La traición del ama

En una noche de fiesta descubrí una domina con la que tuvimos mi mejor amigo y yo una relación de dominación hasta que nos entregó a una cruel pareja

Un  joven se acercó a la chica pelirroja y tocó su bolso  de manera  malintencionada. Ella se acercó más a él  y le propino al tiempo que sonreía un pellizco en el pezón derecho, él previamente  había depositado algo en el  bolso, ella lo miró y  con un gesto  de semiaprobación  lo aceptó.  El moreno permaneció inmóvil, se acercó el  vaso  de whisky a su boca después de  agitarlo, lo miro,  el hielo tintineaba, su mano temblaba, su rostro mostraba desagrado y de golpe se lo terminó. Al cabo de unos segundos ella le  pasó discretamente algo pequeñito que él  cogió con cierto disimulo. El joven  se metió en el baño de los chicos, cuando se retiró del baile yo lo seguí, lo espiaba con diplomacia, intuía algo morboso.

Yo contemplaba la escena de lejos, era una noche de verano  en la que la bebida y el ritmo de la mediocre pero divertida orquesta encandilaban hasta el más  inocente, el moreno salió del baño y se volvió  a acercar al bolso de la pelirroja y depositó otra vez un objeto pequeño, luego  la rozó    y esta le  propino otro fuerte pellizco en el otro pezón, yo estaba sentado a unos 5 metros y lo observaba todo gran entusiasmado y excitación, la escena se repetía, después de beberse de un largo trago el licor transparente  que ella llevaba en la mano y recoger un pequeño  objeto que ella sostenía en la otra mano,  volvió a meterse en el baño por segunda vez. Al cabo de unos minutos el volvió a salir  a la plazuela donde se celebraba el baile  con otra copa de whisky, ella le sujetó el vaso e introdujo sus dedos para sacar todo el hielo del vaso de cristal, lo cogió de la mano con la intención de separarse de grupo   y no vi muy bien lo que hacían, estaban de espaldas a mí,  él se dobló y por el gesto como si fuese por dolor. Se terminó de un trago  la copa y se volvió a meter dentro del baño por tercera vez, al menos es lo que yo vi, pasada una media hora; al salir él con las manos vacías le  hizo un gesto de desaprobación y se retiró de la fiesta.

Ella miro el vaso de licor transparente, sin hielo y lo derramó entre los pies de  la gente como regando flores. En toda la noche no lo volví a ver, ella se llama Rafaela y el  moreno, Vicente, una pareja que me agrada y excita, salían juntos  desde hacía un año, ella divorciada de unos treinta años, de estatura media, cuerpo femenino, tirando a delgada y una melena castaña rojiza que le sentaba muy bien.

Se puso  a bailar con sus amigas  y yo la seguía con la mirada y  al entrar a la barra  yo no me descuidé  me arme de valor y  me acerqué.

-Que puede beber una chica para que esté relajada, le pregunté,  ella se rió y me contesto que harían falta  dos como yo para que pudiese descansar relajada,  y al salir a la plaza  chocó conmigo intencionadamente, su hombro contra mi pecho con energía. A las  cinco de la madrugada yo, ebrio  y con la complicidad de  un amigo la seguimos  y al dejarla sus amigas en el cruce la interceptamos.

-Hola chulapa, crees que podrás con los dos, le dije  un poco desinhibido. Ella nos miró con cierto desprecio  y prepotencia, no se arrugo  nos cogió de la mano y nos subió al piso donde vivía sin mediar palabra, una vez en el hall, nos hizo que nos desnudáramos y nos pidió o más bien nos ordenó que la  besásemos  sin parar. Al cabo de diez minutos yo tenía mi polla en su boca  y mi amigo  se la estaba follando como un misionero, nos corrimos  casi al unísono  y nos hizo, o mejor nos obligó a intercambiarnos, a la segunda quedamos exhaustos  y ella nos hizo sentar en una silla uno encima del otro.

  • Callaos y mirad, ella se masturbo y al terminar nos pasó los dedos mojados para  que limpiásemos su mano y nos despidió  con ira tachándonos de flojos para  darse una ducha y descansar , estaba amaneciendo y había sido  el primer contacto físico con ella.

Han pasado meses y mantenemos  una relación de sumisión con ella y hablando uno se entera de lo que pasa o pasó.  Hace  unos días me pidió que si aceptaba un juego o  prueba -a que no aguantas cinco “whiskeys- pajas”, el juego era lo que yo vi el día en el que la conocí. Ella ordenaba mediante un pellizco, un golpe… que  me terminase el whisky en menos de un minuto y fuese  al baño a pajearme con un preservativo y que saliese, el juego comenzaba con un pellizco por ejemplo, así una y otra vez, si aguantaba   ella será mía durante todo  un día, de lo contrario  yo sería  su esclavo durante una semana, yo debería guardar los preservativos como prueba de la corrida, cada vez se los introduciría en el bolso con disimulo y ella lo confirmaría  para no hacer trampas. Entonces  ella lo reponía, tenía de diversas marcas y colores, llegue hasta cuatro veces a eyacular, la última con escaso líquido.  Estuve una semana limpiando y pintando su apartamento, al tiempo que  desnudo le lamia el culo o lo que ella me pidiese.

A mi amigo lo veía dos veces al mes, y tenía que inventarse o llevar una postura sexual divertida, un juego, un castigo … de lo contrario lo castigaba pellizcándole por todo su cuerpo, todo valía menos la cara o sitios visibles, era la norma.

Un día nos  invitó a ir con ella a  una urbanización un poco fantasmagórica, estaban algunos apartamentos construidos, otros a medias y abandonados, pero la mayoría por vender, alguna señora había alquilado un edificio completo para todo el mes con los complementos pertinentes, pista de tenis, yacusi, piscina…los materiales eran nuevos y de primera calidad.

Ella nos acercó con su coche, llamó al timbre  y beso a Fani y a su pareja,  nos presentó con simpatía como si les hiciera un favor.

-Espero que os portéis con ellos  igual o mejor que conmigo, nos soltó, para nuestra sorpresa, ella había dicho que confiáramos en ella, pero no que nos cedía a una pareja… Aceptamos  más por imposición o intriga  que por placer, nos invitaron a ducharnos y  al salir  Juani, una mulata, nos  entregó una capa verde a cada uno y anduvimos un rato por el pasillo semidesnudos hasta que nos llamaron.

El ama comprobó que no llevábamos más ropa que la triste capa.-Os sentáis  en  un esquina y no habléis, nos ordenó Fani, nuestra nueva ama, allí traían  atada a una chica rubia  de unos 25 años, avanzaba a saltos  ya que tenía los tobillos atados y las manos fuertemente ligadas  a la espalda; de una especie de  armazón como de un columpio tendía una cuerda a la que  le ataron  las muñeca  y la elevaron, aguantando con  sus muñecas  todo su peso; allí el marido de Fani se acercó y poco a poco le clavó  15 agujas hipodérmicas en sus senos.

-Las guarras se merecen eso y más, le gritó nuestra nueva ama, la sumisa no  podía  tener relaciones con su marido  y este con la insistencia consintió y   pronto él se lo contó a Fani para que la castigasen sin piedad.  El marido  azotó las  piernas de la rubia, yo conté 65 azotes, la descolgaron, le desataron los pies y le indicaron que  fuese a la piscina, allí no había ni una gota agua.  A  la rubia  la pusieron  en la parte  más profunda, los dueños se sentaron  en un cómodo sillón  mientras que la mulata les traía  refrescos.  Había hamacas, toallas, gafas de buceo, albornoces…

-Bajad a violarla u   os voy a cortar los huevos a los dos, me dijo al  oído, yo cogí a mi amigo  y le pedí  con insistencia de teníamos  que forzar a la chica, él no se lo creía,  nos quitamos  la capa, la dejamos en el borde de la piscina y poco nos costó  maniatada que estaba y muy cansada posiblemente de no dormir a saber desde cuándo, forzarla, opuso poca resistencia, los dos estuvimos alternando los  dos agujeros  una media hora, llegando  al paroxismo un par de veces cada uno. Cuando íbamos  a subir el ama nos indicó con un gesto circular otra vez, yo accedí  pero mi amigo desistió, él estaba sufriendo y yo soportando y disfrutando al mismo tiempo.  Y no en ese orden precisamente.    Mi amigo se adentró   al edificio y yo terminé la tarea por tercera vez, con un gesto con las manos  me obligo a repetirlo por una cuarta vez, yo no podía más, así que improvisé, subí   al jardín cogí un botellín de 25 cl de un refresco conocido, aun con la chapa. Esta vez  la acosté en el  fondo,  le  levante  una pierna y con mi  brazo izquierdo la  sujeté, el peso de  mis piernas  inmovilizaban su otra pierna y  la follé con la botella hasta que  gritó y gritó, yo miraba a mi ama y  en una de tantas veces ella me ordeno parar. Me  tiró una cuerda  para que le atase fuertemente las piernas    y la dejará dentro de la piscina que comenzaba a  llenarse.

-Vamos para dentro y no preocupes que sed no tendrá Carla.

Cogí mi capa y  me medio  vestí, regresamos al piso inferior, para mi desconcierto  me hizo cerrar los ojos y me dirigió por la casa a ciegas. La distribución era diferente al apartamento  superior.

Al abrir los ojos  vi a mi amigo atado a la mesa y amordazado, él que daba cabezazos   contra la mesa enseguida fue sujetado, la mulata le inmovilizo con la ayuda de  su consorte la cabeza. Su marido llevaba colgada una catana y ella un tanto, una especie de catana corta que yo me imaginé muy afilada.

-Castiga fuertemente a  tu amigo  u  os voy a  cortar los huevos a los dos, como  os he prometido.

Algo  tenía que pensar que la satisficiese, tenía una casa entera, cocina, escaleras…-Puedo contar con la mulata le pregunte a mi ama. Es tu sierva  y yo se lo mando.   Entraron seis personas con antifaz, tres llevaban capa verde como la nuestra  y los otros tres naranja, eran  de un grado superior.  Todos se sentaron  en un  silla por parejas, el verde soportaba el peso del o la de arriba. Me parecieron, no, casi seguro que por las formas eran  cuatro mujeres y dos hombres.

Todos estaban expectantes  y con el morbo de  ver como castigaba a mi amigo. Me acerque a la cocina y cogí una botella de brandi  y un mechero, me pasé por el  baño y cogí  la escobilla de la taza. Lo tenía muy claro, le metería  la escobilla en la boca  y le prendería fuego con el brandi a los pies de este. La mulata le sostuvo con firmeza dentro de la boca la escobilla  blanca inmaculada, tenía forma  oval con los filamentos en todas direcciones, el plástico  casi ahogaba los gritos, yo estaba nervioso y me costó un poco encender el mechero, estuvo unos diez  segundos gritando y agitándose como podía.

  • Con esto aún no has salvado las pelotas me  insinuó el ama, yo me acojone  y pensé rápidamente en otro castigo,  después de obtener el permiso de mi ama, me acerqué a la piscina, en la que  la pobre desgraciada flotaba e intentaba no ahogarse, a esa  que habíamos violado muchas veces, la saqué del agua  y le retiré las agujas hipodérmicas  mientras tiritaba de frio , la desaté y le conté exagerando mucho la situación para que escapara y así lo hizo, le  acerque una toalla del jardín y unas chanclas sueltas que estaban por ahí perdidas …

En tres minutos yo ya estaba arriba, llegué jadeando, cogí un  plato de la cocina y deposité las agujas y un chorro de licor como  desinfectante, me acerque a mi amigo  que  ya había entendido lo delicado de  la situación.  Le ordene a la mulata que lo amordazara y que   abofetease sin parar a mi  amigo hasta que yo concluyera con el trabajo  y poco a poco  atravesé sus partes más íntimas con las largas , dos atravesaban   el glande y formaban una x, tres  verticales que atravesaban todo el testículo  derecho  y lo que parecía un cojín  por la cantidad de agujas era  el testículo  izquierdo    y el resto  en el tronco del pene. Yo no podía esconder mi excitación.

El ama me miro  e hizo un gesto de aprobación, sonrió se acercó a mí  y me dijo que  podría  ser muy  larga nuestra relación.  Ellos se retiraron, la mulata y yo  desatamos a nuestro amigo le retiramos una a una  las agujas y  lo curamos.  Yo le pregunte  a la mucama si quería permanecer en esa prisión o  escaparse  con nosotros, ella  nos miró a los ojos y nos dijo -Me encanta la vida que llevo, nos besó dulcemente  en la boca y desapareció de nuestra vista para siempre.

Nos pusimos un albornoz que encontramos en el jardín de la piscina, el mío azul y el de mi amigo blanco y anduvimos un rato hasta encontrar una carretera comarcal, con estas pintas  no paraba  ni una mosca. Nos acercamos a una carretera donde trabajaban chicas de la vida y una mulata, bueno un mulato-mulata, se apiadó de nosotros y llamó con su celular a un  taxi, que por caridad nos llevó,  nos pidió antes de arrancar  que le enseñásemos  el dinero que no teníamos,  mi amigo le enseñó su  destrozado  cuerpo  y  el pobre hombre nos acercó a  mi casa,  yo subí rápidamente para coger dinero  y darle las gracias por la confianza  y pagarle el doble como agradecimiento.

Subimos los dos  al apartamento y  yo curé  como pude a mi amigo que sentado  en el sofá me propino  un puñetazo en los  mismísimos, caí al suelo y casi  me desmayé, me  faltaba el  aire y un horrible dolor atravesó mi columna.  Lo mire con resignación, lo comprendí.  Se tomó  un antiinflamatorio y una pastillita para dormir.

A las diez  de la mañana  yo llamé a  nuestra ama Rafaela, que extrañada nos preguntó, que por qué estábamos en el  apartamento, que como  nos había ido… Yo la invité a pasarse   esta misma mañana y ella como estaba bastante ocupada no pudo pasarse esa misma mañana, parecía intrigada y bromeaba, así  que  a las  cinco en punto de la tarde entró en mi apartamento, yo cerré la  puerta,  gire la llave y  la guardé en un sitio  seguro; ella se  sorprendió y  me pregunto que qué pasaba y al entrar a la habitación   se asustó al ver a  mi amigo malherido, le costaba hablar por lo  de la escobilla blanca.

Yo le sujeté  las muñecas y mi amigo le puso  unas esposas metálicas y no tardamos en meterle un trapo en la boca y cinta para que no gritase.

Con las tijeras  le  cortamos toda la ropa menos los zapatos, le  trabamos los pies  y  con dos cuerdecitas blancas   atamos  la base de los senos con firmeza , la hubiéramos  podido colgar de ellos , la dejamos de pie con las cuerdas bien tirantes pero apoyada en el suelo , otra  cuerda blanca rodeó su cintura, se  la atamos  a la altura del ombligo, la pasamos  bajando por el monte de venus, por los labios, por el ano y le subía por la espalda   hasta  encontrar  la cuerda  que bajaba la cual  se  juntaba con  las dos de los senos  y amarramos las tres  fuertemente, así  todo su peso estaba repartido entre los senos  y el chochito.  Le quitamos los zapatos y la cosa  se puso muy  seria, ya que,  para evitar aguantar  todo su peso ella debía  estar de puntillas.

Se le estaban amoratando los pechos, y a mí el  miembro de ver la escena, fui a la galería y cogí pinzas de tender  la ropa y las repartí por los pechos y los labios vaginales como pude, porque la tensa cuerda dificultaba un poco la operación.

Yo me desnude y empecé  a meterle  agujas hipodérmicas en los senos, una docena en total, sangraba un poco,  mi amigo  con una correa negra  empezó   a  azotarla por todo su cuerpo con rabia,  unos cien azotes le propino mientras  ella hacía  gestos  desencajados de no, no… con la cabeza.  Yo me acerque  a su  oído y le dije mientras  lloraba en silencio -si me la chupas   y  nos prometes  llamar  a la Ama, habremos terminado  el suplicio, de lo contrario te  torturaremos toda la noche.  Ella  hacía gestos de desaprobación, era una chica valiente, yo me acerque a la cocina  y  cogí salsa  brava y un mechero.

-Si antes de un minuto no aceptas, cortaré las cuerdas, te salsearé  el coño y el culo y te quemaré los pezones hasta que se termine el gas… yo aún le daba vueltas a la idea que hubiese practicado la de cortarle el prepucio a mi amigo para salvar los  mismísimos OO.

Ella me miró con  los ojos llenos de lágrimas y asintió con la cabeza.

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