La transformación de Sandra (Y 2)

Sandra es transformada

Recomiendo leer la primera parte del relato para entender esta segunda y última parte.


Unos días después, cité a Elisa y a #3 en la consulta.

Elisa se presentó muy elegante, con su cara de pocos amigos de dominatrix que casi siempre llevaba, pero, a la vez, muy elegante y yo lo pasé un poco mal porque en realidad quería follármela allí mismo, pero sabía que eso era imposible y dudaba que incluso cuando acabara con las cirugías de su hermana, Elisa realmente fuera a hacer algo conmigo, o, al menos, lo que yo deseaba, simplemente follar.

#3 se presentó vestida por completo de cuero, llevaba los ojos destapados porque así se lo había pedido yo (Ya habría tiempo de tapárselos en la consulta) y se mostraba con algo de ansiedad, pero sumisa y colaborando en todo momento.

Primero entre Claudia, Fernanda (Una mexicana con la que hice el MIR en Neurocirugía y que me acompaña en el servicio en la clínica), Daniela y yo, le hicimos a #3 una buena exploración, cada una en su rama, y después la dejamos ingresada en la clínica para comenzar con su transformación.

#3 se pasó cerca de un mes ingresada para que la pudiéramos tener controlada e hiciera dieta, logró perder algo de peso y como premio, le hicimos las dos operaciones, tanto la de los ojos, como una de ginecología y de aparato urinario que dejó a #3 bastante dependiente.

Yo pensaba que ya iba a llegar mi momento con Elisa y por fin me iba a follar, pero no, esa no fue la propuesta que me hizo Elisa cuando me citó en su casa para que habláramos, algo de tiempo después de dar de alta a #3.


Como siempre que iba a ver a Elisa con la intención de que sonase la flauta y me follase, me vestí muy llamativa, había probado varios outfits en las distintas citas que logré tener con ella, pero nunca daba ella el paso de besarme ni de expresarme nada de afecto, siempre se mostraba fría, guardando distancia, sintiéndose superior, y eso me excitaba, pero me entristecía a partes iguales.

En esta ocasión, probé a vestirme como una puta barata, con una microfalda, unas botas con las que casi ni podía andar por la altura de los tacones y un top de red que dejaba mis tetas casi al aire.

Elisa me recibió en uno de los salones de su casa, a su lado y de rodillas se encontraba #3, que me lamió la mano al saber que estaba allí (Elisa se lo dijo).

Fernanda, Daniela y Claudia también estaban allí, algo que no me sorprendió

Me senté donde me indicó Elisa y ella, sin más, comenzó a hablar:

Elisa: -” Te he llamado porque ya tengo un plan para ti, puesto que tantas ganas tienes de que te haga caso, junto con tus amigas y tu hermana, hemos planeado una serie de cirugías que te harán a ti, para que acabes viviendo aquí conmigo para siempre, como una de mis sumisas”

Yo me limité a aceptar la propuesta de Elisa sin ni siquiera saber lo que ella tenía en mente, porque sabía que fuera lo que fuera, me iba a gustar.

Elisa no me explicó nada de lo que me iba a pasar ni dejó que me lo explicaran las cirujanas, simplemente llegó el día previo a las cirugías, me taparon los ojos y noté como me hacían diversas pruebas.

Pude escuchar dos sonidos: A mi hermana que me decía que me llevaban ya a quirófano y el de una máquina que me cortaba el pelo al 0, el día de la operación y me quedé dormida.

Cuando desperté, seguía sin poder ver, notaba un fuerte vendaje en los ojos, y tampoco notaba nada del cuello para abajo, no podía moverme.

Traté de emitir un sonido para quejarme, pero fue en vano, no me salían las palabras.

Podía oír ruido de máquinas, y escuché la voz de mi hermana, que simplemente me pedía que me tranquilizara.

Pasó el tiempo y escuché la voz de Elisa que me explicó lo que me había pasado.

Elisa: -” A partir de ahora, ya no podrás ver ni moverte apenas porque hemos dañado por completo tu médula y hemos quitado los ojos, además te hemos realizado la misma cirugía que a #3 por lo que vas a ser totalmente dependiente el resto de tu vida”.

Pese a todo, me sentía bien, solo pude mover un poco la cabeza en señal de agradecimiento a Elisa.