La transformación de mi novia en una viciosa (1)

Historia real que por desgracia me ha pasado hace un mes. Quién iba a decir que unas tranquilas vacaciones con mi tímida y tradicional novia iban a cambiar nuestra relación para siempre y convertirla a ella en una mujer viciosa y adicta al sexo. Maldita sea la hora en la que le dije de hacer topless

Antes de empezar, quiero aclarar que esto es una historia verídica que me ha pasado hace un mes durante las vacaciones de verano con mi novia. Todavía estoy un poco en shock por lo que me ha sucedido, así que perdonad si en ocasiones me notáis alterado. Quiero aclarar que todo lo que cuento es absolutamente real, excepto los nombres.

Mi tradicional relación ha sufrido un cambio radical. Quién nos iba a decir a mí novia y a mí que una semana en la playa iba a cambiar nuestra relación y nuestras vidas.

Perdón, todavía no me he presentado, me llamo “Antonio” y tengo 32 años, la misma edad que mi novia “María”. Los dos llevamos juntos 8 años y hasta hace un mes teníamos una relación bastante tradicional y formal. Vivimos juntos desde hace 6 años en una ciudad del interior de España, en la cual trabajamos, yo de ingeniero en una empresa y María de enfermera. Además, el año pasado ya nos metimos en una hipoteca para tener nuestra casa propia. Un bonito piso en una urbanización con garaje y piscina comunitaria

No sé si a alguien le sorprenderá que diga que María perdió la virginidad conmigo a los 24 años, ya que nunca había tenido novios ni sexo con ningún chico. Yo tampoco soy un ligón, pero sí que había estado con 3 chicas antes que con ella. Si pensáis que es porque María es fea os equivocáis por completo, de hecho, María es una chica muy guapa, con unos preciosos ojos verdes y grandes pechos, lo que pasa es que es una chica tímida e introvertida, y nunca le ha gustado salir de fiesta a conocer hombres. El único “defecto” es que es un poco gordita, no gorda, sino que tiene unos kilitos de más, o sea, “chubby”. Pero eso se compensa de sobra con sus ojazos y con las grandes tetas naturales que tiene y que me vuelven loco.

Este pasado mes de agosto, decidimos ir a pasar una semana a la casa de mis padres en la playa, aprovechando que, debido a la situación sanitaria por el coronavirus, está siendo un mes con poco turismo en España, por lo que estaríamos muy a gusto en la playa sin la aglomeración de turistas. Además, la casa está en una zona costera de Almería muy conocida por sus bonitas playas y calas, sol y buen tiempo en verano.

Los dos primeros días lo pasamos muy bien, yendo a calas y playas con mis padres, visitando pueblos y comiendo bien. Sin embargo, también queríamos tener nuestros momentos de intimidad, por lo que decidimos ir por las mañanas en coche por nuestra cuenta a recorrer la región buscando playas pequeñas y calas apartadas donde hubiera intimidad. El tercer día encontramos una pequeña cala que, a pesar de tener que andar un camino muy tortuoso para acceder a la misma, era muy bonita, con aguas turquesas y arena fina, se trataba de una playa nudista donde la mayoría de las personas que estaban tomando el sol eran personas mayores de más de 60 años. Nosotros éramos los más jóvenes.

-          MARÍA : ¡Qué asco!, ¿Y si vamos a otra?

-          YO : tranquila, aquí se está muy bien y tenemos mucho espacio. ¡Deja que cada uno haga lo que quiera y vaya como quiera!

María siempre había sido muy vergonzosa con el sexo y la desnudez. De hecho, nunca llevaba bikini sino bañador, ya que se avergonza de tener unos kilitos de más.

-          YO : Oye, aquí no nos conoce nadie, ¿por qué no nos desnudamos?

-          MARÍA : ¡qué dices!, ¡ni de coña!

-          YO : a ver, será solo un momento. Mira, empiezo yo, ya verás como no pasa nada.

Me quité el bañador y me acerqué al mar a dar un baño, tras meterme rápido y disfrutar del agua unos minutos (el agua en esa zona está a una temperatura muy agradable) volví andando a la toalla con María.

-          YO : ¿Lo ves?, ¿ves como no ha pasado nada?

-          MARÍA : vale, está bien, pero solo la parte de arriba.

Se bajó el bañador, dejando a la vista las dos enormes tetazas naturales, que estaban blancas ya que no les había dado el sol. Se puso crema solar para no quemarse y no pude evitar sentir una erección al verla echándose crema y frotándose esas dos tetas. Después fue a bañarse al mar y volvió a la toalla con las tetas al aire.

Enseguida noté como los viejos nudistas empezaban a mirarnos, los que iban con sus mujeres nos miraban de reojo, pero alguno de los que estaban solos no se cortaban un pelo, incluso uno dio un rodeo cerca de nosotros para irse a bañar y otro vino a preguntarnos la hora mientras no quitaba ojo de las tetas de María.

Bah, pensé yo, viejos verdes hay en todas partes.

Tras estar un rato más en la playa cogimos el coche de vuelta a casa de mis padres para comer. Estábamos callados en el coche cuando María me dijo lo siguiente:

-          MARÍA : pues sabes qué, que tienes razón, me avergüenzo mucho de mi cuerpo, y tengo que cambiar mi actitud. Tengo que fijarme menos en qué pensarán los demás.

-          YO : jejeje, ¿te vas a hacer nudista ahora? ¡Vaya cambio!

-          MARÍA : no estoy diciendo eso, pero voy a dejar de llevar bañadores y voy a hacer topless. Esta tarde me acercaré a alguna tienda a comprar bikinis.

-          YO : bueno, pues que te aproveche la compra.

Tonto de mí, no sabía en qué acabaría todo eso a las pocas semanas…

Después de comer, mientras yo estaba en el sofá viendo Netflix, María se fue a visitar unas tiendas cercanas. A las dos horas volvió con varias bolsas y me enseñó lo que había comprado: 4 bikinis, 2 pareos y unas sandalias de playa. No había nada fuera de lo normal en esas compras por lo que no me alarmé.

Esa noche follamos y eyaculé mucho, ya que la visión de María untándose crema solar en sus grandes pechos me había puesto muy caliente y la calentura todavía me duraba. Para no hacer ruido, María me hizo una mamada y me corrí en su boca, mientras yo mordía la almohada para no emitir ningún ruido de placer. Para ser una chica tan tímida, María siempre me había hecho buenas mamadas, y había mejorado bastante su técnica durante los últimos años.

Al día siguiente nos levantamos pronto. Queríamos visitar una playa muy famosa con chiringuito y queríamos comer ahí y pasar todo el día. María llevaba uno de sus nuevos bikinis, las sandalias y el pareo encima, además de un sombrero y unas gafas de sol para protegerse del intenso calor que hace en esa región en verano.

La playa no tenía nada que ver con la que estuvimos el día anterior, esta playa era más larga y con más gente. Había muchas sombrillas con grupos de jóvenes, familias, niños y vendedores ambulantes con sus carros vendiendo latas de cerveza. Tampoco se veía mucha gente haciendo topless, solamente alguna mujer sin la parte de arriba del bikini, pero tumbada boca abajo, para que no se le vieran los pechos.

Tras andar unos minutos llegamos a una zona de arena donde pudimos clavar la sombrilla y extender las toallas. Tras darnos un baño los dos juntos, nos tumbamos en las toallas a tomar el sol. De repente, veo que María con toda la naturalidad del mundo se quita la parte de arriba del bikini y se tumba boca arriba.

-          YO : María, por favor, ¡que esta playa no es nudista!

-          MARÍA : no estoy haciendo nudismo sino topless. Solamente me he quitado la parte de arriba del bikini.

-          YO : ¡no importa!, ¡vas con las tetas al aire! No he visto a ninguna mujer así por aquí.

-          MARÍA : ¿No me dijiste ayer “Deja que cada uno haga lo que quiera y vaya como quiera”? pues ya sabes, aplícate el cuento.

A regañadientes me puse a tomar el sol boca abajo mientras me puse a mirar el móvil. Notaba como los hombres que estaban en las sombrillas cercanas no dejaban de mirar a María y me estaba empezando a cabrear. También noté que había un grupo de chicos de unos 18 años que estaban a escasos metros sentados en toallas y escuchando música con altavoces, que no paraban de mirarnos y reírse, mientras bromeaban entre ellos.

¡Joder, vaya melones, ya podrías compartir! Le escuché decir a uno de ellos, mientras los demás se reían de la ocurrencia de su amigo.

-          YO : María, por favor, estás llamando la atención. Por favor, tápate, te lo pido.

-          MARÍA : ¡No pienso hacerlo!, ¡ya está bien de avergonzarme!, ¿no me decías ayer que hiciera topless?, ¿por qué ahora te molesta? Pues si me miran que me miren, ¿hay algún problema con que me miren?

-          Yo : no, ninguno, déjalo.

Después de comer en el chiringuito estuvimos hasta las 19:00 en la playa, donde María, a mi pesar, volvió a hacer topless y convertirse en el centro de atención. Una cosa que me enfadaba mucho es que cuando veía a alguien que estaba mirando su teléfono cerca de nosotros, no sabía si estaba mirando sus cosas o estaba haciendo fotos a María disimuladamente.

Mientras regresábamos en coche estábamos un poco tensos, por lo que decidí hablarle seriamente a mi novia:

-          YO : Cariño, no estés enfadada, pero es que te quiero mucho y me jode que los demás te miren las tetas.

-          MARÍA : Pues ayer en la playa nudista en la que estuvimos no le diste tanta importancia. ¿Igual te molesta que los que me miraban ayer eran viejos y los de hoy jóvenes?

-          YO : no es eso, es que eres mi novia, es normal que me ponga celoso, ¿sabes?

-          MARÍA : ¿qué tienen que ver los celos?, ¿es que no te fías de mí? Una cosa es que haga topless y otra cosa es que te ponga los cuernos.

-          YO : ya lo sé, pero veo cómo te miran los demás y no puedo evitar enfadarme.

-          MARÍA : ¿pues sabes qué? ¡Que a lo mejor tengo que quererme más a mi misma y hacer que me vean los hombres!, ¡siempre he sido muy tímida y vergonzosa, siempre he ido muy tapada con bañadores, cuando tengo dos buenas tetas que merecen ser vistas! Además, ¿qué clase de hombre prohíbe a su mujer hacer topless? ¡Ni que estuviéramos en el Siglo XIX, machista de mierda!

-          YO : ¡ya estás otra vez con las tonterías feminazis!, ¿tú eres tonta? ¿a qué viene lo de machista de mierda? Sólo te pido respeto como novio tuyo que soy, ¡¡¿te enteras?!!

-          MARÍA : ¡ni respeto ni leches, ya estoy harta!

Nada más decir eso, María abrió la ventanilla del coche y arrojó la parte de arriba del bikini al exterior.

-          YO : ¡Pero estás loca! ¿qué coño haces?

-          MARÍA : a partir de ahora voy a hacer topless en las playas o piscinas, te guste o no. Yo como novia tuya también merezco respeto y te pido que aceptes mis decisiones.

Proseguimos el viaje enfadados y sin hablar. Al volver a casa cenamos con mis padres, quienes me preguntaron si nos pasaba algo, ya que nos veían muy callados.

-          YO: no , tranquilos, es que estamos muy cansados del día de playa.

Esa noche ni follamos ni nos abrazamos, María se durmió enseguida mientras yo daba vueltas a la cabeza a todo lo que había pasado ese día. No paraba de pensar y de plantearme cosas… ¿Le habrían hecho alguna foto a María y se habrían masturbado con ella? “Bueno, también es verdad que mientras ella me quiera, tampoco tiene por qué pasar nada, una cosa es que la miren los hombres, pero si ella es fiel quiere no hay nada que temer” me contesté a mí mismo, autoengañándome.

Al día siguiente desayunamos en la terraza de casa. Ella fue la que rompió el hielo.

-          MARÍA : Antonio, cariño, siento mucho lo que te dije ayer, ya sé que tú no eres machista.

-          YO : no te preocupes, está olvidado.

-          MARÍA : quiero decirte que te quiero mucho y que no tienes por qué preocuparte. ¿Me das un beso?

La besé

-          YO : venga, guapa, ¿nos vestimos y vamos a la playa?, que todavía es pronto y habrá poca gente.

Ese día fuimos a una pequeña playa con muchas rocas. María volvió a hacer topless; de hecho, no se había traído ni parte de arriba del bikini, por lo que debajo del pareo iba con sus dos preciosas tetas al aire. Y tampoco es que el pareo ocultara mucho, ya que se le transparentaban los pezones. Mientras la veía tomar el sol boca arriba no paraba de apreciar su cuerpo, que solo llevaba braguita de bikini, gafas de sol, un sombrero y una pulsera en un tobillo. Noté también cómo había cambiado el color de sus tetas, ya no estaban blancas como el primer día, sino que se veían de un color más bronceado. Se notaba que le había dado el sol.

-          YO: oye, María, ¿q uieres que te ponga crema para que no te quemes?

-          MARÍA : me he puesto antes , pero bueno.

Le estuve poniendo crema por la espalda y por la parte de delante. Al ponerle crema por las tetas, no pude evitar tener una erección, la cual María notó enseguida al ver el bulto de mi bañador.

-          MARÍA : joder, cómo te estás poniendo.

-          YO : oye, María. Ahora hay poca gente en la playa. ¿Qué te parece si vamos detrás de esas rocas y me la chupas un poco?

-          MARÍA : está bien, para que veas que no soy tan mala.

Nada más ocultarnos tras las rocas nos besamos apasionadamente y yo con mis manos la empujé de sus hombros hacia abajo, poniéndola de rodillas con mi polla erecta a la altura de su boca, y se la metí hasta la garganta. Verla en la playa de rodillas chupándome la polla mientras me miraba con esos grandes ojazos verdes y las tetas al aire era algo maravilloso. Me encantaba lo bien que sabía hacer mamadas, dando lametones como si tomara un helado, alternándolo con besos en la punta de mi polla y succionando mi glande con sus labios. Tras un minuto chupándomela noté que ya no podía más:

-          YO : María, por favor, me voy a correr, me voy a correr, me v…

AHHHHHHHH! Me corrí a chorros en su cara y en sus tetas. Hilos blancos de espeso esperma le caían por la barbilla, y un pequeño río de semen descendía lentamente entre sus tetas.

-          MARÍA : Ufff, como me has dejado de manchada. ¡se nota que te ha gustado, eh!

Acto seguido, María fue al mar a bañarse para limpiarse el semen mientras yo me subía el bañador y volvía a la toalla.

-          YO : Joder, cariño, me has dejado seco, le dije a su vuelta.

Los dos días siguientes seguimos yendo a la playa, ya me había acostumbrado a ver a María haciendo topless, aunque seguía sin gustarme que los hombres la miraran con deseo. Sin embargo, lo que más rabia me daba era ver que ella no parecía sentirse incómoda ante las miradas y comentarios obscenos de otros hombres, todo lo contrario, parecía sentirse halagada y muchas veces les sonreía o guiñaba un ojo. Un día incluso se atrevió a ir en topless a pedir dos cervezas al chiringuito de la playa. Yo desde la toalla, observé como tres hombres con aspecto macarra empezaron a hablar con María y ella les seguía la conversación. No parecía estar incómoda, sino que se la veía feliz, riendo y hablando con ellos, ahí delante de ellos, con las tetas al aire y sin taparse. Me molestaba que esos hombres se le acercaran demasiado al hablar, y no precisamente por el coronavirus, sino por las miradas de lascivia a sus tetas. Ella por el contrario estaba muy risueña. Me mosqueé bastante cuando vi que los tres hombres y ella se pusieron en línea y el camarero les hizo una foto con el teléfono de uno de ellos.

-          YO : ¿quiénes eran esos hombres?

Le dije cuando regresó a la toalla.

-          MARÍA: Nadie, cariño, tres turistas italianos que han venido a pasar unos días a España.

-          YO : ¿Y de qué hablabais?, ¿por qué cojones se han hecho una foto contigo?

-          MARÍA: Nada, me estaban preguntando cosas de España, restaurantes cercanos, comida típica. Les ha llamado la atención que fuera en topless, y querían hacerse una foto con una “bella ragazza” española, para enseñársela a sus amigos en Italia. Solo es eso, deja de rayarte por todo.

Al día siguiente ya terminaban nuestras vacaciones y teníamos que volver a trabajar. Por una parte, me daba pena irme de la playa y volver al trabajo, pero, por otra parte, estaba contento de volver a nuestra ciudad de interior sin playa, para que por fin María dejase de ir por ahí con las tetas al aire poniendo cachondos a otros hombres.

Pobre de mí, ¡qué equivocado estaba! no me acordaba que en la urbanización de nuestra casa tenemos piscina comunitaria. Ahí fue cuando las cosas se empezaron a complicar…

CONTINUARÁ.