La tímida desbocada

Esta es la historia de como comenzamos nuestras experiencias swinger.

Todo comenzó cuando en la mejor etapa de mi vida se me presentó la oportunidad de convertir a mi novia en una verdadera meretriz con aptitudes dignas del prostíbulo de Mesalina.

Bueno mi nombre es Javier (obviamente no daré el mío), y soy un chico de 27 años, mi aspecto físico no es ni mucho menos el de un adonis pero hoy por hoy me voy defendiendo como puedo de las inclemencias de las modas. Sin embargo mi novia es una chica de escándalo, tiene los ojos verdes y grandes, un cuerpo bastante llamativo pues su complexión delgada aderezada con unos bonitos pechos y un trasero de infarto hacen que parezca una pequeña diosa. Su pelo largo y rubio provoca sentimientos encontrados en todo aquel que la ve pasar a su lado, pues aunque no tiene un desparpajo natural si posee una timidez que la hace más atractiva aún si cabe. Se me olvidaba mencionar que tiene 22 años aunque aparente algunos menos cuando se pone coletas.

La historia de desarrolla algunos meses atrás, allá por Octubre de 2005, en fechas próximas a su cumpleaños. Yo deseaba de manera más que evidente ver como mi pareja se lo hacía con otro chico y, como no, yo beneficiarme de alguna manera de ese ofrecimiento. En alguna ocasión habíamos llevado a cabo algún trío con otro hombre como invitado pero no pasó a mayores la cosa. Esta vez estaba decidido a provocar el encuentro con una pareja e intentar que mi chica se sintiera lo más desinhibida posible. Para ello tenía un plan urdido de manera perspicaz, la cuestión era ir a un club de intercambios con la idea de avivar un poco el fuego que ella sentía en su interior por la escasez de sexo a la que la tenia sometida, pues lógicamente a veces el instinto puede más que las propias convicciones morales. La logré convencer para desplazarnos al sur de la isla, pues no he comentado que vivimos en las Islas Canarias, y así llevarla al club del cual tenia una información bastante completa. La conversación por el camino fue de lo más amena y ella no sospechaba cuales eran mis intenciones, no obstante me evidenciaba una erección medianamente controlada que provoca un bulto en mis pantalones un tanto descarado, aunque ella lo achacó a esa falta de sexo que veníamos padeciendo hacia una semana.

-Javi no crees que voy un poco provocativa con la mini que me he puesto

-No cariño creo que estás de lo más atractiva luciendo esas piernas, además te pusiste las medias que te pedí.

-Si pero no se a que viene eso de preocuparte de mi aspecto cuando nunca has hecho mucho caso a mi indumentaria.

-Todos cambiamos- en mi fuero interno la excitación daba lugar a un erección más pronunciada aún si cabe.

Llegamos al lugar indicado y le dije que era un bar que me habían recomendado unos amigos, que aunque a primera vista no parecía muy normal que no se preocupara, pues eran gente de confianza de quien venia la recomendación. Tocamos un timbre y entramos al local, el cual en principio no nos pareció muy grande pero si acogedor, estaba compuesto de una barra y unas cuantas mesas con unos sillones en sky un poco pasados de moda aunque no por ello incómodos. Nos sentamos en uno de estos y nos pedimos unas copas, mi intención era que bebiera algo, pues no está acostumbrada al alcohol y enseguida le hace efecto. Pedí dos rones con coca cola y el de ella muy cargado, por razones obvias. A eso de la media hora de estar allí comienza a entrar gente al local y ella de por si ya sospechaba que aquello no era normal pues solo veía parejas y todas con una indumentaria llamativa tirando a provocativa. Por un momento se fijó en un chico alto de pelo negro y ojos azulados que llevaba una camisa sin mangas y un tatuaje en uno de los brazos, media como 180 cm. y tenia el cuerpo bastante musculado, el torso denotaba horas de gimnasio y su entrepierna una naturaleza agraciada, pues los pantalones ajustados que llevaba dejaban poco a la imaginación. Iba acompañado de una chica normalita, de 160 cm. de estatura, no muy guapa de cara hecho que se compensaba con un cuerpo llamativo, que si bien parecía delgado pronto descubría cuan craso error de percepción había cometido. Me acerque a ellos y con la excusa de pedirles fuego comenzamos una conversación de temas tan banales como cabe esperar en una noche de copas. A estas alturas Carolina (mi novia) ya se había percatado de que iba todo aquello y no hacia más que mirarme con una cara mezcla de enfado y de excitación por la situación creada.

De repente sin previo aviso veo que el maromo le empieza a comer la boca a Carolina y esta ante mi asombro ella le pone una mano en los pantalones, a la altura del paquete, y le comienza a pasar la lengua por el cuello de una forma provocativa que denotaba una falta de vergüenza que en otra situación me hubiera escandalizado. Yo me limitaba a tocar de manera más bien tímida el culo de la chica del maromo y esta ante mi falta de iniciativa optó por tomarla ella apretando contra su cuerpo y evidenciando lo empalmado que estaba al contemplar lo guarra que podía ser mi chica.

La falda mi novia subía de manera incontestable y dejaba ver el final de las medias y el tanga que llevaba puesto, de repente veo que se agacha delante de aquel tío y baja a la altura de su polla para sacarla del pantalón y ponerse a chupar como si la vida le fuera en ello, tenia un aparato bastante grande y ella lo lamía como si de un caramelo se tratara. Lo más inaudito de todo es que la acción estaba ocurriendo en medio de la pista de baile y se había formado un coro que jadeaba a su alrededor y prorrumpía en aplausos ante ciertas acciones como la de lamerle los huevos. A todo esto yo seguía con la pareja del chico que estaba masajeándome el rabo de manera sensual, pero a mi poco me hacía falta para correrme viendo aquella escenita. Más de un tío de saco la polla y mi novia servicial como nadie limpio sables a diestro y siniestro con una actitud de chacha obediente que no pudo más que dejarme estupefacto. La cosa parecía que iba a derivar en un gang bang en el que mi chica, la tímida Carolina, sería el epicentro de todas las corridas. De hecho mi percepción no tuvo indicios de equivocación y ocurrió tal y como predije, fue ensartado por unas cuatro pollas diferentes, a cual más gorda y grande que la anterior, yo estaba como en una nube ausente de todo aquello y sin hacerle caso alguno a la chica que me acompañaba, la cual se quito la ropa y dejo ver un cuerpo más que apetecible. Lo único que pude captar de todo aquello fueron retazos de conversación que ahora reproduzco aquí:

Carolina: -joder fóllame así cabrón que me vea el cornudo de mi novio como se mete una buena polla, Ahhhhhhhhhhhhh, joder me he corrido ya dos veces, Ahhhhhhhhhhh

A coro los tios: - eso es putita así nos gustan las tías, zorras y culonas como tu.

Mi novia habia provocado cuatro eyaculaciones que se le derramaban desde la barbilla hasta el pecho desnudo, y yo en mi estado me habia corrido dos veces sin casi estimulación exterior de ningún tipo. La cosa termino con una ducha de semen y luego de agua fresca y limpia que alguien amablemente roció por encima del cuerpo exhausto de Carolina. Nos preparamos para irnos una vez ella se hubo vestido y acicalado, no antes de pedirle el numero de teléfono al maromo y recibir un beso húmedo de este en su linda boca. Lo había conseguido, mi novia era una autentica guarrilla, aunque después descubrí que como bien dice el dicho estaba cansada pero no saciada, pues en el coche me pegó una follada de impresión a la vista de un barrendero que por allí pasaba.

Espero que os haya gustado el relato. Si desean darme su opinión manden un correo a caroldelirium@hotmail.com .

La foto que inserto en este relato es real, la de mi novia, para que veais que no exagero cuando digo que está buena.