La tienda
Me aburro en una fiesta, salgo a distraerme, llego a una tienda donde el tendero sabe divertirme.
Tenía 19 años había ido a una comida a casa de mi tía Remedios, esta tía en partícular no era de mi agrado, era prima de mi abuelo, siempre se quejaba de todo, sobre todo de los jovenes, mis primos y primas ibamos por compromiso, pero en aquella ocasión casi todos se habían podido safar de esa comida aburrida, solo habíamos ido mi prima Daniela y yo, las dos nos llevabamos muy bien.
En algún momento le hablo su novio y me dijo que se iba a coger con él, así que me quedaría sola pero que si quería ella decía que me iba con ellos y me dejaban en algún lugar, le dije que no gracias, que mejor disfrutara de una vez con su novio, ella me sonrió y me dijo de seguro te vas a ir de puta por ahí, le dije que saldría a buscar por lo menos excitar a alguien.
Les avisé a mis papás que aprovecharía la salida de mi prima para dar una vuelta por los alrededores, me pidieron que tuviera cuidado.
Ese día iba de lo más normal, zapatos bajos, un pantalón de mezclilla y un sueter largo que llegaba hasta abajo de mis nalgas. No podía ir a casa de una tía con mi familia, vestida muy puta.
La casa de mi tía era pequeña así que no podía ponerme a coger con alguno de los machos de mi familia que ya me habían hecho suya.
En la calle, mi prima y yo saludamos a su novio, era un muchacho muy guapo y agradable ya dos veces me había dado su rica verga, obviamente sin que mi prima lo supiera.
El primer día que lo conocí le di las nalgas, la siguiente vez fue cuando nos encontramos en un centro comercial, me pidió ir a un hotel y como buena puta no me negué.
Él y mi prima se fueron, sentí envidia pues ella se iba a coger con ese rico macho. Yo empecé a caminar, realmente en esa colonia no había mucho que hacer. La muy poca gente que se veía en la calle era gente muy grande de edad, algunas iban con bastón, un señor jalaba su tanque de oxígeno.
Como a tres cuadras de casa de mi tía había una tienda, decidí entrar y comprar un jugo, el tendero era un señor como de 70 años, por lo visto era una colonia para gente grande.
Cuando el señor me iba a cobrar me vio a los ojos y me dijo que nunca había visto unos ojos tan bonitos, que solo por eso no me iba a cobrar, yo me sonrojé y le di las gracias.
Me dijo que ojalá hubiera muchachas tan bonitas como yo en la colonia, por lo visto el señor me quería ligar. Su sonrisa con su dentadura postiza me ponía nerviosa y caliente, yo empecé a jugar con mi cabello mientras de vez en cuando le sonreía, platicamos algunos minutos sobre la colonia.
Detrás de el señor se abrió una cortina, salió una mujer como de 30 años, cerrandose la blusa, atrás de él un señor como de 50 años, acomodandose el pantalón. Le dieron las gracias al señor y se fueron.
Él señor se rió y me dijo en algún lugar tienen que coger, es la enfermera del papá del señor y aquí vienen a coger, muchos vecinos, la gran mayoría son gente grande como yo, sus hijos vienen a verlos, aquí traen a las enfermeras y sirvientas para coger. Las hijas vienen con los enfermeros, algún jardinero. Me dijo que a la tienda los ancianos la conocen como la tiendita y los hijos la conocen como la cogidita.
Yo ya estaba caliente con lo que el señor me decía, pensé quería verga y aquí hay una. No sería la primera vez que me entregara a un anciano.
Con mi cara más puta le dije.
P -¿No me rentas el cuartito?
Él se rió y me dijo.
S -Pero si vienes sola.
P -Quiero que entres conmigo.
Sus ojos se abrieron por completo, me quería coger y yo se lo pedía, la lujuria se le veía por todos lados. Él corrió a cerrar la tienda. Me jaló de la mano y me llevó a ese cuartito, al entrar vi una cama vieja, un pequeño medio baño, es decir no tenía regadera, una silla junto a la cama, una mesita de noche despintada, donde había una lampara muy vieja. Por lo que vi en el cajón habían condones cerrados y retardadores.
Yo le dije.
P -¿Te gustaron mis ojos? ¿Qué piensas de esto?
Me levanté el sueter y le enseñé mis nalgas en el pantalón de mezclilla.
S -Que culazo tienes hembrita.
Me abrazó y mientras me acariciaba el culo me besó, sentí su lengua jugar con la mía, sus labios no eran delicados, era un beso tosco, se veía que andaba ganoso.
Me separé de él y lo vi bien, era completamente canoso, era delgado y bajito de estatura usaba un bigote delgado, cuando le quite la camisa vi en su pecho un poco de vello blanco.
Le acaricié el pecho con las yemas de mis dedos, él me metió un dedo en la boca, el cual como buena perrita golosa se lo chupé.
S -Sí eso haces con un dedo ya me imagino lo que harás con una verga.
Yo se lo seguí chupando y acariciandole el pecho, cuando dejé de hacerlo me puse de perfil hacía él, me agaché y mi cuerpo quedo como una L, puse mis manos sobre mis piernas y con mi voz de puta le dije.
P -Nalgueame papi, nalgueame como a tu perra.
Me dio varias nalgadas fuertes y rápidas.
P -Aaaahhhh papi, que rico.
S -Que nalgotas tienes perra.
Se hincó atrás de mí, me tomó de la cadera y su cara la restregó por todo mi culo.
P -¿Te gusta este culo?
S -Sí nunca había tocado uno así.
Él me bajó la ropa y me chupó las nalgas, me las mordía, me daba nalgadas, después me chupó el ano.
P -Aaaahhhh sí que rico me chupas.
Después me volteó y me chupó la concha, primero lento para después darle muy rápido a mi clítoris con su lengua mientras metía a gran velocidad dos dedos en mi coño.
P -Sigue, que rico, dame más.
Mi concha ya estaba muy mojada, yo lo tomaba de los hombros y me le pegaba lo que más podía para que me siguiera dando tanto placer en el clítoris.
P -Sí chúpalo todo.
Sentía sus dedos entrar y salir, el placer era mucho.
P -Aaaahhhh me vengo.
Su cara se llenó de mis jugos.
S -Sabes deliciosa.
P -Que rico me hiciste acabar macho.
Nos quitamos toda la ropa, pude ver su verga la cual era de un tamaño normal, tanto en lo largo como en el grueso. Me acerqué a él y acariciándosela con las uñas le dije.
P -Se buenito y dejame mamártela.
S -Dale puta.
Me hinqué para ese momento esa verga ya estaba muy parada, le di pequeños besitos a lo largo, después le chupé los testículos, los cuales estaban muy sudados, mi lengua sentía el gusto salado de ese par de testículos peludos. Después agarré su verga y me la metí en la boca.
La metía y sacaba lento, apretandolo suavemente con mis labios, él gemía quedito, su verga también sabía a sudor pero no me importaba, solo quería ser cogida como una puta. Estuve un poco más así, después solo dejé su cabeza en mi boca y se la chupé a gran velocidad, él gemía muy fuerte, supe que no iba a aguantar mucho así que me la saqué y me acosté en la cama abriendo las piernas.
P -Cógeme mi macho, dame tu rica verga.
Él tomó un condón del cajón, le iba a decir que no se lo pusiera pero sentí que lo mejor es que lo hiciera con protección. Mientras se lo ponía yo esperaba impaciente, me acariciaba los senos, me jalaba los pezones.
Se acostó encima de mí, apuntó su verga a mi coño y me la metió toda.
S -Que pucha tan rica, tan apretadita.
P -Esta puchita quiere tu verga, cógeme rico.
Él entraba y salía a velocidad media, me veía a los ojos mientras lo hacía, yo con la mirada le pedía que siguiera que me gustaba lo que estaba haciendo. Con su mano derecha me acarició las tetas. Después de algunos minutos él empezó a oler a mucho sudor, por lo visto no era muy limpio, pero en vez de molestarme el olor, me excitó.
Lo rodeé con mis piernas y con ellas hice que me cogiera más rápido.
P -Así papi, más dame más.
Me estuvo cogiendo así, hasta que me dijo que le faltaba poco a venirse pero que antes quería darme en cuatro para poder ver mi culote.
Me la sacó y me puso en cuatro, me abrió las nalgas y me la metió en la concha.
P -Sí cógeme, dame verga.
S -Eres una puta.
Él me cogía muy rápido, me enterraba sus uñas en las nalgas,después me daba nalgadas, su verga entraba y salía, yo gemía, él me seguía diciendo que era una puta. Eso ya lo sabía soy una auténtica puta, una perra necesitada de verga.
Sentía como mi vagina exprimía esa verga, cada nalgada que me daba me hacía sentir su poder, me gustaba ser la perra de un anciano, darle placer.
Esa verga me estaba cogiendo muy rico, cada vez entraba más rápido, en un momento me tomó de las piernas apretándome contra él muy fuerte y en un grito muy largo se vino. Yo ya no llegué a otro orgasmo pero había hecho terminar a mi macho en turno y eso era muy placentero.
Me sacó su verga, se quitó el condón y lo tiró en un bote.
S -Gracias perra, coges muy rico.
P -Siempre me dicen eso papi, creo que soy una buena putita.
Nos vestimos, abrió otra vez la tienda y cuando iba a salir me preguntó mi nombre, le dije que era más rico así, que quedara como una cogida entre desconocidos, él me sonrió y yo le lancé un beso.
Regresé a la comida y ya no me aburrí después de esa rica cogida, la fiesta seguía igual pero mi actitud ya era otra y es que después de recibir verga el panorama siempre cambia.