La tienda de Rosa

El repartidor de Amazon va al centro de Madrid, a una pequeña e inocente tienda a entregar un paquete pero no sabe que detrás de la inocencia de todo vive con fuerza la perversión.

Por mas que se le cuento a mis compañeros de trabajo nadie me cree, hasta, claro está, cuando les mostré las fotos y los vídeos.

¡Me había follado ya a unas cuantas mujeres llevando mis paquetes de Amazon!

La cerda casada de Tamara fue la primera, y pensaba que la única pero hace unos días me tocó llevar un paquete a un herbolario de la zona centro de Madrid. Hasta aquí todo normal. Llegué a la calle, una pequeñita que me sonaba de haber visitado pero para ir al teatro de una amiga y aparqué justo en la puerta.

Una entrada mona, pequeña, con unos círculos a la entrada. Pasé y me encontré con una mujer de unos cuarenta años de pelo rizado.

-¿Rosa?

-No, ¿quién eres?

-Le traigo un paquete de amazon,  ¿te lo dejo a ti?

-No, espera. ¡Rosa!, -se alejó hacia el fondo de la tienda, donde sobre un doble suelo había unas neveras repletas de productos ecológicos. El sitio estaba decorado con estilo. Las paredes que quedaban libres de estantes mostraban unos dibujos azules como elipses que se repetía. Había comida natural, productos para expelo, bollos sin azúcar, cremas ecológicas… -Me molaba la verdad.

-Pasa, -me indicó la mujer de gafas, pelo rizado y sonrisa sincera. -Te espera en su despacho.

-¿Se puede?

-Sí pasa, perdona el desorden. ¿Me traes lo de amazon verdad?

-Sí, -le respondí entrando en la pequeña sala de paredes moradas. Había una camilla al fondo, aquí debían dar masajes.

Me giré para ver a la mujer y me encontré a una chica de unos 44 años, pelo marrón tirando a pelirrojo, nariz recóndita pero muy chica y sensual, unos finos labios y delgadita. Pero lo que as me sorprendió es que estaba vestida con una bata blanca y debajo no llevaba nada.

-¿Si la pillo en mal momento?

-No para nada, pasa  y deja ahí el paquete.

-¿Cuál de los dos? -quise aclarar con humor.

-El que mejor me sienta. -Me quiso aclarar a la vez que se acercaba y me acariciaba mis partes.

No entendía nada.

-¿Perdón…?

-Te molesta, y llámame Rosa, cielo.

-Yo me llamo Javi, -respondí tartamudeando mientras me empalmaba.

-Buen arma. -Dijo como si nada mientras abría el paquete y sacaba un bote, con un spray.

-¿Que es?

-Un último invento, desnúdate.

-¿Perdón?

-A ver Javi… esto es una tapadera jaja, en verdad aquí tenemos una pequeña productora de cine porno, pensaba que lo sabías.

-Yo no…, pero joder, ¿Y las clienta de ahí fuera, la dependienta?

-¿Silvia? No te preocupes, le costó asimilar que me dedicaba al porno a la vez que llevaba esta tienda, pero te puedo asegurar que dinero compra todo.

Yo estaba sudando. En serio. Empecé a dudar si el show de Truman era mi vida. Jajaja. Reí por no llorar.

Entonces lo vi claro me desnude. -¿Y ahora?

Rosa sacó el bote y se echó un poco del líquido que era verde como pegajoso y empezó a acariciarme mi pene. Aquello empezó a crecer como por arte de magia y se puso gorda, gorda.

-¡Magia! -Añadió ella mientras me lo acariciaba.

Al segundo entró la dependienta Silvia que al vernos dejó salir una leve sonrisa como si aquello le sorprendiera.

-¿Vas a grabarte con éste?

-¿A ti que te parece?

-Que está flotable.

-Pues ya sabes si luego quieres aparecer en escena.

-No déjalo, jajajaja, mi marido no lo entendería.

-Una pena.

Luego Rosa se alejó y encendió una cámara que no había visto apoyada junto a la puerta que daba a un patio exterior repleto replantas de todos los colores, regresó, se quitó la bata y empezó a chuparmela.

-Hostias…, mira que me gusta esa sensación húmeda de una lengua recorriendo todo el miembro, de arriba abajo, y sobre todo una nueva sensación que desconocía, la boca forzada que a penas podía tener dentro mi inmenso trozo de carne. Me puse vino y solo veía a Silvia pasear de un lado a otro cogiendo cosas y sonriendo mientras me miraba tan débil. ¡Hostia puta!

-No habías mucho ruido pareja que tengo llena la tienda. -Volvió a reír y se fue.

Rosa se apartó, me miró como dando por bueno lo que veía, me empujó hasta la mesa central y empezó a metérsela por el ano. Su gesto de dolor y esfuerzo me pusieron malísimo.

-¿Ocurre algo?

-Que, uf. joder, le cuesta entrar.

Debía tener el agujero chiquito. Ella era delgada, de tetas bonitas pero pequeñas, se notaban las marcas de las costillas y la pelvis, tenía algo de pelo rizado sobre los labios de la vagina, estaba bien buena que cojones.

-¡Ahhhh! -Gritó. -¡Por fin!

-¡Nos van a oir!

-Puede. -Poco le importó, subió y bajó sobre mi buscando un placer, que no sé que le ven a follar por el ano, yo le miraba y solo veía un gesto de dolor. Su rostro huesudo marcaba los músculos laterales prueba del esfuerzo que estaba pasando.

Deci ir al ataque y agarrarla con fuerza sujetándola en el aire, entre rompiendo aquello con rabia, era un animal sediento, mis gemidos violentos no desentonaban en la escena. Ella intentaba mover los brazos pero yo la bloquee por el cuello convirtiéndola en un muñeco al azar de mi destino.

-Joder, no sé de donde saqué tanta fuerza pero le metí una clavada ta beta que aquello se quedó inmóvil dentro!

-¡No jodas! -Gritó asustada.

Intenté en vano sacarla pero nada, nos habíamos quedado enganchados como dos perros.

-¡Silvia gritó!

-Llévame a la puerta!

-Caminamos los dos enganchados, yo la sostenía en el aire. Mientras escuchaba miles de mensajes en el ordenador soñando de manera compulsiva.

-¿Qué es eso?

-Mensajes de los que nos están viendo?

-¿Cómo? ¿Esto era en vivo?

-Sí, -me aclaró con esfuerzo. Mientras intentaba abrir la puerta.

-Tu puta madre. Como lo haya visto alguien del curro.

-Pues o te digo que no, había un millón de visitas.

-Mierda…

-Silvia, corre ven.

-Hoooola Rosa, ¿estas bien? -Le preguntó a través del hueco de la puerta una chica de pelo rizado y un simpático lunar en un pómulo.

-Hola Raquel, bueno he tenido días mejores.

-Ay madre si estás desnuda…

-Scxhss, no lo digas muy alto. ¿Puedes decirle a Silvia que venga?

-Raquel negó con la cabeza mientras sonreía con maldad. -No, cielo. -Sacó un movil y nos grabó para alguien por whatshapp

-Leo, mira, Javi tenía razón, nuestra vecina es una actriz porno, rieron ambos mientras nos grababa con el movil y apartaba la puerta.

-No me jodas Raquel… -exclamé.

-Jajaja, ¿Javi? ¿Qué haces aquí?

-Raquel Rus, por dios deja de grabarnos y ayúdanos. Nos hemos quedado enganchados. -Le recriminé.

-Me meo, esto me va a venir genial para mis terapias, un cuatro y un uno enganchados por el ano. -Bajó la cámara para grabarnos con mas detalle. Se oían las risas de un argentino al otro lado, que no era otro que su marido desde el tercer piso mirándonos.

-Me pillaste con los chicos de reunión, esto es m uy lindo Raquel…

-Bueno, ya que no dejaban de preguntar si la del herbolario era actriz de verdad pues aquí lo tienen.

-¿Qué sucede? -Quiso saber una voz al fondo de la tienda.

-Nada aquí Rosa y Javi grabando una peli porno que se han quedado encachados como dos putos perros.

-¡Raquel coño! -Gritó Rosa enfadada mientras dos clienta venían a cotillear entre risas.

-¡Que vergüenza Rosa, no pensaba nunca que hicieras estas guarrerías!

-Ay dios, Javi intenta llevarme para adentro, ¡corre y cierra!

Pero Raquel Rus fue mas rápida y se coló cerrando por dentro.

-No os voy a engañar que esto me pone mucho. Desde que Javi me lo confesó hará unos años me he masturbado mucho pensando que se debe sentir al tener a gente mirando un día y otro tus videos follando como una cerda.

-Raquel necesito que  nos ayudes a separarnos.

Pero ella seguía a lo suyo.

-Te confieso que siempre me has caído m al, tienes una energía oscura, rara, siniestra y esa puta mirada… -Y empezó a desnudarse para acabar masturbándose delante de nosotros. Tenía muchísimo bello, así como las hippies.

Nos colocó en la mesa y ella se sentó con la pierna izquierda levantada en la camilla. Empezó a correrse, su mirada entre cerrada nos veía a duras penas mientras gemía.

-Sois mios, y os vais a cagar, os tendré follando para mis amigos hata que me canse o cuento esto en todo el barrio

-Eres una puta.

-Yo empecé a ponerme super cachondo.

Raquel Rus se arrodilló para empezar a chuparle el coño a Rosa y terminar con mis huevos. Nos Lamió por entero. Yo no pude aguantarlo y empecé a intentar meter o sacar mi miembro bloqueado hasta que algo debió humedecerse dentro del ano de Rosa que me liberó y permitió empujar con fuerza.

En uno de estos empujes no controlé y se me salió de tal manera que mientras Raquel chapaba la vagina de Rosa le golpeé en la cara corriendo al instante en sus ojos, nariz y boca. Su rostro antes sonriente ahora era una mezcla parecida a un cuadro donde el dominaba sobre el color piel.

Tosió, no se esperaba este giro.

-Te jodes por hija de puta. -Rosa sacó toda su rabia. Hablaba con dificultad pero se le entendía bien.

Luego se colocó ante la cámara y dijo: -Os presento a Raquel Rus una nueva actriz que desde hoy follará para vosotros, ¿verdad Javi?

No lo dudé, la di la vuelta y se la metí por el ano. El giro agudo casi me deja sordo. Rosa recolocó la cámara sobre nosotros mientras se escuchaban aplausos al otro lado del ordenador…

Fue bestial, el mejor polvo hasta ahora.

Rosa Sanz y Raquel Rus, Buena mezcla de porno amateur, sin duda.