La torre de Babel el heroe 2 Mision de rescate

Aquiles organiza una misión de rescate, para traer con vida a los campeones que no siguieron su consejo; pierden más hombres en rescatar a unos idiotas, pero no queda otra si de esos idiotas depende el triunfo de su misión. Elowen sigue un camino, Aquiles otro; con la esperanza de volver a verse.

La torre de Babel el héroe

Capítulo 2. Misión de rescate

Muchos son los campeones, los aventureros; los nobles, los reyes que quieren llegar a la cima y usan cualquier método para hacerlo. Esclavos, soldados; asesinos, bestias entrenadas…todo fallo y asi ahora una diosa apasionada trae a un héroe, al más loco y kamikaze de los héroes; si le das un batallón, te conquistara una playa el solo.

Aquiles observa a los aventureros que quedan en la sala, quedan un 25 % de los que vio al llegar; Aquiles se preocupa al notar el detalle, asi que se vuelve hacia los nuevos mirmidones.

-      ¿Qué fue del resto de la gente? – pregunta Aquiles.

Muchos bajan la cabeza, el aventurero que hablo con él para ser su hombre; responde.

-      La mayoría volvió hacia detrás, pero dos grupos de campeones; se internaron en el pasillo número dos y el tres, no pudimos evitarlo señor. – responde con la cabeza gacha.

-      Maldita sea… - gruñe Aquiles fastidiado, mirando ambos pasillos; recordando que casi muere, añorando tener verdaderos mirmidones bajo su mando.

-      Si estás pensando en salvarlos a los dos grupos, déjame a mí y a estos tres el pasillo de las cucarachas; ocúpate tú de los murciélagos. – propone Elowen.

-      No están preparados – niega Aquiles.

-      Tienes razón, pediremos voluntarios. – argumenta ella, girándose al resto; la mayoría mira a otro lado, entonces Aquiles grita.

-      ¡Escuchadme! Todo aquel que ayude a mi grupo de rescate y vuelva con vida, entrara a formar parte de mis mirmidones; ¿algún voluntario? – pregunta este.

El 30 % de las manos se levanta, Aquiles elige a los mejores de ese grupo.

-      Escuchadme, si tenéis problemas retroceded; seguid las ordenes de Elowen, ¿entendido? – ordena Aquiles y estos asienten.

-      ¿me dejas toda la responsabilidad a mí? – pregunta sorprendida.

-      Tú la pediste y eres la única que está preparada. – contesta este fríamente. – Tráelos con vida. – ordena.

-      Entendido, Lord Aquiles. – responde dócilmente y hace una reverencia.

-      ¡Seguidme! Formación circular, protegedme y yo os cubriré; nadie se separa, ¿Entendido? – ordena ella, Aquiles la mire sonriente.

-      ¡Entendido! – gritan todos de forma desigual y desorganizada.

Aquiles eligió 10 más, si eligiera más seria más contraproducente; entonces cuando ambos se disponían a entrar…

-      ¡Aquiles! – grita Elowen.

-      ¿si? – la mira el, desafiante.

-      Agarra esto. – ella lanza algo.

El agarra y es una poción, la mira sorprendido; todo el mundo lo ve, diferentes opiniones se forman entre los aventureros.

-      Ella se preocupa por el

-      Está enamorada, seguro.

-      ¿No sabe que es el intocable Aquiles?

-      Le ha dado la poción para nada.

-      ¿le abran tocado?

Entonces Aquiles, haciéndose el chulo.

-      ¿y esto, para qué? – pregunta haciéndose el tonto.

-      Por si acaso – sonríe ella.

-      …por si acaso… - protesta él.

Entra enfurecido en el pasillo, haciendo reír a Elowen; quien se pone seria y entra en el segundo pasillo, Aquiles va arrasando farfullando entre dientes mientras lucha contra murciélagos.

-      ¿Quién se cree esa elfa que es? – dice trinchando murciélagos que interceden en su camino.

-      ¿Por qué me ha salvado una vez, ya se cree alguien? – insiste, mientras aplasta contra la pared con su escudo a un murciélago; corta en dos a otro, con tan solo su escudo.

Lanza su jabalina, atravesando a tres; salvando a un aventurero mal herido de ser devorado, entonces corre hacia el.

-      Maldita elfa.

Cuando llega hasta el tipo.

-      ¡Tú inútil! Levántate y vuelve a la zona segura. – ordena Aquiles.

El tipo pudiera o no levantarse, se levantó y cojeando; apoyado en la pared, emprendió su camino.

Aquiles recogió su jabalina y siguió su camino, aplastando; rajando, perforando o cortando en dos lo que se cruzaba en su camino.

-      Nunca había oído de un héroe que mientras te salva, te humilla.

Tras pasar la primera parte, los murciélagos duplicaron su tamaño; de tener 2 alas pasaron a tener 4, Aquiles siguió matándolos como si no fueran nada.

En esta ocasión salvo a otros dos, que se habían visto superados; los trato con la misma indignación, pero ya dejo de insultar a la elfa.

Solo podía pensar, ¿y si moría? Él no tiene miedo a la muerte, pero ella…

Sacude su cabeza, cuando llega a la sala del jefe final; nada más llegar ve la escena, papi murciélago que es del tamaño de un humano y sus hijos tienen rodeados a los campeones.

Estos pierden terreno por momento, Aquiles carga; tan solo gritando una cosa, para que los campeones actúen en consecuencia.

-      ¡El papi es mío! – grita Aquiles.

Los campeones, algunos protestan; pero la mayoría lo agradece, viendo que Aquiles se encargara del más fuerte y aunque están desorganizados…se dedican solo a entretener a las crías del murciélago grande, tarea con la que si pueden cumplir; al menos más o menos, mientras Aquiles hiere por primera vez al murciélago grande.

Este, grita y sus hijos se vuelven más violentos; además aturde a todos como si fuera un poder, el murciélago ataca a Aquiles que solo puede poner el escudo por medio y se levanta cabreado.

-      ¿te ha gustado tocarme? ¡Vas a morir por ello! – grita y amenaza Aquiles.

Este le lanza su jabalina y luego carga con su lanza, para darle otro corte con el escudo; tras eso desenfunda su espada, el murciélago muerte el hombro de Aquiles y este traspasa de lado a lado al murciélago.

Entre gritos de muerte, Aquiles se bebe la poción; arrodillado, los hijos huyen y todos vitorean a Aquiles.

-      Oye tú, gracias por salvarme; pero no lo necesitaba. – protesta uno de los campeones.

-      Lo tendré en cuenta, la próxima vez dejare que mueras. – avisa Aquiles.

Por el camino todos van recogiendo las gemas cristalinas de lo que dejo Aquiles, este no es ninguna excepción; es un héroe sí, pero un héroe pobre.

Cuando salen, por el otro camino salen Elowen y los chicos; ella tiene la cara triste, está claro que no pudo salvarlos a todos.

-      Aquiles, yo… - intenta excusarse.

-      No importa, lo hiciste bien. – dice el, felicitándola.

Han sobrevivido 6 de los 10, de los 15 campeones que se sumergieron en los pasillos; 6 sobrevivieron en el de Aquiles y 4 en el de Elowen, han caído 5.

Todos miran expectantes a Aquiles, este ya no tiene ánimos de continuar por hoy; demasiada muerte, asi que habla con ellos.

-      Hoy nos lameremos las heridas, quien se crea valeroso; puede buscarme para que lo entrene, lloraremos a los muertos y mañana continuaremos…dejadme las llaves. – pide Aquiles.

-      Yo guardare la mía, para que no te vayas sin mí. – sonríe Elowen.

-      Tambien yo, guardare la del rey murciélago; para que cuentes conmigo, no toda la gloria será para ti. – escupe el campeón que salvo antes.

-      Como queráis, vámonos equipo; abriremos camino para los débiles y heridos, ¿entendido? – ordena Aquiles.

-      ¡Si! – contestan, más de los que son; Aquiles lo deja pasar y carga hacia delante, esta vez apoyado por las flechas de Elowen es imparable.

Aunque no lo admitirá nunca, cada vez que Aquiles ve una flecha volando; le da un micro infarto, teme a las flechas por su muerte.

Cuando alcanzan la salida, Aquiles y su grupo; salen indemnes y han ayudado, a que la mayoría haya salido sin heridas.

-      Ahora voy a ver a mi diosa, ¿Dónde podemos quedar en una hora? – pregunta a los demás.

-      ¿Aquí? – pregunta Elowen.

-      Me parece bien, nos vemos. – suelta Aquiles.

Los guardias lo miran atónito.

-      Vaya, sí que es un tipo duro. – susurra el capitán.

-      ¿no me debe un dinero, capitán? – pregunta el soldado que aposto con él.

-      No sé de qué me hablas, pero se te ha caído esto; ten más cuidado con tus posesiones soldado. – recrimina el capitán, devolviéndole el dinero de la apuesta multiplicado por dos.