La usurpadora (9) El adiestramiento de tía Abigail
Alfredo ha vuelto de Alemania tras pasar un intenso romance con su prima. Mientras tanto su madrastra ha impuesto un severo adiestramiento sobre su hermana como ajuste de cuentas. Filial, lésbico, dominación
La usurpadora (9): El adiestramiento de tía Abigail
Aún recuerdo aquellos maravillosos días que pase con mi prima en Munich. Tal como planeamos hicimos una ruta turística por todo el sur de Alemania. Pero la más intensa de todas fue aquella noche en el Englischer Garten. Habíamos pasado la tarde visitando la casa del té ,la torre china y por último el Monopteros, el cual imitaba a un templo griego clásico. Estábamos muy acaramelados y no parábamos de robarnos dulces besos. Algunas señoras mayores mostraban ligeros signos de escandalizarse ante el desenfado de aquellos dos amantes extranjeros. Sabina dama ciertas muestras de ruborizarse ante esas caras largas resultado del frio carácter germano. Pero a mi personalmente me daba igual. Yo estaba un poco acelerado y no tenía ni la menor intención de prestar atención a lo que ocurría a nuestro alrededor. Solo tenía ojos para ella. Mi oído unicamente percibía sus ligeros susurros de placer cuando compartíamos nuestros besos. Haciendo caso omiso a la sinfonía de cánticos de múltiples pájaros migratorios que parecían acompañarnos en nuestra misión de cortejar. Mi olfato se deleitaba con su electrizante perfume por mucho que las flores ya en la recién iniciado primavera emitieran su natural fragancia. Mi lengua saboreaba con parsimonia la maravilla de su lengua. Y mis manos ya empezaban a perder el control por disfrutar aún más de su tacto.
Ya era noche cerrada y las pocos candiles del parque permitían cierta seguridad a los amantes furtivos como nosotros. Ya nuestros besos apasionados eran de locura en aquel banco. Pero no podía aguantarme más.
Yo – Sabina , acompañame.
Mi prima me tomo de la mano y nos dirigimos a unos arbustos alejados de cualquier vista indiscreta. Allí ocultos mi mano busco al fin el objeto de mi deseo y metí mi dedos entre su vestido para buscar su seno. Sabina no hizo el menor gesto de rechazo ante esa invasión sino todo lo contrario. El gemido fue muy claro pero ante el riesgo de ser descubierto le tape la boca con la mía para atenuar sus guturales sonidos.
Sabina – No, Alfredo. Nos pueden descubrir.
No pude hacer caso a sus suplicas sino que proseguí en mi avance de disfrutar de la deliciosa tersura de su piel. Mi lengua fue en busca de su cuello y mi traviesa mano empezó a descender a su entrepierna. Sabina dejándome claro la aceptación de mis actos abrió claramente las piernas facilitándome la entrada de su falda. Hice a un lado su tanga y con mi tacto detecto la abundante pelusa de su entrepierna hasta llegar al último de mis objetivos.
La excitación de los dos era desbordante. Tanto como los fluidos de mojaban su ropa interior. Al igual que yo tenía una erección dura como una piedra. Estaba seguro que si mi prima me abriese la cremallera y me la chupase me hubiese corrido en su boca en segundos. Así de caliente estaba. Pero conociendo que había tomado su virginidad apenas unos días lo último que se me ocurría era pedirle que me practicase el sexo oral. Sabina debía conocer las delicias del sexo paso a paso. Ya habría tiempo. O eso pensé en aquel momento. Pero las cosas luego no sucedieron como yo esperaba.
Mi dedo masajeaba su clítoris y veía como su cuerpo temblaba mientras yo la sujetaba entre mis brazos con una mano en su pecho y otra en su sexo. Mi lengua seguía excitando su cuello actuando como si de un seductor vampiro la fuese a rendir. Y entonces surgió . Sabina empezó a temblar de pies a cabeza y sus gemidos casi ya eran gritos ignorando por completo que estábamos en pleno parque público. Y entonces surgió lo inesperado. Unas luces se acercaron. Parecían unas linternas que se movieran entre aquella penumbra. Nos temimos lo peor y nos agachamos ocultándonos aún más entre la maleza.
Sabina y yo contuvimos la respiración. Al fin pudimos ver los rostros. Parecían serios, pero por fortuna no detectaron nuestra presencia siguiendo su búsqueda. Pude ver en su espalda que llevaban la indumentaria verde con unas letras blancas “Polizei” en la espalda. Nos levantamos y dirigiéndonos en dirección contraria conseguimos esquivarlos. Salimos del parque y pedimos un taxi para volver al hotel. Ya más tranquilos bromeamos en el vehículo.
Sabina – Vaya. Eso ha estado cerca.
Yo – Si, ha sido todo un policía interruptus.
Sabina río a carcajada limpia de mi ocurrencia.
Yo - ¿Has visto la cara que tenían?
Sabina – Yo creía que ya no existía la Gestapo.
Esta vez fui yo el que no pude reprimir la risa.
Yo - ¡Que exagerada eres! De todas formas nos hemos librado de una buena. Vamos, si llegan a detenernos por escándalo público tu madre no me lo perdona.
Sabina – La culpa es tuya- se quejo dándome un codazo – mira que meterme mano en mitad de un parque.
Yo – De eso nada. La culpa es tuya.
Sabina - ¡¿Como?!
Yo – No me mires así. La culpa es tuya por estar tan buena. Que puede hacer un pobrecito como yo ante una tentación tan irresistible.
Sabina - ¡Idiota! ¡Que eres un idiota! - me dijo con una sonrisa que me hacía desfallecer.
No podíamos dejar de pararnos de reír. Tome su mano y discretamente la dirigí a mi entrepierna. Mi erección seguía acuciante.
Yo – Sabina. Podrías ayudarme.
Sabina – Estaré encantada de resolver ese problemilla. Pero sino te importa. Esperate a que lleguemos al hotel esta vez.
Yo - ¡Jo! Esto va a ser muy duro.
Sabina – Pero primero cenamos y luego hacemos el amor.
Yo – Yo tengo una idea mejor. Primero echamos un polvo y luego cenamos. El orden de los factores no alterá el producto.
Sabina – Te propongo una aún mejor. Primero echamos un polvo , luego cenamos y luego de postre más polvos.
Yo – ¡Me encantan tus planes! Son tremendamente inteligentes.
Llegamos a nuestro hotel y tras pagar al taxista nos fuimos a toda prisa a nuestra habitación. Tras cerrar la puerta empezamos a desnudarnos el uno al otro a toda prisa mientras compartíamos besos. Ya desnudos fue ella la que me empujo a la cama. Vio que mi pene seguía erecto.
Sabina – Vaya, parece que tu cosa sigue estando traviesa. Tocame mi coñito. - me dijo tomando mi mano dirigiéndola a su sexo. - Sigo teniendo fiebre ahí abajo. Creo que necesitaré tu juguete para bajarla.
Y cogiendo un preservativo del cajón, me lo colocó en mi pene. Se coloco sobre mi como una amazona y tomando mi pene lo apunto a la entrada de su cueva. Entonces descendió con lentitud. Era cierto, su vagina emitía un calor delicioso. Ella cerro los ojos y parecía disfrutar de como entraba mi polla en su coño por cada centímetro. Hasta que al fin mis nalgas hicieron contacto con sus glúteos.
Sabina - ¡Oh, si! ¡Como me llena esto! Me estoy volviendo adicta a tu polla.
Me estaba empezando un poco acostumbrarme pero poco a poco mi prima. La que siempre pareció una chica dulce con un cierto toque de ingenuidad estaba empezando a cogerle gusto al sexo. Y ya empezaba a usar un lenguaje ligeramente procaz que nunca le había escuchado. ¿Podría ser que algo en dicha familia les condujera irremediablemente a ser ardientes y lujuriosas? ¿Había encendido la llama en mi prima que llevaba mucho tiempo esperando arder? No me imaginaba hasta que punto. Que inesperado e incontrolable es el amor. Yo amaba perdidamente a mi prima, estaba localmente enamorado de ella. Y era claro que el sentimiento era mutuo. Pero los caminos de Cupido son inescrutables y a veces se entremezclan con los de Eros dando lugar a relaciones insospechadas.
El plan de mi prima al final no se cumplió en sentido estricto ya que al final no bajamos a cenar al buffet. Aquel polvo fue el primero de muchos y no nos apetecía interrumpir aquella sesión continua de amor y sexo que había comenzado. Cuando nuestros cuerpos pidieron un tiempo muerto el buffet había cerrado, así que tuvimos que pedir de nuevo el servicio de habitaciones. De todas formas aquel refrigerio solo fue respiro para un segundo asalto que continuo hasta altas horas de la madrugada. Al final nos animamos a hacerlo en varias posturas, incluso la atrevida de la del perrito. Temía que se iba a sentir intimidada, pero inesperadamente Sabina la disfruto enormemente llegándose a correr más de una vez seguida. Aquello fue todo un descubrimiento. Todo ello intercalado con algún que otro cunnigulis. Tenía la esperanza de que ella se animase a mamarme la polla de motu propio para devolverme el favor, pero parecía que eso de llevarse mi pene a la boca aún le producía incomodidad. No puedo negar que me desilusionó un poco pero un amante debe ser paciente con su pareja. Pero aquella contrariedad no iba a tardar mucho en ser resuelta hasta niveles que yo no creía imaginar y de una forma insospechada aunque en cierta manera provocada por mis actos.
Nuestros agotados cuerpos por fin decidieron dar fin a acción y nos abrazamos con ternura mientras en la penumbra medio adormilados nos dedicábamos las últimas palabras de amor. Al día siguiente teníamos que tomar el avión de vuelta a casa. Se acababan nuestras pequeñas vacaciones de semana santa y había llegado el Domingo. Afortunadamente tomábamos al avión a la 1 de la tarde. Así que no era necesario madrugar demasiado, aún así informe a recepción que nos llamarán a las 10 de la mañana.
~ ~ ~ ~
Sonaba el teléfono. De manera impulsiva me levanté y tome el telefonillo.
- Herr Sanchez. Tut mir leid. Es ist zehn Uhr.
Yo – Danke
Sabina - ¿Que pasá? - preguntó adormilada
Yo – Son las 10. Será mejor que nos levantemos. Tenemos que estar a las 11 y media en la terminal a más tardar. - dije entre bostezos.
Sabina – Dejame 15 minutos más.
Yo – Sabina, ¡No!. Que perdemos el avión.
Nos metimos en la ducha y nos enjabonamos mutuamente. Esta vez más como un acto romántico que con intenciones lúdicas. Recogimos las maletas y bajamos al buffet donde tomamos un rico desayuno basado en croissant con mantequilla y me dispuse a pagar al hotel. Tras eso tomamos un Taxi.
Yo – Zum Flughafen bitte. - le dije al conductor.
- Einverstanden!
Una vez en la terminal nos dirigimos al avión tras declarar nuestro equipaje. Durante el viaje tuvimos nuestros momentos de discreta complicidad en el que nuestras manos se acariciaban y no parábamos de dedicarnos miradas brillantes. Pero fue en aquel asiento donde empecé a percatarme de la peculiaridad de mi situación, me dirigía de vuelta a casa. Pero la situación en mi casa era cualquier cosa menos normal. En ese momento volvió a mi memoria la imagen de mi madrastra. Una punzada de arrepentimiento por partida doble me cruzó de par en par. ¿Que narices estaba haciendo con mi vida? Había chantajeado y sometido a mi madrastra, la tía de Sabina, y tratándola como si de mi juguete sexual se tratase. Y lo peor es que ello no solo había aceptado su situación sino que nuestra situación había ido revertiendo a una cierta cosa, no se si llamarla amor pasional, fraternal no desde luego. Pero era algo insano, perverso. Algo que iba a llevar a mi vida por los cauces de una locura sin fin. Como iba a encajar todo lo que había vivido en Alemania con Sabina con la relación con mi Nadia. En frente mía estaba el rostro precioso de aquella joven de 18 años pelirroja y pecosa. Pero en mi mente estaba la de su tía rubia y 10 años mayor. ¿Tendría que renunciar a una de las dos y romperle el corazón a la otra? Un sentimiento de terror me embargaba. ¡No podía decidir! ¿Por qué? ¿Qué narices me pasaba?
Sabina - ¿Que te ocurre? ¿A que viene esa cara?
Yo – No, no pasa nada. No te preocupes – le mentí.
Sabina – Por favor, Alfredo.
Yo – Es que tengo ciertas dudas sobre el acuerdo con la Bayer. No estoy seguro. Tengo que hablar con Fernando cuando lleguemos. Como ya te he dicho, nada de lo que te tengas que preocupar.
Sabina pareció aceptar mi trola. Aunque me dirigió una mirada profunda, intentando deducir lo que pasaba por mi cabeza. Un comportamiento típico en las mujeres. No podía culparla. Había sido infiel a mi madrastra y en el fondo de mi corazón empezaba a temer que no iba tardar en hacerle lo mismo a mi prima. No iban a pasar apenas 24 horas a que eso sucediera. Era un maldito cabrón rodeado de mujeres fantásticas y hermosas que no me merecía. Lo empezaba a comprender. Era hijo de mi padre. De aquel hijo de puta. Y yo compartía su maldición.
El avión aterrizo y tras recoger nuestro equipaje nos encontramos con nuestras respectivas madres que nos esperaban en la terminal. Nadia, estaba realmente entusiasmada con mi regreso. Pero Abigail, mi tía se le veía bastante cohibida. Y me veía con unos gestos que claramente indicaban que pasaba algo. Como si me tuviera un cierto temor. Algo que nunca había percibido en ella.
Nadia - ¡Oh Dios mio! ¡Ya esta aquí mi hijo!
Mi madrastra me ofreció un efusivo abrazo acompañado de un casto beso en el rostro.
Abigail también abrazo a Sabina. Pero en el saludo se le notaba una ligera angustia. Acariciando el rostro de su hija con ansiedad.
Sabina – Estoy bien, mama. ¿Que te ocurre?
Abigail - ¿De verdad que estas bien? ¿No te ha ocurrido nada malo? – dijo observándome a mi con una clara mirada acusativa.
Sabina – De verdad, mamá. Lo he pasado muy bien con Alfredo. Han sido unas vacaciones estupendas.
Mi tía no carnal dejo de observarme de esa forma pareciendo confiar en la palabra de su hija. Yo no terminaba de entender que narices estaba ocurriendo para recibir aquella muestra de sutil hostilidad por parte de ella. Nos dirigimos a la salida y tomar el coche. Nuestro chófer nos esperaba en el aparcamiento.
Nadia – Venid con nosotras. Os acercaremos a vuestra casa.
Abigail – No de verdad, no hace falta. Ya iremos en metro.
Sabina – Mama, podíamos aprovechar y comentar todo lo que hemos hecho en Munich. Fuimos a visitar un castillo que era una maravilla. Podía enseñar las fotos a tía Nadia ¿Como se llamaba, Alfredo?
Yo – Neuchweistein.
Abigail – No, hija no. Ya lo haremos en otra ocasión.- insistío mi tía
Sabina – No entiendo que pasa mama.
Abigail – No pasa nada, hija. Simplemente estoy cansada.
Nadia – Como tú quieras hermana – dijo con un cierto rentitin irónico mi madrastra - Pero te recuerdo que mañana comienza tu jornada laboral. No faltes.
Mi tía al escuchar eso se ruborizó y bajo la cabeza como con resignación. En ese momento volví a recordar otro importante detalle. Lo que se supone que había pasado mientras yo estaba en Alemania. Al final, lo había hecho. Otra vez la culpabilidad me embargaba. Lo estaba estropeando todo. Mi maldita venganza estaba empezando a tener un precio alto. Mi tía claramente me temía y era debido a lo que le había obligado hacer su hermana impulsado por mi. Ahora la relación entre su hijo y yo corría peligro debido a todos mis pecados.
Tomamos nuestro Rolls Royce y volvimos a nuestra solitaria mansión. Al contrario de lo que habíamos pactado hasta ahora mi madrastra no se desnudó al instante. En realidad yo lo agradecí. Tenía mucho en lo que pensar.
Nadia – Te veo muy pensativo. ¿Ha ocurrido algo malo en Alemania?
Yo – Poca cosa importante. Solo asuntos de negocios. Tuve una reunión con el consejo de administración de la firma con la Bayer. Y he tomado una decisión, quiero estar más encima del holding. No quiero dejar esto solo en manos de Fernando y los otros.
Todo aquello era cierto pero a la vez era una mentira. En realidad no era eso lo que ocupaba mi cabeza.
Nadia – ¿Quien lo diría? Al final te vas a parecer a tu padre.
Yo – No quiero parecerme demasiado a él.
Nadia – Me parece bien todo eso. Pero siempre y cuando no descuides lo estudios.
Yo – Tranquila, no lo haré.
Nadia – De todas formas. Mirando a mi hermana es como si hubiera ocurrido algo entre Sabina y tú. - dijo con una clara burla
Yo - ¡Vamos! ¡Eso es absurdo! - protesté indignado
Nadia - ¡Uy! ¡Uy! ¡Uy! Esa negativa me suena más a una confesión que a otra cosa. - dijo entre risas.
Yo – Dejalo ya.
Nadia – No te preocupes mi señor.. Yo recuerdo que soy tu sirvienta. Si eso fuese cierto, no me enfadaría. Sino todo lo contrario. Que mejor humillación para la puta de mi hermana que pervirtieras a su hija.
En ese momento ya me relaje y la miré. No había el menor signo de sarcasmo. Parecía decirlo absolutamente en serio. Baje mi mirado y observe que seguía vestida. Ella notó mi mirada.
Nadia – No me he adecuado para la vista de mi señor ya que he notado que no estabas de humor. Pero si me lo permites quiero mostrarte algo que te encantará. Seguro que te pones de buen humor.
Yo - ¿De que se trata? - pregunté intrigado
Nadia – Se trata de una película.
Yo – ¿Drama, comedia, de acción, aventuras, ciencia ficción?
Nadia – No sé que te ha pasado en Alemania pero casi ni te reconozco. ¿Que va a ser? Una peli guarra. Adivinarás al menos a sus interpretes
Yo – Hmmm … ¿por ti?
Mi madrastra asintió
Yo - ¿ … y tu hermana?
Nadia - ¡Exacto! Todo lo que planeamos ha salido a la perfección. Vas a estar muy orgullosa de mi. He sometido a esa guarra a mis pies. Y mañana te la ofreceré en ofrenda.
Es curioso el comportamiento humano. Después de toda la semana de amor que había tenido con mi prima debería haber echado marcha atrás y haber convencido a mi madrastra que dejáramos todas nuestras perversiones. Que dejara en paz a mi tía, que nuestra relación debería pasar a ser la normal entre un hijo y su madre. Pero no. No hice nada de eso. No me comporte de forma razonable. Sino que volví a caer en el camino de la perdición. En menos de un segundo todo el amor que profesaba a Sabina desapareció de mi mente y esta volvió a ser ocupada por la lujuria. Yo que tanto había repudiado a mi padre empezaba a reflejarme en su espejo y recibía su reflejo. No era más que una versión más impúdica de mi progenitor.
Nadia y yo fuimos al salón comedor y encendió la tele gigante que yo mismo usé meses atrás para chantajearla. Ahora iba a mostrame como se había convertido en una alumna aventajada.
Nadia – He aprendido a editar videos con el ordenador. Seguro que te va a encantar este video clip con los mejores momentos de la semana de pasión que ha sufrido la puta de mi hermana.
En ese momento le dio al play y la primera imagen era la de mi tía sujetada con cuerdas colgada del techo y otra cuerda que la amarraba los pies. Estaba completamente desnuda. Una bola estaba alojada en su boca y amarrada a la cara impidiéndole hablar. En ese instante mi madrastra habló.
“ Hermanita vamos a hacer honor a las festividad. En vez de ver películas religiosas en la tele, interpretaremos una escena. Yo voy a interpretar el papel de Poncio Pilato y a ti te va a tocar el papel de Jesús de Nazaret. ¿Te parece bien?” “No dices nada, lo interpretaré como un si. A ver ¡Pueblo de Israel! ¿A quien escogéis? ¿A Jesús o Barrabas? ¡A Barrabas! ¡A Barrabas! Lastima Abigail . Han preferido al Zelote.”
Nadia se colocó a la espalda de su hermana y tomo una vara que se usan en la prácticas BDSM. Ella iba vestida para la ocasión con un espectacular cuero negro que realzaba su rol dominante.
“ ¿Creías que no me iba a enterar que te estabas follando a mi marido?”
Entonces soltó la vara con gran fuerza y gritó “Primus” . Esta impactó en la espalda de Abigail que se revolvió de dolor, pero solo pudo emitir un sonido apenas audible.
“ ¡Poniendo los cuernos a tu propia hermana!” “Secundus” otro golpe.
“ ¡Querías que Antonio se divorciase de mi!” “Tertius” uno más.
“ ¡Pensabas salir de tus apuros a costa de que tu hermana quedase fuera! “Cuartus”
“ ¡Querías dejarnos en la ruina a mi hijo a mi” “Quintus”
“ ¡Encima tuviste la desfachatez de acercarte a ver si podías pescar algo en el testamento!” “Sextus”
“ ¡Pero no te llevaste nada!” “Septimus”
“ ¿Y sabes porque? Por que ya todo el mundo te tiene calado.” “Octavus”
“ ¡Eres una vulgar furcia!” “Nonus”
“ ¡Que traiciona a todos! ¡Hasta a su propia sangre!” “Decimus”
Mi madrastra siguió su perorata de odio a su hermana hasta llegar al ordinal numero veinte de los números romanos. Esta vez se detuvo y se tomo un respiro. Retiro el bozal a su hermana y la soltó de la pared cayendo esta al suelo aullando de dolor y llorando amargamente. Abigail suplico a su hermana.
“ ¡Lo siento hermana! ¡Lo siento! ¡Perdoname!”
“ Si quieres mi perdón tendrás que ganártelo”
“ ¿Como?”
“ Ahora te explicaré cual será tu trabajo aquí. Te he mentido. No serás secretaria de Alfredo. Serás lo que sabes muy bien”
“ ¿El qué?
Nadia la sujeto del pelo y la estiro gritándole en el oído.
“ ¡Puta! ¡Vas a ser una vulgar puta! ¡Nuestra perra particular! Si, has oído bien. Nuestra. También serás mi zorra.
“ ¡¿Qué?! ¡Eso no! ¡Nadia! ¡Te lo suplico! ¡Por favor deja esta locura!”
“ Tienes dos opciones hermanita. Sé perfectamente que tú no sabes hacer ni la o con un canuto. Y te has tirado los últimos 15 años camelandote a viejos ricachones uno detrás de otro. No sabes hacer ni una otra puta cosa. Tú solo te ganas tu sustento con tu coño”
Abigail no replicó ante semejante humillación. Solo lloraba amargamente.
“ Veo que me das la razón. Y sino recuerdo mal llevas unos 3 años que no pescas ninguno exceptuando a mi marido. Me parece que ya nadie más quiere pagarte tu vida a tren por tenerte en la cama. Supongo que te estarás haciendo vieja.”
Nadia reía con crueldad.
“ Yo estoy en la flor de la vida . Pero tengo que reconocer que sigues teniendo atractivo y hay alguien que está interesado en ti. Normal con esas tetas y ese culo que tienes. Eres una madurita muy follable”
“ ¿Quien?”
“ Alfredo. Pero no, quitate la idea de que sea tu próxima victima. El ya comprende perfectamente de que vas.”
“ ¿Entonces que espera de mi?”
“ Primero tengo que confesarte que soy su esclava sexual.”
“ ¡Que! ¡Por Dios hermana! ¡Estáis locos los dos! ¡Pero si sois madre e hijo!”
“ Rectifico, ahora seremos madre, hijo y tía”
“ ¿Como?”
“ Si, no pongas esa cara. Ese será tu oficio. Tú serás esclava de mi hijo, al igual que yo. Pero tú serás algo especial. Seras la puta de la puta”
“ ¡No puedes hablar en serio!”
“ ¡Totalmente hermanita! Vete acostumbrándote. Porque estas arruinada y la beca de tu hija, la pensión y este trabajo depende de que aceptes. Piensa que es el karma. Has cometido muchos pecados y vas a empezar a pagar tus deudas. Sino aceptas mucho me temo que no podrás encontrar trabajo en nada. No vales ni para fregar un suelo. Y recuerda el alquiler de ese misero pisito del centro. Y tu hija quiere estudiar medicina. Viviréis de la beneficencia. Quizás de albergue en albergue.”
“ ¡Hermana! ¿Por qué eres tan cruel?”
“ Tú lo has provocado. Pero no te confundas. Amo a mi sobrina. Solamente te estoy incentivando a que aceptes tu situación. Si eres buena con nosotros, nosotros lo seremos contigo. Simplemente debes relajarte y disfrutar de tu nuevo papel. ¿Qué me dices?”
Mi tía reflexiono y poco y al fin.
“ Acepto.”
“ Muy bien. Ahora di conmigo. Soy tu puta”
“ Soy tu … puta”
“ Así me gusta.”
Nadia le dio un beso apasionado en la boca a su hermana. Esta la acepto con resignación. Poco a poco se veía en la imagen como iba a abriendo la boca progresivamente hasta que el beso se convirtió digno de unas enamoradas.
Hubo un salto de plano y ahora pasaron al dormitorio. Nadia lanzo a la cama a su hermana y esta sumisamente se dejo hacer. Mi madrastra abrió las piernas sobre la cabeza de esta habiéndose quitado la parte inferior de su ropa de dominatrix.
“ Vamos. Es hora de que te ganes el pan, zorra. A comer coño.”
Abigail pareció dudar.
“ No me hagas atarte de nuevo. Házmelo como te gustaría que te lo hicieran a ti”
Su hermana aceptar su destino y se percibió como movía la lengua sobre el sexo de su hermana que emitía ya fluidos.
“ ¡Si! ¡Que bien lo haces hermanita!”
Entonces mirando directamente a la cámara.
“ ¿Te gusta la adquisición? Ya no tendré que hacerme pajas por las mañanas”
Claramente ese mensaje iba dirigido a mi.
Nadia poco a poco iba emitiendo cada vez gemidos más intensos y su cuerpo parecía empezar a retorcerse de gusto. Entonces en un momento sujeto la cabeza de su hermana y la incrusto en su entrepierna forzándole a que la comiera el coño con más intensidad pero al mismo tiempo dificultándole la respiración. Claramente esa acción esta inspirada en mi. Y entonces el sonido de su voz se volvió gutural y claramente entró en éxtasis. Pude ver que una vez había emitido un chorro de flujo vaginal en la cara de su hermana.
“ ¡Traga! ¡Traga mi corrida, puta!”
Abigail se esforzaba en recoger toda la miel que se vertía en su boca. El clímax llego a su fin y un golpe final de desprecio soltó la cabeza de Abigail bruscamente sobre la cama.
Su hermana se derrumbo sobre la cama.
“ ¡No ha estado mal hermanita! Lo haces bastante bien. Pero con el tiempo alcanzarás la perfección. Porque como mínimo me vas a chupar el coño todos los días.”
Abigail trataba de recuperar el resuello ante la casi obstrucción de su boca. Después de manera extraña pareció besar a su hermana. Inicialmente no entendí el porque pero luego caí en la cuenta de que era un intento de reducir la agresividad de su ama. Nadia recibió encantada el cariño.
“ Ahora te toca disfrutar a ti Abigail. Pero no te hagas ilusiones. No pienso devolverte el favor. Tú eres una puta y te voy a follar como tal.”
Nadia se levanto y busco en la coqueta algo. Parecía un cinturón en el que estaba incrustado un consolador. Tenia una extensión con un mando que parecía ser el selector de vibración.
“ Vamos arrodillate. Esta va a ser la postura que deberás adoptar ante mi Alfredo. Para el será tu Dios. Y ahora muéstrame que tal chupas”
Abigail dirigió su boca al pene artificial y con aún claros signos de vergüenza empezó a introducirselo en la boca.
“ Viéndote parecería que no has chupado una polla en la vida. ¡Vamos! ¡Más entusiasmo! Este dildo es de su tamaño y el lunes quiero que te la tragues entera, como hago yo”.
Mi tía se esforzaba pero no podía introducirsela apenas.
“ Ahora comprendo porque a los hombres les gusta que se la chupemos. ¡Que morbazo es verte de rodillas tragando polla! Eso, eso, traga. Puta, traga. Adora a tu diosa.”
Nadia pareció aburrirse y cogió del pelo y volvió a lanzar a su hermana a la cama.
“ ¡Ábrete de patas, zorrón!
Mi madrastra tomo su polla de pega y la dirigió al sexo de su hermana. Se colocó como en misionero y entonces casi dando una puñalada se introdujo en el coño fraternal. Abagail soltó una leve queja
“ Vamos hermanita que tenías el coño encharcado”
Nadia inicio los movimientos de penetración como si de hombre se tratará. Una vez más se dirigió a cámara.
“ Lo siento mi amo. No he podido esperar. Perdoname por ser la primera en follármela”
La rubia encendió el vibrador y ahora parecía que ambas mujeres disfrutaban satisfactoriamente del acto. Tanto que la morena abrazo a su hermana mientras la penetraba. Era sorprendente lo bien que imitaba los movimientos pélvicos de un varón la penetradora.
“ ¡Eres mía! ¡Eres mía!”
Farfullaba entre gemidos Nadia. El coito continuo hasta que los gemidos se incrementaron en la intensidad de ambas hasta que pareció que ambas se habían corrido de forma casi simultanea. La rubia se derrumbo agotada sobre la morena intentando recuperar el fuelle. Esta parecía recibir agradecida el peso de su pariente entre caricias. Por su cara hubiese jurado que estaba encantada de haber sido follado de forma incestuosa en un acto a la vez sáfico pero como yo había realizado meses atrás con su hermana lleno de dominación que había sido plenamente aceptada.
El video llego a su fin. Hacia tiempo que me había corrido en la boca de mi madrastra. La película había sido excitante y morbosa a más no poder. Ahora Nadia recogía entusiasmada los restos de esperma que aún se deslizaban sobre mi pene. Intercambiamos nuestras miradas y vi en ella una gran devoción hacía mi. Desde luego llevaba varios días ansiando una mamada que mi prima aún no estaba capacitada para darme. Pero iba a tener felaciones a partir del siguiente día para dar y tomar. Mi madrastra me iba a entregar a su hermana en holocausto por venganza. En ese momento recordé sus propias palabras. “Debes dejar la venganza. Te destruirá”. Ahora la comprendía a la perfección. Por mucho que me hubiese excitado eso. ¿Que precio iba a tener que pagar por degradar a toda la familia a la que quería a mis perversiones? Empezaba a sentirme en el borde de un abismo.
Continuará. Agradezco mucho vuestros comentarios. No solo los técnicos, sino sobre la evolución de la historia. Muchas gracias.