La tía costurera

Un niño de 19 años, tiene su primera vez con una necesitada tía de 52 años.

La tía costurera.

Aún recuerdo las experiencias vividas con mi tía lucia, cuando era niño. En aquel tiempo, yo era más apegado a mis padres, a diferencia que cuando uno crece, se comienza a distanciar paulatinamente, sin que ello signifique menos cariño, sino que las cosas no son como cuando uno es niño, tiempo en que uno acompaña a todos lados a los padres, principalmente porque no se tiene más opción.

El hecho es que cuando pequeño, solía ir de visita a cuanta ocasión lo ameritara. Cumpleaños, matrimonios, o sólo visitas sociales, como era el caso de la que originó todo esto. Mi padre iba a realizar una de sus visitas y yo lo acompañaría. Era una casa algo lejos de la nuestra, por lo que cuando íbamos allá, salíamos muy temprano para aprovechar al máximo el día.

Mis padres, al momento de conocerse, vivían en la misma zona, por lo que gran parte de sus familias estaban relativamente cerca una de la otra. El lugar donde íbamos en esta ocasión era precisamente ese sector, en el que vivían parientes de ambos. Lo que yo no sabía, era que íbamos donde mi abuela, ya que antes de ir allá, pasamos por donde mi tía, lugar donde yo creía que íbamos.

La casa que visitábamos era de una prima de mi padre. Mi tía Lucia, la protagonista de esta historia.Era una prima algo mayor que mi padre y desde hace mucho, o mejor dicho, desde siempre, había vivido allí, ya que era el lugar donde había nacido. Estaba separada desde hace mucho tiempo, aunque a decir verdad, no sé si alguna vez estuvo casada, o si fue madre soltera, pero como haya sido, tenía una hija ya mayor, como de 30 años, puesto que la había tenido bastante joven.

En aquella ocasión, de la que no recuerdo exactamente a qué habíamos ido, llegamos a la hora del desayuno, por lo que nos desayunamos por segunda vez. Como era costumbre para mí, terminé muy rápido de comer, por lo que me levanté de la mesa y salí a jugar al patio. Luego de estar husmeando por el jardín, decidí recorrer el resto de la casa en busca de algo que hacer. Estaba en eso cuando después de haber recorrido un poco, decidí entrar a la habitación que se encontraba casi al final de la casa, y que, según recordaba, estaba acondicionada como un pequeño taller de costura que ocupaba mi tía Lucia.

Decidí curiosear entre las cosas de costura que estaban por allí, tratando de encontrar algo que se asemejara a algún cañón de rayos láser, un robot, o lo que sea que a uno le recuerde las series dibujos animados de moda, y que en ese tiempo eran "Los Transformers", por allá por los 80's (cuando se tiene la imaginación de un niño, no hace falta mucho para lograrlo)

La verdad es que estaba muy concentrado en lo mío, que no sentí ni escuché cuando llegó mi tía Lucia a la habitación.

- ¿Y tú, qué haces aquí?

  • No... nada, sólo mirando las cosas.

  • ¿Estás muy aburrido?

  • Sólo un poco.

  • ¿Me haces un favor?

  • ¿Qué?

  • Voltea un segundo que tengo que cambiarme ropa, será rápido, asi que no vayas a voltear.

Sólo cuando mi tía me dijo esas palabras, me di cuenta que la habitación había cambiado, ya que ahora, también era su dormitorio. En el interior se encontraba la máquina de coser, un clóset enorme, la cama, un mueble de cajones para guardar ropa, además de unas sillas y otros cachibaches.

Mientras me dedicaba a mirar la nueva distribución del lugar me fijé que el clóset tenia espejos en sus puertas, una de las cuales estaba entreabierta, por lo que rápidamente me llamó la atención el hecho de que podía ver claramente el cuerpo desnudo de mi tía, de la cintura para arriba, ya que para abajo, tenía puesta una falda muy larga que casi le llegaba al suelo. Llevaba el pelo suelto, el que casi le llegaba a la cintura, y ya tenía bastantes canas en él, las que se le notaban aún más con el pelo tan largo.

Algo que no había dicho, es que mi tía es algo robusta, un tanto gorda, pero no demasiado, por lo que sus senos, que eran lo que estaba viendo, resultaron enormes. Los tenia muy blancos y con las areolas enormes, lo que se los hacía resaltar más. El color de sus pezones era café oscuro y algo puntudos, a diferencia de otras mujeres que los tienen más planos. En ese entonces mi tía tenía alrededor de 52 años.

Yo estaba fascinado ante tal espectáculo, ya que nunca había visto unos tan de cerca, después de todo en ese entonces yo sólo contaba con 11 años. Mientras mi tía se cambiaba, yo no dejaba de mirarle los senos. La forma como se le movían al estar ella poniéndose el sostén me llamaba mucho la atención, ya que con cada movimiento que ella realizaba, sobre todo de los brazos, se le balanceaban pesadamente hacia ambos lados y la forma que tenían, al menos para mí, resultaba muy excitante, ya que eran un tanto alargados, no como otras mujeres que los tienen más redondos. Éstos tenían forma similar a una gota de agua. Eran realmente grandes.

A diferencia de ahora, que los niños son más grandes en desarrollo a más temprana edad, yo era bastante pequeño en dimensiones. Luego de la pubertad me desarrollé totalmente, llegando en la actualidad a sobrepasar el 1, 83 mts. Pero cuando niño, era muy delgado y representaba a un niño de 18 años de la actualidad, o tal vez a uno aún menor. Mientras ella estaba de espaldas me dijo:

- "parece que tu papá va a ir donde la tía Beatriz (madre de mi papá, por supuesto), ¿iban a ir para allá?.

- No lo sé, parece que tenía que ir a buscar algo donde mi abuela - contesté, mientras seguía mirándole los senos.

Pero en una de las ocasiones en que mi tía volteó muy rápido, me vio mirándola, por lo que yo me puse muy nervioso. Yo esperaba que me regañara, pero no hizo nada de eso, sino que sólo se me quedó viendo a la cara por un largo tiempo, y luego terminó de abrocharse la blusa que se había puesto.

Yo estaba algo incómodo, ya que mi tía había visto que la miraba, pero la situación no resultó del todo incómoda, sobre todo por la actitud de mi tía, que pareció no darle importancia al asunto. Como había pasado algo de tiempo, y porque además yo no estaba del todo concentrado en el entorno, no escuché la voz de mi padre que me llevaba varios minutos llamándome. Mi tía salió por la puerta y le dijo a mi padre "¡acá está!" .

Pronto llegó a donde estábamos nosotros y me preguntó si me quedaba, o lo acompañaba donde mi abuela, que vivía a unas cuantas calles cerca de ahí.

- Déjalo acá, ¿para qué lo vas a llevar?, Déjalo otro rato, así me sirve de ayuda - le dijo mi tía.

- ¿Te quedas o me acompañas? - me preguntó de nuevo mi padre.

- Eh... bueno, me quedo - le dije.

- Ok, entonces vengo más rato a buscarte, yo voy a estar donde tu abuela por si acaso, así que si necesitas algo, llamas por teléfono .

- Sí, eso es lo de menos , ¿para qué vas a andar con el niño para arriba y para abajo?, yo lo veo, y me avisas por teléfono si te quedas por allá, para darle almuerzo. - Le dijo mi tía.

- Ya, nos vemos después entonces, chao.

  • Chao - le contesté.

La situación al parecer estaba solucionada. Yo me quedaba al cuidado de mi tía, y él se marchaba. Como era día sábado, era necesario hacer algunas compras.

- Vas a acompañarme en algunas compras y luego me ayudas acá en el taller, que tengo que terminar un abrigo - me dijo mi tía.

- Bueno - contesté.

Tal y como ella había dicho, fuimos a comprar algunos vegetales y cosas así, y volvimos a casa. Al pasar por la cocina, ella comenzó a darle forma al almuerzo, mientras yo estaba viendo televisión y contestaba lo que mi tía me preguntaba a traves de una ventana que comunicaba la cocina con la sala donde estaba el televisor.

- Hoy vas a ser mi maniquí,tengo que terminar un abrigo, y es más cómodo estar probándolo mientras lo tenga puesto una persona, que en una silla o alguna otra cosa - me dijo mi tía.

- Espérate un poco, voy a cerrar bien la puerta de afuera, que después de volver de las compras, no la cerré...

  • ...después de todo, tu papá nos avisará por teléfono cuando venga en camino o si se queda a almorzar donde tu abuela - me dijo.

Asi que mientras mi tía volvía, yo me quedé viendo televisión. En unos minutos ella volvió, me tomó de la mano y caminamos hasta su taller. Entramos, y ella comenzó a alistarse para trabajar.

  • Estoy un poco atrasada con este pedido...

  • ...asi que voy a adelantar éste primero y después sigo con el abrigo - me dijo, mientras se ponía a coser una falda que tenía sobre una mesa.

- ¿Tu mamá tiene máquina de coser?

  • Sí, pero no funciona. Hace tiempo que está mala ...
  • comentaba yo, mientras veía como ella cosía la falda por varios minutos.

- ¡Ya!, terminé - dijo, y puso la falda encima de la mesa nuevamente.

- ¿Asi que tu mamá tiene la máquina mala?

  • Sí.

  • Entonces no has visto cómo se cose la ropa.

- No.

  • ¿Quieres intentar?, ven... siéntate aquí - me dijo, y señalándome su regazo, recogió un poco hacia su vientre, la larga falda que llevaba puesta, mostrando algo de las piernas, e hizo que me acercara donde estaba ella.

Asi que me acerqué y me senté en su regazo, mientras ella tomaba un trozo de tela que había por ahí y lo ponía en la máquina.

  • Mira, se pone la tela debajo de acá, y para coser, lo sujetas con los dedos y pisas el pedal que está en el suelo, asi mira... - me decía, al tiempo que comenzaba a coser la tela.

La verdad es que yo estaba más atento en los senos de mi tía pegados a mi espalda, que en lo que me señalaba.

  • A ver... trata tú... toma la tela y ponla ahí... - decía mi tía, mientras tomaba mis manos y hacía que se movieran como ella indicaba. Asi que, tal y como me dijo, yo ponia la tela y ella accionaba el pedal que hacia funcionar la máquina, muy gradualmente, ya que mientras más fuerte se pisa el pedal, más rápido trabaja la máquina, y como yo no contaba con la experiencia necesaria, ella procuraba que la máquina funcionara despacio.

Tras poner la tela en donde debía ir, mi tía colocó sus manos en mis muslos, muy cerca de mi entrepierna y con sus dedos pulgares casi rozando mis genitales, asi que, con cada movimiento de sus piernas, me movía a mí, y por ende se movían sus manos, las cuales, muy gradualmente, quedaron encima de mi pene y testículos. Yo sentía sus manos sobre mis genitales, pero ella actuaba de manera natural, casi como queriendo distraer mi atención del hecho de que mi pene se encontraba entre sus manos.

Ella hablaba y me indicaba cómo coser, y al mismo tiempo tocaba mi cuerpo. Por supuesto que yo no era ajeno a lo que sucedía, ya que me había dado cuenta de las caricias de mi tía, lo que obviamente comenzó a despertar excitación en mí. Después de estar un rato asi, mi tía decidió que era tiempo de comenzar a trabajar , asi que tomó las cosas que necesitaba y me dijo que me pusiera el abrigo que estaba armando, ya que necesitaba sacar unas medidas.

Yo, algo avergonzado por la situación, ya que se trataba de un abrigo de mujer, comencé a ponérmelo, pero claro, me llegaba mucho más abajo de los tobillos, por lo que mi tía me dijo que me parara en un cajón que tenia cerca, para lograr la altura necesaria. Y no podía ser de otra manera, ya que, de pié junto a mi tía, yo llegaba más abajo de sus hombros.

Al comenzar a trabajar, recibí varios pinchazos, principalmente, según mi tía, porque no me estaba quieto, cosa que no era así. Después de un rato, o mejor dicho, de varios pinchazos más, mi tía me dijo:

- A ver, mejor te saco el pantalón, porque no puedo sacar bien las medidas .

- No tengo ropa para cambiarme - le contesté, pero al momento de decirle esto, ella ya estaba desabrochándomelo.

- Sólo será un ratito, es para medir bien la parte de la cintura, que con tu pantalón no puedo verla.

En ese momento, había comenzado todo un juego de seducción de mi tía hacia mí, pero, por supuesto, yo no me había dado cuenta. Ahora que lo pienso, creo que para ella resultó excitante en cierta manera, el darse cuenta que despertaba deseo, aunque fuera en un niño, y que eso no le sería obstáculo para dejar que la situación continuara... con beneficios para ambos.

Yo terminé de desabrocharme el pantalón, mientras mi tía estaba arrodillada soltándome los zapatos y al hacerlo, por supuesto, dejó una vista amplia de sus senos, a los cuales, por estar apretados con el sostén, se les formaba ese pliegue entre ellos, pliegue que casi le llegaba al cuello y que se veía perfectamente ya que mi tía no tenía abrochados los dos primeros botones de su blusa. Al hacer los esfuerzos y al mover los brazos para soltar mis zapatos, sus senos se movían mucho, lo que me tenía muy concentrado en ellos. Después de unos minutos, estaba finalmente en ropa interior. Mi tía se enderezó frente a mí, puso sus manos en mis caderas, y, tomándome el slip, lo tiró hacia arriba, como si estuviera ordenando mi ropa, claro que al hacerlo, se marcaban mucho más mis genitales.

En ese tiempo mi pene no era del todo grande, ya que con sólo 19 años, no era mucho el tamaño con el que podía contar, pero, por muy pequeño que fuera, con sólo ropa interior, se notaba mucho más el hecho de que lo tenía un poco erecto, principalmente por cómo ella me había estado tocando, y por haber estado viendo sus senos balancearse mientras me sacaba los zapatos.

- Ya está - dijo - así podré sacar mejor las medidas .

Al volver a estar de pié , dedicó unos segundos a mirar mi entrepierna, algo disimuladamente, pero notando claro, mi pequeño pene, en semi-erección. Luego siguió como si nada, cerrándome el abrigo, botón por botón. Al llegar como al cuarto botón, el cual quedaba cerca de mi pene, demoró mas de la cuenta en abotonarlo, y mientras lo hacía, apegaba sus manos a mi vientre, simulando que le costaba el realizar la acción, con lo que sus dedos quedaban casi en contacto directo con mis genitales, situación a la que yo no era indiferente, ya que, por supuesto, me excitaba el roce de sus manos en mi pene y testículos.

Una vez que finalizó, dijo que volteara, y comenzó con la mano, a sacudir el abrigo, desde arriba hasta abajo, "Tan rápido que se ensucian éstas cosas" - decía, mientras lo hacía, lo que le servía de excusa perfecta para deslizar su mano por todo mi cuerpo incluyendo mi trasero. Luego volví a la posición inicial, de frente a ella, y comenzamos a conversar de trivialidades, tratando, creo yo, de que no me pusiera nervioso, más de la cuenta.

El hecho es que, por más que trataba de agacharme, mi pene formaba un montículo por delante del abrigo, cosa que por supuesto, no pasaba desapercibida a los ojos de mi tía, quien, con una mano, comenzó a sacudir nuevamente el abrigo, pero ésta vez, por delante, pasando su mano varias veces por mi pene. Llegó sacudiendo a la parte de abajo, mientras yo miraba lo que ella hacía, aprovechando, también, de mirar cómo nuevamente, sus senos se movían al realizar ella dicha acción. Al llegar sacudiendo hasta donde estaban mis tobillos, metió ambas manos al interior del abrigo y comenzó a subirlas, tocándome las piernas, hasta que llegó a mi trasero. Las dejó ahí un momento y luego con sus dedos cogió mi slip. Con ambas manos lo tomó por los costados y comenzó a bajarlo. Yo sentía perfectamente las tibias manos de mi tía mientras se deslizaban por mis piernas.

Cuando lo dejó a la altura de mis rodillas, me miró a la cara. Yo no hice ningún comentario, ni realicé ninguna acción, sólo tenía esa clásica sensación que se percibe en el pecho y estómago, cuando estás en una situación cargada de excitación, pero como era una de las primeras veces que la sentía, estaba al mismo tiempo algo intimidado en el momento (Es seguro que aquella mirada que me dió al llegar a mis rodillas con mi ropa interior, fue para saber si podía seguir lo que estaba haciendo, ya que, si yo hubiera dicho o hecho algún detalle de desaprobación, ella habría dejado todo hasta allí).

Sin dejar de mirarme, lo siguió bajando, hasta que llegó al cajón donde yo estaba parado y llevando la mirada hasta abajo, me dio unos golpecitos en los pies, para que yo los levantara y ella pudiera terminar de sacarme la ropa interior. Hice lo que se suponía y levanté mi pié derecho, con lo que ella sacó el slip de mi pierna derecha, y luego hicimos lo propio con la izquierda. Yo no decía nada, sólo miraba a mi tía, quien, con una cara muy natural, trataba de que no me pusiera aún más nervioso de lo que estaba. Terminó de abrochar el abrigo hasta el último botón, y se enderezó. Ahora, el montículo que se formaba por mi pene era mucho más notorio. Al estar frente a mí, se acercó a mi cara y con una voz muy calida, me preguntó:

  • ¿Te molesta lo que hice? - a lo que yo no contesté. Entonces, acercó su mano hasta donde estaba mi pene y con el dedo índice, comenzó a tocar la punta a través de la tela del abrigo, dándome golpecitos en el glande.

  • ¿Mmm?, ¿te incomoda que te sacara la ropa interior?

Yo estaba muy excitado con las situación, asi que no quise que se detuviera, por lo que le contesté que no me molestaba.

Me dijo que la esperara un poco, pero el tiempo que estuvo fuera no fue mucho, ya que en unos minutos estaba de regreso. Caminó hasta donde estaba yo y me dijo:

  • Ven - Me tomó de la mano, me hizo bajar del cajón, y caminamos hacia su cama.

Yo estaba de pié frente a mi tía, desnudo de la cintura para abajo cubierto con el abrigo, y ella estaba sentada en el borde de la cama. Estando en esa posición, comenzó a desabotonar el abribo hasta que me lo sacó por completo, y luego, comenzó a mirarme. Yo estaba sólo con una camisa, ya que el chaleco que traía puesto estaba en la habitación donde había estado viendo televisión. Metía su mano por debajo de la camisa, y me tocaba el pecho y el vientre, pero sin llegar a mi pene. Subia y bajaba la mano por mi abdomen y a veces la llevaba a mis caderas, deslizándolas por ellas, desde mi vientre hasta mis muslos.

Luego de estar tocándome la zona del vientre, finalmente, me tocó el pene. Con sus dedos índice y pulgar de su mano derecha, lo tomó con mucho cuidado y comenzo a sobarlo. Lo hacia muy suavemente, de arriba a abajo, hasta que en un momento, corrió la piel de la punta, para poder ver el glande. Lo estuvo viendo un poco y luego empezó a masturbarlo, muy despacio. Corría hacia arriba y abajo la piel, logrando que aflorara y se escondiera la punta.

  • ¿Le gusta que se lo toque así? - me preguntaba, mientras me masturbaba muy despacio.

  • Sí.

  • ¿No le duele cuando se lo toco?

  • No. - contestaba yo, con la cabeza.

  • ¿De verdad no le duele que se lo toque así? - me decía, sin dejar de masturbarme .

  • No... no me duele.

  • ¿Le gusta, mi niño?

  • Sí.

  • A ver... tóquese Ud. así. - y tomando mi mano derecha, la llevó hasta mi pene.

  • Tóquese... así... - decía, mientras colocaba mis dedos como los ponía ella.

  • Así... écheselo para atras... - mientras yo corría la piel de mi glande.

  • ¿Se siente rico?

  • Sí.

  • ¿Le molesta lo que hacemos, mi niño?

- No.

  • No tiene que molestarle, porque yo lo quiero a Ud... ¿me quiere Ud.?

  • Sí.

  • ¿Ve?, yo le hago esto porque lo quiero...

  • ¿le gusta lo que le hago, mi niño? - me decía, sin dejar de masturbarme

- Sí.

- Venga... agáchese aquí... póngase de rodillas ... - Me dijo., asi que solté mi pene y lo hice.

Me dí cuenta que desde ese momento dejó de tratarme de "tú" al decirme o preguntarme cosas. Me arrodillé, quedando con mi cara a la altura de sus senos, mientras ella miraba como me arrodillaba, hasta que quedé frente a ella, entonces, comenzó a hacerme cariño en la cara, sonriéndome de vez en cuando, hasta que con ambas manos tomó mi rostro y lo acercó al suyo para besarme.

- Abra la boquita - me dijo, y luego sacó un poco su lengua para rozar mis labios muy suavemente.

  • Saque un poquito más la lengüita...

  • ...un poquito más... - me decía.

  • asi, mire... - al tiempo que ella me enseñaba la punta de la suya.

Yo saqué la lengua hasta que lo hice como ella me dijo, entonces me besó. Me besaba y luego se apartaba de mis labios, me besaba y se alejaba...

  • Mueva la lengüita ... a ver,... muévala - me decía .

  • Meta la lengüita... mueva la punta... - Entonces sacó su lengua y me dijo que yo le pasara mi lengua por la suya, así que lo hice. Ella me tomaba el rostro mientras yo le lamía la lengua, al tiempo que con sus manos me acariciaba en las caderas y las piernas. Yo aún estaba de rodillas frente a ella. Después de un rato de tocarme las caderas, bajó su mano derecha y me tocó el pene. Con sus dedos índice y pulgar volvió a tomarme la punta del pene, muy suavemente, ¿Le gusta? , Me preguntó, a lo que yo contesté que sí, moviendo la cabeza. Luego de estar tocándolo, me hizo ponerme de pié y voltear para que quedara de espaldas a ella, mientras ella aún estaba sentada al borde de la cama.

- "abra un poco las piernas" , me dijo, así que las abrí. Entonces comenzó a tocarme el trasero con la mano, lo acariciaba por completo y luego por el interior de mis muslos, lo que hacia que en más de una ocasión, sus manos pasaran rozando mis testículos. Luego, pasó su mano por entre mis piernas y con la palma hacia arriba, la puso debajo de mis testículos y los acarició, junto con mi pene. Los acariciaba muy suavemente con la mano izquierda y con la derecha me tocaba el vientre, bajando cada cierto tiempo hasta tomar mi pene, para comenzar a masturbarme nuevamente.

Por supuesto a mí me gustaba lo que me hacia y me imagino que ella también sentía excitación al estar tocando unos genitales, aunque se tratara de genitales pequeños de un niño de 18 años. Estuvo así por un tiempo, hasta que por supuesto, mi pene logró estar completamente erecto. En aquel entonces, mi pene no debe haber medido más de 9 centímetros de largo, ya que era lo bastante pequeño para que mi tía, con su mano, lo cubriera por completo. Después de lograr que mi pene estuviera en su mayor tamaño, mi tía me hizo voltear, y siguió realizando los mismos movimientos, pero ahora mirándome a la cara.

- ¿Se siente rico? - me preguntó, mientras con dos dedos me tomaba muy suavemente los testículos.

- Sí. - contesté, con la cabeza agachada y mirando donde estaba tocándome.

- ¿Le gusta como lo estoy tocando? - me preguntó, a lo que yo contesté que sí, moviendo sólo la cabeza.

  • Lo estoy tocando así, porque lo quiero, mi niño.

- ¿Le duele?

- No, no me duele.

  • ¿Es rico?

  • Sí... mucho.

- Párese ahi... más allá - me dijo.

Entonces ella comenzó a mirarme. Me miraba de pie a cabeza y sobre todo me miraba el pene, el cual estaba erecto, hacia adelante. Ella comenzó a desabotonar su blusa, hasta dejarla completamente abierta. Al hacer eso, sus senos quedaron frente a mí, sujetados por el sostén que ella llevaba puesto. Yo estaba maravillado al ver el tamaño de sus senos, que, ahora, se veían aún más grandes que cuando los ví en el espejo del clóset. Se sacó la blusa, bajó los tirantes de su sostén por sus hombros y lo abrió por la parte de atrás, logrando con esto, que sus senos cayeran pesadamente sobre su vientre. Se echó el pelo para atras, ya que le cubría casi por completo los senos, y luego me tomó de la mano e hizo que me acercara a la cama. Pasó sus manos alrededor de mi y me abrazó muy apegado a ella. Sus senos quedaron en mi abdomen, mientras mi tía me tocaba el trasero con ambas manos y lo apretaba de vez en cuando. Después de unos momentos, soltó el abrazo y me puso nuevamente frente a ella.

- ¿Había visto una mujer desnuda antes?

  • No.

  • ¿Le gustan? - me preguntaba, señalándome sus senos.

- .

Ella se paró y salió de la habitación. Era claro que había ido a apagar la cocina. Cuando volvió, pude ver nuevamente, como se movían sus senos con cada paso que ella daba. Regresó donde estaba yo, y se sentó nuevamente en la cama.

- ¿Quiere tocarlos? - me preguntó, a lo que yo le conteste afirmativamente, con la cabeza.

- Venga... acérquese ... - y diciendo esto, me tomó de la mano y me hizo sentarme en su regazo.

- Venga... tóquelos todo lo que quiera ... - tomando mi mano y llevándola hasta su seno.

- Así... tóquelo... toque, mi niño... todo lo que quiera...

Yo sólo tocaba, pero sin mayor detalle, sólo pasaba mi mano, torpemente, por su seno. Y así estuve por un tiempo hasta que mi tia me recostó sujetándome con su brazo derecho, igual que como cuando las mujeres amamantan a sus hijos, y con su mano izquierda tomó su seno derecho dirigiéndolo hacia mi boca.

- Abra la boquita... ahora va a probar mi tetita, ¿bueno?

  • ¿Quiere tetita, mi niño? - me preguntó, y yo sólo moví la cabeza en señal de afirmación.

- Tome tetita, mi niño... - me decía mientras yo posaba mis labios en su enorme pezón oscuro.

- Chupe mi niño... chúpeme la tetita... así... así, mi niño...

Después de estar un rato chupando su pezón, sacó su seno de mi boca y me dijo:

- Pásele la lengüita por acá - señalándome la punta de su pezón. Asi que lo hice.

- Eso, mi niño... así... pásele la lengúita - me decía, mientras me acariciaba el rostro y pasaba su mano por mi pelo.

  • Venga, mi niño... - dijo.

Y se subió a la cama, recostándose en ella. La cama estaba apegada al muro, asi que ella se acostó para ese lado y tomándome de las manos, me hizo acostarme a su lado. Obviamente era ella la que llevaba el control de la situación. Yo sólo me limitaba a hacer lo que me indicaba. Ella estaba recostada sobre su lado derecho, con su brazo derecho sujetando su cabeza, y yo estaba acostado de espaldas, junto a ella. Yo me encontraba inmóvil, mientras ella me acariciaba mi vientre y pecho, pasando de vez en cuando por mi rostro. Cuando miraba hacia mi lado izquierdo, podía ver como su seno izquierdo caía sobre el derecho, y como su seno derecho llegaba a la superficie de la cama.

Ella se apoyó en su codo derecho y puso su mano derecha en el lado derecho de mi rostro, junto a mi oreja, haciendo que yo girara mi cabeza y mirara hacia la izquierda. Luego, con su mano izquierda, levantó su seno derecho de la superficie de la cama, sin lograr que su mano lograra tomar todo su seno, y lo llevó a mi rostro, pero sin que aún quedara al alcance de mi boca.

- Saque un poco la lengua - me dijo, lo que yo hice. Saqué la lengua y luego la volví a meter en mi boca.

  • No, no la entre, déjela afuera.

Entonces volví a sacar la lengua dejándola afuera como me había dicho. Al hacer esto, mi tía tomó su seno derecho y comenzó a pasar la punta de éste por mi lengua, haciendo que yo le chupara el pezón, pero en el fondo, sin que yo lo hiciera, ya que no era yo el que movía la cabeza, sino que era ella la que deslizaba su pezón en mi lengua. Pasaba una y otra vez la punta de su enorme seno por mi lengua, y de vez en cuando me decía que entrara mi lengua para volverla a humedecer con saliva. Mientras hacíamos esto, con su mano derecha me acariciaba el pelo, pasaba la mano por mi rostro, y me besaba en la frente, hablándome muy suavemente, casi susurrando, como si no quisiera que alguien más la escuchara. Como su seno era grande, lograba tomarlo como si fuera algo que no estuviera pegado a su cuerpo, frotándolo en mi lengua, acción en la que estuvimos por unos minutos. Luego de estar chupando su seno con ayuda de ella, me dijo que lo hiciera yo solo.

- Eso, así, chupe la tetita de la tía - me decía - mójese la lengua - mientras yo tímidamente le daba chupetones y lamidas a su seno derecho. Yo estaba muy excitado, ya que mientras lo hacía, podía escuchar como mi tía suspiraba muy suavemente, cuando se lo chupaba. Al quedar ella con su mano izquierda libre, me tomó por la cintura y me hizo recostarme sobre mi costado izquierdo, quedando como frente a frente, pero con mi rostro a la altura de sus senos. Luego tomó mi mano derecha y la llevó a su seno, para que así yo se lo tocara mientras lo chupaba. Luego de estar un rato chupando, ella me dijo:

- Chupe los dos, no sólo uno ... asi ... - mientras tomaba mi cabeza y hacía que mi boca se alternara entre ambos senos

  • Asi... asi... - suspiraba.

Una vez que me tuvo en esa posición, chupando ambos senos, me hizo abrir las piernas y comenzó a tocarme el pene, muy sutilmente. Me hacía abrir bastante las piernas para lograr tocarme los testículos y la zona por entre mis muslos. Tocaba mis testículos y mi pene de manera alternada, pasando sus manos por entre mis piernas y por el interior de mis muslos. Suspiraba y se movía al ritmo de mis lamidas. Yo de repente me detenía por unos segundos, pero ella me indicaba que siguiera. Estuvimos así por un buen tiempo.

- Pare un poquito - me dijo - siéntese en la cama .

Ella se enderezó, sentándose en la cama con ambas piernas cruzadas, y me dijo que me pusiera de la misma manera frente a ella, entonces comenzó a quitarme la camisa, quedando así completamente desnudo (sólo tenía puestos los calcetines), mientras que mi tía estaba desnuda de la cintura para arriba pero con su calzón puesto, el cual le marcaba un poco su vientre algo abultado. Ella tomó mis manos y me hizo que le tocara los senos, mientras me acariciaba el rostro y el cuerpo. Luego de un momento de estar haciéndolo, me hizo parar, se bajó de la cama, me dijo que me sentara en el borde y ella quedó frente a mí, momento en que me fijé que se podía ver como los vellos salían por los costados de su ropa interior. Entonces, con ambas manos en sus caderas, y tomando su calzón, comenzó a bajarlo lentamente, hasta sus rodillas. Yo estaba muy excitado, ya que frente a mí, había una mujer completamente desnuda, mostrándome su cuerpo.

Ella siguió sacándose el calzón mientras yo sólo miraba cómo se le movían los senos cuando se agachaba para sacárselo. Una vez que se lo sacó, pude ver el triángulo espeso de pelo que había en su entrepierna, de hecho, hacia abajo, sus pelos alcanzaban parte de la cara interna de sus muslos y hacia arriba, un fino camino de pelos llegaba hasta su ombligo. El detalle de los vellos ya había llamado mi atención al momento de chuparle los senos en la cama, porque me había fijado que bajo sus brazos también tenía vellos. Luego de sacarse la ropa interior, tomó mi mano, e hizo que me pusiera de pié, para luego abrazarme. Yo sentía sus vellos cerca de mi ombligo mientras ella me hacía cariño en la cabeza para seguir con el resto del torso. En un momento, mi tía me tomó ambas manos y las llevó a su trasero, para que yo lo acariciara. Yo podía sentir como mi tía apretaba sus nalgas mientras yo las tocaba. Dejé mis manos en su trasero, pero ella dejó de abrazarme y llevó sus manos hacia atrás para tomar las mías, moviéndolas por todo su enorme trasero.

Después de un rato, nos acercamos a la cama nuevamente e hizo ponerme de rodillas frente a ella, mientras ella se sentaba al borde de la cama, muy en la orilla. Luego, comenzó a acariciarme la cara muy dulcemente, mientras yo permanecía inmóvil, en parte por la naturaleza de lo que hacíamos, pero también por excitación, ya que yo anhelaba arrojarme a chupar sus senos y volver a sentir toda esa avalancha de sensaciones que había experimentado al hacerlo, sensaciones que eran por supuesto, muy nuevas para mí. Algo de esa sensación la había experimentado al ver por ejemplo, mientras jugábamos, a alguna niña mostrar accidentalmente sus calzones, o al ver a una mujer amamantar a un niño, pero como ya había dicho, nunca había tenido oportunidad de ver a una mujer desnuda en un contexto sexual como éste.

Ella abrió sus piernas, y llevó sus manos a su pubis. Con los dedos, separaba los vellos, mostrándome algo de lo que se podía ver de su vagina.

- Acérquese más - dijo, entonces yo, estando de rodillas, me apoyé en las manos y me acerqué a ella.

- Mire - me dijo - y al decir esto, me mostraba la vagina, cosa que me maravilló. Nuevamente comencé a sentir cosquillas en el estómago, de excitación. Ella abría los labios de la vagina y me la mostraba casi como si me estuviera dando clases de ello.

  • Acérquese un poquito más... - Me dijo, asi que me puse más cerca como me indicó. Al estar a pocos centímetros, me llamó la atención las formas de su vagina. Era rosada en algunas partes, y en otras más oscura. Tenía los labios muy elásticos y extendidos, y al centro se notaba el agujero de su entrada (Por supuesto que ahora sé que por su edad, contaba con mucha elasticidad en ella, ya que, después de todo, no se trataba de una vagina joven). Lo otro que me llamó la atención en el momento, era que estaba muy húmeda, ya que, al manipularse los labios, se le formaban hilitos del líquido de lubricación, entre los dedos, claro, por lo excitada que debe de haber estado mi tía. Ella se limitaba a observarme como yo admiraba su vagina, hasta que me preguntó:

- ¿Tiene algún olor?

- Un poco a jabón - contesté. Y ahí recordé el momento en que me había dejado solo en la habitación. De seguro que había ido a asearse la vagina, y de seguro, que al hacer esto, ya estaba completamente decidida a llegar hasta donde estábamos ahora. Mirándome , me preguntó:

- ¿Quiere darme besitos aquí?- señalando su vagina. Pero antes de que yo le contestara tomó mi cabeza con la mano derecha, mientras que con la izquierda se abria la vagina me decia:

- Deme besitos aquí ... mire... aquí... - señalándome lo que ahora sé, era la zona de su clítoris .

Entonces yo comencé a darle besitos en la vagina, pero más que en ella, en la mata de vellos que la cubrían, ya que su vagina estaba algo oculta. Pero de eso se encargó mi tía, ya que hacía todo lo posible para que yo llegara a ella. Abría mucho las piernas y con la punta de sus dedos, se estiraba los labios de la vagina para que la mayor parte de su interior, y la zona del clítoris, quedara expuesta.

- Bésemela igual que como lo hacía en mi boca, ¿se acuerda? - me dijo.

  • C on la lengüita afuera.

Asi que torpemente, comencé a darle pequeñas lamidas en la vagina, pero, al parecer, a ratos lograba dar con su clítoris, porque ella suspiraba y se retorcía cuando esto sucedía. Después de un tiempo que estuve haciendo eso, ella se enderezó y tomó mi rostro con las manos, haciéndome cariño en la cara.

- ¿Le incomoda lo que estamos haciendo? - me preguntó.

- No - contesté.

- ¿Le molesta lo que está haciendo con la tía, mi niño?

  • No.

  • Porque si le gusta, podemos seguir haciéndolo después - lo que a mi me llenó de excitación.

- ¿Le gustaría que lo hiciéramos más veces? - yo moví la cabeza, diciendo que sí.

  • Bueno, mi niño...

- Déjeme hacerle sentir rico a Ud. ahora - me dijo - siéntese en la cama - cosa que yo hice.

Ella se puso de rodillas frente a mí y me dijo que me recostara, asi que me estiré con las piernas colgando por el costado derecho de la cama, ya que el costado izquierdo era el que estaba hacia el muro. Yo no estaba del todo acostado, sino que estaba semi-recostado, con los codos apoyados en la cama y las piernas abiertas.

  • A ver mi niño... déjeme poner un cojín para que esté más comodo .

Entonces mi tía se levantó, tomó varios cojines y los puso en mi nuca, así yo quedé algo más erguido de lo que estaba y podía ver mejor a mi tía entre mis piernas. Luego volvió a arrodillarse entre mis piernas. Mi tía se acercó y comenzó a tocarme el pene muy lentamente con dos dedos. Me tocaba el pene y me corría la piel que cubre el glande, para dejar la punta al aire. Lo hacía una y otra vez, masturbándome muy lentamente

  • ¿Le gusta?

  • Sí.

  • ¿Quiere que le dé besitos yo ahora? - me preguntó, a lo que yo respondí afirmativamente, moviendo la cabeza.

Entonces ella se inclinó hacia adelante y con los ojos cerrados, llevó su boca hasta donde estaba mi pene. Comenzó por darme pequeños besos por todas partes. Por mi pene, mis testículos, mis caderas, etc. Tomaba mi pene y me lo apegaba al abdomen apuntando hacia arriba, para luego besármelo desde la base hasta la punta. Estuvo así por un tiempo hasta que dirigió su boca a la punta de mi pene, dándome besitos en el glande.

- Mmm, mi niño... la tía le va a dar muchos besitos en su cosita ... - decía, mientras lo hacía.

- Muchos besitos... por toda su cosita ... - y me lo besaba por todas partes, dando de vez en cuando unas pequeñas lamidas en mi pene y testículos.

- Que rica tiene su cosita, mi niño... muy rica ... - decía, me mastrubaba un poco y lo besaba.

- Tan rica tiene su cosita, mi niño... muy rica ... - y me lo besaba.

- ¿Quiere que le dé besitos más ricos en su cosita, mi niño? - me preguntó. pero yo no dije nada.

Entonces se levantó, acomodó los cojines que estaban en mi nuca y volvió a ponerse entre mis piernas:

- Así, mi niño... así puede ver a la tía como le chupa su cosita...

Abrió la boca, muy grande, y asi, con la boca abierta, fue bajando hasta que mis pequeños genitales desaparecieron por completo dentro de ella. Se tragó de una vez mi pene y testículos, y al tenerlos dentro de la boca, los rozaba con la lengua, pasándola por entre mis testículos. los sacaba un poco y decía:

- Que rico... mi niño... ¿le gusta mi niño?

  • Tan chiquita que tiene su cosita...

  • Tan chiquita...

  • La tía se la traga enterita...

  • ¿Le gusta lo que le hace la tía?

Yo estaba en éxtasis. Podía sentir cómo su lengua recorría todos mis genitales, mientras mi tía respiraba sólo por la nariz, sin abrir la boca para nada, excepto para hablarme. Se escuchaba cómo mi tía suspiraba mientras me chupaba. Chupaba unos segundos , luego sacaba mi pene y testículos de su boca y decía:

- Que rica... - los besaba.

  • ...tiene la cosita... - los volvía a besar .

  • ...mi niño - y volvía a besarlos.

Me daba besitos en la punta del pene y volvía a engullir mis genitales, los volvía a sacar y me besaba los testículos, y los volvía a meter.

  • Mmm, mi niño... que rica tiene su cosita...

  • Tan chiquita... la tía se traga toda su cosita.

Por momentos sacaba mis genitales de su boca, me miraba a la cara, y me preguntaba:

  • ¿Le gusta que la tía se trague su cosita? - yo movía la cabeza afirmativamente, y ella volvía a tragárselos.

  • Que rica tiene su cosita, mi niño...

  • Mmm... tan chiquita que la tiene... la tía se la traga todita...

Después de un rato de estar chupando y lamiendo mis genitales dentro de su boca, los sacó de su interior y los comenzó a besar y lamer. Subía la lengua desde mis testículos hasta la punta de mi pene, una y otra vez, testículos y pene, una y otra vez. A ratos, dejaba mi pene apegado a mi vientre apuntando hacia arriba y se echaba mis dos testículos a la boca simultáneamente, para rozarlos con la lengua en el interior de su boca, mientras que, con sus dedos pulgar e índice de la mano derecha, sujetaba mi pene, dándome, alternadamente largas chupadas y lamidas en la punta. Me tomaba de las caderas mientras yo estaba recostado y me sujetaba el pene sólo con la boca a la vez que lo chupaba. Subia sus manos por el costado de mi cuerpo desde las caderas hasta mi torso, mientras su cabeza subía y bajaba de mi pene, que, por ser pequeño, a momentos se le salía de la boca, debido a que sus movimientos arriba y abajo los hacía muy largos. Pero eso no era obstáculo para que, ràpidamente, ella se lo volviera a tragar.

Difícilmente podía yo asimilar todo el placer que me estaba dando mi tía. Ella seguía chupándome el pene sin parar. Estuvo por un lapso de al menos 15 minutos haciéndolo. Se le podía ver en la cara que estaba muy excitada al hacerlo.

- mmm... que rico . - decía una y otra vez.

- mmm, tan riiico, mi niño ... ¿le gusta cómo se lo chupa la tia?

- ¿Le gusta que le pase la lengüita por aquí? - me decía, al tiempo que me lamia los testículos.

Estaba claro que mi tía realmente necesitaba canalizar toda esa energía sexual acumulada, y al no tener otra opción que mi cuerpo, era lógico que llegaría conmigo hasta el final. Repentinamente se detuvo, se puso de pié y luego, tomándome de la mano, me puso de pié. Se acostó en la cama con las piernas abiertas y me llamó a donde estaba ella.

- Venga... póngase sobre mi . - me dijo, tomándome de las manos, y haciendo que me acostara sobre ella. Entonces, mi tía metió su mano derecha por entre nuestros cuerpos y tomó mi pene metiéndolo sin ningún problema en su, comparativamente, enorme vagina. Yo estaba acostado completamente sobre el torso de mi tia.

- Levántese un poco... asi... apóyese en las manos... no se acueste sobre mi... - me decía, indicándome que adoptara la posición de misionero. Al mirar hacia abajo, podía ver el rostro excitado de mi tía, pero más me fijaba en sus tetas, que por su tamaño, caían por sobre sus brazos, que estaban a los costados de su cuerpo.Entonces con mi pene dentro, me tomó del trasero con ambas manos, y comenzó a sobar y frotar su vagina con mi pene, y mi cuerpo. Abría mucho las piernas y frotaba mi pubis con el de ella.

Yo podia escuchar el sonido que se producía cuando frotaba su vagina contra mi pene y mi entrepierna. Era el mismo sonido que se escucha cuando te frotas una zona con vellos o cuando te rascas la cabeza. Movía mi cuerpo con sus manos a un ritmo lento, pero a medida que aumentaba su excitación, lo hacía más rápido. Posaba sus manos al costado de mis caderas y las apegaba a su cuerpo, una y otra vez, tratando de conseguir un grado de penetración que era imposible debido al tamaño de mi pene. Pero eso no era problema para que mi tía, ya que se le notaba excitada.

Tal vez era por tener un pene entre sus piernas y dentro de su vagina, tal vez por tratarse del pene de un niño, tal vez por ambas, pero una cosa era clara: su grado de excitación iba en aumento. Respiraba por la boca con los dientes juntos y la abria al exhalar. Respiraba por entre los dientes y decía:

  • sss... que rico... así, mi niño... asi... que rico... mmmm... ahhh...

  • Asi... muévase... mmm... asi... muévase... muévase... así... asi... muévase, mi niño...

Y seguía frotando mi cuerpo contra el de ella. Cada vez más ràpido, mientras yo sólo me dedicaba a observar sus tetas moviéndose al ritmo de las embestidas. Se le movían mucho las tetas al moverse ella, tratando de que yo le diera mayor placer.

  • A sí... asi... muévase... - suspiraba, mientras movía mi cuerpo.

  • Así... asi... muévase... asi, mi niño... asi... muévase, muévase - decia, a medida que sus movimientos eran cada ves más rapidos.

  • Así... asi... muévase... - y se restregaba más rápido contra mi abdomen, entrepierna y pene.

  • Así... asi... muévase... asi... mmm... - y aumentaba el ritmo, apretando más mi trasero con sus manos, lo que me empezaba a causar algo de molestia.

  • Me duele, tía, no me apriete tan fuerte.

  • Asi... si ya va a terminar, mi niño... ahh..., ya va a terminar... mmm... asi...

  • Asi... asi, asi... asi... hágamelo rico... hágamelo rico... asi... asi... muévase... muévase, mi niño...

Llegado un momento, mi tia puso su mano derecha en mi trasero, y con la izquierda me tomó por la nuca, dirigiendo mi rostro hacia el de ella, para ser exactos, mi boca a la de ella.

  • No pare...no pare... asi... muévase... - me decía, mientras me besaba .

  • asi... asi... asi... mmm... que rico... ahhh..., asi, mi niño... asi, mi niño... asi, mi niño...

  • Saque la lengüita, sáquela... así... deme su lengüita... asi... - me decía, mientras me seguía besando.Yo sólo me limitaba a sacar la lengua, para que mi tia pudiera lamer la mia con la suya. Con su mano derecha apretaba aún más su abrazo en mi cadera, y con la izquierda pasaba mi cara por la suya, restregándola a ratos y por otros, besándome frenéticamente.

A pesar que era mi tía la que realizaba el trabajo, y que era ella, la que buscaba el placer, yo también habia comenzado a sentir rico al igual que ella. A medida que sus embestidas eran más rápidas, las contracciones de los músculos de su vagina, lograban traspasarme algo de ese placer a mi pene. Algo podía sentir del placer que experimentaba mi tía, ya que con las contracciones rítmicas de su vagina, me apretaba el pene. Después de todo, debía ser ya mucho tiempo desde la última vez que la habían penetrado.

Llegado un momento, luego de estar frotándose conmigo, mi tía comenzó a indicarme que debia comenzar a moverme yo.

- Muévase mi niño...

  • Mueva la cadera... hacia adelante... así... así... - me decía, mientras agarraba mi trasero y lo frotaba contra ella.

- Así... así... mi niño... muévase así...

  • Asi...asi... - mientras yo no lograba mantener un ritmo en mis movimientos.

Entonces, después de unos minutos de estar frotándose conmigo, puso sus manos a mis costados y me tomó de la cintura...

- Venga, mi niño... - y rápidamente, me bajó de encima de ella...

- Póngase así... de lado, mi niño...

Me indicó que me recostara de lado, frente a ella, y muy deprisa ella se puso en la misma posición. Así, ambos quedamos recostados, yo sobre mi lado izquierdo, y ella sobre su lado derecho.

- A ver, mi niño... deme su manito ... - me dijo, y, tomando mi mano izquierda, la llevó a su entrepierna.

Entonces, ella levantó su pierna izquierda, metió mi mano entre sus muslos, y luego bajó su pierna, dejándola junto a la otra, logrando con esto, que mi mano quedara aprisionada entre ellas, en contacto con su vagina. La puso ahí, y con ambas manos, tomó mi mano izquierda por la muñeca, mientras comenzó a mover su pelvis muy rápido, hacia adelante y hacia atras.

  • Así..., mi niño... hágamelo rico... hágamelo rico... - mientras movía sus caderas, adelante y atras.

  • Que rico... así, mi niño... así... así... - decía, sin soltar mi mano entre sus piernas.

Movía sus caderas para adelante y para atras, mientras frotaba mi mano entre sus piernas. Respiraba por entre los dientes, mientras decia:

  • Así... hágamelo rico, mi niño... que rico... así... así...

Yo podía ver cómo sus tetas se movían muchísimo al comenzar ella a moverse de esa manera. Veía cómo sus enormes tetas chocaban con su mentón y con su abdomen al moverse adelante y atras. En un momento, ella llevó su mano izquierda hasta mi mano izquierda, y la dejó en sus tetas.

- Tóquemelas... tóquelas, mi niño... tóquele las tetitas a la tía ... - lo que yo hacía, torpemente.

- Así... tóquele las tetitas a la tía... chupe las tetitas de la tía - y diciendo esto, me tomó de la nuca y acercó mi cara a su pecho, para tomar su seno izquierdo y llevarlo a mi boca.

- Chupe... así... chupe la tetita de la tía .

Mientras ella continuaba frotándose con mi mano entre sus piernas, yo chupaba sus tetas. Despues de estar masturbándose con mi mano, mi tía comenzó a moverse aún más rápido, jadeando y suspirando, con la boca entreabierta.

- Así... así... mi niño... hágale rico a la tía... así... mmm...

  • Mmm... que rico... así... así... así... así... ahhhh...

  • Así... mi niño... ahhh... ahhhh... ahhhh... así...

- Así... así ... - sujetando con ambas manos, mi mano entre sus piernas.

- Ahhh... ahhh...

Hasta que se detuvo. Lanzó un largo suspìro y se quedó muy quieta por un largo tiempo, mientras yo había dejado de lamer sus senos. Luego, ella sacó mi mano de entre sus piernas y tomó mi rostro con las suyas.

- Mi niño, hizo sentir muy rico a la tía.

  • ¿Me quiere, mi niño?

  • Sí, tía.

  • A ver, déjeme que Ud. sienta rico también.

Entonces se bajó de la cama, y tomándome de las caderas, volvió a ponerme a la orilla de la cama. Se arrodilló entre mis piernas y se puso a chuparme el pene. Lo chupaba y con sus manos, me acariciaba el cuerpo, entonces, dejó la punta de mi pene en su boca y con dos dedos de su mano derecha, comenzó a masturbarme... sin parar.

Chupaba la cabeza de mi pene y a la vez lo masturbaba. Chupaba y chupaba mientras me frotaba el resto del pene que no estaba en su boca.

  • Mi niño, avíseme cuando sienta cositas ricas en el abdomen, ¿bueno? - me dijo, y siguió.

Chupó y chupó por un largo rato, mientras yo sentía un placer tremendo, hasta que comencé a sentir una sensación en el abdomen, similar a la que sentía cuando me había excitado antes con mi tía. Mi tía chupaba y chupaba, hasta que le dije.

  • Tía... siento rico aquí. - señalándole mi abdomen.

  • Ya, mi niño... sienta rico... - dijo, y siguió chupando un poco más, hasta que ya no sentí rico.

  • ¿Le gustó mi niño?

  • ¿Le gustó lo que hizo con la tía?

  • Sí.

  • ¿Le dolió algo, mi niño?

  • No, tía, nada.

  • ¿Quiere hacerlo de nuevo?

  • Sí.

  • Ya, pero antes vamos a llamar a tu papá para saber a qué hora viene.

Entonces mi tía se enderezó, tomó el teléfono y llamó a mi padre...