La teta magica de mama 3
Mamando, follando y gozando
A la hora de la siesta, a pesar de haberme ido a mi cuarto, a ver si mis hijos habían olvidando su nueva actividad favorita, me encontré sin quererlo, con mi bebé en la cuna y mis hijos uno a cada lado de mi cuerpo tumbados y ellos enganchados a su juguete. Cuando se cansaron, llamaron a Juan, que no se había animado a venir con ellos, pero cuando se acercó a la cama y me vio de esa guisa, les dijo que, claro que quería su ración!, pero que se la tomaría él sólo y que ellos tenían que ir a su cuarto y no molestar a mamá. Ellos salieron felices y él se acercó, hasta el borde de la cama, yo iba con un vestido corto de algodón también escotado, tenía las tetas fuera y mis pezones ya hormigueaban de anticipación, soltando leche para mi niño grande. Esta vez se desnudó entero y me enseñó orgulloso, su rabo erecto. Precioso y brillante de líquido preseminal. Me quitó las braguitas con cuidado y me abrió las piernas, mientras me miraba me entraron las dudas, y la mala conciencia. Me duraron exactamente el tiempo que tardó mi hijastro en chuparme un pezón y empezar a beber. Dejé las dudas y me ganó la lujuria que me arrasó como un tsunami y me llevó a apretar su culo y clavarme su polla , mientras gozaba como una loca. Encadenaba orgasmos uno tras otros mientras él me taladraba con la fuerza del jabato de 19 años que era. Se corrió más de una vez, pero no se salió de mí, siguió empujando sin descanso durante mas de una hora. No dejó de mamar ni un segundo. Yo, perdí la cuenta de los orgasmos que tuve, estaba en trance, cuando finalmente abandonó, mi inflamado agujero, su semen bañó mi cama, como si fuera una fuente. Fue algo increíble. Soltó mis pezones y me miró extasiado, me dijo que me amaba y que jamás había sentido nada igual por nadie. Que mi leche era su viagra y que me quería a su lado para siempre. No sabía que contestar, ya sé, que si me hubiera dicho esas cosas con mi teta en la boca, le habría dicho que yo también lo amaba, pero en pleno control de mis facultades, y pensando en su padre, me sentía fatal. Me decía que no le importaba compartirme con su padre, que hasta le ponía cachondo imaginar a los dos mamando y follándome, que seguro que su padre aceptaba si le ponía la leche en la boca mientras le preguntaba. Que esa leche era mágica que tenía la obligación de compartirla con más hombres, que su padre lo entendería.No salía de mi asombro con las cosas que me decía, y me planteaba, si de verdad no tendría algún componente extraño que tenía a mis dos amantes, cachondos perdidos, nada más verme las tetas. Sobre las 8 llegó Luis, muy nervioso, no me dijo apenas hola y subió corriendo al baño a ducharse. Preocupada por lo que había ocurrido con su hijo esa tarde y por su actitud, me acerque al baño y entré a hablar con él . Me miró a la cara y notaba como intentaba no mirarme las tetas, aunque apenas lo conseguía. Ya lucía una erección de campeonato y ocultaba su lascivia escondiéndose en la ducha. Aparté la cortina y le exigí que me explicara que ocurría,y por qué estaba tan alterado. Cabizbajo empezó a contarme. Después del polvo en el lavabo de esa mañana, había llegado a la oficina todavía muy caliente, recordando lo acontecido. Pensando en mis tetas y mi leche se había puesto ciego de pasión y en un arranque incontrolable, había llamado a su secretaria, Isabel, (una viuda de 50 años encantadora) y se la había follado como un loco en la mesa del despacho, sin siquiera llegar a bajarse los pantalones. Parecía a punto de que le diera algo, mientras me lo contaba llorando, intentaba explicarme que no había podido controlarse, que había sido pensar en mi leche y volverse loco de necesidad. La pobre Isabel, no había tenido capacidad de respuesta (y estaba falta de rabo, claro está), le había llevado el café, y a los dos minutos estaba doblada sobre la mesa con la polla de Luis, bombeando sin parar dentro del coño de la señora. Mientras me lo cuenta sin mirarme, veo que su polla se alza orgullosa y me hace gracia que a pesar de la tensión del momento no puede evitar, estar cerca de mis tetas y excitarse. Así que intento llevar la situación más lejos y dejo que mi pechos empiecen a soltar su néctar milagroso. Siento como mi vestido se va humedeciendo y como él me da la espalda mientras se lava la huella del polvo que le ha echado a su secretaria. Le pido detalles, sobre la experiencia, (sí , soy así de morbosa) cuantas veces la ha follado, si ella ha gozado como una perra, si se ha corrido una y otra vez hasta vaciarse las pelotas y si mientras hacía todo esto, estaba soñando con mamar mis pechos sin cesar. Bastante incomodo, me confiesa que ha estado cerca de tres horas dale que te pego y que había conseguido correrse cuatro veces seguidas, más que en toda su vida. Cuando ya no tenía ninguna excusa para seguir de espaldas a mí, se ha dado la vuelta y ha clavado sus ojos en mis tetas chorretosas, casi se mata, abalanzándose sobre mí , sin control ninguno. Se ha metido un pezón a la vez que me ha arrancado la camisola y me ha clavado su pollón. No he podido controlar el ramalazo de placer a pesar de querer castigarle, por haberse follado a otra mujer. Pero esto que nos está pasando es tan difícil de explicar como de manejar. Mientras Luis me clava sin piedad contra la pared, le cuento que me ha follado a su hijo, que tampoco se ha podido resistir al poder de mi leche y que esta fuerza que nos domina puede acabar con todos nosotros. Aunque veo en sus ojos que le ha dolido la confesión. También veo un brillo vicioso que ilumina su mirada. Qué estará planeando? con la boca llena de leche, sé que no es capaz de pensar con racionalidad y que la perversión lo corrompe, como me pasa a mí cuando me chupan. Entonces sin avisarme llama a Juan a gritos, le dice que le diga a los chicos que cuiden del bebé y le hace pasar al baño. Allí estoy yo, con Luis mamando sin para un pecho y el otro por reflejo, chorreando sin parar. Juan y su padres, se miran y no necesitan decirse nada más. Se entienden con un a mirada a la perfección. Luis, me separa de la pared y me pega al pecho de su hijo, que ya está completamente desnudo y empalmado a más no poder. Me levanta el brazo que tengo libre y lo pasa por su cuello para poder girarme lo suficiente para acceder a mi pezón libre y sin dudarlo ni un momento, me restriega la polla por el culo sin descanso. No se como, Luis le da lubricante a Juan, que se embadurna el rabo y mi fruncido agujero. Nunca me han penetrado dos pollas a la vez y no se si me resultará placentero, pero a mí a estas alturas ya me da todo igual, soy presa de mis instintos más bajos. Y el morbo de la situación me tiene cachondísima. Juan empieza a metermela, mientras Luis le va dejando entrar, ambos resuellan sobre mis pezones, comos si les faltase el aire. Madre mía !!! me corro y todavía no ha hecho más que empezar. Cuando Juan termina de ensartarme el culo, su padre se retira y cuando Juan entra, Luis sale, así empieza un baile que me lleva al éxtasis más increíble de mi vida. Noto como me corro una y otra vez y como baño sus pollas con mis jugos y como ellos me riegan con sus corridas , que a pesar de ser profundas y gustosas , no hacen que dejen de mamar ni un segundo . Mis tetas fabrican leche a destajo para contentar a todos y ellos beben y beben. No sé cuando tiempo, estamos los tres gozando en el baño , pero cuando me sueltan ,churretes intensos y espesos salen de mi ano y de mi vagina sin parar. Casi no puedo tenerme en pie, y tengo los pezones tan negros y gordos que no parecen los mismos. Dejo salir todo el semen, antes de meterme en la ducha, un charco amarronado por atrás y otro mas blanquecino por delante, rodean mis pies. Si calculo a ojo, yo creo que Luis se ha corrido 4 veces y Juan seis. Están padre e hijo sentados uno frente a otro mirando sus corridas y el camino que van dejando por mi cuerpo. Como no sé cuanto tiempo llevamos ahí y si mis hijos están bien, me ducho en 2 minutos y salgo del baño, dejando a Juan y Luis, sin habla en el suelo. Mi princesa empieza a llorar, justo cuando llego y sin dudarlo le acerco un pecho un poco atemorizada por si me han vaciado las tetas su padre y su hermano, pero como siempre, este se pone en marcha para ella. Agotada física y psicológicamente, me duermo en el sofá con mi hija enganchada a la teta. CONTINUARÁ......