La tienda de mi primo
Cada vez que iba a comprar Beto me hablaba de teoría sexual... hasta que lo llevó a la práctica: conmigo.
LA TIENDA DE MI PRIMO
Hola, me llamo Edith. Vivo en una villa con todo lo necesario, con mamá y una hermana melliza; ella nació primero que yo. Perdí a mi padre cuando tenía 8 años, eso nos afectó mucho, la casa quedó muy triste y vacía.
La hermana de mi mami vive justo en la esquina de la misma cuadra en la que está ubicada nuestra casa, y tiene una tienda bien surtida que ayuda a mantener a la familia; conformada por mis dos primas y mi primo. Como ella también está sola, eso del negocio es lo que la ayuda.Y desde que mi mami se quedó sola también es una ayuda para nosotras, pues las cosas que compramos en su tienda nos salen gratis. Es así como utilizando ese beneficio yo conocí y aprendí muchas cosas...sobre todo cuando era pequeña.
Mi primo se llama Alberto, pero yo desde que lo conozco todos le decimos Beto. El ha estado al frente del negocio desde los 12 o 13 años. Es mayor que yo. Es amable con los clientes y muy respetuoso, también debo admitir que es simpático. Pero conmigo siempre fue diferente. Mi mami me mandaba a comprar y como era de la familia entraba y en ocasiones consumía dulces y golosinas, entraba a la casa a saludar a mi tía que casi siempre se la pasaba en la cocina o en la tina, y me ponía a ver televisión o a jugar con mis primas.
Un día, cuando no había gente que llegue a comprar, entre en la tienda que era el territorio de mi primo. Beto no se dio cuenta de que entré y lo ví , leía una revista, pero al fijarme un poco más me dí cuenta de que tenía fotografías; eran de mujeres y hombres que estaban desnudos y haciendo cosas raras. De todos modos y con timidez me atreví a preguntar qué estaba viendo, y de momento quiso esconder el material prohibido y negarlo todo, pero le dije que ya había visto el contenido de dicha revista y le sugerí que me la enseñara. Al principio se negó y la alzó en un lugar donde yo no podía alcanzarla, y me dijo tajante que me olvidara del asunto.
Así fue, pero creo que se le metió la malicia o se le escapó la que reprimía, porque me preguntó si yo ya había visto antes esas cosas, a lo que contesté que no. Pregunté que esas personas de la revista estaban desnudos y haciendo algo más; yo realmente no lo sabía y quería enterarme, así se lo dije a él tambien. Después de algunos momentos de silencio y de conversaciones de temas sin sentido, me dijo que estaban haciendo el amor.
Me quedé peor que antes y le dije que me explicara un poco más. Así lo hizo, me hablo del pene, la vagina y como se hacia la penetración y algo de posiciones que me confundieron más porque yo no podía entenderlo bien. Ante mis insistentes preguntas bajó la revista y me la enseñó, al mismo tiempo explicaba paso a paso lo que estaba sucediendo en cada foto.
Después de que terminé de verla le pregunté a Beto cómo es que un pene crecía tanto y que si a él también le pasaba lo mismo: me contestó que sí. Le dije que quería verlo, recuerdo una curiosidad que me invadía y que no podía controlar, a lo mejor típica de mi edad, pero Beto no se negó, me llevó a la parte posterior de la tienda que sirve como una pequeña bodega y sin decirme más se bajó los pantalones y me dejó ver su pene tremendamente ercto, yo me asusté, recuerdo haber retrocedido un poco, sonreí timidamente y desvié la mirada, ya estaba buscando la salida. Me preguntó si quería tocarlo y negue con la cabeza. Pero lo que hizo fue tomar mi mano y llevarla hasta su pene.
La sensación era extraña; suave y muy caliente, me llamaba la atención la punta. Frente a mi, mi primo con mi mano en su miembro se empezó a masturbar. Primero lentamente para después ir subiendo la intensidad. Me dijo que se lo chupe como lo estaba haciendo una chica en la revista, yo no quería, pero igual me tomó de la parte posterior de mi cabeza y la empujó hacia su pene, me lo metió en la boca y sentí aquella sensación que no puedo olvidar. Me forzaba a que se lo chupe más y más hasta que pasó lo que me dejó pensando toda la noche de ese día; por primera vez alguien me dejaba todo el semen en la boca, me decía que me lo tragara, y yo , como siempre no quería, pero fue inevitable, me lo tragué.
Me dijo que después me enseñaría otras cosas. Yo empecé a sentirme extraña, mi mami lo notó, andaba como sonámbula, pero cuando me preguntaba qué me pasaba, yo le decía que nada...aún hoy.