La tita es bastante putita (aunque no lo parezca)

Por una enfermedad, afortunadamente superada de unos de mis primos me tuve que hacer cargo de su hermano, y luego de su madre (es la primera parte, por un problema se publicó primero la 2ª)

LA TITA ES BASTANTE PUTITA (AUNQUE NO LO PAREZCA)

Hola a todos. Quiero contarles la historia de mi tía y mía, y como empezamos a tener relaciones, sin haberlo pensado previamente.

Para empezar quiero presentarme. Me llamo Jaime y tengo en la actualidad 18 años y estudio mi último curso antes de empezar en la Universidad (espero). Soy de estatura media, sobre 1,75 y unos 70 Kg. de peso (igual ahora, pasadas las Navidades un poco más). Soy el mayor de los hijos de mi familia, tanto de mis padres como de mis tíos, los hermanos y hermanas de mi madre, que son familia numerosa (tres hombres y cuatro mujeres en total, incluyendo a mamá), y por la de mi padre, aunque con ellos el trato es menor por vivir en otra ciudad diferente a la nuestra, que es una capital de Castilla y León. Tengo un hermano casi 2 años menor que yo (Oscar) y luego gran cantidad de primos entre 4 y 16 años menos. Mi padre se llama Paco y es el mayor de otros dos hermanos y dos hermanas, que viven a unos 300 Km. de nosotros, tiene 42 años. Mamá es la segunda de sus hermanos (hay un varón mayor, pero que se casó mucho más tarde que mamá), y tiene 38 años.

Para centrarme en lo que nos interesa, la hermana menor de mamá, Carolina, que tiene 30 años vive como he comentado en la misma ciudad que nosotros. Ella está casada con Luís (5 años mayor que la tía), un tipo encantador cuando está, ya que trabaja para una gran empresa y pasa fuera mucho, mucho tiempo. Mide más o menos lo mismo que mi madre, sobre 1,68m., es morena, de pelo corto y aunque estudió empresariales lo mismo que su marido, ahora se dedica al cuidado de sus hijos, que son dos (Luís y Javier), uno de 2 años y otro de apenas unos meses. Resulta que el pasado verano, el hijo pequeño de mi tía Caro se puso enfermo, tanto como para que tuviesen que ingresarlo durante unos días. El marido de mi tía estaba de viaje y no podía volver, por lo que me tocó a mí recoger a mi primo de 2 años y estar al cargo de él, ya que su madre estaba en el Hospital y no se permitían las visitas de los menores de 10 años. Cuando le dieron el alta todavía requería un poco más de cuidados que lo normal, por lo que yo pasaba gran parte del día en casa de mi tía. Ella vive en una Urbanización a las afueras de la ciudad, en un chalet pareado. Para pasar el verano, muy caluroso en nuestra ciudad pusieron una piscina desmontable, de unos 4 metros de largo y poco más de uno de profundidad, pero suficiente para refrescarte. Había un par de hamacas y gran cantidad de juguetes para los niños. La cosa es que mi primo Luís se llevaba muy bien conmigo y quería que estuviese con él para jugar. A mi tía le venía muy bien porque se podía centrar más en Javier, aunque a veces también me tocaba cuidarlo a mi, sobre todo cuando mi tía estaba en una parte del jardín fumando un pitillo, ya que le dijeron que evitase el contacto del humo con mi primo pequeño en todo lo posible y que de fumar en casa, nada. Muchas de las noches me quedaba a dormir en la casa de mi tía, ya que se hacía tarde para no tener que hacer ir a mis padres a buscarme. Si bien mi tía no es que fumase mucho (10 cigarros al día), ahora lo dejó en la mitad, con unos horarios digamos que establecidos, como después de desayunar, de comer, de cenar y a media mañana y tarde.

Después de que mi primo curase del todo, mi tía estaba tan acostumbrada a verme por allí, y sobre todo su hijo Luís, que me dijo que si quería podía seguir allí. Como no tenía nada mejor que hacer, ya que mis amigos se habían ido a la playa, decidí quedarme. La cosa es que su marido, después de pasar un par de días en casa, volvió a marchar para cerca de mes y medio, para poner en marcha una nueva oficina en el extranjero. A los dos días de haberse marchado mi tío Luís, el calor era casi insoportable. A eso de la una del mediodía, mi tía dijo que podíamos ir a la piscina del jardín. Fui a ponerme el bañador y luego a ponérselo a mi primo, mientras su madre se ponía el suyo. La sorpresa vino cuando salimos al jardín y mi tía se quitó la camiseta que llevaba, quedándose solo con la braguita de un pequeño bikini.

  • Espero que no te moleste que haga topless, Jaime, pero es que cuando voy a la playa siempre lo hago, y cuando estamos aquí solos, también- dijo carolina, al ver los ojos que tenía como platos.

  • Vale, por mi, no hay problema- le contesté intentando disimular la tremenda erección que tenía.

Estuvimos jugando con mis primos pequeños, pero yo casi no sabía como disimular la vista maravillosa de las tetas de mi tía, no muy grandes, pero si muy firmes, a pesar de haber amamantado a dos hijos. Comimos en el jardín y luego mis primos durmieron su habitual siesta. Mi tía se fumó su cigarrillo de después de comer y luego se tumbó en una de las hamacas a tomar el sol. Al ponerse boca abajo metió parte de su bikini en los cachetes del culo, como para hacer un tanga, dejándome una visión esplendorosa de su trasero. Esa noche al meterme en la cama tuve que hacerme una soberana paja pensando en las tetas de la tía Carolina, y echando una cantidad de leche como hasta entonces nunca había eyaculado. Fueron pasando los días. La vista de las tetas de mi tía era ya algo habitual, pero no por ello menos excitante. El sábado, después de quedar con gran parte de la familia, volvimos a casa de mi tía. Le dimos de cenar a los enanos y luego cenamos nosotros. Esa noche en concreto el calor casi no permitía respirar, era horrible, así que salimos a la terraza a cenar. Después de cenar y recoger los platos, nos sentamos a beber una cervecita bien fresca, mientras mi tía se fumaba el consabido pitillo de después de la cena.

  • ¿Fumas?- me preguntó mi tía ofreciéndome un cigarrillo.

  • La verdad es que no. Lo he probado, pero no me dice nada- le repliqué honestamente.

  • Haces bien, lo mejor es no empezar. Luego queremos dejarlo y es muy difícil- argumentó Caro.

  • Ya, imagino, viendo a mis padres, a ti…supongo que debe serlo…todos lo queréis dejar, pero ninguno lo hace- solo decía lo que veía.

  • Es que cuesta más de lo que te imaginas- respondió mi tía dándole una profunda calada a su cigarrillo rubio. Estuvimos un buen rato hablando de cosas sin trascendencia hasta que nos llegó el sueño y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente por la mañana, mientras estaba secándome, al salir de la ducha, entró mi tía al baño, para hacer pis. Al verme desnudo, se fijó en mi paquete, pidió perdón y salió, al aseo que hay abajo. Ese día me acerqué a mi casa, a ver a mis padres, a la hora de comer, ya que ambos trabajaban y luego regresé a casa de mi tía. Estuvimos un rato en el jardín, en la piscina, por lo que tuve de nuevo la ocasión de ver las domingas de mi tía. Esa noche, tras la cena, que como estaba siendo habitual, hicimos en la terraza, seguimos hablando, como se estaba volviendo igualmente habitual, mientras la tía Caro se fumaba su pertinente pitillo.

  • Dime, Jaime ¿tienes novia?

  • No, la verdad es que no- le dije, ya que era verdad, aunque había tenido mis rollos en el colegio.

  • Pues no saben lo que se pierden, ya que aparte de un encanto eres muy guapo- dijo Caro.

  • Vaya, hombre, gracias…supongo que deben ser los genes, ya que tu también eres muy guapa- le dije a mi tía, devolviéndole el cumplido.

  • Ja,ja…gracias, pero después de dos partos y todo lo que conlleva…no se yo- dijo mi tía, como si se observase a si misma.

  • Ya te digo yo que si…parece que no has estado embarazada nunca…la verdad es que estás muy bien- la verdad es que mi tía estaba muy bien, por lo que no le estaba mintiendo. Hasta el primer día que la vi en topless, jamás había pensado en mi tía como otra cosa que no fuese eso, mi tía, la hermana de mi madre.

  • Que adulador eres…bueno, tendré que creerte y pensar que estoy buena- rió mi tía divertida

  • Bueno, bueno…tampoco te vayas a pasar, ¡eh!- seguí con la broma.

  • ¡Uf!...no te parece que esta noche hace más calor que nunca- dijo Carolina cogiendo una revista y abanicándose.

  • Si, la verdad es que hace mucho calor- le respondí, dándole un trago a la cerveza casi helada que tenía encima de la mesa, lo mismo que mi tía.

  • Apetece darse un baño en la piscina… ¿no?- preguntó mi tía, creo que de forma retórica.

  • ¡¿Si?!- le dije, sin saber muy bien que quería hacer mi tía.

  • Venga, Jaime, vamos a darnos un baño…seguro que el agua esta de vicio ahora- dijo mi tía, para animarme

  • No se…me da pereza subir a ponerme el bañador ahora…- la verdad es que no me apetecía nada subir a cambiarme de ropa.

  • Bueno…hay confianza…podemos hacer como el baño de la noche de San Juan- exclamó mi tía.

  • ¿Cómo es ese baño?- pregunté sin saber bien a que se refería.

  • ¿No sabes lo que es?

  • No, la verdad es que no.

  • Pues según la tradición pagana para ahuyentar a los malos espíritus había que bañarse y realizar una serie de conjuros en la noche del 23 al 24 de junio…-comenzó a decir mi tía.

  • Pero ya pasó- argumenté.

  • Ya lo se, hombre, pero es el espíritu…el bañarse desnudos bajo la luz de la luna, para evitar la mala suerte y eso

  • ¡¡¿Desnudos?!!

  • Si, hombre, si, desnudos… ¿no te dará corte, no?

  • No, no es eso

  • Pues entonces, venga…no seas gallina- dijo mi tía levantándose de la silla. Yo la imité. Llegó al borde de la piscina y allí se quitó primero la camiseta, luego los pantalones, quedándose en bragas, luego el sujetador y por último las bragas, viendo que la tía Caro tenía un conejo bastante peludo- venga Jaime…ya casi me habías visto desnuda…es un poco más. Métete en el agua conmigo- dijo subiendo la escalerilla de acceso a la piscina.

  • Voy- dije intentando disimular, mal, ya que mi tía se había dado cuenta que me había quedado mirando hacia ella como embobado. Mi tita ya estaba en el agua cuando yo me metí.

  • No me digas que no está de vicio ¿eh?

  • Si, está genial…parece más calentita que durante el día- le contesté a mi tita.

  • Y no me digas que no es guay bañarse en bolas- comentó Caro.

  • Si, si que lo es.

  • Por cierto, hablando de bolas…estás hecho todo un hombre- dijo Carolina mirando fijamente mi paquete.

  • No se

  • Si, si…ya te lo digo yo…a la mujer con la que estés…la harás muy feliz-comentó la tita sin dejar de mirarme el rabo.

  • ¿Tu crees?- pregunté incrédulo.

  • Yo creo que si…a ver- dijo mi tía al tiempo que me agarraba la polla- si, si…muy, muy feliz.

  • ¡Tita! ¿Qué haces?- pregunté sorprendido

  • Nada, asegurarme que estaba en lo cierto- respondió mi tía tragando saliva.

  • ¿Cómo en lo cierto?

  • Pues como diría Torrente…que tienes un buen pistolón- replicó Caro, sin soltar mi polla de su mano derecha. Ahora si que soltó mi nabo, pero para darse la vuelta y ponerse de espaldas a mi, incrustando mi polla entre sus piernas y empezando a moverse hacia arriba y hacia abajo. Ya no pude aguantar más y le cogí las tetas a mi tía

  • ¡Tita!- exclamé

  • ¿Si?

  • ¡Estás buenísima!- le dije, expresando lo que sentía en ese momento

  • ¿En serio?

  • Totalmente en serio

  • ¡Demuéstramelo!

  • ¿Cómo?- le dije mientras le seguía sobando las tetas

  • ¡Quiero que me folles!

  • ¿Qué dices?- no me lo creía.

  • Pues que quiero que me la metas y me hagas correr como hace tiempo que no hago- mi tía estaba completamente fuera de si

  • ¿Aquí?

  • No cariño, vamos arriba- dijo mientras me cogía de la mano y empezaba a salir de la piscina. Nos secamos y subimos, desnudos como estábamos a su dormitorio. Al llegar a su dormitorio me empezó a besar con pasión. Se notaba que hacía tiempo que no recibía una buena sesión de sexo, como me confirmó posteriormente

  • Tita, de verdad, estás muy buena…para comerte- le dije

  • Pues empieza por el coño…- dijo mi tita mientras me empujaba la cabeza a su zona genital. Casi no podía meter mi lengua entre tanto pelo, hasta que pude divisar bien sus labios y conseguí abrir un poco de su rosado chochito y lo lamí con todo el entusiasmo del mundo.- ¡Que bueno, Jaime, sigue, sigue así!

  • ¡Ummmm!- era lo único que podía exclamar mientras me comía el conejo de mi tía, que estaba delicioso. Pude notar el momento en el que se iba a correr puesto que me cogió fuerte de la cabeza y se tensó.

  • ¡Guau, Jaime, eres todo un experto! Nunca me habían comido el coño así…ha sido genial- dijo mi tía todavía jadeando

  • ¡Gracias!- fue lo que se me ocurrió decir

  • Pero no pienses que hemos terminado…te necesito dentro de mi- pidió Carolina mientras separaba sus piernas pidiéndome la penetración.

  • ¿Quieres que me ponga un condón?

  • No hace falta, cielo…después de nacer Javier me hice una ligadura de trompas…no te hace falta condón y te puedes correr dentro de mi.- empecé a aproximarme al coño de mi tía y se la metí con una exclamación por su parte. Empezamos a follar, al principio de forma suave para, de forma progresiva ir aumentando el ritmo, hasta el momento en que mi tía perdió en control o casi- sigue así, cabrón, no pares ahora, sigue…dios, que bueno, que bueno…como me gusta, sigue hasta el fondo, hasta el fondo, cabrón…lléname, la quiero toda en mi coño…¡toda!

  • ¡Tita…me voy!- le dije en el momento en que estaba a punto.

  • ¡Si, vente dentro de mi, cabrón…lléname el coño!- mi tía estaba a punto del orgasmo- ¡Así, mi amor, así…me voy contigo…me voy, yaaaa!- mi tía se fue como una perra. Caímos rendidos en la cama.

  • ¡Ha sido genial!- dije ilusionado después del polvo más memorable de mi vida (realmente era el segundo)

  • Si, cariño…eres todo un hombre… ¡eres genial!- dijo mi tía mientras me daba un beso en la boca.

Esa noche dormimos juntos y lo que siguió…ya lo veréis