La última vez?
Debíamos alejarnos por muchas razones, porque esa línea que rije nuestras vidas que algunos llaman destino así lo dibujo en su mapa; pero antes queríamos vivir un día más bajo el designio de nuestro amor, amor bendito, amor grande y hermosos y es ahi donde comeinza este relato...
El viernes 11 de junio marcaba las ansias y las ganas de vivir ese momento, mientras pasaban las horas de la noche no hacía más que pensar en la llegada de la mañana para ir por ti y nuestra hija para irnos a disfrutar de un día lleno de paz y pasión. Llegadas las 8 de la mañana entregue mi guardia y fui a buscarlas de ahí solo nos esperaba caminar y disfrutar de nuestra compañía. Por todo el camino íbamos llenas de emoción; llegamos a casa y en vista de la alta temperatura y la hora pues nos tomamos unas cuantas birras para aplacar el calor.
Con el pasar de las horas nos llenamos de felicidad y melancolía a la vez que disipamos entre lagrimas y sonrisas y poco a poco fuimos apartando de nosotras la tristeza y nos quedamos solo con las sonrisas, entre ver a la beba jugar y sonreír nos contagiamos de su inocencia y dulzura para vivir al máximo lo que no queríamos llamar "la ultima vez". Entre un trago y otro esperábamos con ansias la noche para vivir nuestro amor y dar rienda suelta a nuestra pasión, a nuestras ganas de estar juntas. Solo esperábamos que la beba durmiera y nos acostamos con ella para hacer menos larga la espera.
Toda la noche sin poder dormir esperando este momento y al fin llegó y era como si fuéramos unas desconocidas, como si apenas nos conociéramos; pero la pasión y las ganas eran muy grandes y así fuimos venciendo el temor. El por qué de ese temor es difícil de explicar no sabría explicarlo con palabras.
Un roce de piel y miradas encontradas en una luz tenue nos dieron el paso a la vertiginosa pero sublime entrega. Tu cuerpo transpirando al igual que el mío solo esperaba ser amado, ser acariciado y sentir que no había nada en el mundo que nos separara y que solo lo que sentíamos era lo que nos rodeaba.
Mis manos recorrían tu piel sintiendo como te estremecías con cada caricia, como se aceleraba tu respiración y tus latidos, logrando así que mi cuerpo se llenara de excitación y deseo. Recorrer tu cuerpo con mis labios como si fuera lo que me daba vida ( y así es mi amor), fue probar la deidad de los dioses, un manjar exquisito.
Quiero que me hagas el amor como antes, como siempre, que me toques, que me ames; quiero sentirme mujer entre tus brazos!
Tus palabras me llenaron de dolor y dicha, fue ambiguo el momento lo que sentí en ese momento; pero esa ambigüedad me hizo sentir con más fuerza tu amor y entonces ya nuestros cuerpos se entregaban al placer de la lujuria.
En un beso apasionado y lleno de deseo nos fundimos, mientras mis manos seguían descubriendo tu cuerpo como si fuera un ente totalmente nuevo para mi, sin dejar de acariciarte deslicé mis labios a tu cuello, mi respiración en tu oreja te escalofrió el cuerpo y con desmedida pasión lleve mi lengua a tus pechos, los bese, saboree, mordí y tus pezones erectos me daban la señal de estar llenándote de placer. Tu camino hacía esa mojada y caliente hendidura estaba lleno de tu dulce flujo mostraba un clítoris erecto deseosos de ser explotado y yo con las ganas de saborear tu dulce néctar lleve mi lengua hasta él tomándolo suavemente entre mis labios y paseando mi lengua de arriba- abajo provocando que se pusiera más caliente a cada seg. Tus caderas se levantaban en señal de satisfacción y pedías más energía a lo que obedecí chupando con fuerza ese botón delicioso que era solo mío, solo para mi.
Mis manos en tus senos y mi lengua en tu sexo; te hacían elevar tu cuerpo del lecho que nos acogía y apretabas con tus manos las sabanas; tu olor de placer y sexo me enloquecía y ponía más fuerza en la tarea de hacerte el amor. Apretaste mi cara a tu sexo con que ímpetu y tus uñas en mi espalda. Dejé tus senos para llevar mis dedos a penetrar tu cavidad y llevarte más allá del simple placer.
Un dedo entró y me dio paso a colocar otro más y jugando con ellos me pedías más sin necesidad de hablar porque ya conozco muy bien las necesidades de tu cuerpo y se que te gusta sentir muy bien lo que tienes dentro y así entró unos más y otro más; mi lengua se divertía muy bien con tu clítoris y mi mano dentro de ti disfrutando de todas tus entrañas haciéndolas más mías cada vez.
Hazme tuya solo tuya déjame tu huella para siempre en mi cuerpo, quiero sentirte como siempre como la dueña de mi ser!
Mi pierna me ayudó en la tarea de hacer que mi mano entrara hasta lo más profundo de tu ser y con fuertes envestidas sin dejar de proporcionar calor y placer a tu clítoris te lleve a un orgasmo increíble que con lagrimas de felicidad me entregaste, con un gemido y un movimiento pronunciado de tu cuerpo me hiciste entender que ya no podías más y así lo dejé correr hasta verte caer de agotamiento entre mis brazos; te bese y me dedique a acariciarte.
A lo sumo habían pasado 5 minutos cuando sin preámbulos recorrí tu espalda con mis labios. Llegué a ese lugar hermoso y delicioso que me encanta poseer, un beso negro fue la clave para entregarnos a otro episodio más de placer y ganas. Con mi lengua pasee desde tu culito hasta tu cavidad y sentía tu cuerpo contornearse con fuerza y poco a poco introduje mi lengua en tu hoyo despacio y cada vez con más fuerza, mis dedos se deslizaron a tu rajita mientras me pedías más y más.
Cinco dedos en tu raja y otro más en tu culo era una escena de verdad digna de disfrutar despacio y rápido, suave y fuerte esos movimientos hicieron que tu cuerpo me diera la señal de un nuevo orgasmo que logró que yo con solo tocarme me corriera contigo y entre la excitación que te da verme acariciar mi sexo y el placer que te producían mis envestidas nos caímos en un orgasmo compartido que nos derrumbo una al lado de la otra y entre besos y TE AMO descansamos.
Ustedes lectores juzguen si después de este derroche de pasión, lujuria y amor esa sería nuestra ultima vez....!