La usurpadora (3) Dominando a la puta de mi padre

Alfredo ha conseguido en su ansias de venganza mucho más de lo que esperaba. Ahora se dispone a disfrutar las dulces mieles del triunfo aunque eso implique su perdición. Filial , dominación, control mental.

Dominando a la puta de mi padre

No podía terminar de creer la suerte que me acaba de tocar una vez más. Parecía que me tocasen los premios de la lotería uno detrás de otro. Una vez más los videos secretos de mi padre incluso después de muerto, cual El Cid, me iban a proporcionar más material. Pero este en particular debía reservarlo para más adelante. Aposté por seguir mi plan inicial y me divertí enormemente haciendo una edición de videos con los mejores momentos de jodienda entre el cabrón de mi padre y mi madrastra. Y como guinda una serie mensajes subliminales “chupasela”, “dejate follar”, “sometete”.

Habían pasado 5 meses desde el fallecimiento de mi padre. Ya estaba claro que mi madrastra estaba feliz de nuevo. Había sido un luto muy corto. Me trataba con el instinto maternal típico que me había proporcionado en los 4 años de convivencia. Conociendo lo puta que era su familia había que actuar cuanto antes ya que era fácil de imaginar que la muy zorra buscase una pareja-amo y me la ventilasen. Había ya planificado ya demasiado y decidí pasar a la acción de una vez. Esa misma noche.

La cena fue bastante deliciosa y aprovechando que estábamos en el salón comedor con el televisor de 70 pulgadas y el DVD listo para el play. Le eche valor y fui a por todas.

Yo - Nadia , creo que ya un buen momento para comentarte una serie de cosas. - le dije cambiando el tono de voz a uno con mucha seriedad.

Nadia – Hijo, ¿Por que me miras así?

Yo - ¿Hijo? ¡Ya! Verás. Si no lo recuerdas te lo hago yo. Actualmente soy el propietario de todas las propiedades de mi padre y eso incluía toda la documentación e incluso acceso a los ordenadores. Y he hecho unos descubrimientos que me ha quitado el velo de los ojos acerca de ti. Voy a darte una oportunidad y espero que respondas sinceramente. ¿ Cuando conociste a mi padre a nivel intimo ?

Nadia – Soy tu madre y ese tipo de cosas no tengo por que contestarlas.

Yo – Vamos, M A D R E Es una pregunta que muchos hijos realizan a sus padres y estos contestan sin poner inconvenientes.

Nadia – Vale, vale. Dejame que recuerde.

Yo – Venga. ¿No tienes recuerdos de tu primera vez con Antonio?

Nadia – Bueno , creo recordar que – dijo con claras dudas bajando los ojos ocultándose de mi mirada inquisitiva – fue poco antes de casarnos.

Yo - ¿Estás segura? Por favor, busca en tus recuerdos y respondeme la verdad. - le dije con un tono cada vez más amenazante

Tras una pausa. Nadia levantó los ojos y a duras me mantuvo la mirada y me respondió.

Nadia - Si, estoy segura.

Yo - Sea así entonces. Te he dado una oportunidad y veo que has preferido la mentira.

Nadia - ¡Joder Alfredo! ¡Ya es suficiente! ¿Y además? ¿Tanto te importa?

Yo – De eso se trata, de joder . Y si Nadia. Me importa mucho. Y como veo que tus sinapsis no te funcionan creo que es el momento de hacerte recordar. Fijate la fecha de la grabación justo abajo a la izquierda. Seguro que tendrás gratos recuerdos.

Le di al play y en aquella habitación en penumbra con los destellos de las paredes y con un volumen a media voz y alta definición. Nadia quedo paralizada y con la boca abierta asistió a grabaciones de las que claramente no era consciente. Mire detenidamente sus reacciones. Un ligero rubor pero sin muestras de querer ocultarlo, los pómulos se estaban enrojeciendo , la respiración pareció que se le aceleró ligeramente. Pero lo más importante es que no despegaba su mirada de la pantalla y no la miraba con vergüenza o con indignación sino con excitación. Me levante y me coloque tras ella y suspire en su cuello esa se estremeció al sentir mi soplido.

Yo – ¿Lo ves? 19 de Febrero 2008. ¿A eso os dedicabais tú y mi padre? A ponerle los cuernos a mi verdadera madre. Por que tú no eres una madre. Gracias a vuestra conspiración contra mi madre la enloquecisteis de desesperación. La dejo sin nada y sin mi.

Nadia – Perdoname hijo – decía con un mojín de arrepentimiento sin dejar de mirar el monitor.

Yo - ¡No me llames hijo! Y por cierto tengo la obligación de recordarte que ahora soy propietario de absolutamente todo. Tras descubrir esto he pensando en expulsarte de casa.

Nadia – ¡No, Alfredo! Te lo ruego. Perdoname. No me apartes de ti.

Yo – Como te he dicho he pensado. Pero he decidido que te quiero a mi lado.

Nadia – Gracias , gracias.

Yo – No me des las gracias antes de tiempo. Te quedaras bajo este techo con unas nuevas condiciones y no serán las de madre precisamente. He visto todo tu curriculum vitae y me encanta tu trabajo.

Nadia - ¿A que te refieres?

Tome suavemente su mentón y le gire su rostro a la pantalla.

Yo – A eso.

Nadia – No te entiendo.

Pose mi mano entre su vestido y la puse entre sus tetas en busca de sus pezones. Los tenía duros como piedras.

Yo – Como te decía Nadia. Has dejado de ser mi madre. O al menos no quiero que te dirijas a mi en esos términos en privado. Mantendremos las apariencias y seguiremos fingiendo ser una familia modelo. Pero de puertas para adentro solo vas a cambiar de Sánchez. No te preocupes yo seguiré dando eso que tanto necesitas.

Nadia – No ,no puedes pedirme eso.

Dijo con un cierto tono de amargura. Pero metí mis manos entre sus piernas y ella sin oposición dejo que las explorará. La muy guarra, no llevaba ropa interior y su sexo goteaba más que sus lágrimas.

Yo – Tu boca dice no, pero tu coño dice ansiosamente si.

Nadia – Te lo ruego , respétame.

Mi dedo se poso sobre su clítoris y le de un suave pellizco. Mientras mi lengua le repasaba lujuriosamente el lóbulo de la oreja, alternando con el cuello. El gemido era casi una señal de rendición cuando lo acompaño abriendo aún más las piernas posando su mano sobre la mía inquiriendo a continuar la masturbación. Ahora con suaves susurros empecé a moldear su mente.

Yo – Eres un guarra y lo sabés. Y lo deseas. Aquí tendrás un nuevo amo y señor que te protegerá del infierno del mundo. Solo tienes que jurarme tu sumisión.

Su cuerpo temblaba aceleradamente por mis caricias.

Nadia- Si … si … lo prometo.

Yo - ¿Serás mía en cuerpo y alma?

Nadia – Me entrego a ti … completamente.

Yo – Yo te tomo.

En ese instante el gemido de madrastra se volvió agudo y con un gran temblor sus piernas temblaron cayéndose al suelo. Se había corrido. Aproveche y me baje los pantalones liberando mi pene de la prisión ansiosa en la que estaba apresado desde hacia unos minutos.

Yo – Empieza con tu cometido.

Sin indicarle nada más se giro en busca de mi sexo y empezó a lamerlo y chupetearlo. Su mirada parecía la de una hipnotizada. Allí se arrodillo ante mi para rezarme como si fuese una divinidad y así era como yo me sentía.

Yo – Como puedes comprobar tu material de trabajo ha crecido en tamaño con respecto al que tenías que atender antes. Pero por eso no pienso pagarte un plus.

Nadia – ¡Me encanta!

Yo – Pues mama de una vez como sabes. ¡Joder!

Tome su cabeza y de un golpe de pelvis empuje todo mi badajo hasta las profundidades de toda su garganta. El acto reflejo hizo acto de aparición y una potente arcada acompañada de grandes dosis de saliva. Ella revolviéndose se liberó al instante.

Nadia - ¡Es muy grande! ¡Y hace mucho que no me meto una tan adentro! - se quejó

Yo – Eso es tu problema. El trabajo de las guarras es mamar pollas. Y tu garganta se amoldará a la nueva talla.

Con una mirada de resignación fue ella la que volvió al pene. Se limpio las lagrimas que sobresalían por el reflejo de la arcada y otra vez a la maravillosa tarea de satisfacer mi sexo con su boca.

No podía negar que mi padre la había entrenado francamente bien. Sabia como calentar a un hombre. Como alternar chupetones en la punta con delicadas lamidas en los huevos así como meterla hasta los topes. La mantenía unos segundos sin dejar de mirarme directamente a los ojos para luego retirarse dando ansiosas bocanadas de aire. Desde luego este tratamiento no había quien lo soportase y empece a gruñir en pocos minutos.

Yo – Putita mía ya estoy a puntito. ¿A que te las va a tragar toda la lefa?

Ella me respondió con un gesto afirmativo sin sacársela.

Yo – Eso es. Debes empezar desde ya a acostumbrate a mi sabor, a mi olor. Ese olor de hombre que te inunda hasta las fosas nasales en este momento. Borrarás de tu mente como era la esencia de mi padre. Ahora mi semen será el liquido que más añores en tu vida.

No pude ni un segundo más y empece a temblar mientras gruñía cual cerdo disfrutando del más intenso placer que exista en esta vida o en la otra. Si, soy un cabrón, me da igual que sea torturado por un demonio por toda la eternidad a cambio de sentir lo que sentía en esos instantes. No solo el placer físico hasta niveles inauditos sino el placer psicológico de saberme dueño y señor del cuerpo y alma de mi madrastra a la que acababa de esclavizar para mi goce.

Solté la cabeza de Nadia y esta abrió la boca mostrando que había mancillado su boca. Me había corrido en ella. La había usado cual puta barata. Saboreo mi esperma sin haber ninguna señal de reproche ni de odio. Cerro sus labios echo la cabeza hacia atrás y note que deglutía mi corrida en su cuello. Volvió a abrir la boca dejando claro que había obedecido mi orden. El cansancio era atronador tan un clímax tan intenso y mis piernas no podían más me dejen resbalar mi cuerpo por el suelo a respirar profundamente. Nadia una vez más dirigió su boca a mi pene y ahora con su lengua y boca recogía los restos de saliva y semen que aún quedaban en su superficie. Aquel gesto más el grandioso orgasmo que me acababa de proporcionar me hicieron sentir en mi corazón de una manera distinta hacia ella y pose mi mano sobre mi cabello para acariciarselo mientras continuaba en su limpieza. Ella noto el gesto casi amoroso. Dejo el pene limpio y se tumbo junto a mi y nos fundimos en un cálido abrazo nos levantamos y fuimos al dormitorio de mis padres para dormirnos abrazados.

Continuará ...Recuerda que tus comentarios son valorados.