La trampa

La trampa estaba preparada. Ahora solo me quedaba esperar. Ver si había acertado...

-Ah sí perdona, ya me parecía a mí que me sonaba de algo tu cara.

Estas palabras se clavaron en mí como un cuchillo mientras veía a la gente pasar por el supermercado. Hacía mucho que no nos veíamos pero una siempre recuerda su primer novio, mas si es con el que has perdido la virginidad…Una vez más se demostraba que no hay mayor desprecio que la falta de aprecio. Me despedí de ella tras unas breves palabras allí mismo a la puerta del Alcampo, pero un profundo desasosiego había quedado en mi interior.

Después de un tiempo sus palabras continuaban apareciendo en mi mente de vez en cuando. Cierto es que yo la había dejado después de unos meses de novios, y que para ambos fue la primera vez, una primera vez llena de nervios, miedos, risas y por ultimo desesperación, que termino saliendo de casa de mis padres con cara de frustración antes de que alguien nos pillara desnudos sobre la cama. Éramos muy jóvenes, inexpertos…todo sonaba a excusas, aun así después de 10 años yo aun la reconocía al cruzarnos por la calle, en coche, cuando recogía a sus hijos en el colegio, cuando iba al trabajo con su marido,….Como todos cuando echan la vista atrás, deseé haber sabido más, haber tenido más experiencia, más dominio de la situación, y en vez de haber salido de aquella habitación con dudas sobre todo, haberlo hecho de la mano, con una sonrisa y con más confianza en nosotros mismos. Seguro de que hoy en día sabría arrancarle una sonrisa, un gemido, un orgasmo, otro,…pero la situación no podía ser más imposible, los dos casados, ella profesora de universidad, respetable, con familia conocida en la ciudad, yo un hombre normal que para colmo de males le había hecho daño en su juventud,…demasiadas cosas en contra. Trate de olvidar el tema, aun así de vez en cuando aquellas palabras volvían para clavarse de nuevo en mí.

Mi trabajo en una empresa de construcción me hace visitar obras, clientes, realizar ofertas y en algunos casos intentar cobrar trabajos ya realizados. Esa mañana me tocaba salir al campus de la universidad de mi ciudad para valorar un trabajo, subcontrata de una subcontrata, lo típico en estos casos, trabajos con cierta dificultad a realizar en horarios donde no se interfiera en el normal funcionamiento del lugar donde se realiza y por supuesto con un presupuesto mínimo. En este caso consistía en realizar unos pasa muros para una nueva instalación entre varios edificios, alguno de estos huecos había que hacerlos en aulas y en zonas comunes. Al final logre que se pudiera hacer en horario laboral la mayor parte del trabajo, y el resto en fin de semana y con un segurata del campus pegado a nuestros talones. A pesar de no realizar yo ningún trabajo físico ni de ser necesaria mi presencia durante el desarrollo de los trabajos me gusta estar presente por lo menos al comienzo de los trabajos por si hay algún problema.

Comenzamos al día siguiente en horario de tutorías ya sin clases para poder hacer ruido con cierta comodidad. Al llegar al departamento de ciencias del mar nos pidieron que paráramos por haber una reunión en uno de los despachos. Media hora perdida. Los compañeros se fueron a la cafetería, yo me acerque la biblioteca y después de consultar me conecte a internet en uno de los equipos existentes. Había poca gente, siempre creí que tendría más afluencia un sitio así, comencé a curiosear diferentes páginas. Cuando me di cuenta vi salir a otro hombre casi corriendo, se ve que se había despistado con el horario dije para mi sonriendo. Tan aprisa salió que se dejo una subcarpeta sobre la mesa donde había estado trabajando, me acerque la recogí,  y si la verdad es que no pude resistir la tentación y curiosee un poco lo que tenia dentro, apuntes de clases de química, ordenados y una página de anotaciones hechas a mano de cualquier manera, estas últimas parecían más cosas personales que propiamente de clases, me llamo la atención una dirección de correo de Hotmail, y unas direcciones de internet escritas a lápiz garabateadas por encima como queriendo borrarlas. Levante la vista y vi por la cristalera que el dueño volvía a por sus pertenencias, así que cerré la subcarpeta no sin antes coger el ultimo folio en blanco sobre el que había escrito las direcciones y leer de nuevo su dirección de correo electrónico para recordarla. Cerré la subcarpeta y me aleje de la mesa.

Al día siguiente pasando un lápiz por las marcas de las direcciones que había en el folio descubrí una página muy interesante, www.morbocornudos.com. Evidentemente entre. Es una página donde maridos muestran a sus mujeres, fotos de tríos, humillación de maridos,… interesante. Escribí la dirección de correo en google y le di a buscar. Nada, no había ninguna referencia a esa dirección.

Después de un par de días volví al campus, era el último día de trabajo y tenía que comprobar que todo estaba correcto. Al terminar las comprobaciones, y mientras esperaba al cliente para verificarlo de nuevo con él, invite al de seguridad a un café por habernos aguantado durante un par de fines de semana. Al entrar en la cafetería nos acomodamos en la barra y mientras hablábamos de cosas sin importancia vi al hombre de la biblioteca sentado en una mesa, en frente a él estaba una mujer, morena, pelo corto, parecía muy delgada. Picado por la curiosidad le pregunte al de seguridad.

-          Quien es el tío ese de la mesa, me suena su cara y la verdad no me doy cuenta…

-          Es un profesor de química, la que está con él es su mujer, ella está en el departamento de biología.

-          Joer pues ni idea de que puedo conocerlo.

-          Lo habrás visto estos días por aquí.

-          Si seguro que es de aquí.

Continuamos la conversación como si nada pero me mantuve atento para ver a la mujer del de química. La curiosidad mato al gato. Al levantarse de la mesa y girarse la vi. Era ella, la mujer que unos meses atrás había calado en mí con su indiferencia. Si soy totalmente sincero, al saber que haríamos un trabajo en el campus fantasee con volver a verla, después con la cabeza fría y pensando en nuestro encuentro preferí ni intentar hacer por tropezarme con ella, pero…ahora después de verla pasar de nuevo por delante de mí,  y teniendo aun en mi mente las paginas que su marido había visitado recientemente…

Al volver a la oficina saque la dirección de correo electrónica que había cogido en la biblioteca, una idea rondaba mi cabeza, probablemente el de química, había entrado para ver un poco de sano porno amateur, las mujeres de otros desnudas, ofrecidas, ¿a quién no le va algo de morbo?, pero…¿y si su morbo era otro?, ¿y si él deseaba ver a su mujer allí, desnuda, ofrecida, y si deseaba verla con otro hombre?. La tentación era muy fuerte.

Sin pensármelo mucho, si llego a hacerlo seguro que al final se quedaría en nada, escribí un correo donde le decía a un supuesto marido lo bien que lo había pasado con su mujer, y que estaba dispuesto a repetir si ellos lo deseaban. Hice un pequeño relato, sobre la emoción del momento de conocernos, como la había acariciado, como la había sentido temblar entre mis brazos, como…La idea era calentarlo un poco, intentar que imaginara a María, su mujer, mi ex, entre los brazos de otro hombre, entre mis brazos, por supuesto le hice referencia a mi condición de casado y de la máxima discreción que todos debíamos tener con lo sucedido y con lo que podría llegar a suceder. Para evitar mayores problemas le hice entender que era una pareja de fuera de nuestra ciudad que habían pasado para conocernos.

Si la cosa salía bien quizás consiguiera un viejo anhelo, disfrutar de María. Con más experiencia, por ambas partes, con únicamente la responsabilidad de hacerla gozar, y con el añadido de ser entregada por su marido a mí.

Si salía mal, tenía inventada una excusa, con una confusión a la hora de escribir la dirección de correo, pidiéndole que borrara el mensaje y por favor tuviera la mayor discreción con el tema.

La trampa estaba preparada. Ahora solo me quedaba esperar. Ver si había acertado, si contestaba mencionando a mis padres, si lo hacia simplemente diciéndome que me había equivocado, simplemente  no contestaba… Imagino que todos hemos tenido rondando en  la cabeza la idea de rescatar de nuestra memoria a nuestra primera novia. Yo ahora tenía una oportunidad de hacerlo realidad.