La vaca aprende la lección

No lo leas si eres sensible y no te van los animales. Aunque está en amor filial, aquí amor hay poco. Hay que leer la primera parte, para saber de que va ésta.

Cuando desperté de mi siesta, me di cuenta de que seguía sintiendo un hormigueo entre las piernas

y esa conocida sensación de necesidad. Busque a mi macho pero en el prado no había nadie. Empecé a mugir,

fuertemente a ver si conseguía llamar la atención de mi padre, y podía explicarme algo de mis sensaciones.

cuando me giré ya bajaba corriendo la colina alarmado por mis mugidos.

Cuando llegó a la valla, me acerqué rauda a su lado. Le dije que necesita hablar pero no me dejó,dos varazos me convencieron en seguida.

Frustrada, pues no sabía como explicarme sin palabras,y presa de la angustia, empecé a mostrarle mis cuartos traseros y

a señalarme las partes causantes de mi ansiedad.

Me abría los cachetes y tocaba mis agujeros mientras mugia ardorosa.

Mi padre me miraba divertido tenía la  polla bien gorda, se le notaba a través del pantalón.

Me dijo que había llegado el momento de contarme algunas cosas, pues ya era una vaca adulta y debía saberlas.

Mi madre, me explicó, era un vaca muy puta, a la que le gustaban mucho las pollas, tanto tanto, que acabó atada a un poste,

en una granja, esperando a que se la follaran cuantos más mejor. Su padre al igual que yo había intentado educarla bien, pero había fracasado.

Cuando me tubo a mí, mi padre la abandonó y nos trajo aquí, había comprado otra granja y quería criarme pura y buena para que un toro me cuidara.

Pero mi naturaleza puta, había dado la cara a los cinco minutos de enseñarme el caramelo.

Mi padre se lamentaba y hablaba más para sí mismo que para mí, el pobre Antonio, con lo que había pagado y vuelve diciéndome que no

puede contigo, que eres insaciable y que está mayor para tí. Pobre hombre, lo mal que lo ha pasado, y eso que sólo ha estado dos horas

contigo, imagínate, y ahora vienes cachonda perdida a por más, porque eres una zorra insaciable, igual que tu madre, pero no te preocupes,

que aquí vas a recibir candela suficiente, para alimentar ese chochito hambriento que tienes, te voy a llevar bien al límite a ver cuanto aguantas.

Voy a hacer buen negocio contigo, y aunque no era mi idea cuando te traje aquí, al final la cabra tira al monte, y tu te tirarás a todo

el que te ponga por delante .

Me dijo que me diera la vuelta y le enseñara mis agujeros, yo ya estaba chorreando anhelante. se bajó los pantalones y me metió su pollon, que tantas

veces había saboreado y que adoraba como nada. El placer que sentí al recibir su deseada carne, fué indescriptible, los ojos se me humedecieron, las rodillas me

flaquearon y mi chocho, chorreó agradecido de que por fin lo llenara mi padre. Mugía como sabía que a él le gustaba, para que no parara, para que siguiera clavándome.

DIos que placer, me decía que era igual de puta que mi madre, pero que me iba a curar a pollazos, que lamentaría tener un chocho tan codicioso.

Mientras se movía sacó la vara, y empezó a golpearme el trasero, me dolía mucho e intentaba apartarme, pero  me cogía de la cintura con la mano y seguía dando varazos con la otra, yo lloraba desconsolada, me decía, que no todo podía ser placer, que tenía que aprender que todo tiene un precio, tanto físico, como económico en esta vida y que yo lo iba vivir en mis carnes.

En un momento dado, paró de golpearme y empezó a bombear rápidamente, mientras agarraba fuertemente mis caderas, empecé a sentir como mi deseado calambre, empezaba al final de la espalda, me dolía mucho el trasero, tanto que me costaba dejarme llevar, y seguir la estela directa al paraíso, lo intentaba y cuando más cerca estaba, mi padre me daba una cachetada en mi dolorido culo, y mi placer se alejaba.

Dos empujones más y se corrió dentro de mí, sin dejarme terminar de disfrutar, me lanzo de un empujón al prado y se subió los pantalones tranquilamente mientras yo

lloraba de necesidad.

Qué te pasa vaquita, te has quedado con ganitas?? me decía, y yo mugía y gemía angustiada. El chocho me chorreaba el clítoris me palpitaba, no sabía como actuar, me tumbe boca arriba con la patas abiertas y empecé a golpearme de nuevo con la mano, como había aprendido de mi hombre vaca. Cuando mi padre se dió cuenta de mis intenciones se abalanzó sobre mi y me ató las manos a la espalda.

Negaba con la cabeza y chistaba contrariado, chssssssst  nooooo vaca noooo. Tranquilaaaaa. Ya pasóooo.

Me acariciaba la cabeza , el pelo que llevaba, pegado a la frente por el sudor.

Vamos a ver lo que tenemos aquí, me abrió la patas y se coló entre ellas, acercó su cara y yo creí morir de gusto de pensar que iba a chuparme el chocho, pero nada más lejos de la realidad.

Levantó mi capuchón y empezó a darle golpes a mi excitado clítoris con los dedos. uno....respiraba agitada y dolorida....dos.... jadeaba necesitada de más.....tres......se reía de mi y no dejaba caer su dedo.

Yo levantaba el culo dolorido del suelo para seguir sintiendo sus dedos, pero era insuficiente, no encontraba ningún alivio, solo desesperación y ansiedad.

Mi padre se reía de verme culebrear para encontrar consuelo, sus carcajadas, me humillaban, y aturullaban, pues no sabía que buscaba y por qué me causaba este sufrimiento, siempre había sido una vaca buena , complaciente y sentía que no merecía que me tratara así.

De rodillas en el suelo con la ubres aplastadas contra la hierba, intentaba recuperar la calma, ya que mi padre no parecía dispuesto a dejarme terminar, respiraba pesadamente, cerrando los ojos fuertemente, para forzar a mi cuerpo y a mi mente a terminar con esta necesidad que me tenía consumida.

Regulé mi respiración y puse la mente en blanco, el chocho me latía intensamente y el dolor de los varazos conseguía que centrándome en él pudiera alejar mi  ansia.

Cuando creía que era dueña de mi misma, abrí los ojos, mi padre estaba fuera del cercado silvando repetidamente, al camino. No sé a quién llamaba, pues que yo sepa estábamos sólos en la granja, pero de repente, por el camino de tierra apareció un animal de cuatro patas peludo y fiero que corría hacia él mientras babeaba todo a su alrededor con el movimiento de sus mofletes a la carrera.

Cuando llegó hasta él, mi padre lo acarició y abrazó, como nunca había hecho conmigo, el animal lo lamía con su enorme lengua rosa y saltaba alegre a su alrededor.

Mi padre hablaba con él,  lo animaba y jaleaba, en un momento dado, me señalo y le dijo Vamos Brutus a por ella, yo te ayudo, ya verás que bien lo pasas.

El tal Brutos salió corriendo hacia mí y yo empecé a huir presa de un pánico que no había sentido jamás, iba de rodillas y no podía correr mucho, el animal llegó a mi encuentro en un segundo.

Yo gritaba como loca, pues nada más acercarse, hundió su cabeza en mis agujeros y comenzó a beber de mí como loco. Notaba su lengua dentro del chocho con lametones profundos, se llevaban toda mis jugos.

Al principio me dió miedo, pero en un momento, mi hambre volvió implacable tiñendo de placer cada una de sus lametones. Empujaba su cabezón y apretaba más dentro de mí, yo quería morirme con este toro que me imaginé que era la pareja que mi padre había traído para mí, logré girarme, y BRUTUS no cejó en su empeño de prodigarle atenciones a todas mis partes, vi que tenía un trozo de carne roja, que goteaba brillante y que intentaba acercarla a mis agujeros sin éxito alguno,

me acerque a probar el sabor de mi macho, pues era enorme y llamativo y el placer me que daba merecía recompensa.

Su sabor era muy fuerte y desagradable, cuando me acerque a su polla, se revolvió nerviosos e intentó morderme, la cara, se que fue un reflejo y que en verdad no quería hacerme daño, sólo estaba tan abrumado como yo, con las sensaciones que estábamos despertando juntos.

Mi padre llegó hasta nosotros tranquilamente, madre mía que zorra eres, me decía alegre, ni cinco minutos con brutus y ya le estás comiendo el rabo, pero es que no tienes fin hija del demonio??? eres una guarra y una cochina, te da igual follarte un perro que un hombre, ???

Ya verás que bien se lo va a pasar Brutus contigo, se acercó a mi y volvió a ponerme boca abajo, como seguía con las manos atadas, pronto me tubo con el culo en pompa, brutus se removía inquieto y subía las patas a mi espalda me arañaba con ellas y me hacía daño, intentaba meter su roja polla en alguno de mis agujeros, pero se ponía nervioso y  no podía. mi padre cogió a brutus y lo subió a mi espalda y le cogió la polla y me la metió en el chocho, que no podía estar más ansioso. Empezó a moverse con un mete saca inclemente, resollaba y culeaba, clavando su polla gorda en mi goloso chocho, el placer que me generaba era tan bestial que empujaba al punto para encontrar su pollón. en un momento dado, sentí que mi chocho empezó a estirarse de manera tremenda, la polla de Brutus estaba creciendo llegando a unas dimensiones que no era capaz de soportar dentro de mi , intentaba apartarme pero la bola no se salía, mi padre me dio con la vara  y me dijo que me estuviera quieta y que aguantara, que si me movía podía desgarrarme el chocho para siempre, que la buenas  zorras aguantaban todo

lo que sus machos quisieran darle. Yo creia que iba a partirme en dos del dolor ,pero después de un rato enganchados, la polla de Brutus se desinflo y salío de mi chocho, dejando un reguero de leche tras ella.

Mi macho estaba tumbado y relajado y yo ansiosa y dolorida, hoy no era mi día, mi padre se había propuesto que no me pudiera correr y así seguía.

Me tumbé al lado del perro y acerque mis agujeros a su cabeza a ver si con suerte mi padre me dejaba que acabara lo que había empezado, pero este macho me dió dos lametones y se quedó dormido sin importarle como me encontraba.

Mi padre me llamó a su lado y se saco la polla, me dijo que le sacara la leche, porque viéndome follar al perro se había puesto muy cachondo y necesitaba descargar.

Lo tomé ansiosa en mi boca, me lo tragaba hasta el fondo y con la lengua relamía los laterales mientras entraba y salía, sabía como hacer que mi padre me diera su leche rápidamente, llevaba muchos años practicando, y cuando estaba segura de que se iba a correr, me aparté de él y lo dejé sólo, quería que se sintiera tan frustrado como yo.

Cuando vió mis intenciones, me cogió del pelo y de un fuerte tirón, me llevó de nuevo hasta su polla y me la encajó en la garganta, sin ninguna delicadeza, me decía que probara ahora a apartarme, mientras yo me quedaba sin aire al que aferrarme,  me tenía fuertemente sujeta la cabeza con ambos brazos y apretaba las caderas sin descanso mientras la polla me atravesaba y yo empezaba a moquear y a setír que me mareaba. Echaba mocos por la nariz y tenía los ojos llorosos, mi padre nunca había sido tan rudo conmigo, cuando ya empecé a verlo todo negro, su leche salio a borbotones.

La mejor mamamda de mi vida, me dijo, creo que a partir de ahora dejaremos las delicadezas para otros, está claro que tu  prefieres que te traten como la puta que eres.

Yo no podía parar de boquear y de llorar, a pesar del mal trago sufrido, mis jugos seguían choreando y mi chocho palpitando, deseando algún tipo de atención fuera del tipo que fuera.

Así que cuando mi padre empezó a darme varazos en el chocho, no puede hacer otra cosa que abrazar ese dolor y correrme como nunca en el mejor orgasmo que había tenido hasta ahora.

Has visto vaquita, como todo ha merecido la pena!!! sólo tenías que esperar tu lección de hoy. Y ya la has aprendido bien.

Eres una zorra y estás aquí para todo lo que yo quiera darte.