La tía laura me desvirgó

El andar de unos merodeadores me llevó a vivir con la tía Laura, pasó mas de un año hasta que una noche de invierno me desvirgó.

Minas, Uruguay, 1992, esto es lo que me sucedió con una tía a la que quise mucho, la historia en detalles mas o menos porque algunos después de 11 o 12 años se me escapan es esta:

Tía Laura vivía en una quinta cercana al pueblo, tenía 34 años y era separada de su esposo a quien recuerdo muy poco pues hacía más de 10 años que se separaron siendo yo un niño de 4.

Por esos días mucho se comentaba que andaban ladrones y merodeadores por las cercanías del pueblo, que habían asustado a una vecina mayor que vivía cerca de la quinta de la Tía Laura, y siendo yo su sobrino favorito y con quien se llevaba de maravillas desde siempre, les pidió a mis padres que si la podía acompañar por las noches, que ella se ocuparía de mis tareas en el segundo año de secundaria y de todo lo que me hiciera falta, como si mi presencia fuera a ahuyentar a los merodeadores.

Mis padres aceptaron de buen grado y marché con mis petates a la casa de la tía.

Desde el primer día la convivencia fue magnífica, me daba todos los gustos en cuanto a las comidas y los dulces, me ayudaba con las lecciones, permitía que mis amigos fueran a la quinta, me alquilaba películas y me atendía como un rey.

De paso, hacía realidad una fantasía, que era estar cerca de la tía Laura. Esto así porque desde que recuerdo en mi más remota niñez tuve una atracción especial hacia ella, que se agigantó al iniciar la adolescencia.

La tía laura era mi sueño de púber, verla de mañana cuando se levantaba con un camisón rojo que le dejaba ver sus hermosas tetas sin corpiño, adivinar su blanco culo debajo del jogging que se ponía cada mañana, admirar sus piernas cuando se ponía vestido me hacían pensar en que no era una mujer, era una diosa que me había puesto a su lado como regalo del destino.

Recuerdo mi primera eyaculación nocturna, soñaba que la tía Laura me mostraba sus tetas y yo se las acariciaba suavemente y así, acariciando sus tetas sentí como mi pito lanzó su primer chorro de semen. Me desperté maldiciendo el haberlo hecho porque no quería que se interrumpiera tal ensoñación para caer en la realidad. Dormía boca abajo y manché no solo el calzoncillo sino las sábanas con mi primera leche.

Medité un rato sobre que hacer pero me volví a quedar dormido, mas a la mañana cuando desperté si bien observé que la humedad había desaparecido, la mancha permanecía sobre el celeste de las sábanas.

Al principio no lo noté, pero la tía inauguró una forma de mirarme que no era la de los últimos 8 meses que es el tiempo que hacía que la acompañaba.

Emprendió otra forma de tratarme, no me decía mas mi niño sino mi hombre, aprovechaba para decirme "cuanto has crecido este tiempo", que físico mas guapo tienes y todas cosas por el estilo, pero siendo como era, un adolescente reprimido jamás pensaría en decirle una palabra acerca de mis sueños con ella. Y pensaba que me lo decía como una muestra de cariño fraternal.

El deseo me llevo a iniciarme con la paja, probé una vez y no la abandoné mas hasta que el trajinar con la tía me hizo olvidar por completo de ello, y por supuesto que a la tía Laura le dedicaba todos mis pensamientos, pero pensar en una relación, o en decirle una sola palabra insinuante, ¡ni loco…!.

La veía como una mujer mayor, grande y a pesar de que admiraba su físico las cosas no pasaban ni pasarían jamás por mi iniciativa ya que si bien no conocía la palabra incesto, en los comentarios que se hacían entre mis compañeros hombres y /o mujeres la relación entre personas de la familia era un tema censurado y no muy bien visto.

Pero: ¡que linda era tía Laura…!, sus pechos amenazaban salirse su cintura era de avispa y ni les cuento lo que era en verano cuando se ponía bikini para tomar sol, ¡unas piernas!, ¡un culo!, ¡las tetas, Dios mío!, ¡que mujer…!

Pasó el verano, comenzaron las clases, cumplí en marzo 15 años y la verdad que nos llevábamos bárbaro hasta que una noche todo cambió.

Era sábado 16 de julio, ya atardeciendo comenzó a llover y a soplar un viento sur congelante; cerramos la puerta del gallinero, entramos los perros al galpón y con la carretilla llevé bastante leña en gruesos troncos al depósito en el interior de la casa, arrojé dos a cada estufa mientras la tía preparaba la cena. Me lamentaba no poder salir esa noche ya que alejados del pueblo como estábamos era imposible andar esa noche con el frío y la lluvia.

Después de cenar, la tía se bañó, y nos sentamos en el living a mirar tv y a tomar un licor de limón que hacía la tía y tal vez el alcohol, el frío y la lluvia la pusieron en estado porque me preguntó en la conversación cual era mi mayor deseo.

-Ganar un campeonato de formula 800 porque me encanta manejar y querría ser piloto

-Ahh, solo eso.

-Sí, me encantaría.

-nada mas?

-No, nada mas, bah, no se, es lo que se me ocurre ahora.

Mientras tanto dijo que hacía calor en la casa, que le había puesto leña en cantidad a la estufa, se quitó el sweater quedando con una camisa blanca con el primer y segundo botón desprendidos. Se sentó nuevamente y mientras apuraba un trago se sentó con una pierna doblada sobre el sofá en que nos habíamos instalado mostrándome toda la belleza de sus tetas sostenidas por un sujetador bajo que le cubría hasta un poco más arriba de los pezones.

Esto me excitó y me obligó a mirar al tiempo que la tía enroscaba sus piernas en el sofá dejando bien a la descubierta su más que hermosas piernas.

Ahí vino mi suerte, o mejor dicho sin querer le di el pié a ella.

-Y a ti que te gustaría?

Pensó unos momentos y me dijo:

-no te lo puedo decir?

-Porqué?

-Porque no se puede, hay cosas que se piensan pero no se deben decir y mucho menos hacer.

-Ahh, pero vamos tía que yo no lo diré a nadie, además, si es un sueño, debe ser bueno.

-Sí, pensarlo me encanta, pero decirlo me da miedo.

-Miedo a que?, a que se haga realidad

-Ojalá se hiciera realidad, pero no, no puedo contártelo.

Guió la conversación ahora hacia el tema de mi grupo de salida y compañeros y me preguntó quien me gustaba y si ya había tenido algún romance quedando extrañada de que aun no hubiera siquiera besado a alguna chica pero no avanzó más.

Como a las 12 de la noche marchamos a acostarnos y mientras ella apagaba las luces, yo arrojaba leños al fuego; la lluvia y el viento arreciaban. Al cruzarnos para darnos el beso de las buenas noches me tomó de la mano y me dijo:

-Hace frío, es una noche espantosa, ven a dormir conmigo, me tomó de la mano llevándome consigo.

Me dirigí a su habitación, me senté en la cama, y quitándome rápidamente la ropa quedando solo en slip, me hundí bajo las sábanas.

La tía se puso a ordenar su ropa, luego comenzó a quitarse las prendas una por una, lenta, muy lentamente de frente a mi al tiempo que hablaba sin mirarme dejando que distrajera mi vista en su cuerpo.

Me llamó la atención y me dejo con la verga a tope que, al quedarse solo con una bombacha blanca minúscula y su sostén, ahí pensé que se pondría el camisón y se acostaría, pero para mi deleite y sorpresa, siempre de frente a mi, se quitó el sostén, luego la bombacha dejándome ver sus tetas pre-cio-sas todo el rubio vello de su pubis y recién ahí se puso el camisón para acostarse, como si fuera la cosa mas normal del mundo acostarse desnuda.

Estar tan junto a ella me hizo vibrar de deseo, mi verga estaba inflada al máximo y ya estaba deseando hacerme una paja en su honor por el solo hecho de haberla visto desnuda. Pero la tía tenía otros planes y los comenzó a desarrollar nada mas acostarse. Se incorporó sobre su codo hacia mí y me dijo que si yo era capaz de mantener el mas sagrado secreto de algo que me pasara.

-Sí, tía, sí.

-Seguro…:?

-¡Seguro!

Mira, hace muchos años que vivo sola, pasé malas y buenas y durante este año tu compañía me ha hecho mucho bien, pero soy mujer y tengo deseos.

No entendía nada e inocente pregunté:

-Deseos de que…?

-De estar con un hombre.

No supe que contestar y guardé silencio, continuó

-Por eso te pido el secreto, sabes quien es ese hombre…?

-No.

-Vos.

-Yoooo…!

-Si, sos vos.

Me hizo jurar eterno secreto y acepté, una vez concretado el pacto me dijo que me dejara guiar, que ella me enseñaría, que todo sería hermoso pero que yo debía hacer lo que ella me dijese.

Luego de aceptar una vez más me tomó en sus brazos y me besó en la boca hurgando con su lengua la mía.

Se detuvo y me enseñó como debía besar, como colocar la lengua y abrir la boca. La abracé y solo por instinto fui corriendo mis manos por su espalda, la tomé por la cintura, luego por el cuello, a continuación sentí como su mano se deslizaba por mi vientre hasta tomar mi verga con su mano derecha y comenzar a magrearla subiendo y bajando. ¡La tía me estaba haciendo la paja…!

Bastaron instantes para que llenara su mano de semen, me sostuvo la eyaculación masajeando suavemente y señaló.

-Ah, pero que había tenido el gatillo rápido mi hombre, y cuanta pólvora dijo al tiempo que de su mano escurría mi semen. Anda, vamos a lavarnos para no hacer pegote y me tomo de la mano llevándome al baño, donde nos lavamos ambos nuestros sexos.

Me di vuelta luego de colgar la toalla y la encuentro de frente a mí, bellísima, esplendorosa, la abracé, comenzamos a besarnos apasionadamente y ya sin inhibiciones, calmado por la reciente eyaculación la tomé en mis brazos hasta depositarla en la cama.

Encendió el velador de mi lado y se acostó hacia los pies de la cama.

-Ahora que ya sabes besar te voy a enseñar a chupar las tetas, observa.

Y sin más se puso a chuparme una de mis tetillas y con la mano me pellizcaba, masajeaba y acariciaba suavemente la otra al tiempo que la acariciaba lentamente.

Cuando creyó que era suficiente se volvió a tender, me atrajo hacia sí y me puso a sobar, chupar y masajear esas tetas motivo de tantas de mis pajas.

Estaba enloquecido, en la gloria, y la tía respondía con suaves quejidos y murmullos de placer.

Cuando creyó que tuvo suficiente se sentó en el borde de la cama, me hizo poner en cuclillas a centímetros de su concha y me dijo que la mirara bien para que viera por donde debería pasar mi lengua y dedos.

Su concha era preciosa, pequeña, depilada, los jugos que fluían brillaban a la cercana luz del velador y su dedo al meterse me dio una sensación de irrealidad, como que no era yo quien estaba ahí, que estaba viendo una película.

Se exploró los labios abriéndolos con su dedo medio y me indicó donde estaba el agujero que se dirigía al fondo de la vagina, la abrió un poco mas y al tiempo que se la sostenía abierta con los dedos de la mano derecha con la izquierda se masajeó el clítoris que alcancé a ver perfectamente como un botón inflamado que sobresalía por entre los labios menores.

Me arrodillé y dirigí mi boca hacia ese manantial, probé por primera vez en mi vida ese elíxir que eran sus jugos, Tía Laura me tomó de la cabeza separándome unos instantes, volvió a acostarse hacia los pies clocando un almohadón debajo de su culo y señaló:

-Si querés mirarla, mírala tranquilo, es toda tuya.

Ni falta que hizo, la miré de arriba abajo, le abrí los labios con mis dedos, la exploré y luego acerqué mi boca comenzando a chuparla.

Después de un rato tía me sugirió que tratara de encontrar bien su clítoris, que me lo metiera en la boca y lo chupara suavemente, que le pasara la lengua y lo sorbiera pero que no apretara con los dientes, y previo me hizo dar la vuelta entretanto me hundía nuevamente en su concha ella haciendo un 69 me comenzó a chupar la pija, con mis 18 centímetros mas duros y gruesos que nunca.

Mi masaje dio resultado, la tía se quitó la verga de la boca y mientras me alentaba a que siguiera y no parara comenzó con un orgasmo que se continúo de inmediato con otros dos o tres.

Sentía pulsar su vagina, que de su interior fluía muchísimo jugo mientras me tomaba la cabeza acabando en aullidos de placer y hasta quedar laxa en la cama aceptando las caricias de mi lengua.

Como no sabía cuando había que parar y al ver que la tía relajada y desentendida de mi verga me acariciaba la cabeza retorciendo sus dedos en mi pelo, seguí con la tarea mientras ella me decía "mi amor", "mi chiquito", "que hermoso".

Me separe de ella y me puse entre sus piernas con mi boca y dedos hasta que la tía me tomó de los brazos y me dijo:

-Ven, ponte encima mío, que lo que tu quieres es meterla y lo que yo mas deseo en este momento es tenerla dentro.

La besé en agradecimiento a eses momento, me instalé entre sus piernas la tía tomo la verga con sus manos, se restregó unos momentos por su cuevita hasta que dejándola apuntada en la entrada dijo:

-ya está, hacé lo que quieras, metela toda de un golpe o despacio (como quieras) pero metela, metela que estoy caliente, la deseo ya, dale, dale.

No hizo falta mas, en tres o cuatro embestidas quedamos pelvis con pelvis y a continuación emprendí un mete y saca que me llevó a la gloria.

La tía también hacía lo suyo y estaba mas que conforme, pero lo bueno vino cuando enlazando sus piernas por sobre mis muslos se hermanaron nuestros movimientos. Pese a ser la primera vez que lo hacía instintivamente entraba y salía al tiempo que ella subía y bajaba su pelvis y luego hacía movimientos circulares que la llevaron al éxtasis. Comenzó a gritar, su voz se puso ronca y los ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, se sucedían cada vez mas seguidos, se abrazaba a mí, me rasguñaba la espalda hasta que le vino un orgasmo brutal:

Se dio cuenta de que yo no había soltado mi leche y la reinició nuevamente hasta hacerme soltar la última gota de semen que salió con una fuerza que no había sentido ni en la más memorable de mis pajas.

Exhaustos nos quedamos como estábamos, ella desenlazó sus piernas de las mías y al tiempo que nos besábamos dulcemente me dijo.

-He pecado pero, ¡que bien me siento…!, y vos:

-Yo no lo puedo creer aun, es como que esto no me pasó a mí.

_!Hermoso, te quiero. Sos divino.

No quería salir de entre sus piernas, pero la tía me dijo que la dejara ir a lavarse un poco porque se sentía inundada. Y era cierto, la saqué e inmediatamente me puse a mirarle la concha. Sus pelos estaban mojados y por entre sus labios se veía como lentamente escurría el blanco semen.

Tardó un buen rato en volver porque le estuvo poniendo leña a las estufas y entretanto pensaba lo bueno que había estado todo y ese pensamiento bastó para ponerme otra vez a cien, por lo que bastó que la tía se acostara para que atraerla hacia mi reiniciando otra sesión de besos y caricias en tanto que mis dedos le recorrían una y otra vez su concha hasta que la tía estuvo dispuesta y sentenció:

-Ahora mando yo, acuéstate boca arriba, tómate la verga con la mano y déjala en forma vertical que me ensartaré sola.

Hice como me dijo y ella se fue acomodando, apoyadas sus manos en la cama fue bajando y dirigiendo su concha hasta mi verga sostenida por la mano. Jugueteó un poco yendo y viniendo de atrás hacia delante por la cabeza hasta que aflojando sus manos se la hincó toda quedando sentada sobre la verga.

Ahí vino lo bueno, se movía sentada a placer de atrás hacia delante, entraba y salía a su gusto, sus orgasmos fueron espectaculares y el mío mejor que el anterior.

Exhausta se arrojó sobre mí que mientras la acariciaba observé:

-Tía, esto seguirá mañana…?

-Por supuesto, porqué lo preguntas?

-Porque temo que sea solo un sueño-

-Noo, tontito, no es un sueño, es real y tan real es que mañana lo vas a compro bar.

¿Cómo…?

-Ya son las dos y media de la mañana, vamos a dormir pero seguro que me des pierto antes que tu, asi que cuando te despiertes, haz una cosa:

-Qué hago…?

-Eres joven, con un buen descanso mañana por la mañana tendrás ganas de hacerlo de vuelta. Cuando te levantes, donde me encuentres me tomas y lo hacemos, total, con este tiempo nadie va a venir.

Acepté, me besó dulcemente y abrazados nos dormimos.

Al despertarme aclaré mis ideas, pensé que era malo desde el punto de vista de la sociedad tener sexo entre parientes pero que bueno, que ya estaba y que era el secreto que debía guardar. Seguí pensando en lo pasado por la noche y en que debía guardarlo para siempre hasta el menor detalle en mi memoria, me levanté, y luego de lavarme bañarme me puse el slip, una camiseta manga corta sin escuchar a la tía por ningún lado. Enfilé silenciosamente a la cocina y al asomarme la veo contra la mesada leyendo una receta con un vestido de falda media y una campera de lana sobre los hombros.

Me acerqué, la tomé de atrás por la cintura dándole los buenos días al tiempo que le restregaba mi paquete en su culo.

No se hizo esperar, deslizó la mano derecha hacia atrás, por el costado del slip tomó la verga con su mano, se levantó la pollera del vestido con la izquierda, ¡estaba sin bombacha…! mojada, preparada.

Abrió sus piernas, la hizo resbalar un poco y me dijo:

-Vos que tenías miedo de que fuera un sueño, métela, métela, así compruebas que es cierto.

La metí y principié un mete y saca rápido que la llevó a las nubes, abrió un poco mas las piernas y se tomó de la mesada pues mis empujones la desequilibraban hasta que llegamos al orgasmo.

La tuve un buen rato con la verga adentro hasta que concluyó la excitación y se tornó fláccida.

La saqué y mientras el semen escurría entre sus piernas dijo que ni con su ex marido lo había hecho de parada y mucho menos en la cocina.

Después de comer lo hicimos nuevamente y a la noche otra vez y luego se hizo una costumbre que llegaba de la escuela y en el lugar que la encontraba lo hacíamos, en el establo, en el gallinero, en la cocina o en la habitación. Cumplió su sueño de hacerlo a la luz de la luna y yo el mío dentro de la piscina, me entregó su cola, me hizo conocer todos los secretos y creo haber sido un buen amante.

Cuatro años después falleció en un estúpido accidente pero su recuerdo aun perdura en mi memoria como uno de los mas queridos.

Esto que pasó hace mas de doce años es una vivencia que quiero compartir con todos porque recordarla me hace bien.