polla un poco.

Lo justo para asegurarse que estaba en condiciones y al darme la vuelta, se acuclillaba encima de mí clavándose de una violenta “sentadilla” sin dejar de mirarme a los ojos, mientras yo le tiraba de los pezones hacia los lados, como para arrancarlos, algo que la saca de sí.

Otras veces era ella la “victima” que tenía que soportar como le iba mordisqueando los pezones, mientras le metía el dedo índice en el culo y el gordo en la vagina y apretaba como si quisiera comunicar ambos agujeros, le encanta algo de dolor.

Eso la dejaba a punto para cualquier cosa que se me ocurriera a continuación, con frecuencia era meter dos o tres dedos en el coño e ir follándola con ellos, hasta que notaba como se endurecía la zona del punto “G” y lo iba presionando de forma intermitente, hasta que le provocaba un orgasmo que alargaba todo lo que podía, no paraba hasta que era ella la que con sus manos retiraba la mía.

Fuera como fuera, en cada encuentro siempre había el mismo principio (la mamada de bienvenida) y el mismo final (romperle el culo) para que se quedara satisfecha, era indiferente el número de orgasmos que hubiera tenido, sin ese “ pequeño ” detalle parecía que no nos uniéramos visto.

Hacía solo unos meses que vivían en el edificio, solía coincidir con ella en el parking, en ocasiones bajábamos juntos en el ascensor, donde nos saludábamos de forma educada porque solo nos habíamos presentado, como “vecino del XX” y otros días ella o yo ya estábamos llegando al coche cuando aparecía el otro, las plazas estaban casi juntas.

Una tarde al mes o así de vivir allí, cuando llegue me encontré que estaba junto a la entrada con su coche y cuando abrí con mi mando entró detrás de mí, al bajar del coche me dijo.

¿Perona me puedes esperar? es que desde hace días tengo la sensación de que alguien me sigue y no quería entrar sola por si entraba también y me hacían algo, sé que suena a cuento pero tengo miedo.

La espere y ya en el ascensor le dije.

No tienes porqué pasar miedo, si quieres por la mañana te esperaré o me esperas tú en la puerta de acceso al parking y entramos juntos si te parece y por la tarde, suelo llegar casi siempre a esta hora, pero si quieres nos podemos esperar, frente al bar “La Marina” que hay a media manzana, por la calle que llegamos y así entramos juntos como hoy, frente al bar nadie te dirá o hará nada.

Accedió diciéndome como avergonzada, que cosas así no podía contárselas a su marido, que se reía y la trataba de paranoica.

Durante un par de semanas lo hicimos así y en los cortos trayectos en el ascensor o yendo hacia los coches supe que se llama Marta, tiene 28 años, que es arquitecto y que no tienen ni quieren hijos de momento, su marido trabaja como asesor de inversiones y tiene unos horarios muy raros, yo también le dije algo sobre mí, el nombre Abel que tengo 32 años y trabajo como Ingeniero Industrial, no tengo pareja actualmente y vivo bastante tranquilo.

Un jueves por la tarde al llegar frente al bar donde nos esperábamos, me saludo y arranco pasando de largo la entrada del parking, la seguí y paro unos diez minutos después en el aparcamiento de un bar que yo desconocía, aparqué junto a ella y al bajar me fije que vestía de forma “menos conservadora” que por lo general, entonces me dijo.

Creo que ya es hora de que hablemos un poco más, que esos escasos instantes que hemos compartido en el ascensor o el parking de camino “a, o de” los coches.

Entramos al bar y parece que lo conocía bien, nos sentamos en una mesa que estaba casi escondida y enseguida llego una chica a tomarnos nota de lo que íbamos a tomar, con mucha soltura me dijo.

Diego mi marido, es muy buena persona pero un tanto peculiar, le cuesta mucho hacer amigos y siempre tengo que ser yo quien los haga por los dos, discúlpame por el “cuento” de que me seguían, pero fue la forma más directa de “abordarte” y que me prestaras atención y de paso sirvió de test para saber si eres alguien de fiar o no.

No entendía nada y así se lo hice saber, entonces prosiguió.

De hecho fue Diego quien te eligió para que entablara amistad contigo, te había visto en varias ocasiones y pensó que serias un buen candidato, a mí me pareció bien la elección y por eso estamos aquí.

No aguantaba más esa incertidumbre, hacía rato que hablábamos y no me había dicho nada concreto y le dije.

Perdona Marta pero sigo sin entender que es lo que tratas de decirme, ve directa al asunto, sin dar tantos rodeos ya somos adultos.

Entonces solo pronuncio una palabra que me dejo en “stand by” unos instantes.

Sexo.

Y prosiguió.

Todo se reduce a eso.

Entonces aún estaba más confundido y le pregunte con una sonrisa nerviosa.

¿Sexo con quién? Si es tu marido quien me ha seleccionado, creo que existe una confusión, soy heterosexual convencido y clásico, me gustan demasiado las mujeres, para probar algo que en principio no me interesa y si no tengo pareja en este momento, es solo porque con la última chica no funciono y me he propuesto dejar pasar un tiempo antes de embarcarme en otra relación seria.

Comenzó a reír de buena gana y fue cuando por primera vez la mire más como mujer que como “vecina”, entonces me dijo.

¿Ves como aclarar las cosas demasiado deprisa solo hacen que liarlas más? Déjame que siga contándotelo a mi ritmo y no te preocupes, no van por ahí los tiros.

Que mi marido sea muy tímido, en cuanto a abrirse a otras personas en el terreno personal, no quita para que seamos una pareja moderna, en varias ocasiones hemos ido a “clubs liberales” y hemos participado en algunas fiestas de “intercambio de parejas” sin problemas, lo último que me propuso es aún más morboso.

Se trataba de que yo tuviera un amante y le contara después mis encuentros con él y si con el tiempo mi amante accedía, poder presenciar alguno de esos encuentros, pero sin participar en ningún caso, excepto si accedía a que hiciéramos un trio, algo que aún no he tenido la oportunidad de probar por cierto, pues para eso sí quiero que él participe.

Después si la situación resultaba interesante seria el quien tuviera una amante, pero que también tendré que buscarla yo dada su timidez y pienso que eso será algo más complicado, nunca he tenido relación con otra mujer y “ligar” con una para que sea amante de mi marido, sé que será complicado.

***¿

Ves como no era tan difícil de explicar cómo creías

?***

Ahora solo se trata de cumplir unas pequeñas formalidades, saber si te atraigo lo suficiente como para que tengamos sexo y ver si es lo suficientemente bueno para ambos como para seguir con eso, para ello podemos probar donde prefieras, puede ser en tu casa o en la mía, donde el primer día no estaría Diego también en cualquier otro sitio que escojas, sea hotel apartamento o el coche si te pone más.

Sin dejar de ser extraño, era algo a lo que si me podía prestar y sin pensármelo demasiado se lo dije así.

Dime cuando te va bien y podemos probar, siento haberme precipitado en mis conclusiones, pensar demasiado a veces no es bueno.

Marta me respondió.

Este fin de semana Diego tiene que marchar a un cursillo sobre “Soluciones a la crisis” que dan en Valencia si le digo al llegar que has aceptado, pasara un momento a tu casa a saludarte y asegurarte que lo hablado aquí es del todo conocido y aceptado por él, solo faltara que decidas donde.

Fue un dialogo muy corto pues le dije.

Puede ser en tu casa o en la mía, donde te sientas menos incomoda.

A lo que ella respondió muy resuelta.

En ese caso, mejor en la mía y así si necesitamos algo lo tenemos a mano.

Me pareció bien, regresamos a casa y al llegar al parking y salir del coche me beso en los labios diciendo, que era solo por reconocerme si se iba la luz, continuamos en el ascensor un poco más, hasta que bajó en el cuarto como siempre, yo seguí hasta el quinto.

Diez minutos después tocaron a la puerta, eran ellos y Marta ya se había cambiado de ropa, solo llevaba una bata y se esforzó en que me percatara de ese punto, a Diego como se presentó, solo lo había visto en un par de ocasiones y muy formal me dijo.

***Ya me ha contado Marta que accedes a estar con ella este fin de semana, mientras que yo esté en Valencia, marcho a media mañana y para que veas que no hay malos rollos, le he propuesto que esta noche la pase contigo si no te importa y así de paso que os vais conociendo, veras que estoy al tanto de todo y que no hay engaño, no si estoy enterado,

es nuestro acuerdo

.***

Me quede un poco a cuadros pero accedí, me dio la mano beso a Marta en la frente y nos dio las buenas noche encaminándose a la puerta, con un hasta el lunes .

Marta resulto ser una fiera insaciable, vivía “ del y para ” el sexo, en cuanto se cerró la puerta se acercó y despojándose de la bata me dijo.

Te demostrare que no te has equivocado al acceder a esta situación, hare contigo todo lo que sé y te prometo aprender cualquier cosa que me propongas si la desconozco.

Decía eso mientras me desnudaba y apenas logro tener mi polla en la mano, se arrodillo para engullirla, la alce y le dije.

Tómalo con calma, no me pienso ir hasta la hora de trabajar y los viernes, solo es por la mañana, por la tarde podemos continuar, aquí o en tu casa como prefieras.

Tiro de mí hasta el sofá y comenzó a lamer mi cuerpo, hasta llegar a la polla, dejando claro que eso es algo que la fascina, el poder de unos carnosos labios unidos a una prodigiosa lengua y una garganta capaz de “alojar lo que sea” sin inmutarse, me deje hacer hasta que la inunde con una prolongada serie de descargas, hacia un par de semanas que estaba sin sexo y al terminar muy satisfecha preguntó con cara de “niña traviesa”.

¿Te ha gustado, lo he hecho bien? solo quería que supieras que “nada” será demasiado para mí, solo se trata de que me permitas alcanzar el ritmo que impongas.

Durante el resto de la noche, pude comprobar que era cierto pues a las cinco de la madrugada cuando por fin se quedó dormida, lo hizo agarrada a mi polla con una mano, me sonó el reloj como cada mañana, me levante para ducharme y Marta marcho a su casa para arreglarse, como todos esos días anteriores coincidimos en la puerta de acceso al parking, me beso y quedamos para la noche.

Regrese a casa a mediodía y a los pocos minutos llego Marta y sin darme tiempo a preguntar me empujó hacia dentro hasta llegar al sofá, el mismo que la noche antes había sido el inicio de nuestro largo encuentro. Sin pausa se dedicó a besar y lamer mi cuello mientras soltaba la camisa, siguió por el pecho mientras soltaba mi pantalón que cayó por su peso y continuo bajando hasta quedar de rodillas, bajándome el bóxer y lamiendo la punta del capullo, a todo esto ella permanecía totalmente vestida.

No paro hasta conseguir que me corriera y para mi sorpresa hizo que descargara sobre su cara y ropa, cuando termine y se levantó restregándose conmigo me susurro.

Esta ropa la limpiare solo con “clínex” para que conserve tu aroma y me lo pondré esta noche cuando salgamos a tomar una copa o lo que sea.

Sinceramente me pareció una “guarrada” pero no me preocupo demasiado, ere ella la que olería a “macho” donde fuéramos. Se la quitó dejándola sobre el sofá y tomándome de la mano me guio al baño, donde comenzó a lavarme con mucha delicadeza pero a las claras se veía que solo quería que mi excitación subiera al máximo, vi cómo se introducía un par de dedos en el culo bastante untados de jabón y como se iba manejando con ellos, había visto en ocasiones a mujeres masturbarse mientras las enculaba, pero nunca algo así, a la inversa.

Al terminar tras secarnos me guio hacia mi habitación, allí se puso en posición para que la enculara y mirándome de reojo me dijo con una sonrisa enigmática.

Cuando estés preparado, dame con todo lo que tengas y no te apures que ya estoy dilatada del todo.

Me arrodille detrás suyo y comencé a pasear el capullo arriba y abajo, hasta que note como se humedecía su vagina, entonces con decisión apunte a la entrada de su culo un tanto respingón y apreté un poco, de una sola culeada se ensarto acompañándose de un sordo rugido, solo la sujete por las caderas y espere unos instantes, pero fue ella la que marco el ritmo, me costaba evitar salirme y notaba como me aprisionaba la polla como si fuera su primera vez por ahí, aunque estaba claro que no era así.

Seguimos por mas rato del que creí que aguantaría, pero Marta aflojaba cada vez que intuía que estaba a punto para acabar, en una de esas fui yo quien le dio unos cuantos “salvajes” caderazos hasta que comencé a eyacular dentro suyo, no fue tan abundante como la vez anterior, pero se prolongó por más tiempo, dado lo estrecho de su esfínter o lo que ella conseguía contraerlo.

Al terminar quedamos amontonados y exhaustos sobre la cama, yo permanecí dentro suyo hasta que bajo la erección, cuando me aparte de ella y me tendí a su lado, me sorprendió la agilidad con que se volteó para poder meterse la verga en la boca, con toda clase de restos tanto míos como suyos que lamio y trago con devoción para al terminar decirme.

Como ves no tengo manías de ninguna clase.

Eso me dio pie para decirle.

Después de estar conmigo, si ambos quedamos satisfechos y a tu marido le parece bien que sigamos, ¿habría que encontrarle una amante verdad?

Espere su respuesta que consistió en un leve asentimiento con la cabeza. Y continúe con una propuesta, que como poco la sorprendió un poco.

Tengo a la persona perfecta y si quieres me gustaría que cuando salgamos a cenar, la conocieras si no tienes inconveniente, solo hay algo que has de saber para que no haya sorpresas desagradables, es bisexual pero muy activa en ambas tendencias y como tú no conoce límites.

Su respuesta, poniendo cara de niña buena fue.

Lo que tú digas estará bien de momento, la conoceré y si congeniamos no habrá problemas.

Me levante de la cama y llame a Sofía, en una conversación muy corta le explique que se trataba y quedamos para cenar en el restaurante “ La gaviota ”, que ya conocía y que está muy cerca de mi casa.

Regrese junto a Marta y seguimos un rato más en la cama, y pasadas las ocho de la noche fuimos a darnos otra ducha, pero cuando se agacho para mamármela otra vez le dije que mejor dejarlo para después, no quería que se hiciera demasiado tarde.

Se vistió con la misma ropa que llevaba cuando llegó, las manchas ya resecas de esperma las “cepilló” lo suficiente como para que apenas se vieran, pero incluso yo notaba el olor que desprendía y no se puso ningún perfume para tratar de disimularlo, bajamos en el ascensor abrazados y al abrirse la puerta en la planta baja, una vecina que esperaba nos miró con desde, pero la saludamos educadamente y seguimos andando sujetos por la cintura, su cabeza apoyada en mi hombro pues soy bastante más alto que ella.

Sofía ya había llegado, al vernos se puso de pie para que la viéramos, tiene un cuerpazo de infarto, más de metro setenta y una talla 100 de pecho, una cara muy graciosa y amable con unos ojos color azul pálido que contrastan con su larga cabellera roja y unas cuantas pecas que nunca ha intentado disimular, al llegar junto a ella me beso en los labios y cuando trate de presentarlas hizo lo mismo con Marta, solo que con ella fue un morreo en toda regla, Marta lejos de sorprenderse o escandalizarse le dijo.

Es un verdadero placer conocerte e intuyo que el placer hoy no quedara en esto, que aunque es la primera vez que lo hago me ha gustado y mucho.

Cuando nos sentamos Marta quedo en medio de los dos, Sofía enterró la nariz en su cabello y oí como le murmuraba al oído que olía a mí, Marta solo sonrió y asintió tomándole una mano entre las suyas, iba a ser más fácil de lo que pensaba, de hecho ya lo estaba siendo. La cena fue rápida, comimos casi en silencio pero con muchas miradas intercambiadas entre todos, eran como mensajes cifrados del que todos conocíamos “la clave”, bebimos solo lo necesario y comimos también lo justo, aunque encargue para llevar algunas cosas que quizás de madrugada nos irían bien, al salir llevaba una a cada lado sujetas por la cintura y ambas se apoyaban en mi pecho, aunque se tomaban de la mano por mi espalda.

Llegamos a la portería y fuimos directos a mi casa, al entrar como si de una maquina bien engrasada se tratara, entre ambas me desnudaron y mientras Marta me besaba y comenzaba a pajearme suavemente, Sofía la fue desnudando, cuando la despojo de la blusa vi cómo le besaba la columna mientras desde detrás le agarraba los pezones con gran maestría, noté como Marta me apretaba la polla más fuerte y Sofía cuando noto que era el momento le soltó la falda que bajo también de un certero y único movimiento, entonces pudimos comprobar ambos que había “olvidado” ponerse el tanga.

Yo estaba a mil solo con imaginar lo que sabía con certeza que iba a suceder, gire a Marta y mientras la polla quedaba entre sus rosados cachetes, fui yo quien se encargó de sus pezones y ella fue desnudando a Sofía mientras se morreaban, cuando estábamos los tres desnudos Sofía me hizo una seña inconfundible, me senté en una silla y como habíamos hecho otras veces, con alguna otra “amiga” de cualquiera de los dos, atraje a Marta hacia mí y esta vez la encule de forma salvaje sin contemplaciones.

Soltó un ligero lamento que acallo Sofía con sus labios acariciando los suyos pero sin llegar a besarlos, se limitó a lamerlos y siguió bajando hacia sus pezones que estaban duros y sobresalían entre dos de mis dedos que le agarraban apretando ambos pechos, mientras haciendo “tijera” conseguía apretarlos en la base.

Sus piernas habían quedado por fuera de las mías y no tocaban el suelo, fui abriendo las mías todo lo que pude sin llegar a lastimarla y Sofía pronto obtuvo el tesoro que perseguía, con certeros lametones al principio sobre el coño que estaba depilado dejando apenas una “sombrita” en la parte superior, consiguió que Marta comenzara a cabecear hacia los lados y todo esto estando solamente ensartada, sin hacer ningún movimiento aunque cada vez era más la presión que notaba en mi polla, porque mi excitación crecía y la suya también.

Cuando Sofía comenzó a follarle el coño con la lengua note como Marta me clavaba las uñas en las piernas, imagino que para no agarrarle la cabeza y apretarla contra sí que era casi lo más lógico, se arqueaba y comenzó a temblar, notaba los primeros calambres que pronto se convirtieron en espasmos del que fue su primer orgasmo, en “manos” de Sofía.

Las contracciones de su esfínter eran tremendas, tan fuertes que lograron que me corriera, en lo que fue uno de los orgasmos más “descansados” que se pueden obtener, entonces casi al final fue Marta la que trato de cabalgar un poco sobre mí, pero se lo impedí sujetándola fuertemente por los pechos mientras le susurraba al oído que se estuviera quieta y que se concentrara solo en el placer que YA tenía.

Nos quedamos quietos los tres, hasta que termine de vaciarme del todo en ella, después cuando junte mis piernas para permitir que Sofía la ayudara a levantarse, primero la beso a ella y después fuimos juntos al baño los tres, en esta ocasión fuimos nosotros quienes nos encargamos de Sofía, por como Marta le comía el coño llegue a pensar que ya lo había hecho en alguna otra ocasión, pero eso era del todo irrelevante, aunque en varias ocasiones que posteriormente salió el tema lo negó.

Cuando por fin nos secamos y salimos al salón a tomar una copa, hablamos un poco de lo vivido hasta el momento y Sofía pregunto sin rodeos.

Tu marido que tal es en la cama, muy activo o ¿simplemente se deja hacer? Bueno eso ya lo averiguare, pero si puede ser dentro de unos días, si os parece bien, primero tendríamos que afianzar “nuestra amistad” por si con él no resultara bien.

La respuesta de Marta fue tajante.

Mi marido seguro que te satisface, no es tan “experto” como Abel pero da unos mínimos muy elevados, pero lo que si te digo es que está dispuesto a lo que decidamos entre los dos, de todas formas si él no es de tu agrado, tu sí lo eres del mío y me gustaría conservar nuestra “amistad”.

Tras decir eso último se sentó en su regazo y se abrazó a ella besándola de una forma muy lujuriosa y en sus ojos descubrí una mirada que no había visto nunca, estaba del todo decidida a gozar al máximo y eso quería decir que debía prepararme. Sin decirles nada me fui a la habitación y me tendí en la cama incorporado en parte ayudado con unos almohadones, no me quería perder “lo bueno” del espectáculo que se avecinaba al poco aparecieron las dos risueñas y cogidas por la cintura.

Se veía que quien marcaria la pauta seria Sofía, experta ya en estas lides, subieron las dos a la cama y mientras Marta me besaba los ojos oreja cuello pecho, entreteniéndose en los diminutos pezones, Sofía me iba lamiendo la polla muy suavemente.

Cuando Marta llego junto a su cabeza abandono mi polla momentáneamente para morrearse con ella pero pronto note ambas lenguas jugando con mi algo “fatigada” polla, que reacciono muy bien ante tal estimulo cerré los ojos para concentrarme, una de las dos se encargó entonces de engullir solo el capullo jugueteando con él, mientras la otra se encargaba de los huevos y la parte baja del tronco, cuando estaba más que a punto, fue Sofía quien se acuclillo encima de mi dándome la espalda, apunto la verga a la entrada de su coño y sin más se dejó caer de golpe como suele hacer siempre.

Dio unos cuantos botes, hasta que se venció hacia atrás quedando sobre mi pecho, amasaba los suyos mientras le besaba el cuello y la nuca, sé que eso la vuelve loca, fue cuando note como Marta lamia la parte de mi polla que quedaba a su alcance, tratando de llegar al clítoris de Sofía que cuando alcanzo con su traviesa lengua ya no dejo hasta que esta alcanzo un sonoro y extraordinario orgasmo, siguió hasta que Sofía le pidió que parara pues ya no lo podía soportar más, entonces trepo por encima del montón de carne que formábamos, hasta llegar a sentarse también sobre mis piernas, sus pechos se aplastaban, pero Marta busco mis labios para besarme mientras abrazaba a Sofía.

Ese fin de semana, Marta conoció lo que yo ya sabía, cuando ya no tenía “fuerzas” para continuar con ellas, se apañaron la mar de bien vi como en un maravilloso 69 Sofía hacia “perder los papeles” a Marta y esta le devolvió el regalo, el domingo por la tarde, poco antes de despedir a Sofía, esta le aclaro a Marta.

Tengo una amiga con la que comparto cama durante la semana, pero en los finde solemos ir por libre, Abel me “pillo” por los pelos pues tenía previsto ir a cenar con unos compañeros de trabajo, pero al hablarme de tu marido logro interesarme. Será él quien coordine lo que está por llegar, pero creo que lo mejor sería que nos viéramos los tres algunas veces, antes de hacer partícipe a tu “Diego”.

Marta asintió y añadió.

Por Diego no hay que apurarse, seguirá las pautas que se le marquen sin preguntar, bueno si preguntará pero solo espera como respuesta “Esta en marcha” y eso nos da el tiempo que necesitemos para estar seguros de que se puede avanzar algo más.

Yo alucinaba, de lo bien que estaba resultando todo, despedí a Sofía y comente con Marta si algo “le había resultado difícil” a lo que respondió con un rotundo ¡NO! y añadió que fuera yo quien me encargara de decirle a Diego como había ido el fin de semana, acepte y antes de irse a su casa aún me hizo una mamada de forma muy pausada casi con mimo.

Pasamos dos fines de semana semejantes a ese en mi casa, durante los cuales Diego no puso ninguna pega ni apareció, al tercer martes encontré una nota bajo la puerta, con un texto muy simple “ Soy Diego, llámame a este número por favor” y adjuntaba el numero de un móvil, cuando a media mañana lo llame me salto el buzón de voz, le dije que era yo y que atendería en cuanto me llamara, a los pocos minutos me llamo para preguntarme por “Sofía”, Marta le había hablado de ella pero no había especificado nada y lo remitió a mí, para que lo informara y le dije.

Sofía es una amiga mía muy especial, hará contigo todo lo que sueles hacer con Marta y mucho mas, puede que te sorprenda pero no trates de sorprenderla tu a ella con peticiones excéntricas, simplemente déjate sorprender por ella, tiene con que hacerlo, para eso seguiremos una dinámica un tanto compleja al principio, pero te aseguro que no te arrepentirás, solo sigue las instrucciones que mejor te doy esta noche o la que te venga bien subir a mi casa y te explico.

Me respondió con un enérgico “ de acuerdo ” y colgamos ambos.

Esa misma noche bastante tarde por cierto se presentó a verme con una botella de Chivas Regal 25 años “para compensar las molestias”

Serví unas copas antes de comenzar y sentados ambos en sendas butacas le vi una expresión de gran expectación y sin preámbulos le dije.

Sofía creo que puede cumplir todas tus expectativas, solo tienes que dejarte llevar, el primer día puede ser este viernes y en mi casa, ella aquí se siente cómoda esperaremos juntos a que llegues y después bajare para estar con Marta, si congeniáis estupendo y llamaremos por la mañana cuando nos podamos reunir los cuatro en tu casa, si no congeniáis por lo que sea ella bajará a tu casa a terminar de pasar la noche y tú lo harás aquí, también hasta que te avisemos para que bajes, ¿está claro?

Me miraba con mucha atención, afirmo con la cabeza y relleno los vasos, entonces continúe.

Si todo funciona como debe, existen muchas posibilidades de que en tiempo no os haga falta darle muchos cambios a vuestra vida sexual y te sorprenderás de lo que sucederá el sábado, no me preguntes qué pues solo se producirá si encajas con Sofía.

Quedamos ambos en silencio hasta que le pregunte si tenía alguna duda, su respuesta fue de lo más original.

Dudas todas, preocupante ninguna, hare lo que dices pues según Marta eres un experto en estas cuestiones y en TODO me tengo que fiar de los expertos.

Sin decirnos nada más, seguimos bebiendo hasta apurar los vasos, se levantó, me tendió la mano y se despidió con un “ hasta el viernes ”. Por un momento dude que funcionara, es un tipo atractivo y según Marta además de “bien equipado”, muy simpático cuando toma confianza, yo también confié en el buen criterio de Marta pero tenía ciertos recelos, llego el viernes y a media tarde llego a casa Sofía que lucía muy bien como siempre.

Nos besamos pero nada más, le serví una copa y esperamos charlando de banalidades, tardo poco en llegar Diego quien se disculpó diciendo que había pasado por casa a dejar el maletín y el portátil pues el domingo de madrugada tomaba un vuelo para NY. Donde tenía que estar a primera hora de la mañana, los presente y a primera vista parecía que se cayeron bien, me despedí y baje para pasar la noche con Marta.

Fue una noche larga, por la incertidumbre de lo que pasaría en el piso de arriba y porque Marta se recreó en repasar “todo” el repertorio de las últimas semanas, sobre las diez llame a mi casa y atendió Sofía diciendo.

Diego duerme aún, voy a despertarlo y creo que en hora y media podremos bajar.

Eso era una buena señal y cuando entraron llegaron muy contentos, tomaron algo a modo de desayuno y acordamos ir los cuatro a la playa por la tarde, teníamos que comprar algunas cosas cada cual para su casa, pero lo dejamos para hacerlo durante la semana y pasar con lo que tuviéramos, solo compramos refrescos para la tarde, salimos a comer los cuatro y por la tarde en la playa lo pasamos francamente bien, es una cala nudista muy pequeña con poca afluencia de gente y el agua ya estaba calentita, en el agua follamos los cuatro y después de un rato cambiamos de pareja.

Cuando llegábamos a casa decidimos ducharnos por separado, unos en mi casa y otros en la suya, en este caso Sofía vino conmigo y me dijo mientras la enjabonaba de la forma más sensual que pude.

No creo que haya problemas, lo he hablado con Marta y ella será la primera, está decidido y creo que Diego dará la talla sin problemas, solo hazlo como siempre has hecho conmigo.

Bajamos ella solo con el vestido sobre la piel y yo con una camisa y pantalón ancho y también sin nada debajo, ya nos esperaban y Marta tampoco llevaba demasiada ropa, solo un corto camisón casi transparente que mostraba su espléndido cuerpo sin nada debajo, Diego vestía de forma más “formal”, pero el cuanto Sofía se acercó a él y comenzó a soltarle los pantalones comenzó el espectáculo, Marta se despojó del camisón y con aparente urgencia me desnudo, para arrodillarse sobre uno de los cojines del sofá y comenzar una lenta y profunda mamada.

Pronto vi que Sofía estaba en las mismas con Diego, pero este estaba sentado en el sofá, alce a Marta hasta poder sentarla sobre la mesa, me coloque entre sus piernas y las subí para que me rodeara la cintura como había hecho un rato antes en la playa, tire de su cuerpo mientras sujetaba la polla que se fue introduciendo en ella sin pausa, se sujetó a mi cuello y con mis manos en sus nalgas fui hasta apoyarme en la parte trasera del sofá, entonces en mi campo de visión apareció Sofía arrastrando literalmente a Diego sujeto por la polla que nos miraba.

Sofía metió dos dedos en el culo de Marta y al sacarlos dijo a Diego.

Ya la puedes encular, está del todo dilatada y esperando que la “taladréis” entre los dos y trata de esmerarte que después me toca a mí.

Note las manos de Diego en la cintura de Marta, después de notar como había sido empujada hacia arriba con un fuerte empellón y notado también su polla muy cerca de la mía, comenzó un metisaca que hacia innecesario que hiciera nada, él se encargaba de que subiera y bajara por mi verga.

Comencé a notar como los pezones de Sofía se clavaban en mi espalda y las cabezas de las dos junto a la mía que aparte lo que pude, tomaban el ritmo de las embestidas para poder morrearse sin hacerse daño, ese morreo duro hasta que Marta alcanzo un orgasmo que se le hizo interminable, pues Diego me hizo una seña y asentí, seguimos hasta que ambos nos corrimos dentro suyo mientras ella se retorcía como el rabo de una “lagartija” entre suspiros lamentos y maldiciones, por fin se quedó quieta cuando acabamos ambos casi al tiempo.

Diego fue el primero en salirse y de inmediato fue al baño, yo en cambio espere a que fuera Marta quien decidiera “desclavarse” y como agradecimiento fue relamiendo lo que pudo compartiéndolo con Sofía, al salir del baño Diego entramos nosotros tres, se sorprendió un poco pero no dijo nada, al salir había servido unas copas de “

Agua de Valencia

” que nos sentaron muy bien, entonces mientras ellas comentaban lo que fuera sentadas en el sofá, le pregunte en un aparte a Diego si le había gustado “ver” a Marta totalmente fuera de sí y si prefería que a Sofía intercambiáramos los agujeros, me respondió como siempre con efectividad.

¡Sí! y no…………… He disfrutado mucho, viendo que no controlaba la situación y que realmente lo ha gozado mucho, además Sofía sabe bien como tratarla también y no me molesta, preferiría si puede ser que fueras tu quien empezara con Sofía, quiero además de darle fuerte por ese culo que se lo traga todo, ver la expresión de Marta mientras se morrea con ella.

Eso me pareció bien y dejamos pasar un tiempo prudencial, después nos acercamos a ellas, yo simplemente acerque el capullo a los labios de Marta que lo engullo en un plis, dándole unas cuantas lamidas solo para asegurarse que estaba en condiciones de seguir, al parecer Sofía hizo algo semejante con Diego, cuando vi que ya estaba de pie comprobé que Diego la sujetaba por la cintura empujándola suavemente en mi dirección, la mecánica fue la misma, con una pequeña salvedad.

Cuando Sofía llego al orgasmo y seguimos, sucedió lo que ya había pasado otras veces con ella, primero nos insultó llamándonos impotentes y cosas similares y cuando comenzó a babear y le quedaron los ojos en blanco le dije a Marta que le sujetara la cabeza para que no se lastimara con nada, había perdido el sentido, Diego se asustó y lo tranquilice diciendo que era algo habitual en ella ante una doble penetración y entonces fue marta quien pregunto.

¿Por qué a mí no me ha pasado? Me habéis hecho algo muy similar.

Le respondí que en unas cuantas veces lo lograríamos, solo se trata de que Diego y yo nos compenetremos un poco al darles caña, como Sofía la habíamos dejado sobre el sofá, ellos estaban pendientes de su evolución mientras yo serví otra ronda del combinado que había preparado Diego. Cuando Sofía abrió los ojos le mostré una copa, se sentó en el sofá y alargo una mano, di las otras copas a los demás y bebimos tras lo cual y con una sonrisa en los labios le dijo a Marta.

Tendrías que comprar unas fundas para este sofá es muy cómodo, pero mira como lo he dejado.

Nos reímos todos y seguimos como si nada hubiera pasado, pero había pasado…………………

Terminamos de pasar el fin de semana, con mucho sexo hasta la hora en que acompañamos a Diego al aeropuerto, de regreso dejamos a Sofía en su casa donde solo dormiría unas horas, llegamos a muestro edificio cerca de las cinco de la madrugada, mande un email al trabajo diciendo que acudiría por la tarde o el martes, Marta hizo lo mismo y nos acostamos en su casa, no teníamos ninguna prisa y por ello comenzamos de forma suave, lamí su cuerpo por entero y cuando comencé a follarla con la lengua, mientras con una mano le “trataba el clítoris” y le tenía dos dedos de la otra mano en el culo, alcanzo un orgasmo que no permití que acabara, ni cuando trato de apartarme, clareaba el día cuando recupero el sentido y me dijo.

No podemos elegir una forma grata de morir pero si pudiera, querría que fuera en medio de un orgasmo así.

Desde entonces han pasado muchas cosas, todas gratas para todos y puede que algún día sea capaz de escribirlas, de momento tengo mucho trabajo viviéndolas.