La Tienda II

- No te asustes semental… sólo quería saludar a tu amigo… - dijo metiendo su mano por dentro de mi pantalón y sobrepasando la barrera del slip que separaba mi polla de su mano. – Dime cielo… cuantas veces te has masturbado con mi regalito este fin de semana...

La Tienda II

Tras estar todo el fin de semana recordando el regalito de Esmeralda y masturbándome frenéticamente con ello en mi mente, al fin llegó el lunes. ¿Y ahora qué? Pensé yo. Pues aparentemente nada, todo transcurrió con normalidad en la tienda y no percibí ninguna señal fuera de lo común. Pensé que lo mejor que podía hacer es exactamente lo mismo. Comportarme con normalidad y estar agradecido para mis adentros de haber perdido mi virginidad con una chica tan caliente, aunque ciertamente iba a ser difícil no imaginarla desnuda haciéndome de todo cada vez que la viera.

Así me dediqué a mi trabajo como hacía siempre y despreocuparme totalmente del tema. A última hora de la tarde estaba sólo en la trastienda colocando unas cosas, cuando de repente y sin previo aviso una mano me agarró el paquete desde atrás. Me giré rápidamente con un susto de muerte en el cuerpo y allí estaba Esmeralda.

  • No te asustes semental… sólo quería saludar a tu amigo… - dijo metiendo su mano por dentro de mi pantalón y sobrepasando la barrera del slip que separaba mi polla de su mano. – Dime cielo… cuantas veces te has masturbado con mi regalito este fin de semana…

  • Eeehhh… unas cuantas…- dije mientras la polla se me ponía dura como una barra.

  • Mmm… si… te imagino frente al ordenador meneándotela con los ojos clavados en la pantalla viendo el polvito que echamos el otro día… estuvo rico verdad? – me susurro al oído mientras la mano que había asaltado mis pantalones iniciaba una lentísima paja.

  • Si… muy rico…

  • Claro que si… apuesto a que no puedes olvidar el calor de mis flujos empapando tu falo… Esos flujos viscosos envolviendo todo tu pene, tan blanquitos como salen de mi vagina cuando me estoy corriendo… si… es cierto… me corrí… me corrí mientras tu polla me llenaba como a una vulgar putita… me corrí cuando gemías mi nombre… Esme… gemías… Esme me corro… no me aguanto Esme… mi nombre sollozado en tus labios junto a tu enorme verga descargando su semen en lo más profundo de mi coño, me provocaron un orgasmo tan delicioso que sólo de recordarlo se me estremecen los muslos… y entonces tu semen junto a mis blanquecinos flujos rebosaron de mi chochito formando un reguero…

-Aaahhh… - suspiré mientras trataba de ahogar cualquier posible grito que pudiera alertar a nadie.

Entonces Esmeralda sacó su mano de mis pantalones. Estaba cubierta por el semen que acababa de obtener de mi pene. Apenas dos minutos después de empezar a hacerme aquella paja logró que me corriera.

  • Mmm… esta delicioso… - dijo mientras su lengua y sus labios se apresuraban a limpiar los delicados deditos de su mano cubierta de mi semen. – Parece que te debo una disculpa cielo… creo que mi mano no ha logrado extraer todo el semen que albergan tus huevitos… y en lugar de aplacarte sólo he conseguido que tu erección sea mayor… me temo que tendrás que aliviarte esta noche con una buena paja… espero que la imagen de tu compi relamiéndose con tu lechita te pueda ayudar… - dijo mientras terminaba de lamer el semen que aún quedaba en sus dedos. – Por cierto cariño, no tendrás por casualidad el video que te regalé en tu móvil?

  • Eehhh si… - alcancé a decir después de aquella escena.

  • Te importaría pasármelo? A mi también me apetece aliviarme esta noche… y… cariño… será mejor que te arregles un poco en el baño antes de salir…

Después de aquello, al llegar a casa por la noche me encerré en mi cuarto en cuanto tuve ocasión con una calentura 10 veces mayor que antes de la paja que me hizo Esme, tal y como ella había predicho. Me senté frente al ordenador con la polla dura desde por la tarde, ya no aguantaba más, necesitaba descargar todo lo que tenía adentro o estallaría en cualquier momento. Así, con intención de hacerme una buena paja a la salud de Esme, puse el video de mi polvo con ella y comencé a disfrutar de las imágenes. Al cabo de un rato meneándomela, sólo aguantaba mi eyaculación por pura voluntad para alargar el placer de la paja, cuando recibí un mensaje a mi móvil. Mientras con una mano seguía con mi masturbación, con la otra cogí el móvil para que ver era y… sorpresa...

  • Espero que te ayude a aliviar lo que mi mano inició hoy en la tarde… besitos… en tu dulce capullito…

El mensaje venía con una fotito de Esmeralda completamente desnuda recostada en su cama. Estaba tumbada de lado con las piernas abiertas y un consolador con forma de pene introducido en su vagina, de la cual se podía apreciar que emanaban unas gotitas de blanquecino flujo, y en su rostro podía apreciarse la expresión más pura del placer. La visión de Esmeralda en la plenitud de su orgasmo masturbatorio fue demasiado para mí, consiguiendo que me corriera frenéticamente y que mi polla disparara chorretones de semen por todas partes.

Al día siguiente, fui el primero en llegar a la tienda y en cuanto apareció Esmeralda me lanzó una de sus lascivas miradas mientras se dibujaba una picarona sonrisa en su carita de ángel.

  • Te sirvió de ayuda? – Me dijo.

  • No imaginas cuanto.

  • La tomé mientras me masturbaba con el video de nuestro polvito. Es muy caliente… tuve un orgasmo delicioso viéndolo… y no será la última vez que lo use…

En los días siguientes todo volvió a la normalidad y no tuve el placer de hacer nada más con ella, aunque de vez en cuando me regalaba la visión de sus piernas y casi su culito mientras se agachaba a recoger algo, frotaba sus nalgas en mi paquete “accidentalmente” o lanzaba alguna mirada pícara. Sin embargo, cuando llegó de nuevo el sábado ya cerrando la tienda a eso de las dos más o menos, dijo Esmeralda que si no nos importaba que se marchara un poco antes, que había quedado para comer en el campo. Por supuesto la dijimos que se marchara tranquila y se fue al baño para cambiar su ropa por una más campestre. Cuando salió se paseó delante nuestra vestida con unos cortísimos shorts que le permitían lucir sus largas piernas y dejaban al descubierto casi la mitad de sus nalgas, además de un top en la parte de arriba que marcaba prominentemente aquellos suculentos pechos. Miriam, que estaba haciendo la caja bastante concentrada, no pareció percatarse de la escena. En cambio mi polla saltó disparada como un resorte en una erección que mis pantalones apenas podían disimular. Esmeralda me lanzó un sensual beso, siendo plenamente consciente de que su desfile delante de mí me dejaba totalmente derretido, y se marchó sin más.

Así pues, Miriam y yo nos quedamos solos cerrando la tienda, ya que Mª Ángeles estaba enferma y no había ido a trabajar ese día.

  • Menuda diablilla que está hecha. – dijo Miriam mientras seguía contando el dinero.

  • Qué?

  • Ya sabes a que me refiero…

  • No… no se de qué hablas…- dije mientras me invadía una gran inquietud

  • No se… no te ha parecido que iba un poco ligera de ropa Esme?

  • Ah ssi? nno… nno me había fijado… - contesté con voz temblorosa.

  • Si puede ser que no te fijaras en su ropa… parecías bastante ocupado babeando mientras le mirabas el culo…

  • No… de verdad que no… yo…

  • Entonces no te estaba calentando la polla? Me lo he imaginado yo?

  • Eeehhh… nooo… que cosas dices… - El pánico comenzó a apoderarse de mí.

  • Ya… y… hablando de otra cosa… lo pasaste bien el otro día?

  • Eeehh… de… de que día hablas?

  • Del día que Esme te la estuvo meneando ahí en la trastienda. Lo pasaste bien? – Incapaz de contestar nada sólo podía balbucear – No sé, a mi me pareció que lo disfrutabas, al menos a juzgar por la cara que ponías… sobre todo cuando se te quedaron los ojos en blanco…

En ese momento Miriam dejó lo que estaba haciendo y se acercó a mí con una mirada inquisidora clavándose en mis ojos. Entonces, acercó la mano a mi paquete y empezó a palpar mi polla en plena erección.

  • Y esto… a que se debe? Acaso me vas a decir que la zorrita de Esme no es la responsable de esto?

  • No… es que…

  • Te la has follado? – Me preguntó con una mirada penetrante.

  • No… yo… me tengo que ir ahora…

  • Adonde crees que vas? – dijo agarrándome con fuerza el paquete.

  • No pensarás salir a la calle con la polla así verdad? - Tras decir eso, comenzó a desabrocharme lentamente el pantalón hasta que me lo quitó y me quedé con el slip a punto de estallar por mi erección – Menudo pollón… que callado te lo tenías…

Me bajó el slip, agarró mi polla con su mano e inició una masturbación mientras pude observar como se relamía contemplando mi pene.

  • Confiesa… te la has follado verdad… te has tirado a la putita de Esme a que si… - dijo mientras bajaba el ritmo de la masturbación.

  • No pares por favor… - Le supliqué entre jadeos.

  • Quieres que siga eh… necesitas que lo haga… si… puedo verlo en tu cara… esta bien… puedo terminar lo que esa zorrita ha comenzado… pero eso sólo depende de ti… si deseas que te haga correr… entonces tendrás que confesar… sino… - Justo en ese momento detuvo por completo la paja que me estaba haciendo.

  • Esta bien… tu ganas… es verdad… pero no me dejes así…

  • Quiero oírtelo decir…- dijo iniciando nuevamente la paja con una suavidad y lentitud que me desesperaba.

  • Yo… yo…

  • Si… - y detuvo nuevamente la paja.

  • Me la follé… me follé a Esmeralda… me la cepillé… hasta que sus gemidos me hicieron correr… y le llené el coño con mi leche…

  • Si… lo sabía…

Entonces introdujo mi falo en su boquita y comenzó a besarla, lamerla y cubrirla con su saliva mientras su mano aceleraba el ritmo de la masturbación. Difícilmente era capaz de aguantar aquello, pero quería alargarlo un poco más. Mantenía la concentración para evitar correrme, pues quería disfrutar todo lo posible de aquella mamada que estaba recibiendo. Sin embargo, Miriam decidió que ya era hora de hacerme estallar de placer.

  • Ahora… vas a eyacular en mi boquita hijo de puta… y esta vez no será Esme la que te vacíe los huevos… esta vez… seré yo la que te haga correr hasta la última gota de tu leche…

Tras decirme eso con voz sensual y autoritaria, se apresuró a aumentar el ritmo de la masturbación, mientras sus labios atrapaban en su interior mi glande para succionarlo frenéticamente y estimularlo con la lengua. Tras unos minutos trabajándose mi verga con tal maestría, logró quebrar definitivamente mi resistencia y descargué todo mi esperma en su boquita. El orgasmo fue tan intenso que por un momento sentí que el alma se me iba en la corrida. Las piernas dejaron de responderme y la vista se me nubló por unos momentos. Tuve que apoyarme en la pared para no caer al suelo, mientras ella seguía besando y lamiendo mi capullo tras la eyaculación, al tiempo que el esperma rebosaba de su boquita y escurría por mi falo hasta precipitarse contra el suelo.

  • Mmm… te sientes mejor? – dijo mientras escurría con su mano las últimas gotas de semen que salían de mi pene.

  • Si…

  • Bien… - respondió mientras sonreía traviesa. – Será mejor que nos vayamos, se está haciendo tarde… ya me devolverás el favor en otra ocasión…

Después de lavarnos y arreglarnos para ir ya a casa, cuando estábamos a punto de cruzar la puerta me dijo:

  • Javi…

  • Si?

  • Supongo que Esme no quería que contaras a nadie sus zorreos contigo… no te preocupes no diré nada…

  • Ah… si… mejor… gracias…

  • Tranquilo… esa cabrona está muy buena… no quisiera arruinar tu diversión… así podrás seguir follándotela…

  • Gracias…

  • De nada… pero yo quiero mi parte del pastel… no creas que lo de hoy es gratis…