La uruguaya Karina

Nuestra protagonista seduce a una nena muy caliente.

Karina, auténtica carne uruguaya

Hola lectoras y lectores de los relatos eróticos. Me llamo Juan, tengo 29 años, y vivo en Montevideo, Uruguay. Les quiero contar lo que me sucedió a principios de este años con Karina, la doméstica que hace las tareas de la casa. Karina es de raza negra, tiene 16 años y mide aproximadamente 1,55 cm. Su boca es grande y coronada por unos labios gruesos y carnosos, pelo negro y lacio, pechos pequeños, una cintura de avispa y un culo monumental.. Este último se magnifica gracias al uniforme ceñido que le obligamos a usar cuando realiza los quehaceres hogareños. Aunque no muy instruida ya que no terminó la escuela, es amable y dispuesta a toda tarea que se le presenta. La relación con ella es por lo tanto muy buena; tanto mi esposa como yo la tratamos como un miembro de la familia ya que sirve para nosotros desde los 13 años. No obstante somos muy estrictos con el cumplimiento de sus obligaciones en el hogar. Ella es hija de una antigua empleada nuestra que se jubiló trabajando para nosotros unos cuantos años. En agradecimiento por sus servicios, contratamos a su hija, la adorable Karina. Por motivos laborales, mi esposa debió ausentarse de casa por un fin de semana completo. Yo decidí quedarme esos días para terminar un balance que se me presentaba muy complicado. El sábado por la mañana me levanté muy temprano, me vestí con una bata larga y cómoda y me dirigí a un pequeño cuarto de la casa que hace las veces de oficina. Al abrir la puerta me sorprendí al encontrar a Karina subida a una escalera limpiando unos libros. Nunca hasta ese momento me había fijado en ella como mujer. Me quedé unos segundos contemplando su hermoso culo que se movía al ritmo de una cumbia que escuchaba de una vieja radio que estaba sobre un escritorio. Debido a lo ajustado de su uniforme negro , se le marcaba la ropa interior por lo que la visión de sus perfectos y danzantes glúteos me dejo atontado un instante. Instintivamente me lleve la mano a la pija y empecé a frotármela viendo su juvenil cola y pensando que las carnes uruguayas están mal cotizadas. Cuando reaccioné le dije: - Karina, por favor, apagá esa radio y anda a hacer otra cosa que voy a trabajar acá todo el día. - Si patrón, disculpe las molestias. Voy a seguir con las tareas de la cocina. Al retirarse dirigió su mirada a mi entrepierna y esbozó una sonrisa. Mi bata estaba entreabierta y mi slip evidenciaba una erección considerable, la cual había sido percatada por mi empleada. Desde ese momento mi relación con ella cambió; cada vez que salía del estudio para ir a buscar algo, miraba atentamente sus formas y ella me devolvía la mirada con una amplia sonrisa, la cual lucía unos dientes perfectos. Al mediodía le pedí que almorzáramos juntos ya que no me gusta comer sólo. Ella primero dijo que no, ya que esto no era usual y que no quería que se enterara la señora de la casa. Pero luego de mis insistencias aceptó. Algo entre nosotros estaba pasando. Nos sentamos en la mesa de la cocina y empece poco a poco a averiguar cosas de su vida. - Como está tu novio Alberto? Me parece que hace tiempo que no te pasa a buscar. - Sí, se fue al interior por trabajo y no vuelve hasta fin de año. Lo estoy extrañando mucho y me estoy sintiendo un poco sola. Sino fuera por ud. y la señora no sabría que hacer. Mientras charlábamos de estos temas, no podía despegar mis ojos de su escote ya que su vestido tenía 2 botones desabrochados que dejaban ver el nacimiento de unas pequeñas pero bien formadas tetas. Ella se percató de esto y se sonrojo pero no hizo nada para prender su uniforme y siguió hablando de su novio y su soledad, mirando cada vez más profundo a mis ojos. Yo le devolvía la mirada y ella sonreía timidamente. Al terminar de comer ella empezó a lavar la losa, canturreando la canción que horas antes estaba escuchando. Al mismo tiempo movía su culo de manera evidente. Me estaba llamando. Por mi mente pasaron varias cosas; mi esposa, el saber que ella es menor de edad, la relación patrón y empleada. Mi miembro venció a mis pensamientos y decidí pasar a la acción. Abrí mi bata y me dirigí hacia ella. Me situé por detrás, la tome de su pequeña cintura y empece a frotar mi ya erecta pija en su culo. Ella al principio se sorprendió pero siguió lavando los trastos. Comencé a besarle primero el cuello y luego el lóbulo de la oreja izquierda. Una de mis manos bajo hasta sus nalgas. Que orto que tiene la guacha!!. Duro como una roca. Levanté un poco su vestido y mis dedos comenzaron a acariciarla. Karina empezó a ronronear como una gatita y abrió un poco las piernas. Los besos y el toqueteo comenzaban a surtir efecto. Mis dedos alcanzaron la vulva por sobre su ropa interior. Ya estaba mojada. Aparté su bombacha y comencé a pasarle un dedo por su húmeda rajita. Tenía la concha más peluda que jamás había tocado. No podía creer que alguien tan joven tuviera tal mata de pelos. Comencé a tironear de ellos.. - Siiii, siiii así señor así, así!!! - Verdad que te gusta negrita? - Siii asiiií, siga, siga..patrón. No pare más que me voy... La morocha ya estaba caliente como mate recién cebado. Tenía los ojos cerrados y parecía estar en otro mundo. Se había apoyado al lavatorio de platos y me dejaba hacer. Mi excitación iba en aumento. Mi pija quería entrar en acción. -Decime putita, te gustaría chuparle la pija a tu patroncito? Querés probar la lechita? Ella no contestó. Se dio media vuelta, me miró a los ojos con lujuria y se agachó, quedando de rodillas. Bajó mi slip y liberó mi miembro. Lo tomó entre sus manos y empezó a hacerme una paja. Su mano bajaba y subía a lo largo de mis 16 cm. Sin previo aviso, me miró a los ojos e introdujo toda la pija en su boca de un solo bocado. Que sensación. Cerré los ojos y me deje llevar, recordando tiempos pasado cuando otras bocas hacían lo mismo. La negrita mamaba que daba miedo, su lengua y sus labios recorrían todo mi palo ensalivándolo una y otra vez. Era una experta y se le iba la vida en ello. Al mismo tiempo, comenzaba a meterme un dedo en el culo. Comencé a mover mi pija, cogiéndomela por la boca. Ella con su otra mano me acariciaba los huevos. A los pocos minutos sentí que la eyaculación se aproximaba por lo que aumenté el ritmo de mis embestidas sobre su boca. Que momento!! Mi semen salió acompañado de un rugido. Creo que nunca en mi vida eyaculé tanta leche. Karina tragó lo que pudo ya que yo estaba descontrolado y le deje semen en el pelo en la nariz, en la frente, en los ojos..... No podía creer lo que había hecho. Caminé unos pasos y me senté en el piso tratando de acomodar mis pensamientos. Ella se acercó de rodillas, relamiendosé la barbilla que aún tenía restos de mi corrida y se colocó entre mis piernas y me estampó un gran beso en las labios. La sensación fue indescriptible, probé mi propio semen mezclado con su saliva. Un cóctel de aquellos... Nuestras lenguas se mezclaron por varios minutos. Eramos uno. Acaricié y pellizqué sus duros pezones. Ella reía en mi boca y pellizcaba los míos. Me levanté y dirigí al baño, recordando lo que había hecho. Me di una ducha pensando en Karina y en que aún no había terminado mis obligaciones laborales. Me decidí a terminar el balance; ya habría tiempo para ver que hacía con la morocha. Obviamente no estaba concentrado en el trabajo. No me salía nada. Tiré todo al piso mascando rabia. Cómo podía ser que una pendeja me sacará de mis casillas. En eso estaba cuando entró Karina con su uniforme bien arreglado (inclusive los dos botones que antes se había aflojado) portando una bandeja con café y algunas galletas. Notó mi estado de nerviosismo. - Le pasa algo señor? Lo noto tenso. Me dijo esto con una sonrisa que evidenciaba lo que momentos antes había pasado. - No me sale nada de este trabajo de mierda!!!. Sigo pensando en lo que acabamos de hacer. Creo que no estuvimos bien. No se que decirte.. - No diga eso patrón. Estuvo muy bien. Estaba necesitando una descarga de ese tipo. La muy puta se seguía sonriendo y parecía que venía por más. - Quiere que le de un masaje señor? Cuando mi novio estaba así, lo masajeaba y santo remedio. El ofrecimiento me pareció muy bueno. Estaba precisando algo que aliviará mi tensión para concentrarme en el trabajo de una vez por todas antes de que terminara el fin de semana. -Dale, a ver si sos tan buena con las manos como con la boca. Ella se tomó al pie de la letra lo que le dije y situándose por detrás de la silla en la que yo estaba sentado, comenzó a pasar sus manos por mi espalda y cuello. Cerré los ojos y comencé a relajarme...que rico! Era lo que estaba necesitando. A los 5 minutos cesan los masajes y escucho ruido de ropa que cae al piso. Los masajes continuaron y empecé a aflojarme; recordé nuevamente la mamada de Karina y mi pija respondió. Los masajes cesaron nuevamente. Abro los ojos y veo a mi doméstica completamente desnuda, sentada sobre el escritorio, con las piernas abiertas con un dedo en su boca y gesto de niña angelical. En verdad era una preciosura, estaba para comérsela. Me dijo: -Soy tuya, sólo tuya. Era la primera vez que me tuteaba. Mi calentura venció nuevamente y acerqué mi cara a su raja. Lamí, chupé, mordí y bese ese enorme sexo moreno excitando a la pendeja que gemía como condenada. Aún hoy recuerdo ese olor a hembra joven y deseosa de placer. Tome su clítoris entre mi lengua y mis dientes y lo chupé por varios minutos. Los gemidos de ella eran ya gritos ahogados. El orgasmo le llegó y me inundó la boca con sus jugos. -Gracias papi. Estaba necesitando esto. Te tenía ganas desde que entré por primera vez a esta casa. Ahora, el regalito te lo doy yo. Acto seguido se dio vuelta sobre el escritorio, apoyó su escultural cuerpo en éste y me ofreció su trasero. No lo podía creer, me estaba regalando su culo. Sin más me ensalivé un dedo y se lo metí en el orto. Al minuto se sumó otro y luego otro... Decidí que ya era hora. Introduje dos dedos en su concha y saqué una cantidad considerable de su líquido vaginal para untar mi pija. Acerque la punta de está a su dilatado orificio y la penetré de un solo golpe. Uno sólo que provocó que mis huevos tocaran su nalga. El alarido que salió de la gruesos labios de la joven doméstica nunca se había escuchado. Empecé un mete y saca frenético, golpeando al mismo tiempo su culo con mi mano derecha. Me había convertido en un animal con una sola idea: coger a esa morocha infernal. Karina gritaba y tiraba al piso todo lo que había sobre el escritorio, papeles, lápices, carpetas. Gozaba y gritaba: -maaasssss, maaaasss, dale fuerte dale. Seguí, seguí, cogeme bien cogida!!!. Yo no atinaba a decirle nada. Mi pene hervía y sólo pensaba en sodomizar ese culo maravilloso. Al cabo de unos minutos sentí que me venía y no se por que, retiré la pija de su ano y lentamente, muy lentamente se la fui metiendo en su concha. -No papi, por ahí no que voy a quedar embarazada, por ahí no!!!!! Sacála, sacála, no seas boludo!!! Yo seguía sin escucharla, sólo quería gozar de esa estupenda concha que me tragaba el miembro viril. Me afirme de su cintura de avispa y arremetí una vez más, con fuerza. El semen inundó su interior. Sentí que me ardía hasta el apellido...Me desplomé sobre ella y le bese el cuello. Abrió sus ojos de ébano, me besó y sonrió. Estuvimos así como quince minutos. Ella con mi pija metido hasta el fondo de su vagina, y yo con mi lengua en su tibia boca... Asi terminó el sábado. Quedaba el domingo...